3 mar 2017

Guerra Mundial, parte 1: Las ruinas en la Frontera

El ruido por fin había cesado y eso permitía recordar que les rodeaba el sonido del frío aunque agradable viento, de la lluvia caer incesante sobre las casas que aún seguían en pie y las ruinas de las que habían caído. Aquel periodo de tranquilidad les permitía volver a coger fuerzas, atender a los heridos y reorganizarse. Estar ocupado era lo mejor que alguien podía hacer para que los nervios no le superasen y acabase desmoralizándose, pero eso era difícil para aquellos que tan solo aguardaban que sonase la alarma y se reanudase la batalla. La espera hasta el siguiente combate se hacía interminable, era una dura prueba psicológica para algunos.


El Rey de Occidente, Iskandar, había logrado unir a numerosos reinos y ejércitos independientes bajo uno solo para acabar con la falsa justicia de los Protectores. Una fuerza apabullante, un ejército tan grande que no podía ser conducido todo a la vez hasta las Islas Verdes y tuvo que aguardar hasta que Iskandar consiguiese suficientes navíos como para tener un medio de transporte y una ofensiva digna de equipararse a la avanzada marina de los Protectores.