- De acuerdo. Maief y yo haremos las dos últimas -. Comentó Baleny, recostándose en el saco de dormir, bajo los troncos que había cortado para que le sirviesen a Maief y a él de techo y pared, así no recibirían corriente de viento helada alguna.
- ¿Eh? Yo paso de hacer guardia... -. Soltó su mujer, justo antes de echarse por encima la manta de piel.