26 sept 2016

Sin tregua

Alanne cargó con todo lo que tenía contra Abigail, a pesar de que había usado demasiada energía dorada, ya lo había perfeccionado bastante comparado con las primeras veces, como en las Artes de Sangre. La Exequia trató de esquivarlo usando su propulsor pero Raenia arrojó unas dagas en la dirección a la que iba volando, de manera que tendría que elegir entre escapar de Alanne o usar su poder para repeler las dagas, pero no podría hacer las dos cosas a la vez.

- ¡Te tengo! -. Gritó la pícara de Evolution.

- ¿Eso crees? -. Sonrió Abigail, en lugar de repeler las dagas, usó su poder de atracción para desviar ligeramente su trayectoria.

- Mierda, van a por... ¡Alanne, cuidado!


18 sept 2016

Sombras de guerra

- Oye, que te lo digo en serio ¿Eh?

- ¿Seguro?

- Que sí, que sí, te demostraré que lo que pasó en las Artes de Sangre fue... Bueno, eso, fue que no estaba del todo preparado.

Maief aprovechó la penumbra de la caverna que estaba recorriendo para sonreír, no con aires de superioridad ni con gesto de burla, sino porque se sentía feliz y agradecida con aquellas personas que le habían dado una oportunidad para integrarse en aquel mundo exterior. Tan solo había un resquemor en su interior, el hecho de que aún se culpara por la captura de aquella niña que también intentaba darle aquella oportunidad. Estaba tan profundamente arrepentida que hasta aceptó aquello que la convirtió en monstruo por tal de usar ese poder para devolverles la deuda, incluso aunque para eso tuvieran que aniquilar a aquello que le dio la vida.

Aquello que me dio la vida pero me mantuvo atrapada, viviendo aquí abajo sin que supiese todo lo que había allí fuera.

Raeric y ella iban más adelantados por la caverna, hacía rato que pasaron por el lugar donde hace unos meses había luchado contra las mismas personas que hace poco la habían rescatado del sufrimiento. Y el hombre que acompañaba a los dos iba unos pasos más atrás, con unos tubos de metal en la mano con los que se entretenía haciéndolos chocar entre sí.

10 sept 2016

Vuelta a la aventura


Evolution, organización liderada por Akshael (en su segundo mandato consecutivo después de haber sido el más votado) ha crecido en gran medida durante los últimos meses. Con incorporaciones de Aldmet, Taneir e incluso de otras partes del mundo como ex-piratas, rimbrerianos o ex-Protectores del Ojo.

Tras el periodo de paz alcanzado por poner fin a la rebelión de los Óster y Usk vinieron las Artes de Sangre y con ello, un periodo de relativa tranquilidad. Los miembros de Evolution participaron para demostrar lo mucho que habían progresado desde la última edición del torneo o algunos, como Miracle, para enseñar al mundo de lo que era capaz a pesar de su pequeña estatura.

Pero la situación se complicó más de lo normal.

En el torneo apareció Enigma, un oponente de gran poder que fue derrotando uno a uno a participantes muy poderosos del torneo. En su combate de cuartos contra Miracle se desveló su verdadera identidad, Maief, la creación de Der'go. Maief había escapado de allí tras su combate contra Necrarius y había descubierto un nuevo mundo, un paraíso para sus ojos. Y producto de ese nuevo descubrimiento le llevó a un profundo arrepentimiento por la mentira que había vivido, junto a un terrible sufrimiento por la discriminación que sentía allí fuera; "Monstruo" fue el menor de los apelativos que recibió. Así pues participó en el torneo con la esperanza de conseguir el deseo y así poder ser como los demás.

6 sept 2016

La casa del truhán y el filibustero


- ¿Qué te parece? -. Preguntó Kpum acariciando la madera del mástil central -. ¿Está bien, eh?

- ¿De verdad hacía falta comprarlo? -. Respondió Nikita con otra pregunta.

- La cosa es que no podemos ir al sitio al que vamos con un transporte de Taneir, necesitamos ser más discretos o nos coserán a balazos.

No hacía tantos meses desde la última vez que Kpum había salido a alta mar pero desde luego lo echaba enormemente de menos. Para él, casi toda su vida la había pasado en ese entorno, rodeado de agua salada, bestias marinas, amarras y barriles. Y aunque últimamente se estaba asentando en tierra firme junto con sus seres queridos, lo cierto era que no se había terminado de acostumbrar del todo a esa nueva vida.