Sesión 44 del 2.0 NG

La sesión comienza con la reagrupación tras la recuperación del anillo. Meryl ya se estaba recuperando de lo que le había hecho el hombre de Magrid, sumiéndola en algo parecido a una pesadilla viviente. Summer le devolvió el anillo y todas volvieron al piso, donde Meryl dijo que podrían descansar a partir de ahora. Maryse fue a por algo de comida y Gabriella devolvió todas las llaves del hotel donde descansaron el día anterior. Además, las chicas de 1ºB averiguaron que el segundo soldado novato que contrató el guardia para vigilar la zona de las celdas de los monstruos de la exposición se trataba realmente del mismo chico rubio que llevó a cabo el plan, así que al parecer su intención era el de sacar a Meryl de su escondite para que esta aplacara la amenaza.

Sesión 43 del 2.0 NG

La sesión comienza cuando el grupo descubre la identidad oculta de la tía de Maryse, siendo realmente Ébano, aquel miembro de los Caballeros de la Rosa Dorada que dejó la orden el año pasado. Justo en ese momento se escuchó el sonido metálico de una llave deslizarse por la cerradura. Creyendo que era la propia Meryl se quedaron petrificados, pero al final resultó ser una vecina que había entrado para cuidar el gato. La mujer mayor era invidente y no se percató de la presencia de las chicas, hasta que Summer habló. Asustada, las mandó fuera.

Sesión 42 del 2.0 NG

La sesión comienza con el tren aproximándose a la estación de Reposo de Taliyah. En el tramo final del viaje, Elias le dio el teléfono móvil de lord Jeskla a Mythra, diciéndole que ya habían conseguido desbloquearlo del todo. El grupo se dedicó a indagar por el terminal, revisando los contactos y los mensajes que había enviado el empresario durante el último mes, entre los que se contaban mensajes a Thomas Hook, el presidente de New Horizon, y mensajes a Magrid, pidiéndole al criminal varios encargos, aunque este no respondió a lord Jeskla. Contrastaron varios de los contactos con la información que ya tenían de los peces gordos que asistieron a la Convención Real, coincidiendo en algunos de ellos.

Sesión 41 del 2.0 NG

La sesión comienza con el ascenso por las secuoyas que rodean al monte del templo sagrado de la aldea de Liv, la Aldea Aoshan. Muchos de los traidores de la aldea obstaculizaron el ascenso del grupo, pero Liv no dudó en matarlos siempre que tenía oportunidad. Juntos, el grupo ascendió por los puentes colgantes, las pasarelas de madera y las casuchas colgantes; evitando todos los peligros que le salían al paso: desde los propios enemigos usando sortilegios druídicos en los que sus manos se transformaban en garras y sus bocas en grandes fauces, hasta tener que cubrirse del hostigamiento de las arqueras que disparaban desde las alturas. Aunque Summer intentaba no matar a ningún enemigo, muchos perdieron la vida en el ascenso, sin el menor rastro de arrepentimiento en Liv, tal y como dijo la propia chica al llegar a la cima del monte. Summer intentó calmarla y decirle que todo saldría bien, pero sus palabras no tenían efecto en ella, pues no paraba de repetir que le daba igual la importancia de ser un héroe o el valor de la justicia.

Sesión 40 del 2.0 NG

La sesión comienza con los días posteriores a la excursión al archipiélago de Andrast. Tras las declaraciones de la chicas, el viaje y unos días de descanso reparador, tanto físico como psicológico, todo parecía volver parcialmente a la normalidad. Summer fue junto con Liv hasta la Ciudad de Vacaciones para comprar el periódico del día, aunque también se topó con uno de los guardaespaldas de lord Jeskla. Ambas se escondieron y escucharon la conversación que tuvo con alguien a quien después reconocieron como Gerlof Roosevelt, mano derecha de Jayce Barlis. Roosevelt le recomendó abandonar, tanto él como lord Jeskla y cualquier personal de New Horizon, la zona de vacaciones. Sospechaba de que los últimos incidentes que habían ocurrido por allí tenían que ver con ellos, aunque no tenía prueba, y querían que se fuesen antes de la llegada de Ayelle Malorne al día siguiente. Incluso la aparición posterior de Alen Greedorft no fue suficiente para tercer la decisión de Roosevelt, dejándolo todo como un ultimatum.