31 jul 2015

El verdadero Señor de la Tiranía (parte II)

El brazo de Kpim quedaba libre tras quitarse las ataduras que le retenían en el interior de su mente. Aunque cayó al suelo débil y nauseado, su convicción y determinación le hacían no flaquear en su fin de detener la posesión que Orek estaba llevando a cabo sobre su cuerpo. Tanto el sacerdote como el paladín se encontraban en el interior del subconsciente, en un escenario creado por las representaciones de los pensamientos e ideales de Kpim. Al igual que el subconsciente de Akshael estaba representado por un puente de piedra rodeado de edificios derrumbándose justo en aquel momento de debilidad que estaba pasando, Kpim tenía su propio mundo edificado de una forma especial. El escenario consistía en una superficie de un lago negro, con la superficie cristalizada que era donde se encontraban los dos. En el resto del entorno reinaba el vacio absoluto, la oscuridad sin fin; No obstante, había la iluminación necesaria para que se pudiesen ver el uno al otro en todo momento.

- Así que... El momento ha llegado -. Susurraba Kpim mientras se levantaba tras haber caído al suelo tras desatarse -. Como te he dicho mil veces, no voy a dejar que domines mi cuerpo, viejo asqueroso.

- Pues ya estás fallando en tu cometido -. Sonrió sarcástico Orek -. Ya estoy controlándote. Ahora solo tengo que acabar con los últimos suspiros de tu mente para que no me molestes más -. Kpim lo miraba fija y seriamente por primera vez en mucho tiempo. Siempre que hablaban los dos el paladín lo hacía con seguridad de que no iba a ocurrir nada de lo que pretendía en realidad el sacerdote -. No te enfades, Kpim. Realmente no tenía la intención de poseer el cuerpo que sostuviese la espada en un principio.

29 jul 2015

El verdadero Señor de la Tiranía (parte I)


Lo que empezó siendo su lugar de negocio y terminó como lugar de liberación, se alzaba allí, ahora como una maravilla contrastando lo que era antes: Un amasijo de pobreza y desolación. La silueta translucida del pasado ahora era totalmente discernible pareciendo más una persona que un fantasma; Caminaba a su lado como uno más y observaba todos los cambios desde la última vez que estuvieron allí.

- Al parecer las cosas van bien aquí ¿No crees, Kpim?

- No te pierdas en halagos que te cuestan tanto soltarlos que parece que vas a explotar, Orek. Hemos venido a lo que hemos venido, recuérdalo.

- Y tú deberías de recordar que hay otra forma de conseguir las cosas. Te estás dejando llevar mucho por los recuerdos del pasado... 

- ¿Te jode que haga algo que no quieres? ¿Estás deseando tomar el control de mi cuerpo y hacer lo que te de la gana, verdad?

25 jul 2015

La hija del fuego

- ¿¿Qué?? ¿¡Qué está pasando!? ¡Mamáaaa!

- ¿Lyad? ¿Qué has hechooo? ¿QUÉ HAS HECHOOO?

- ¡Rápido Joseph, avisa a la guardia! ¡Intentaré sacar a Lyad de ahí!

- Pero papá... Tengo miedo...

- ¡DATE PRISA!

Pero dicho recuerdo se omitió, tan solo quedó fuego en su memoria.





19 jul 2015

Everyone remembers... Entrada número 100 del Blog.

(Si se acaba, ponerla de nuevo)

Cerca del Bosque de los Inquietos:

Un soldado corría a toda prisa entre la multitud. Ascendía y ascendía por la montaña de Cima Svale para alcanzar el cuartel. Una vez allí, buscó a su capitán pero no lo encontró, le dijeron que se encontraba en la taberna MEH tomándose un descanso. Sin previo avisó abandonó el edificio para recorrer las calles dirección a la taberna. Cuando por fin entró vio a su capitán sentado tranquilamente en una mesa con unos cuantos soldados más mientras tomaban cerveza y charlaban sobre diversos temas ajenos al trabajo. El Capitán de los Exploradores de Svale avistó al soldado y su urgencia.

- ¿Qué ocurre, soldado? -. Preguntó con algo de preocupación.

- No se... preocupe...señor... No pasa... Nada... -. Decía entre jadeos y sin poder articular más de dos palabras sin perder el aliento, le ofreció un periódico a su capitán.

El Oso que despertó de su hibernación

El viento se filtraba entre las pieles que llevaba encima y eso que el invierno estaba empezando a remitir, que lo peor ya había pasado en cuanto a bajas temperaturas en esa zona. Apretó las pieles a sí mismo y alzó la vista levemente para ver a través de su capucha peluda, vio al remero que le estaba llevando hasta la costa y que no mostraba ningún signo de tener frío.


Cómo puede aguantar la gente este frío, y eso que es mediodía... 

Mediodía, sí, pero no lo parecía. El sol estaba oculto tras el denso manto de nubarrones y eso provocaba que no hubiera contraste entre el mar y el cielo. Todo era grisáceo y todo azotado por el fuerte vendaval, que ayudaba a alzar las olas que chocaban una y otra vez con la barca y causaba que tanto él como su remero se mojaran continuamente, congelándolo más de lo que ya estaba. Al menos, el viaje en barco fue mejor aunque no albergaba demasiadas esperanzas de llegar. Pensó que los Protectores controlarían los mares durante un tiempo para impedir la escapatoria de los piratas en la península de Aldmet. Entre eso y las graves heridas que tenía cuando se encontraba en El Primer Puño, jamás pensó que podría salir de allí ileso.

11 jul 2015

El hijo del barro

- ¡Ven aquí!

El grito de una madre enfadada era de las peores cosas que un niño podía recibir, superado por pocas cosas como por ejemplo verla llorar. Cuando pegó tal vocerío, el resto de niños huyeron soltando sus "armas" en el suelo y cuando se quiso dar cuenta, su propio hermano también había desaparecido entre el colectivo, probablemente debido a que gracias al "casco" que usaba, madre no lo había identificado. Estaba solo en la bronca.

- ¿Cuántas veces te he dicho que no juguéis con palos? ¿¡Cuántas!? -. Gritaba su madre cuando le cogió del brazo y lo metió dentro de la pequeña casa que habitaban en pleno campo propiedad de los Fosteb.

- Pero mamá... Es a lo que queremos jugar...

- ¿¡Y luego cuando vienes con moratones y heridas, qué!? ¿A eso lo llamáis jugar?

No la culpaba por reprocharle tal actitud, sus juegos a veces se le escapaban de las manos y un ataque mal efectuado con los palos que usaban por espadas producían alguna que otra herida menor. Salvo cuando su hermano le impactó a Rodd en la cara, estuvo a dos centímetros de clavarle la estaca en el ojo, que probablemente habría perdido. Desde ese día ya no volvieron a ver a Rodd nunca más, su madre debió aislarlo en casa para mantenerlo a salvo o quizás decidieron que lo mejor era que gastase su tiempo sumergiéndose en el aprendizaje de libros para que saliera de aquella vida atrapada en el campo.

9 jul 2015

El hogar del Protector




- ¡¡Señor!! ¡¡Señoooooooor!!

- ¿Quéeeeeee? ¿Qué.... pasaaaaaaaaaa?

- Ya estamos llegando, señor.

- ¿Yaaaa? Pfff... voy...

Bartolomeo tenía una voz de dormido que no era ni medio normal. La noche anterior se quedó en cubierta bastantes horas jugando con sus hombres a las cartas y demás retos relacionados con alcohol, peleas, carreras, etc. Una suerte para él que su superior, Kizaru, no andará cerca y pudiera organizar algo así para romper que sus hombres y él pudieran relajarse del combate que habían tenido días anteriores. Combates como el que tuvo él contra Bryan Tackle, villano de alto potencial buscado por la ley y la justicia. A pesar de la peculiar técnica de combate que poseía Bartolomeo lo cual le permitía luchar sin que su rival tuviera demasiadas oportunidades de escapar... A pesar de eso, se le escapó.

1 jul 2015

El rayo que azotó la oscuridad (Fin de Arco de Tydoras)

La mañana llegó tal y como se fue la luz el día antes, con frío, lluvia, tormenta y viento. El aspecto que presentaba Tydoras en ese momento, aún opacada por la capa de de agua que impedía ver demasiado a lo lejos, era aún así de una ciudad marcada por los grandes hitos de la historia que acontece a Taneir. El castillo de cinco torreones se alzaba sobre el acantilado de la zona suroeste de la ciudad, separada por un canal artificial del resto de las zonas, se veía como siempre, majestuoso y impresionante ante la mirada de cualquier persona, sobretodo para los extranjeros que nunca habían observado el castillo de la capital. Hacia el sur estaban los muelles cuyos barcos atracados se mecían bajo el agitado oleaje del mar. Eso no impedía ver ya a personas allí preparándose para zarpar en sus labores de pesca o, también, a trabajar en los edificios cercanos en temas relacionados con las embarcaciones. Al norte del castillo se encontraba la larga y ancha playa de la ciudad, sin un alma presente en ella, era tan solo una capa que lucía gris por el temporal que hacía. Y al norte, el monte donde se encontraba el Altar de los Milagros, prácticamente el único lugar de la ciudad donde que no solo mantenía su belleza a pesar del mal día, sino que incluso, el contraste con el resto de lugares de Tydoras hacía que brillase y resaltase aún más.

El día, a pesar de la agitada y torrencial precipitación, se presentaba como tranquilo y calmado. Un día más de rutina después de los oscuros acontecimientos que habían sucedido en el reino. Un día más donde se intentaría recuperar la normalidad y avanzar hacia un futuro mejor. Campesinos, mercaderes, pescadores, taberneros, burgueses, soldados, capitanes, consejeros, nobles... Todos pensaban iniciar el día esperando que fuese normal y corriente, sin más días de lutos, sin más entierros de miembros de la realeza, sin más problemas... Qué equivocados estaban.

En una de las torreones del castillo de Tydoras, despertaba una joven paladina perteneciente a los instructores de la guardia y también miembro del Consejo real del reino. Tras días oscuros en los que perdió la voluntad de vivir y también las ganas de dormir, Luriel Fiert había conseguido dormir bastante bien y por tanto, descansar y despejarse la mente para lo que tenía planeado. Había dormido tanto desde que despertó por aquella pesadilla, que tenía su pelo pelirrojo desordenado cubriendo también su cara. No tuvo tiempo para espabilarse cuando ya llamaron a la puerta.