8 ene 2016

Los tres destinos sellados al comienzo de la tormenta (Primera entrada 2016)

- Je.. Tu aspecto es ligeramente distinto al de tu hermana -. Valerian sonrió con sarcasmo -. Espero que me des más entretenimiento del que me dio ella...

¿Ligeramente? -. Balbuceó el visualmente nuevo Joseph. Este sacudió su arma incandescente y surgieron cenizas formando un arco horizontal frente a él seguido de una energía ígnea que se expandió en dicha dirección, como si fuese una capa cubriendo todo el terreno.


A Valerian le dio tiempo para agacharse hacia atrás con gran agilidad justo en el instante en el que la capa de fuego pasaba por encima suya. Al agachar también su cabeza y poder ver el terreno detrás suyo, observó los resultados del ataque en toda la zona.

- Vaya... -. Soltó sorprendido mientras se volvía a poner derecho y se giró hacia atrás para volver a comprobar la devastación: Los montes que adornaban el horizonte habían sido cortados por la mitad y una capa de polvo cubría parte del cielo -. Qué increíble poder...

- Solo quedas tú -. Escuchó Valerian decir a Joseph con su voz cambiada. Este se giró para ver a su hermano y comprobó con sorpresa como tanto el torso como el brazo metálico habían sido cercenados por la mitad. Aún así Bryan seguía con su mirada perdida y se movía arrastrándose con los brazos como si no hubiese pasado nada, a pesar del desangrado que estaba sufriendo.

- Lo has roto jajajaja -. Se burló Valerian mientras volvía a estirarse centrándose esta vez en su espalda.

- ¿Acaso no es tu hermano? -. Joseph no lograba comprender como a Valerian no le importaba a pesar de que sabía que todavía seguía vivo y no tendría problemas para recuperarse.

Sus poderes no tienen límite según lo sucedido, ni siquiera mi hermana pudo detenerles. Pero si mínimo les incapacito como he hecho con ese, me podré asegurar de que no las sigan.

Lo es, lo es... -. Terminó de estirar Valerian y se remangó la túnica -. Pero gracias al poder de mi maestro, se moverá perfectamente cuando todo esto acabe... Y además -. Señaló hacia atrás, hacia las montañas destrozadas -. Eres fuerte así que tengo que agradecerte que me lo quites de encima: Quiero pelear contra ti yo solo.

Joseph volvió a la ofensiva tras esas palabras. Esta vez cargó contra su enemigo con una carga a gran velocidad. Tan rápido fue el ataque con su arma, que por un instante parecía que su cuerpo se había transformado en un gran bola de fuego que se lanzaba a por su enemigo. Valerian ardió espontáneamente con tan solo esa aproximación y justo después fue empalado con la lanza incandescente, su cuerpo se transformó en cenizas que se esparcieron por el aire. No obstante, Joseph no se confió, sabía que el combate no había hecho nada más que comenzar así que se dio media vuelta esperando algún tipo de contraofensiva que, por supuesto, recibió. Hasta el propio Valerian se sorprendió ante aquel giro del guerrero justo cuando el mago iba a efectuar un puñetazo con su puño sumido en un brillo azul. El golpe fue bloqueado con éxito por parte de Joseph y empujó su lanza hacia arriba para desequilibrar a su enemigo seguido de un golpe con la parte del mango del arma. El guerrero vio en su rival unos ojos de sorpresa con una leve sensación de miedo que incluso le llevo a que se defendiera como pudiera con los brazos a pesar de que sabía que el esfuerzo era inútil. Pero justo cuando Joseph sintió que el mango empezaba a entrar en contacto con él, este desapareció y volvió a aparecer en su espalda, e inmediatamente dio unos saltos hacia atrás para volver a tomar la distancia.


¿Cuándo ha conjurado? Juraría haberle pillado realmente desprevenido pero entonces... 

- Eres mucho mejor que tu hermana en combate cerrado... -. Halagó Valerian mientras bajaba los brazos que había usado como medida de protección ante el ataque previo -. Tu potencial es muy superior al de ella...

- ¿Por qué te has acercado a mi cuerpo a cuerpo? Sin armadura, sin arma... Eres un hechicero ¿Te burlas de mi? -. Joseph intentaba ganar algo de tiempo para pensar en su siguiente movimiento a pesar de que sabía que precisamente tiempo no le sobraba demasiado.

- Je, un mago que necesitan que le protejan para que pueda efectuar sus sortilegios es un mago parguela. Yo diría que soy una combinación perfecta entre lanzador y luchador -. Valerian se limpiaba las cenizas de la ropa y Joseph notó algo en su indumentaria, parte estaba quemada -. Por cierto, tu ataque realmente ha dolido. Me vas a obligar a pasar a... -. Formó un único sello y anunció -. ¡Triple!

La ropa quemada... Le ha dolido... No es una ilusión. Desconozco su poder pero este tiene un punto débil. Bien... Si va a estar desapareciendo y apareciendo continuamente con ese extraño poder...

Joseph saltó hasta una gran altitud, Valerian le siguió con la mirada e incluso poniéndose la mano encima de los ojos para que el sol no le obstaculizara el contacto visual con su rival. En el punto más alto, el guerrero alzó su lanza y todo el fuego y humo que le rodeaba se empezó a concentrar en el extremo del arma, el cual se ensanchaba debido a la acumulación de energía.

- Oye... ¿Estarás bromeando, no? -. Preguntó retóricamente Valerian desde abajo.

Tras considerar que ya era suficiente, Joseph descendió en picado con la lanza apuntando a Valerian. Cayó como un rayo en el suelo y este, junto con toda la zona de alrededor, estallaron en una gigantesca explosión. Cuando todo volvió a la relativa normalidad, el caos resultante había desencadenado en que el terreno pareciese el cráter de un gargantuesco volcán en erupción, allá por donde se veía todo era tierra quemada y grietas de las que salían lava a borbotones.

- Desapareció... -. Se dijo el guerrero -. Pero al menos... -. Dijo girándose para buscar algo.

- Pero nada -. Anunció la voz de Valerian mientras aparecía este entre las nubes de gas que se disipaban. Este estaba en el interior de una cúpula azul que había creado y en cuyo interior el terreno aún seguía normal, con su hermano en el interior, aún vivo a pesar del corte del principio -. Buen intento... Intentabas distraerme obligándome a alzar la mirada para que me olvidara de mi hermano y así, efectuar tu ataque para que al mismo tiempo, analizaras mi respuesta defensiva y con suerte, convertir a Bryan en polvo -. La cúpula se terminó disipando y todo volvía a estar casi como al principio, aunque con diferencias notables en cuanto al entorno que rodeaban a los combatientes.

Joseph miró su mano libre, resoplando.

¿Mi velocidad no es suficiente? Desaparece en un instante sin que aparentemente forme ningún sello ni pronuncie una sola palabra. Encima está bastante atento a todos los puntos clave que le rodean... Cuando pensaba que podía acabar con uno para siempre.

- Me toca -. Avisó Valerian el cual conjuró rápidamente unos misiles arcanos de gran tamaño que fueron a toda velocidad hacia Joseph pero este ni necesitó bloquearlos con su lanza, el aura ígnea que le rodeaba era suficiente para que los misiles desapareciesen uno a uno al perder todo su potencial -. Bien... Toma esto, el siguiente nivel de mis proyectiles arcanos... Ráfaga arcana -. Ahora el mago se puso a pegar puñetazos al aire con gran velocidad y de sus puños salían cada vez un proyectil mágico que acababa igual que los anteriores.

- ¿Eso es todo? -. Joseph empezó a andar lentamente hasta su rival mientras que seguía seguro dentro de su aura y observaba como una vez más los proyectiles desaparecían antes de tocarle, pero había algo distinto, la cantidad. Valerian seguía propinando puñetazos al aire y de él seguían saliendo proyectiles, uno tras otro. En unos instantes había conseguido triplicar la cantidad de andanadas que lanzó desde su primera ofensiva y aún seguían. El guerrero sintió como poco a poco su defensa se iba debilitando ante el reiterado ataque, decidió por tanto saltar para lanzar una carga en picado que tanto le gustaba hacer. Entonces fue cuando recibió un puñetazo desde su derecha que le hizo volar con gran velocidad hasta estrellarse en una porción de tierra quemada de todo el cráter. Se levantó al instante y observó como Valerian estaba en el aire, en el punto donde se encontraba él justo antes de atacar en el suelo. Una vez más se había teletransportado con rapidez para pillarle por sorpresa, afortunadamente el ataque no le había dolido. Hasta que Valerian volvió a desaparecer y el guerrero sintió una enorme sacudida helada en su espalda que le hizo volar en la dirección contraria a la de antes, a una velocidad mayor. Intentó maniobrar en el aire para recomponerse pero la fuerza del ataque había sido tan fuerte que no podía y acabó atravesando los restos de la montaña que derribó al principio del duelo, quedando enterrado entre toneladas de rocas. Afortunadamente, seguía sin sentir demasiado dolor gracias a esa forma, pero era consciente de que estaba perdiendo en todos los terrenos.

Es mejor que yo tanto defensiva como ofensivamente. Afortunadamente su ataque no es del todo fuerte, todavía puedo aguantar perfectamente. 

Hubo un nuevo temblor y las rocas que enterraban a Joseph volaron en todas direcciones. El guerrero del fuego volvía al campo de batalla, donde le esperaba un relajado Valerian que se había agachado cerca de su hermano para ver cómo estaba.

- Esa capa de fuego que te rodea y esa extraña coraza ennegrecida que tienes por piel es un verdadero problema -. Observó mientras se levantaba para encarar de nuevo a su rival -. Pero he de admitirlo, eres de las personas más fuertes con las que me he encontrado.

- ¿En serio? -. Preguntó él realmente -. Ni siquiera te he podido dañar todavía...

- No, no confundas -. Le paró Valerian -. El poder no tiene nada que ver con el resultado de un combate. Tú eres fuerte... Más que yo de hecho -. Miró alrededor -. Yo me tendría que esforzar demasiado para cambiar el terreno así como lo has hecho tú, acabaría agotado. Pero tú... Sigues ahí, después de haber cortado montañas en dos; De haber creado un de lago de lava debajo de la tierra; Y de recibir varios ataques seguidos míos. Se reconocer quien es fuerte cuando lo veo -. Valerian le hablaba con una mirada totalmente diferente a la de antes, se había serenado y había abandonado su faceta relajada y burlesca para decir todo esto -. Pero el poder no lo es todo en una batalla... Por eso te estoy ganando.

- Suficiente, sigamos.

- Adelante.

Las siguientes sucesiones de ataques surgieron a gran velocidad entre los dos combatientes. El guerrero batía su lanza con una sola mano pero con gran manejabilidad una y otra vez contra su enemigo, el cuál se aprovechaba de su extraño poder para aparecer y desaparecer continuamente y devolverle los ataques a Joseph, el cual si acababa recibiendo pero que apenas sufría daño por ello y en caso de hacerlo, se regeneraba casi al instante. Acababa derribado una y otra vez pero siempre volvía a enfrentarse a Valerian y este siempre volvía a desaparecer para volver a empezar el ciclo nuevamente. Joseph intentó cambiar su estrategia en cada ataque para poder intentar avistar alguna diferencia notable en el comportamiento de su rival.

Realizó un ataque en picado que impactaba de lleno en él. Desaparecía y aparecía por uno de sus flancos con sus puños iluminados de un azul intenso para devolverle el ataque. Otro ataque con lanza tras esquivar la acometida de puñetazos, acababa cortado en dos y nuevamente desaparecía. Volvía a ser atravesado tras esquivar su contraataque en forma de puñetazo. Pero una vez más aparecía, esta vez por su espalda y conjuraba un potente sortilegio de fuerza invisible que le estampaba contra el suelo.

Se levantaba mientras notaba como sus huesos se rehacían del impacto contundente a causa del sortilegio, hizo un ataque en línea recta contra él que nuevamente impactaba y nuevamente desaparecía. Casi le pilla desprevenido cuando realizó una sucesión de puñetazos que bloqueaba y esquivaba hasta que pudo destrozar su cara de un puñetazo que le consumió con el fuego, hasta que desapareció. Aparecía por detrás suya, cosa que ya intuyó y le cortó justo en el momento en el que acababa de aparecer para comprobar si con eso podía sorprenderle. Pero nuevamente apareció, esta vez encima de él, flotando... Conjuró una lluvia de hielo que provocó una formación de un enorme bloque helado que atrapó a Joseph. Aunque gracias al fuego que le rodeaba duró poco y pudo salir.

Se lanzó al aire a por Valerian. Este intentó esquivar el ataque pero nuevamente era inútil, Joseph le atravesó con facilidad. Aterrizó en el suelo esperando que apareciese nuevamente y lo hizo, desde el propio suelo. El enemigo surgía de abajo como si acabase de crear un hoyo y le intentó atravesar con un sortilegio de electricidad, pero Joseph se defendió una vez más y fue a efectuar un barrido de llamas encima de Valerian aunque este desapareció sin conjurar nada como era de costumbre. Volvió a aparecer de nuevo arriba para que cayese sobre Joseph un rayo de muchos colores que derribó al guerrero en una sucesión de daño continuado que no notó gracias a su regeneración.

Atacaba.

Defendía.

Volvía a atacar.

Se defendía de nuevo.

Atacaba una última vez.

Recibía un potente conjuro que le incapacitaba por un tiempo.

Estas sucesiones ocurrieron una y otra vez durante casi tres minutos seguidos y sin interrupción. Joseph apuntaba mentalmente cada uno de los movimientos de su rival, cada gesto, cada mirada...

Y entonces un rompecabezas en su cabeza se empezó a formar.

Eso es... 

Volvió a hacer la secuencia una vez más, aunque esta vez atacó desde larga distancia con su poder ígneo para observar mejor la situación desde lejos. No recibió un contraataque por la espalda al contrario que en las ocasiones anteriores.

¡Eso es! ¡Su poder se basa en... 


Y entonces, tosió sangre. Por primera vez durante todo el combate, Joseph había dejado escapar sangre de su cuerpo... El gran poder del guerrero del fuego empezaba a tener sus consecuencias. Quizás le quedaba unos dos minutos más, como mucho... Tenía que intentarlo... Tenía que lograrlo. Volvió a alzar la mirada hacia su enemigo para volver a retomar la ofensiva...

Recibió un extraño corte en su garganta que le derribó, de la raja emanaba sangre sin pausa que se evaporaba por el fuego externo que le rodeaba... Y su poder de regeneración no funcionaba... No podía hablar.

- Conozco esa mirada -. Escuchó decir a Valerian con el tono más serio desde que empezó todo el combate. Joseph se alzó para observarle, este tenía una espada corta en su mano izquierda empapada de sangre... De la sangre de Joseph -. Suele suceder cuando me encuentro alguien astuto con el que tengo un combate de larga duración... Pero no te voy a dar oportunidad a nada.

Joseph se levantó aunque su movimiento se vio algo entorpecido por el dolor. Cargó para efectuar una secuencia más de ataque, esta vez tenía un plan con el que garantizaba poder dañar realmente a Valerian, pero...

- Demasiado lento -. La carga de Joseph pasó de largo al lado de Valerian que tan solo necesitó dar un paso para esquivar la acometida -. Has perdido tu oportunidad... Prisión de seis barrotes -. Seis pilares de luz azul surgieron alrededor de Joseph que se apilaron en su cuerpo para inmovilizarse con gran fuerza -. Realmente... Me lo estaba pasando bien al tener un rival de altura... Incluso olvidé que tenía que seguir a esas dos. Pero en el momento en el que mi rival pone una mirada parecida a la tuya, se acabó.

Valerian mostró su espada corta para que la viera Joseph, quien se debatía por liberarse del conjuro de presa del enemigo, pero era inútil. La espada era realmente bonita, una hoja perfecta y sin mella alguna sostenida por una empuñadura de plata con remaches en espiral que ascendían para formar una elegante guarda.

- No me enorgullezco de esto pero... Esta es de mis mejores bazas ofensivas ¿Sabes lo que es? -. Preguntó tranquilamente Valerian pero sin abandonar su seriedad en absoluto. Joseph seguía esforzándose para escapar pero aquella prisión le mantenía completamente inmóvil de hombros hacia abajo -. Es una espada forjada por los Protectores -. En ese instante, el guerrero dejó de luchar, asombrado por aquella declaración -. Tengo una, al igual que la tenía mi compañero Xcutor... Aunque al contrario que él, yo no fui nunca un miembro de dicha organización... ¿Sabes? En el pasado estas armas eran adornadas por dos gemas preciosas talladas para que pareciesen ojos... El emblema de la organización. Esas gemas eran la fuente de poder de las espadas, una unión entre el portador y el arma, un catalizador. Pero esto provocaba un gran punto débil, si esas gemas eran separadas del arma, esta perdía sus poderes originales. Ante este suceso, el líder cambió el protocolo y desde entonces, las gemas son imbuidas con el poder del alma del portador para luego ser destruidas y esparcir su polvo por el arma, que queda eternamente impregnado por dicho poder -. Valerian jugó con su espada haciendo una pequeña exhibición de esgrima -. Menos vistoso pero mucho más efectivo. No obstante... No me gusta utilizar un poder que no es mío en un combate pero... Esto es todo o nada, Joseph. Alégrate... Al menos, no puedo utilizar todo su potencial al no ser su verdadero dueño...

Joseph lo sabía... Este era su final, de una forma u otra. Si no conseguía salir de esa prisión acabaría siendo consumido por su propio fuego debido a la duración que le quedaba... Hiciera lo que hiciera, jamás podría volver a ver el rostro de Sofía. Jamás podría estar cerca de ella de nuevo... Cerró los ojos, resignado ante su patético final. No pudo derrotar, matar o detener a su rival...


Y entonces, al recordar a Sofía se dio cuenta de una cosa... Quizás todavía pudiese hacer algo. En su forma de guerrero del fuego completo no podía usar la Marca del Maldito, por eso descartó ese recurso durante todo el combate, pero el que no pudiese aplicarlo no quitaba le hecho de que pudiese manipular algo que ya tenía marcado... Esperaba que funcionase de alguna forma. No podría liberarse de aquella prisión mágica pero concentró todo su poder en su solo dedo intentando que Valerian no se diese cuenta. Quizás con eso pudiese moverlo levemente... Y sí, el dedo dio respuesta de movimiento.

Genial... Vamos...

Empezó a moverlo como si dibujase garabatos en el aire continuamente.

- Siento de verdad que no puedas decir unas últimas palabras. Recordaré nuestro combate para siempre, Joseph -. Siguió Valerian hablando con normalidad sin percatarse de lo que estaba haciendo él justo frente a sus ojos -. Al menos quiero que sepas una cosa: Con este único ataque fue con el que derroté a tu hermana...

Dejó caer su espada que se difuminó en el aire y el entorno empezó a vibrar y distorsionarse... Como si la tierra y el cielo estuviesen hecho de agua que recibía constantemente las ondas de una fuerte presión. Joseph cerró los ojos, no necesitaba ver nada más... Solo quería exprimir cada gota de vida que le quedase para terminar lo que quería hacer. Y después de unos instantes que parecieron años en su mente, Joseph dejó de sentir la presión de las ataduras mágicas, dejó de sentir el dolor en su garganta, dejó de sentir el calor de su técnica... Y el calor de su propio cuerpo.

Yo... Se que este no era el final... El final llegó en el momento que acepté tu petición, hermana... Me dijiste que tu señor te había avisado sobre Sofía... Me ofreciste un poder no sin antes advertirme sobre el fatídico precio a pagar... 

Y aún así, no me arrepiento de haberlo aceptado... Gracias a eso, gracias a tu llegada, a tu reencuentro, a tu ayuda... Pude salvar a Sofía... Gracias a esto he podido morir en paz pensando que ella podrá vivir... Antes que vivir en un infierno como estaba haciendo, asumiendo que estaba muerta.

Gracias hermana.

Y gracias Sofía. Me convertí en lo que era gracias a ti... Evolucioné como persona para estar contigo algún día y a pesar de que eso ya no vaya a pasar, solo espero que me recuerdes... Viste en mi "algo" que habías visto en varias pero pocas personas en tu vida y sin embargo... Me elegiste a mi. 

Solo me puedo disculpar por no haber estado a la altura que esperabas, por haberte fallado una vez. Se que jamás me perdonarías porque dirías que no hay nada que perdonar pero... De verdad, lo siento.

Sigue, lucha por vivir y cumple tus sueños.

Y a varios kilómetros de allí, Sofía la cual caminaba lo más rápidamente posible junto con Lyad, se había detenido porque se dolía de unas extrañas heridas en su hombro. Su piel ardía con tanta intensidad que hasta desprendía humo. Cuando sus heridas fueron curadas por Lyad, ambas advirtieron que la cicatrización resultante había dejado tras si un extraño grabado. Joseph había usado la Marca del Maldito por última vez.

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A cientos de millas de allí, los seis consejeros de Taneir estaban colocados en línea perpendicular frente a Kpim y su Noche Carmesí. La brisa acariciaba los ropajes de cada uno de la misma forma que con el pelo, Alleisa era la única que se llevó una mano a un lado de su cabeza para poder observar con una profundidad absoluta a su enemigo, era sin duda la que más determinación portaba en su interior, como siempre había hecho. Introvertida y reservada pero entregada a la hora de la verdad.

- Este fue el aprendiz de Akshael, mmm... -. Carraspeó Dave Salerton mientras se atusaba la barba -. Demasiado joven y demasiado perdido ya en la oscuridad...

- La edad no es un factor clave para esto, tan solo las circunstancias adecuadas -. Opinó Bors.

- Ya, claro... -. Siguió meditando Dave. El anciano acarició uno de los tantos rollos de pergamino que llevaba en su túnica fina de color blanco -. Hacia tanto que no usaba uno de estos, me pregunto si funcionarán contra él.

- ¿Tú infravalorándote, Dave? -. Fred exhaló una bocanada de humo de su puro negro -. Aunque ahora que lo dices, hacía muchísimo tiempo que no fumaba un puro de verdad. Uno que supiese de verdad a muerte.

- ¿El sabor de tu muerte quieres decir? -. Cortó Kpim con una pregunta que intentó formularla con tranquilidad pero que incluso dejó escapar alguna que otra sílaba por los nervios.

- Oh, está nervioso -. Advirtió Vance Tiver -. ¿Este es tu primer combate?

- ¿Eres idiota? He matado a inconta...

- No -. Interrumpió de nuevo Vance -. Me refiero a que si este es tu primer combate donde de verdad sientes  el peligro.

- Da igual los combates que tuviese en el pasado... Este será tu verdadero reto -. Sentenció Bors.

- Sigo sin creerme que estemos los seis unidos -. Repitió Fred -. Lo que has liberado, Kpim, para que algo así sucediese...

- Deja de meterle presión al chaval jajajaja -. Fue el turno de Brav -. Que ya tiene bastante con un seis contra uno.

- Nunca me dejará de fascinar la tranquilidad con lo que te lo tomas todo, Brav -. Puntualizó Bors.

- Sí... Demasiado burlón -. Pronunció Dave con tono seco y tajante. Se notaba que al anciano no le caía bien.

- Anda, anda... Lo que no es normal es que estéis tan tensos todos jajajajaja -. Brav sacó una baraja de cartas y empezó a barajarlas con suma rapidez y maestría -. ¿Una partidita? -. Le propuso a Kpim.

- Silencio -. Dijo el paladín pero se sorprendió al ver que lo dijo a la vez que alguien más. Fue Alleisa, quien era el miembro del consejo que más concentración representaba en su rostro. Dio un paso al frente.

- Si hay que acabar con el enemigo... Dejaos de tonterías -. Y la druida conjuró lentamente pero con decisión. Kpim alzó su mandoble para sostenerlo en guardia -. Raices de la Emperadora Gea...


El suelo tembló durante un instante y justo enfrente de Alleisa surgió una enorme y gigantesca raíz. Era tan grande y ancha como el más grande de los dragones que se había visto en el mundo y tan larga como un camino que se pierde hasta el horizonte. La raiz se torció en su extremo una y otra vez sobre si misma hasta que creó una peligrosa y puntiaguda punta en forma de espiral que apuntó a Kpim y se lanzó a por él a gran velocidad. El paladín, que ya estaba preparado con su mandoble...

- Puño de Hextor -. Dijo en voz baja y una onda oscura surgió de su espalda para destrozar en dos a la raiz, que cayó en dos al suelo. Pero Kpim no pensaba detenerse allí... Había llegado la hora de dar un paso más allá en sus poderes... Bajó su mandoble y pasó a sostenerlo con su mano derecha tan solo para que así, alargando su brazo izquierdo, pudiese manejar la onda a voluntad y dirigirla contra los consejeros.

Brav, Alleisa y Bors saltaron por inercia para esquivar el ataque pero el resto se quedaron donde estaban. La onda, en lugar de estallar, empezó a desaparecer como si fuese absorbida por algo que Kpim no alcanzaba a ver. Tuvo que esperar a que terminase para percatarse de lo que sucedió: Dave Salerton se encontraba sosteniendo un desplegado pergamino con su brazo derecho extendido, toda la onda de energía oscura había sido absorbida por aquel rollo de papel, que pasó de estar blanco a tener unas extrañas runas y símbolos sobre él. Dave sacó un pincel que mojó en un bote de tinta que llevaba acoplado en su cinturón.

- Sello -. Dijo mientras escribía esa misma palabra encima de las runas y símbolos.

- Ya nos advirtieron los de la Luz sobre esto -. Comentó con tranquilidad Fred Marc -. Déjame que te comente una cosa, Kpim. Yo fui el maestro de Akshael y él fue el tuyo, me gustaría poder decir que le conozco a la perfección aunque no es así, nunca se conoce del todo a una persona. Sin embargo, nosotros conocemos lo suficiente de ti como para que estemos plantados aquí enfrente. No nos subestimes.

- Ya está -. Anunció Dave cuando enrolló el pergamino y lo anudó con un cordel de color negro -. He sellado tu "Puño de Hextor". Ya no podrás usarlo nunca más.

Kpim apretó con furia su Noche Carmesí pero sin embargo no podía dejar de notar esa nueva y rara sensación de vacío que había surgido en él.

El viejo lleva razón... Lo he perdido.

- No tienes demasiado tiempo para pensar ¿Sabes? -. Surgió una voz desde su flanco izquierdo. Bors cargaba contra él con su maza en alto la cual brillaba con excesiva intensidad, tanta que casi cegaba al paladín. Kpim bloqueó su ataque con relativa facilidad aunque el consejero siguió con la acometida de una manera temeraria.

Este tío... Está volcando todo su esfuerzo en el ataque. Quizás pueda... 

El ataque de Bors era bueno, pero dejaba su defensa totalmente al descubierto. Kpim contraatacó para efectuar un tajo que acabaría con él pero cuando la hoja le cortó notó que lo que estaba cortando era el aire.

¿Una ilusión? ¿¡Cuándo!?

Kpim se giró buscando alguna explicación, cerca suya estaba Brav Mauncil sonriendo mientras le enseñaba una carta de su baraja.

Él...

- ¡Alleisa, ahora! -. Gritó Bors mientras lanzaba una nueva acometida sin tener en cuenta su defensa. Kpim no podía estar pendiente de lo que hacía la druida mientras se defendía de la acometida de su rival y cuando ya se dio cuenta, fue demasiado tarde para impedirlo. De los restos de la enorme raiz que había cortado surgieron una maraña de nuevas raíces más pequeñas que se enrollaron en torno a los pies del paladín. Este perdió su movilidad y se tenía que defender sin retroceder de un enemigo que volcaba todo su potencial al ataque pero del que no podía contraatacar con éxito debido al apoyo de Brav.

- Esto aún no ha acabado, humano -. Amenazó la druida. Kpim notó que esta conjuró nuevamente por las palabras que formulaba a pesar de que no tenía contacto visual con ella. De las raíces que le atraparon crecieron unas enormes y hermosas flores naranjas que empezaron a segregar unas extrañas esporas en el aire.


¿Veneno? Es inú... 

Pero no, no era veneno. Al primer contacto de esas esporas con su piel, Kpim comenzaba a sangrar como si estas le produciesen cientos de heriditas diminutas. Tenía que salir de allí y por eso concentró sus esfuerzos en en cortar las raíces con su mandoble al mismo tiempo que bloqueaba el ataque de Bors con una columna de hueso que el paladín invocó y que se enrolló en torno a su maza para que no pudiese usarla más.  No obstante no pudo ni mover el mandoble hasta que advirtió una nueva amenaza.

- Conuración arcana: Rociada reflejada -. Conjuró Vance Tiver desde el aire y decenas de proyectiles de distintos colores cada uno se dirigían a Kpim a gran velocidad. Este tuvo que cambiar de estrategia y conjurar un campo antimagia pero el mago era más avanzado que él en las artes arcanas. Con un rápido movimiento, detuvo los proyectiles para que se quedasen suspendidos fuera del area del hechizo de supresión del paladín y con otro movimiento ágil, los movió para que rodearan toda la cúpula por la parte exterior. Y todos y cada uno de aquellas andanadas le apuntaban amenazantes -. Si disipas el campo antimagia, se acabó -. Sentenció Vance.

Entonces tan solo tengo que destruir estas raíces... 

Kpim observó como las flores dejaron de exhumar esporas pero las que ya habían segregado se encontraban en el aire, rodeandole y haciendo que sangrase sin parar. Alzó su mandoble, notando que Bors corría hacia él para intentar detenerle, pero le dio tiempo a efectuar su corte contra las raíces. Estas habían perdido su fuerza debido al campo antimagia pero también lo había hecho su arma, la cual no pudo cortar con facilidad todas y cada una de ellas. Llegó Bors para intentar bloquear su brazo derecho pero fue rechazado con un puñetazo izquierdo por parte del paladín, al menos esta vez no había ilusión que le pudiese salvar. Pero entonces notó un mordisco en su hombro derecho, un enorme oso se encontraba encima de sus patas traseras para colocarse detrás de él y bloquear su intento de ataque.

- ¡Buen trabajo, Alleisa, mantenlo así! -. Felicitó Vance -. ¡Fred!

- Bien... -. Este exhaló una bocanada de humo y esta empezó a tomar forma -. Deja que te disipe ese campo antimagia, Kpim -. Al escuchar esto Kpim perdió los nervios.

¿¡Qué hago!?

El humo empezó a tonarse en sombra y la sombra se empezó a transformar en un espectro de largos brazos y garras que se acercaba hasta el campo antimagia, hasta llegar a la cúpula y abrazarla con amplitud. Kpim notó como, de alguna forma, el hechizo empezaba a perder intensidad.

¿¿¡¡¡Qué hago!!!??

- ¡Alleisa, Bors, preparaos para salir de allí! -. Avisó Vance quien estaba en máxima tensión preparado para dar una orden con su mano y que todos los proyectiles acribillasen a Kpim. Bors salió de allí con suma destreza y la druida se inclinó levemente dispuesta a huir no sin dejar de morder y apretar el hombro de Kpim. Este intentó derribar a la bestia con su puño libre pero era inútil...

¿¿¿¿¿¡¡¡¡¡¡QUÉ HAGO!!!!!!!?????

Y entonces, la cúpula se disipó, Alleisa saltó de allí y Vance hizo el movimiento final. Los proyectiles impactaban con tanta rapidez y violencia que las explosiones parecían no acabar nunca. Un minuto después por fin se escuchaba con relativa facilidad.

- Un ataque excelentemente coordinado -. Valoró Dave -. Buen trabajo.

- ¿Qué pasa, Dave? Tan solo te faltaban las palomitas jajajajaja -. Se burló Brav quien volvía junto con el grupo de consejeros.

- No bajéis la guardia, no está muerto -. Acalló Alleisa sin perder la concentración.

- Lo se, quizás le dio tiempo a usar algo entre la disipación de la cúpula y el impacto de mi rociada reflejada -. Puntualizó Vance.

- ¿Cómo es posible? Han sido tan solo décimas de segundos -. Bors parecía bastante asombrado.

- No lo subestiméis. El combate de verdad no ha empezado aún -. Fred dio otra calada, aún le quedaba puro de sobra.


El humo se empezó a disipar y los consejeros estaban en guardia preparados para el siguiente asalto. Mientras tanto, en el interior del intenso cráter...

¿Qué es esto... ¿Qué ha pasado? 

Kpim se incorporaba porque así tenía que hacerlo, pero casi no era consciente de lo que hacía. Tosía sangre, apenas podía ver por el ojo derecho pero al menos ya lo hacía más que por el izquierdo, el cual no mostraba nada. No sentía ninguno de sus brazos pero si que notaba su torso, muy caliente.

¿Desde cuándo...? Esta es la primera vez que sucede...

Empezó a caminar hacia fuera del cráter aunque cojeaba al apoyar su pie izquierdo... Salió y observó como pudo con su ojo derecho a los consejeros.

Nunca antes... 

- ¿Eso es...? -. Fue a preguntar Bors.

- Sí, es eso... Ya lo ha usado -. Respondió Vance.

- El termino correcto sería que ya lo está empezando a usar -. Corrigió Fred.

- ¿Quieres decir qué ni todos esos proyectiles han disipado su poder? -. Preguntó asustado Vance -. Increible...

Kpim tenía la pierna izquierda rota, los dos brazos habían desaparecido por las explosiones, en el torso se veía como parte de su armadura había reventado e incluso había sido tan herido que se le veía alguna que otra costilla entre tanta marea de sangre, su ojo izquierdo simplemente no estaba, al igual que su oreja izquierda; En general, toda la parte de la izquierda de la cara estaba en carne viva y con el ojo derecho bastante perjudicado a causa de toda la sangre que salpicaba por su cara... Y aún así, la armadura de energía oscura le rodeaba parcialmente por su cuerpo. Le había protegido...

Nunca antes había surgido por si sola... 

La energía oscura se extendía para regenerar la capa de armadura y volver a adquirir la forma que tenía originalmente en el pasado. Kpim jadeaba del dolor y miraba a los consejeros con el odio más profundo mientras esperaba a su poder.

- ¡No permitáis que reagrupe sus fuerzas, atacad! -. Apremió Alleisa, que cargó la primera mientras transformaba sus manos en las zarpas de un terrible depredador felino. Bors la siguió mientras sacaba su espada larga y la bañaba de nuevo en un brillo absoluto. Fred Marc conjuró varias sombras que se lanzaron a por Kpim también. Vance invocó enormes y terribles bestias que también apoyaron la carga.

No... Esperad... Esperad a que se forme esto... Y veréis... Tan solo esperad.

Pero obviamente, ninguno se detuvo y Kpim perdió la esperanza. No obstante, la energía oscura volvió a moverse por si sola, separándose parcialmente del cuerpo del paladín para formar alargadas extremidades amorfas que sorprendieron en primera estancia a Alleisa, la cual fue apresada del cuello y alzada del suelo. Bors gritó su nombre aunque Kpim ni siquiera lo escuchó, no escuchaba nada más que sus latidos del corazón. Varias extremidades más se lanzaron a por él aunque este las cortó fácilmente con su espada de luz. No corrieron la misma suerte las sombras de Fred y las bestias de Vance, que fueron todas atravesadas y desaparecieron al instante. Sin embargo, Bors no podía cortar lo suficiente como para acercarse hasta donde se encontraba Alleisa, quien poco a poco perdía el conocimiento por el estrangulamiento.

- ¡Brav! ¡Brav! -. Le llamaba Bors con urgencia para que este ayudase. Brav Mauncil junto sus manos al mismo tiempo que conjuraba en voz baja. La ilusión pareció tener éxito, Kpim cayó dormido o mejor dicho, en coma debido a que la mente del paladín había viajado a un mundo ilusorio que el consejero había creado en un instante.

Pero no sirvió para nada, los tentáculos se movían por voluntad propia. Vance conjuró un rayo antimagia pero varios de ellos se interpusieron entre el consejero y Alleisa como sacrificio para que recibieran el sortilegio y el resto de extremidades siguieran igual. Fred conjuró unas pequeñas sombras con su humo negro quien fueron rápidamente a por Kpim, esquivando con destreza los ataques enemigos y escabulléndose entre todos ellos para acercarse al paladín y acabar con él.

- Quedaos tranquilos -. Dijo con tranquilidad Dave -. Ya he conjurado un sello a su alrededor, no morirá.

- ¡Bien! -. Bors esta vez se centró en las extremidades entre él y Kpim para avanzar y acabar con él.

Pero ni el consejero ni las sombras pudieron cumplir su trabajo. La armadura se terminó de regenerar y Kpim volvió a despertar. La energía oscura creó unos brazos de las sombras para sustituir los que el paladín había perdido. Gracias a todo ese soporte, podía moverse de nuevo con facilidad, es más, notaba como sus heridas sanaban a gran velocidad.

- Se acabó -. Extendió su mano negra y la Noche Carmesí salió volando del cráter para volver a su portador.

- Así que eso es a lo que se refería Karzkart... Es un poder asombroso, terrible sin duda, pero asombroso -. Elogió Fred Marc.

Kpim no se iba a detener a escuchar una vez más a que los consejeros hablasen, alzó su mano izquierda y atrajo con un conjuro de fuerza a Bors hacia él para terminar clavandole su Noche Carmesí. Pero fue Vance Tiver quien conjuró también otro hechizo de fuerza, una mano de Bigby quien detuvo al consejero y este se debatía entre dos impulsos del que no se podía mover. Kpim sin embargo miró hacia arriba, hacia Alleisa, la cual seguía ahogándose entre el tentáculo que había formado antes la energía oscura. Con tan solo pensarlo, la extremidad alargada se agitó para lanzar a la druida contra Vance para que perdiese la concentración del sortilegio que mantenía a salvo a Bors. Fue Fred Marc quien con más sombras intentó atrapar a la consejera en el aire, pero esta desapareció entre los brazos de las criaturas que el consejero había creado.

- No... La ha mandado a... -. Dijo este con desesperación.

- Al plano etéreo, sí -. Terminó Kpim alegrándose de tener a su disposición los poderes de Orek. En dicho plano, la druida continuaba su movimiento inherentemente contra Vance, pero ya las sombras no se podían interponer entre ambos. Kpim tan solo necesitó pensar de nuevo en el cuerpo de Alleisa en el plano material para que esta volviera y golpeara a Vance, quien perdió la concentración tras caer al suelo y el hechizo de fuerza se disipó.

- ¡Nooooooooooo! -. Gritaron algunos que Kpim ni prestó atención porque este miraba al consejero que tenía enfrente... Miraba a Bors y este le devolvió la mirada echando sangre por la boca y cayendo al suelo inerte cuando el supremo de Hextor sacó el mandoble de su pecho.

- Uno fuera... -. Anunció este con su potente y oscura voz.

Brav apretó los dientes con rabia y Dave Salerton se apoyó en su bastón al mismo tiempo que bajaba la mirada cerrando los ojos. Vance se levantaba, lamentándose de lo que había ocurrido y observando a una inconsciente Alleisa. Fred Marc en cambio dejaba notar su ira antes los demás.

- Quedaos atrás... -. Dijo este echando otra calada al puro -. Y apoyad... -. Pero no se pudo mover ni acabar la frase.

- Sello... -. Pronunció Dave Salerton -. Quédate atrás muchacho, ya tuvimos una "muerte" tuya hace poco, no pretendas ahora morir como un héroe... Prepara tu ataque con tranquilidad pero mientras tanto, voy yo.

- ¡Boooooors! -. Gritó Brav Mauncil sorprendiendo a todos, este conjuró una ilusión con todas su ganas, la más potente de hecho. Pero aunque poderoso, el poder del consejero era ahora inmune en Kpim. Es más, gracia a la energía oscura, este le pudo devolver el conjuro y fue él quien sufrió las consecuencias de la ilusión, quedándose quieto y con la mirada perdida hasta que cayó al suelo, inconsciente, al igual que Alleisa.

- A esto es lo que me refería... -. Se lamentó Dave.

- Uno muerto, dos fuera de combate, quedan tres -. Kpim empezó a caminar hacia el frente y Dave hizo lo mismo.

- ¿Qué... Qué vas a hacer? -. Le preguntaba Fred Marc con incertidumbre. Dave Salerton estaba demasiado viejo para tener un combate directo. Kpim se detuvo y lo propio hizo el consejero, ambos quedaron frente a frente a una distancia de unos diez metros.

- Deja las preguntas y preparaos... Yo me encargaré del principio pero necesitaré apoyo -. El anciano cruzó ahora su mirada con el paladín -. Espero que no me subestimes por mi apariencia, joven... O te arrepentirás.

- Silencio, vas a morir -. Kpim alzó su Noche Carmesí apuntandole con su filo.

- Bien... Te mostraré el nivel de sellado más alto que existe... Restricción y Voto.

Dave soltó su bastón y sostuvo su pincel con su boca al mismo tiempo que sujetaba un rollo de pergamino con cada mano. Los abrió dejando mostrar runas inscritas en su interior con un gran tachón y estos brillaron hasta que dicho tachón desapareció. Tras eso, los dos pergaminos empezaron a arder.

- Restricción y Voto... ¿Qué es eso? -. Preguntó Vance.

- No... No puede ser que sea cierto que Dave pueda usar eso... -. Fred temblaba pero no sabía si del miedo o de la emoción -. Con razón aguantaba vivo tanto tiempo, para él era imposible morir.

- ¿Qué? -. Vance se estaba poniendo nervioso tan solo de la intriga. Fred Marc tragó saliva y se intentó tranquilizar.

- Restricción y Voto... De los sellos de restricción más potentes que existen, es uno de los poderes del Eterno. Del Blanco Puro para ser exactos... Con ese poder, el sellador impone una condición a un sujeto, una restricción, que no puede llevar a cabo si quiere seguir con el conjuro. El efecto desencadenante también lo impone él y este es más o menos fuerte según el nivel de restricción que sufriese al principio -. Entre la tensión y situación del combate, Vance no terminaba de aclararse con la explicación que le hacía Fred y este lo notó -. Por ejemplo, ese poder me lo podría aplicar a mi mismo para restringirme el uso de mis sombras en todos los enemigos del mundo menos en uno. Si impongo como condición algo tan poderoso como que "si uso mis poderes con cualquier otro ser que no sea esa persona, moriré" mis sombras se volverían increíblemente poderosas solo contra ese individuo a costa de sacrificar que pueda usarlas con nadie más debido a la limitación.

- Qué increíble poder... -. Vance por fin terminaba de comprender. En todos sus años de adiestramiento arcano jamás había visto algo así.

- ¿Pero qué pretende Dave? -. Susurró para que solo lo pudiese escuchar el mago -. Usar ese poder lleva un determinado tiempo según la voluntad y estado físico de la víctima... Y Kpim acaba de regenerarse...

- Por eso somos su refuerzo, va a abrir un hueco en su defensa y luego nos toca protegerle.

- Bien, joven Kpim -. Dave soltó su pincel en el suelo después de que escribiera en varios papeles la palabra "Sello" -. Ahora liberaré el sello que yo mismo me tengo impuesto... Con esto, acortaré mi tiempo de vida pero... Espero que disfrutes del espectáculo.

Dave ejecutó un sello y susurró "Liberación". Tras eso, su cuerpo empezó a brillar con una elegante aura blanca en torno a su piel y el entorno a su alrededor se enturbio. El aura del consejero provocaba una fuerte presión mágica que incluso afectó a Fred y Vance que seguían detrás preparando un plan de ataque, aunque Kpim no parecía inmutarse ante tal exhibición de poder.

- Muere de una vez -. Se cansó Kpim lanzándose mandoble en alto con una gran ofensiva. Cuando parecía que iba a hacer contacto y herir a Dave gravemente, la hoja golpeó en la nada y rebotó con tanta fuerza que incluso perdió el equilibrio. El anciano aprovechó ese momento para extender su mano derecha mostrando la palma, alrededor de la extremidad surgió varios círculos rúnicos brillantes de color blanco que flotaban en el aire.


- Sello de repulsión -. Conjuró y Kpim recibió un impacto de gran fuerza, mayor que los conjuros de evocación que realizaba tanto él como Vance Tiver. De hecho, el paladín perdió la noción de donde se encontraba debido a la velocidad a la que salió despedido, pero cuando pensó en estabilizarse -. Sello de repulsión, grado dos -. Escuchó decir a su rival desde lo que creía que era su espalda, esta vez recibió un impacto aún mayor que se vio extremadamente potenciado debido al empuje previo. Y entonces Kpim creyó escuchar la voz del consejero de nuevo justo antes de recibir otro impacto mayor... Su cuerpo viajaba de un lado hacia otro, alternando las direcciones: Arriba, delante, atrás, abajo, en diagonal... No podía reaccionar ni podía defenderse, tan solo sufría daño.

¿Qué está pasando? No veo nada... 

Y cuando creyó que había perdido el combate a causa de su incapacidad de defensa, los golpes pararon y cayó pesadamente al suelo. Su armadura de energía oscura se había disipado en múltiples puntos debido a los impactos y a pesar de la regeneración que esta le otorgaba, el paladín no podía dejar de sentir dolor por las contusiones. Se levantó apoyándose sobre su rodilla y alzó la mirada, allí se encontraba Dave, aún con el brillo alrededor de su cuerpo aunque al de Hextor le agradó comprobar como llevar a cabo tal esfuerzo había hecho mella en su aguante y se encontraba jadeando como si se debatiera por no ahogarse por falta de aliento. Llegó la hora de contraatacar, agarró firmemente su Noche Carmesí y se abalanzó como la vez anterior pero aunque el ataque no rebotara esta vez, la hoja se quedó congelada en el aire, junto con el brazo derecho del paladín.

- ¿¡Qué está pasando!? -. Gritó por la ignorancia que tenía ante lo que sucedía.

- Noche Carmesí... Sellada -. Respondió Dave -. El ataque que rebotó antes era el inicio del sello... Ahora... Ya no podrás atacar con ella nunca más... Comencemos -. Dave arrojó los papeles con las palabras "Sello" en cada uno y estos se pegaron en distintas partes del cuerpo del paladín quien no podía quitárselos aunque intentara arrancarlos con todas sus fuerzas. El consejero continuó el proceso de Restricción y Sello llevando a cabo varios gestos de conjuración con sus manos.

No solo la Noche Carmesí... No puedo mover el brazo derecho del sitio donde se ha quedado congelado, estoy atrapado... 

¿Cómo es posible? Contra Christian... Contra Kael... Esta forma era imparable ¿Ahora estoy perdiendo? 

No lo permitiré...

Kpim alzó su mano libre y conjuró para extender su extremidad como si fuese una larga serpiente de hueso y Dave tuvo que interrumpir su conjuración momentáneamente para lidiar con la nueva amenaza.

- Algo así no funcionará... ¡Contra mi! -. Gruñó y creando nuevamente un círculo de runas alrededor de su brazo expulsó la amenaza ósea que no llegó a herirle, pero le rozó.

- ¡Estamos aquí! ¡Jaula de fuerza! -. Gritó Vance que se colocó en uno de los flancos de Kpim -. ¡Termina el sello, Dave!

- ¡Vamos! -. Fred Marc creó innumerables hilos de sombras que se enganchaban en el suelo y luego en la jaula invisible de fuerza para reforzarla.

- Idiotas... -. Kpim volvía a sonreír. Tuvo que agradecerle en silencio a Fred por ocultarle en el interior de la jaula al estar esta rodeada de sombras de humo -. Este es vuestro fin... ¡Puño de Hextor!



Ni siquiera pudieron preguntarse qué ocurría, hubo un sonoro crujido cristalino y luego una onda de 180 grados arrasó con todo alrededor, llevándose por delante a los consejeros. Cuando todo volvió a la normalidad, Kpim volvía a poder moverse como antes, el sello se había disipado.

- ¿Cómo... ¿Cómo es posible? -. Se escuchó decir a Dave con una voz débil a la par que tosía.

- ¿Aún vivo? -. Kpim por fin le avistó, se encontraba a más de quince metros de donde estaba antes de recibir la onda. El impacto le había ocasionado una herida crítica desde la cintura hasta el hombro izquierdo que emanaba una inmunda cantidad de sangre -. Sin tu brazo izquierdo ahora no puedes sellar nada...

- Te equivocas... -. Sonrió con la boca ensangrentada y desde el suelo, alzó su mano derecha y retomó el ritual de sellado. Kpim lo notó, aún tenía los papeles pegados a su cuerpo así que se lanzó a por el consejero para rematarle pero algo se interpuso en medio, un ser de sombras -. Dadme todo el tiempo que podáis...

- ¿Cómo lo has hecho? -. Se escuchó a Fred desde el interior del engendro de humo. No espero a que Kpim le contestara sino que atacó con un gancho de izquierda que rajó y disipó la armadura oscura del paladín.

Mi piel... Parece ceniza. No se regenera... ¿Qué es eso? 

- ¡Acumulación arcana masiva: Ejército de bolas de fuego!

Literalmente llovieron enormes proyectiles ígneos sobre Kpim de forma continua pero el paladín alzó su mandoble y estas desaparecían como si se transformaran en ascuas incandescentes.

- ¡Fred, ahora!

Aprovechándose de que Kpim estaba ocupado bloqueando la ofensiva de Vance, Fred se lanzó a por él transformando sus extremidades sombrías en cuchillas aparentemente afiladas. Si conseguía impactarle en algún punto vital, se acabaría todo...

- Tsk... Sois pesadísimos -. Kpim alzó su mano libre a Fred Marc y le apuntó con el dedo índice -. Dedo de Hextor -. Decretó y un rayo de energía oscura mucho menos potente que el Puño de Hextor fue disparado a por el consejero, el cual fue pillado desprevenido y a pesar de su intento de protegerse con las sombras, recibió el impacto de lleno, atravesándole por el abdomen -. Puño de Hextor -. Dijo ahora mirando hacia arriba y de su hoja salió nuevamente una potente onda que arrasó con todas y cada una de las bolas de fuego hasta buscar su origen, el mago en el aire -. Teletransportación... Lo ha esquivado.

Pero no tenía tiempo que perder, miró a Dave que seguía conjurando el sello. La zona se había llenado de humo debido a la conjuración del mago pero no bloqueaba su visión del todo. Podía ver al viejo pronunciando las palabras del hechizo y entre ellos dos, Fred Marc se volvía a incorporar para seguir defendiendo al viejo, al parecer el boquete en su abdomen no era nada para él gracias a esas sombras.

- Querías saber cómo lo he hecho... -. Kpim caminaba hasta él, pues estaba en medio de su verdadera presa -. Es tan sencillo que me sorprende que hagáis esa pregunta. En ningún momento intenté herirle con mi brazo óseo, tan solo arrebatarle el pergamino que usó al principio.

- Jamás pensé que eras tan fuerte -. Reconoció Fred Marc, que hablaba sin ningún problema a pesar de que el rayo le impactara de lleno -. Pero no ganarás...

Entonces sucedió algo extraño, hasta Kpim se sorprendió al verlo. El consejero dejó de hablar y se quedó totalmente inmóvil, como congelado. Tras eso, cayó desplomado al suelo, indefenso e inconsciente.

- ¿Qué... -. Preguntó Kpim extrañado pero volvió a fijar su prioridad cuando le llegó al oído de nuevo las palabras de Dave -. Estás acabado...

- ¡Estás acabado tú! ¡Desintegración! -. Un rayo verde surgió de entre la marea de humo que adornaba el suelo pero Kpim fue más rápido y lo bloqueó con su espadón.

- Juntos eráis fuertes e imparables, por separados no sois gran cosa... Y más en la forma en la que me encuentro. Tu magia es molesta -. Gracias a un sortilegio sensor recibido por el poder de Orek, pudo hallar a Vance Tiver entre la cortina gaseosa, le apuntó con su dedo y surgió un proyectil invisible que, aunque le impactó y no recibiera daño alguno, bastó para que el paladín sonriera y el mago maldijera en voz alta -. Con esto tus poderes estarán suprimidos un buen rato.

- ¡Dave! ¡Date prisa! No... -. Reconoció al final Vance al ver la cara de desesperación del anciano cuando veía que Kpim se le acercaba, indicando que el ritual estaba lejos de terminar en ese instante.

- Este es el fin, consejeros -. Alzó el mandoble y ejecutó el corte. El sonido de la carne desgarrándose cegó de la felicidad a Kpim, tanto que desvió su atención de lo que realmente ocurría. No cortó a Dave sino...



Alguien se hallaba de pie frente al anciano, alguien que se apresuró a interponerse en el ataque y por ello no pudo ni defenderse propiamente.

- Tú...

- Has perdido... Humano.

Alleisa Salerton escupió sangre por la boca y observó levemente como el mandoble del paladín había hundido en su cuerpo, desde el hombro hasta la altura del pecho. La sangre surgía de ella como si fuese una fuente, salpicando tanto a Dave como Kpim.

- Estás muerta...

- ¡Estás muerto tú! -. Realizó un único sello -. Legado del Archidruida -. La hemorragia se detuvo y la consejera dejó de toser.

- Idiota... ¡Desaparece, Puño de Hextooooooooooor! -. La onda surgió a cámara lenta del mandoble y a bocajarro de la druida y el anciano. Pero nunca llegó a formarse, Vance Tiver apareció y recibió el impacto inicial del ataque, que nunca llegó a salir del espadón con eficacia. Aunque eso provocara que este fuese malherido de gravedad, no fue suficiente en su voluntad de acabar con la amenaza, el mago le agarró lo más fuerte que pudo.

- ¡Haz lo que tengas que hacer! -. Gritó él.

- ¡Vance... -. Se lamentó Alleisa mordiéndose el labio. Ella era la única que era consciente de lo que estaba a punto de ocurrir pero miró alrededor: Bors seguía allí, inerte... A saber cuánto tiempo pasaría para que Brav despertara de la poderosa ilusión que le rebotó... Fred también se encontraba inconsciente... Dave había perdido su brazo izquierdo y sus heridas eran fatales... Vance había perdido temporalmente sus poderes arcanos y también sangraba seriamente. Tragó saliva y miró con los ojos más fríos que pudo a Kpim -. Has perdido -. El paladín no la escuchaba, se quitaba de en medio a Vance clavándole con éxito su mandoble una y otra vez, el mago casi parecía estar muerto ya, pero seguía aferrándose al cuerpo de su enemigo -. Mis esporas... ¡Mis esporas no producen heridas tan solo por contacto, imbécil! ¡¡Es porque penetraban tu cuerpo, están en tu interior!! -. Alleisa se colocó mejor enfrente de Dave para protegerle mejor de lo que iba a pasar -. ¡¡Y PUEDO CONTROLARLAS Y ALTERARLAS COMO QUIERA ESTANDO TAN CERCA DE TI!!

- No... -. Soltó con voz ahogada Kpim. Cuando se dio cuenta de lo que significaba aquello ya fue demasiado tarde.

- ¡¡¡MUEREEEEEEEEE!!! -. Gritó la elfa con los ojos salpicados en lágrimas. Ejecutó un sello y...

La armadura de oscuridad no sirvió para nada, todo sucedió desde el interior de Kpim. Su cuerpo estalló por todas partes en una explosión que también se llevó por delante a Vance y a todo lo que había alrededor. Ella extendió los brazos para bloquear el rango de destrucción y dejar a Dave a salvo. El fuego parecía no tener fin y por mucho que se protegiese con el Legado del Archidruida, no se había contenido para dañar a Kpim y eso provocó que hasta ella sufriese graves heridas, cayendo sin fuerzas de rodillas justo en el momento en el que cesó y el humo lo cubría todo.

- ¿Se... Se acabó? -. Preguntaba ella, temblando de rodillas. No quería perder ni un segundo en comprobarlo, sopló dejando soltar un sortilegio de viento para disipar el humo rápidamente -. ¿Qué... Qué es eso? -. Preguntó aterrada.

Lo que quedó de Kpim en el suelo estaba vivo porque se movía, de alguna forma... Pero no era nada reconocible. La energía oscura rodeaba y se regeneraba en torno a lo que Alleisa intuyó que era su torso, pues la cabeza estaba unido a él por uno de sus extremos. No habían manos, ni piernas, ni vientre... Ni abdomen. Tan solo un charco de sangre, un trozo de carne que se dilataba y contraía como si estuviese respirando... Y una cabeza a la que le faltaba la mitad del cráneo. Lo único normal distinguible entre tantas vísceras era su nariz y ojo derecho, que miraba hacia todas direcciones, desesperado. La Noche Carmesí, en el suelo; El colgante, en el cuello; Y los pergaminos con "Sello" escritos, aún en la carne viva de Kpim,  eran los únicos objetos reconocibles en esa zona.

- Esa energía... ¿Incluso desde fuera le ha protegido de la muerte?

- ¡Amo! -. Alleisa advirtió al liche y el sacerdote que llegaban hasta el encuentro de Kpim para socorrerle. La druida sufría una gran impotencia debido a que apenas le quedaba poder para lidiar con esas dos basuras que habían llegado al encuentro y por ello, que no iba a ser capaz de rematar al paladín.

- ¡Vámonos, Malthius! -. Gritó el sacerdote que era el que cogía el montón de carne resultante de la explosión. El liche comenzó a conjurar para salir de allí lo más rápidamente posible pero no fue lo suficientemente rápido.

- Restricción y sello... -. Dave Salerton hablaba casi sin fuerzas, pero había acabado su ritual. En ningún momento dejó de conjurar, ni siquiera cuando Alleisa hizo que Kpim explotara -. Ejecución...

Los pergaminos brillaron con un tono blanco hasta que desaparecieron, consumidos por el hechizo. Reckael se asustó al ver aquello y casi cayó al suelo pero su devoción por Kpim le impedía fallar. Malthius ejecutó el sortilegio y los tres fueron rodeados por una esfera negra que terminó contrayéndose hasta desaparecer. Alleisa se puso manos a la obra en cuanto se fueron, para salvar las vidas de sus compañeros que se debatían entre la vida y la muerte, como Dave.

- ¡Convocación natural: Dríadas! -. Aún le quedaba suficiente poder como para convocar a sus compañeras, que se repartieron por todo el campo de batalla para evaluar a los demás consejeros mientras ella sanaba al anciano -. Hemos fallado... Le hemos parado después de tantos sacrificios -. Se lamentaba ella -. Pero volverá pronto, en cuanto esa energía le regenere.

- No... -. Tosió Dave -. No volverá pronto... Mi sello... Lo hice.

Y lo que no sabían los demás consejeros en ese momento es que gracias a la acción de Dave, había evitado la destrucción de Taneir. Al menos, en parte.

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- Una princesa no debería de decir esas cos... -. Declaró el Asesino del Póker con una media sonrisa hasta que fue interrumpido por un rayo dorado que le rozó el hombro ocasionándole una herida superficial. Alanne Barlis había sacado uno de su bastones y le apuntaba directamente con él -. ¿Un conjurador que usa bastones mágicos para combatir? Qué lamentable...

- Te equivocas... Estos bastones no son mágicos -. Corrigió la princesa, que dejó de apuntar a su enemigo con aquel bastón y lo clavó en el suelo -. Son parte de mi poder.

- Tan solo eres una víctima más... -. Él asesino empezó a correr a por ella y Alanne hizo lo propio pero esta tocó el bastón y de la madera surgió una vara alargada de energía dorada, como el aura que le rodeaba.

Parecía una espada corta, que empuñó con determinación al cargar. Su enemigo lanzó una carta a gran velocidad, a modo de proyectil que la princesa cortó gracias a su afilada arma de energía. La carta se partió en dos, que siguieron su trayectoria al ser divididas hasta que impactaron con edificios de la calle, los cuales fueron destrozados y derruidos en un instante. El camino fue bloqueado cuando las dos estructuras cayeron al centro, separando a Alanne de The Miz, que quedó al otro lado. La princesa se sorprendió al ver la eficacia de la ofensiva de su rival pero no cedió en su determinación.

- Repito: O te apartas, o morirás -. Avisó nuevamente y el asesino sonrió.

- Juguemos -. Este sacó una nueva baraja y las cartas empezaron a flotar alrededor suya hasta que cogía las que necesitaba y las lanzaba como si fuesen balas de mosquete.

 Alanne se movía a gran velocidad entre todas ellas, esquivaba las innecesarias que acababan destrozando más casas o perdiendose en el aire; Y destrozaba las que no podía evitar para seguir acercándose a su enemigo. Este era consciente de que perdía poco a poco la distancia y empezó a dar saltos hacia atrás mientras continuaba su ataque repetidamente.

Pero Alanne le superaba en agilidad gracias a su experencia en miembro de operaciones especiales. Llegó hasta situarse cuerpo a cuerpo con él y le cortó con su espada de energía. No salió sangre del asesino, sino más cartas... Todo su cuerpo se convirtieron en cartas que empezaron a volar y llenar la calle por completo. Unas cuantas se juntaron en el aire, lejos del alcance de la princesa, para formar la mitad superior del cuerpo del hombre.

- Eres rápida... Y poderosa, hermosa príncesa -. Aplaudía amablemente -. Eres la primera persona que consigue que me esfuerce al máximo.

- ¿Al máximo? -. Preguntó cansinamente pues quería salir de allí para llegar hasta El Pegaso élfico y rescatar a Kpum, Nikkita y a su hija -. Yo apenas me estoy esforzando...

- Oh, que maleducada. Entonces te pido por favor... -. El asesino del póker alzó sus manos y las cartas apuntaron amenazantes a la princesa -. ¡Qué te esfuerces al máximo contra mi! -. Gritó y las cartas cayeron al suelo, estallando una tras otra en una cadena de explosiones que seguramente llamarían la atención de toda la ciudad. Alanne hacía uso de su agilidad y sus sortilegios para esquivarlas todas y cada una de ellas aunque pareciese imposible. Cuando no lo hacía echándose hacia un lado o rebotando desde la pared de una casa con agilidad, lo hacía efectuando un pequeño destello que la hacía desaparecer y aparecer intermitentemente -. JAJAJAJAJA ¡VAMOS, ESTO ACABA DE EMPEZAR! -. Gritaba él y el radio de explosión aumentó cuando varios soldados llegaron al epicentro del combate. El asesino chasqueó los dedos y varias cartas fueron a por ellos para hacer que volaran en pedazos con facilidad. Los restos de sus cuerpos se esparcieron por toda la entrada de la calle desde la que habían llegado -. ¡AUMENTEMOS UN POCO MÁS LA CANTIDAD... -. Sacó dos barajas más y las lanzó al aire -. ...Y LA VELOCIDAD! -. Las cartas cayeron con más rapidez y la cadena de explosiones sucedía ahora de manera casi ininterrumpida, pero Alanne seguía esquivándolas todas.

Hasta que, de pronto, no pudo moverse del sitio donde había quedado anclada.

- JAJAJAJA... ¡No todas mis cartas son explosivas, caíste en mi trampa! -. Las explosiones se detuvieron y cuando el humo se disipó, Alanne vio entre los escombros como varias cartas moradas habían caído hasta formar un círculo pequeño en torno a ella -. Ahora no podrás evitar ninguno más... ¡Concentraré todo el fuego en ese punto! -. Chasqueó de nuevo y todas las cartas apuntaron a su único objetivo -. ¡Se acabóoooooooo!

Las explosiones volvieron a suceder pero esta vez el sonido fue más ensordecedor al ocurrir todas casi a la vez en el mismo punto.

- Querías ver todo mi poder ¿Verdad? -. Se escuchó decir a la princesa entre la bruma.

- ¿Qué... -. El asesino vio como Alanne había sacado dos bastones más y los había clavado en el suelo. Todo a su alrededor estaba hecho pedazos pero la zona en la que se encontraba la princesa no había sufrido daños, al igual que ella.

- Muy bien... Solo espero, que te de tiempo a verlo... -. Alanne juntó las manos y todo el brilo que la rodeaba desapareció... Para juntarse en su espalda formando un aro dorado brillante que flotaba justo detrás de ella. El aro se expandió hasta formar dos alas de la misma tonalidad e intensidad dorada.

- ¿Qué...Qué es eso...? ¿Un ángel? -. El asesino del póker intentaba mirar con detalle pero no podía, tenía que usar su mano para cubrir sus ojos del aquel brillo.

- Se acabó... Tengo que ir a por mi hija -. De las alas doradas a su espalda se separaron varias hebras del mismo color que se concentraron en la palma de la mano derecha de Alanne. Apretó el puño y surgió una vara alargada, más que una espada, pero amorfa y sin bordes definidos.

Aún no lo domino... 

Alanne blandió esa especie de arma y efectuó un corte al aire que provocó que la vara desapareciese seguido de un gran destello que iluminó toda la ciudad durante un instante, como si un rayo dorado hubiese caído cerca de allí. Lo siguiente que vio la princesa fue el cuerpo del asesino cayendo al suelo partido en dos y desangrándose sin cesar.

- Te lo advertí...

Las alas desaparecieron al instante y Alanne se puso en marcha para dirigirse hacia la posada. Fue por los tejados para evitar a la guardia que seguía aproximándose, debido al escándalo la ciudad se había puesto en alerta máxima. Por un momento, la princesa se lamentó de dejar atrás a The Miz pero ya había perdido suficiente tiempo y estaría segura de que los soldados se encargarían de ponerle a salvo. Recorrió toda la cara este de Tydoras en dirección sur, hasta la costa. Cuando llegó, sus peores temores se habían confirmado...


La posada estaba ardiendo, los gritos ensordecían el ambiente de tal manera que no se escuchaba el crepitar de la enorme fogata que se había formado en el establecimiento. Habían varios cuerpos quemados cerca de la entrada y muchas personas lamentándose, sin fuerzas en los alrededores. Los pocos valientes que se atrevían a estar allí se ocupaban de apagar el fuego, o al menos de intentarlo.

Alanne fue a caer de rodillas debido a que el mundo se le vino encima, pero una mujer hablaba con otro hombre sobre lo sucedido y esta señaló hacia la costa, la princesa miró y vio varias figuras recorriendo la playa hacia el exterior de la ciudad.

Les siguió.

Les alcanzó.

Acabó con ellos, con sus poderes.

Preguntándole antes a gritos sobre Kpum.

Sobre Nikkita.

Sobre su hija.

Nadie hablaba.

Todos preferían la muerte.

¿Por qué preferían la muerte?

¿Por qué preferían sufrir?

Trozos de carne inútiles.

Cuando volvió a ser consciente de sus actos, se encontraba llorando apoyada en la playa, de rodillas y cerca del agua.  La arena a su alrededor se había teñido de rojo por las considerables charcas de sangre y el entorno estaba tétricamente adornado con trozos de brazos por allí, piernas por allá, tripas y ojos por delante y cabezas cercenadas por detrás... Algunos miembros mutilados se los llevaba el oleaje constante del mar.

Se escuchó un trueno y una gota cayó en el rostro de Alanne, que se fusionó con las lágrimas que ya marcaban su rostro. Luego cayeron más y en pocos segundos... O minutos, ella no sabía cuánto tiempo había pasado... Comenzó a llover con bastante intensidad. Los truenos acompañaban la orquesta de aquel sonido de lluvia de manera irregular. Ni siquiera podía pensar con claridad, su mente había colapsado.

T       ll          a  ?    l    n  a    b       e    hi    e    Aks
Y    L       en      o
Y     N     u   e

Alanne Barlis se sintió más sola que nunca en el mundo.
Lejos de su casa.
Lejos de Akshael.
Lejos de sus amigos.
Y ahora lejos de su hija.
¿Su madre tuvo que aguantar algo así en aquel momento? Ni siquiera pudo imaginar cómo...

La tormenta había comenzado y aumentaba su intensidad, la ropa de la princesa se encontraba totalmente empapada y el agua ya había calado desde hacía rato, el oleaje se había intensificado por el viento y acariciaba sus piernas continuamente pero no se movió del sitio ¿Habían pasado de nuevo segundos, minutos... Horas? Para ella parecieron años.

Una daga se clavó frente a ella, con un mensaje atado a la empuñadura... La princesa trató de ver el origen de aquella daga pero era imposible entre la tormenta y sus ojos vidriosos por las lagrimas. Cogió el pergamino y trató de leerlo mientras se apartaba el pelo de la cara por el fuerte viento.

"Si quieres volver a ver a tu hija sana y salva..."

Continuó leyendo y aquel mensaje no la tranquilizó, era demasiado aterrador.

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La tormenta no cesó, era el principio de su devastación.

- ¡Ayuda! ¡Ayuda! -. Gritaba un soldado que se separó de su grupo en busca de auxilio y que escuchaba los gritos de dolor y desgarro de sus compañeros cayendo -. ¡Llamen a Enrik Tiver, a Suther, a quién sea! -. Pero él también acabó cayendo muerto.

Llegó hasta el fin del recibidor donde habían dos puertas anchas de madera que derribó con su poder. Más allá había una amplía sala adornada con columnas de mármol, con cuadros de reyes y un hombre sentado al fondo, sobre su silla real.

- Quería una audiencia con usted, majestad -. Avanzó mientras hablaba con sarcasmo pero con total tranquilidad. El rey, sin embargo, no parecía asustado ni temeroso.

- Hace tiempo que llevo esperando tu visita.. Cabrón -. Dijo Meryn Kengrey quien se levantó -. Tú... Y el traidor... Acabasteis con mi mujer, dejasteis a mi hijo en coma y habéis masacrado a mi pueblo... Te mataré con mis propias manos.

El invitado real se sacó el puro de su boca para exhalar una gran bocanada de humo. Sentaba bien fumar después de haber asegurado el contenido de la parcela 82 y encontrarse ante tal oportunidad.

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Su viento era poderoso, arrancaba de raíz la paz asentada.

El sonido de alarma llenó todo Fuerte Águila.

- ¡Señor, hemos avistado fuerzas hostiles!

- ¿Qué? -. Preguntó con incredulidad Goldhiber mientras se levantaba de su silla, en el cuartel -. Es imposible que hayan devastado con tanta facilidad a los Fosteb...

- Señor... Llegan desde el oeste... Y desde el mar.

Gregory Goldhiber desenvainó su mandoble y lo sostuvo con firmeza y determinación. No sabía qué estaba ocurriendo pero estaría seguro de que pronto lo averiguaría... Hasta entonces, era su deber proteger aquel sitio, como fuera... 

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La lluvia arrastraba todo a su paso, como si fuese simple basura.

- Tú serás el encargado de llevar a cabo la misión, Bartolomeo.

- ¿Yo? Señor... 

- Quiero compensarte por aquel error que tuve... Como comprobaste, aquellos prisioneros escaparon.

- Si, pero... Tan solo soy un Exequia ¿Estás seguro?

- Se que serás capaz de llevar a cabo esa tarea -. Lord Moebius apoyó su mano en el hombro de Bartolomeo como gesto de confianza. Alguien les interrumpió cuando llamaron a la puerta.

- Señor -. Dijo un Protector cuando le dieron permiso de entrar al despacho de Moebius -. Hemos detectado a los sujetos perdidos... Entre ellos a Grisella Janden, Uyrel Ojka y Raeric Maeger.

- Perfecto, manden un escuadrón de captura. Envíen Exequias esta vez.

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Los truenos presagiaban la destrucción que se avecinaba.

- Señor regente, el experimento ha concluido con éxito -. Le avisó un miembro del GOET cuando llegó a la sala del trono del castillo de Tilos.

- Bien, tráiganlo de inmediato -. Fue la respuesta de Schwarz aunque no por ello iba a echar a los invitados que tenía ante él en aquel instante -. Entonces... ¿Seréis mi mano derecha o preferís correr el mismo destino que los señores nobles que osaron desafiar a Jace Barlis? 

- Señor Schwarz -. La mujer de amplias gafas se inclinó -. Estamos a su entera disposición. 

- Me alegro, porque quería encargaros un par de cosas. Pero por ahora tendrá que esperar, aquí llega mi nuevo invitado, dejad paso al experimento exitoso.

Los soldados escoltaban un enorme tanque cilíndrico de metal, una cápsula enorme cargada sobre un carro mecanizado con el que lo transportaban. Se detuvieron al llegar frente a Schwarz e hicieron los preparativos correctos para su apertura. Al abrirse la compuerta, surgió una neblina que se extendió a la altura del suelo.

- De los restos de Ganston Fertl... Has sido bendecido, padre -. Le dijo Schwarz al sujeto que había en su interior con burla y superioridad.

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Aunque aún no lo cubría todo, tan solo acababa de comenzar...

Un hombre se hallaba sentado sobre una de las tantas personas que acababa de matar, cogió sus raciones y empezó a comerlas más por impaciencia que por hambre. Los árboles a su alrededor se mecían con la tranquila brisa, estaba todo bastante en calma, menos su inquietud. No paraba de mover la pierna izquierda debido a los nervios.

Esperaba con impaciencia a aquellos que estaban a punto de venir, a aquellos que se hacían llamar Evolution. Sonrió al recordar lo que sabía de ellos.

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