13 oct 2016

Sin tregua (parte II)

- Se... Señora -. Balbuceó el Protector -. Su... Su espada...

- No se relaje Elentir, no me reincorporaré a la guerra pero aún podéis prestar ayuda desde el buque. Prepare los Destructores -. Ordenó Sumia.

- ¡De inmediato, señora! -. El Elentir hizo una leve inclinación y se marchó de inmediato del puente del barco.

Desde donde se encontraba Sumia, una plataforma elevada, podía ver con facilidad el resto de la sala del puente, con sus hombres monitorizando los escuadrones de Protectores que embarcaban tanto en las lanchas marítimas como en las voladoras para digiriese a la ciudad de Tydoras, pero aún más allá podía ver a través del enorme ventanal el paisaje de paisaje de la playa a través de la cúpula protectora que habían alzado los enemigos. Aunque durante un momento todo el paisaje se transformó; el cielo nublado se volvió denso y oscuro, dejando tras sí una gran precipitación y tormenta; La antesala para ver a Rainforce en los cielos con todo su poder.



- ¿Qué... Qué ha sido eso? -. Preguntó un Protector de los que estaban al mando de los monitores del barco.

- El poder liberado del Exequia Rainforce -. Respondió Sumia -. Su cuerpo se transforma en una acumulación de energía eléctrica negra gigante que queda impregnado en los cielos.

- Increible... -. Soltaron algunos al unísono.

Pero la silueta en el cielo de Rainforce ha durado demasiado poco ¿Le han vencido? No puede haber otra explicación, tiene que ser eso...

Aunque no conocía del todo al Exequia Rainforce pues él es un gran veterano en la organización en comparación con ella, conocía perfectamente la condición física que tenía. Su poder fue grande pero en otro tiempo, desde hace unos años era más que notable su debilidad física y su dependencia al exoesqueleto mecánico que mantenía sus funciones vitales estables.

Entonces, si contamos con que Rainforce ha caído... Contándome a mí ya son cinco el número de Exequias que no pueden continuar luchando en la guerra -. Sumia apretó los puños -. Maldita sea, si tan solo mis heridas sanasen... -. Se lamentó al mismo tiempo que observaba su nueva arma, en la mesa de su derecha. Aún sin llevarla encima podía sentir como su poder se amplificaba a cada segundo.
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Una melodía de guitarras resonaba en la parte centro-norte de la playa, el grupo de mariachis que acompañaba a Dondiero estaban tocándole a este una canción apropiada para el combate que estaba disputando.

- ¡Jaaa! ¡Buen golpe, muchacho! -. Elogió Dondiero al mismo tiempo que se dolía de su mejilla derecha y escupía una flema de sangre -. ¡Pero no es lo suficientemente buenoooo! - Exclamó mientras preparaba sus puños para un contraataque.

El golpe de Dondiero fue tan poderoso que creó una onda expansiva de viento que empujó y derribó a los guardias de Tydoras que se reorganizaban algunos metros más allá. Su rival, llamado Speedwagon recibió tal impacto que su pecho se hundió y destrozó, mostrando las costillas y entrañas cubiertas de sangre. Pero el Exequia no tuvo tiempo para nada más, en cuanto se percató del poder de su golpe en Speedwagon tuvo que reaccionar para esquivar el ataque de martillo de la ex-Protectora Plank, que había alcanzado un tamaño considerable después de bendecirse con múltiples conjuros.

- ¡Eh! -. Exclamó Dondiero sacudiendo los brazos para despejar la nube de polvo que había ocasionado el impacto del martillo de Plank en la arena de la playa -. ¿No vas a curarlo? Se va a mor...

- No es necesario que lo haga -. Plank dejó una de sus manos libres para conjurar algo en ella. Por suerte, el Exequia era lo suficientemente experto como para saber qué pretendía, iba a amagar con su martillo al mismo tiempo que intentaría aplicarle un hechizo de Dañar al tocarle con la mano hechizada, de manera que con un solo salto en el que empezó a girar sobre sí mismo, siguiendo el rimo de la música de sus mariachis, pudo escapar del peligro.

- Me estáis entreteniendo bastante, muchachos -. Admitió el Exequia -. Pero... Va siendo hora de acabar con esto -. Dondiero chasqueó los dedos y conjuró un par de maniquies hechos de energía que se vincularon con Plank. Tan solo necesitaría impactar un buen combo en ellos para dejar KO a la ex-Protectora -. Se acab...

- ¡PUÑETAZO DE LA LIBERTAD VERSIÓN OCHO!

El golpe que recibió Dondiero lo mandó nuevamente hasta el agua de la playa y este se dolió del hombro al mismo tiempo que volvía a salir a la superficie. Se quedó flotando mientras se recolocaba el hueso en su sitio y examinando la situación.

- ¿Regeneración avanzada? -. Susurró para sí mismo -. No, es algo más que eso... Cada vez su golpes son más fuertes -. Dondiero dio un gran salto para volver a la orilla -. ¡Interesante, soldado! Puedo ver por tu emblema que eres de Aldmet así que tengo una petición que hacerte: Huye de esta guerra.

- ¿Quéeee? -. Preguntó Speedwagon con un deje de odio en su tono, para él fue una ofensa que le dijesen eso en el climax de una pelea.

- No me malinterpretes, eres fuerte y por eso mismo te estoy pidiendo que huyas. Quiero tener un combate singular contigo cuando todo esto acabe pero si te quedas aquí... Suponiendo que no caigas antes, en cuanto lleguen esos tíos... -. Dondiero alzó su mano derecha y apuntó con el pulgar hacia su espalda, el lugar donde se encontraban los buques de los Protectores -. No tendrás ninguna oportunidad, por eso quiero que sobrevivas y pospongamos nuestro encuentro.

- ¡No vamos a hacer lo que tu quieras, Protector! -. Exclamó Plank.

- Versión 10... -. Soltó Speedwagon con la mirada baja, Plank se giró alarmada, temiendo que este se rindiese -. Eso es lo máximo que he podido alcanzar con mi poder... Y ahora que estoy a punto de sobrepasar ese límite ¿Me pides que me rinda? ¡NI DE COÑAAAAAAA! ¡ESTO ES UNA GUERRA, EL HONOR DE COMBATIR CONTRA GENTE PODEROSA ES UN SENTIMIENTO IRREMPLAZABLE!

- Ya veo -. Dondiero sonrió y llevó sus manos a los bolsillos de su pantalón ajustado -. Entonces no me dejáis alternativa... -. Dondiero sacó de los bolsillos dos castañuelas negras con una gema del Protector en cada una de ellas.

- ¿Esas son tus armas del Protector? -. Preguntó Speedwagon atónito por ver que eran castañuelas.

                                        

- ¡Ja! Espero que podáis seguirme el ritmo... Plank, Speedwagon... Porque os enfrentáis al Exequia más fuerte: Doooooondiero Donnnndoni -. Vociferó mientras tocaba las castañuelas y ejecutaba un movimiento de baile, pero enseguida se recompuso y empezó a mirar el cielo pensativo -. Bueno, realmente empataba bastante con el viejo Brodus, pero él ya estaba en las últimas... ¡En términos de fuerza, velocidad, estilo y juventud, yo soy el más poderoso!

El combate se reanudó y ambos bandos llevaron a cabo los mejores ataques y estrategias defensivas que sabían. Dondiero acababa de desvelar sus "armas" del Protector y gracias a ello contaba con un poder increíble pero al parecer no tenía forma (o simplemente, no quería) de detener el poder de Speedwagon. Este ya había superado su versión número diez y contaba actualmente con un aspecto bastante intimidarte, con su cuerpo agrandado y sus músculos a punto de explotar. Plank no podía atacar mientras estuviese vinculada a los maniquies así que no tenía más remedio que ponerse totalmente a la defensiva y aplicar una y otra vez conjuros de sanación. Para cuando Speedwagon se había levantado por decimoquinta vez, Dondiero ya tenía una significativa brecha en su frente cuya hemorragia le obligaba a cerrar su ojo derecho.

- ¡Maravilloso! No esperaba encontrarme con muchachos tan poderosos en esta guerra, ustedes me están entreteniendo bastante bi...

Speedwagon cargó con una velocidad cegadora pero fue detenido a mitad de camino por una barrera de agua que le empezó a envolver rápidamente hasta encerrarle por completo.

- Se acabaron los juegos, Exequia Dondiero -. Se escuchó decir desde la izquierda de Plank y un Speedwagon que luchaba por escapar del agua en vano. Jellial caminaba hacia ellos, totalmente tranquilo y sin ninguna herida.

- Jellial, has interrumpido mi baile.

- La Exequia Sumia de Gwynt ha tenido que retirarse por sus severas heridas, así como Abyss. Mientras tanto, Abigail, Gilgamesh y Rainforce han sido vencidos -. Jellial señaló hacía el norte -. Y Kozuri está en problemas, así que se acabaron los juegos.

- Je, pensaba divertirme un poco más pero si ya están al llegar esos tres... -. Dondiero desapareció con una velocidad que no había usado antes, apareció frente a Plank pero para cuando la clériga pudo reaccionar ya era demasiado tarde. El Exequia ejecutó su lluvia de golpes, tan poderosa como imprecisa pero todavía estaban los maniquíes que había conjurado él para que se llevasen los golpes restantes, de manera que así se podía asegurar de que Plank se llevase casi el cien por cien de puñetazos, cayendo inconsciente.

- Lo siento, Sarah -. Se disculpó educadamente Jellia, luego este notó que su prisión de agua estaba en problemas frente a la fuerza física de aquel guerrero que se hacía llamar Speedwagon -. Es increíble que puedas siquiera forcejear en esa prisión con simple fuerza física. Pero siento decirte una cosa, no solamente puedo alterar el movimiento y presión del agua que uso, también sus propiedades -. Sacando su espada corta, apuntó con ella a la prisión donde estaba preso el guerrero  y esta se volvió de un color verde lima, con alguna propiedad extraña que dejó a Speedwagon totalmente indefenso, flotando.

- Así que Lord Trenler ya se ha cansado ¿Eh? -. Comentó Dondiero

- Traerán los Destructores para terminar de tomar la playa, en menos de media hora debería estar hecho.
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Ya era prácticamente de noche cuando Kpim podía visualizar la muralla a apenas pocos kilómetros de donde estaba avanzando junto con sus hombres. Durante su recorrido se habían encontrado con resistencia de Tydoras en forma de escuadrones de guardias que intentaban detenerle aunque todo era en vano, todos ellos caían tan fácilmente que el paladín dejó que sus hombres se hiciesen cargo para que entrasen en calor. Con los guardias restantes que cargaban contra el paladín, este tan solo tenía que dejar escapar de su cuerpo una pequeña parte de su poder para que los soldados cayesen al suelo con espasmos.

- Ya deben de haber sido alertados de nuestra llegada -. Sugirió Benric sin preocuparse -. Pero no dejan de enviarnos patrullas inútiles ¿Nos están subestimando?

- Al fin y al cabo están en guerra contra los Protectores -. Comentó el sacerdote Reckael -. No podríamos haber elegido mejor momento para llegar aquí, puede que solo nos topemos con guardias inútiles hasta nuestro destino.

- No -. Cortó Kpim -. Tarde o temprano veréis que llegan gente poderosa, así que estad alerta.

Sin embargo Kpim no se esperaba que tal evento sucediese tan pronto, apenas un minuto después de haber advertido a sus hombres escuchó gritos que iban dirigidos hacía él y desde su derecha descendían por un monte tres personas, una de ellas era una cara conocida.

- ¡Detente, Kpim!

- Ha pasado mucho tiempo, Dalsen -. Dijo el paladín deteniéndose ante aquellos tres. A la izquierda había un enano que portaba las ropas de Evolution y algunos gadgets mecánicos, a la derecha se encontraba Dalsen, también con el tabardo de Evolution aunque con un aspecto más deteriorado del que recordaba Kpim; En el centro, en cambio, había un hombre rubio que llevaba una toga con el símbolo de Thor.

- ¿Ese... Ese es Kpim? -. Preguntó el enano algo intimidado.

- Darz Madal, Max Power... Debemos hacer tiempo hasta que lleguen... -. Susurró Dalsen para que Kpim no le escuchase.

- ¿Nos encargamos de ellos? -. Preguntó la elfa Andriel Salastra a su señor.

- No -. Respondió Kpim con la mirada baja -. Dejádmelos a mi. -. Y dio un par de pasos hacia delante lo que provocó que los tres se pusiesen en guardia. El enano desenfundó un rifle casi tan largo como su estatura, Dalsen un látigo armado de cuchillas afiladas y Max Power se preparó para conjurar.

- He escuchado muchas historias de ti, Kpim, pero jamás pensé que habías cambiado tanto... -. Comentó Dalsen medio asustado medio apenado al recordar el hombre que alguna vez fue Kpim.

- Sí, tienes razón, he cambiado. Nunca antes me había sentido tan bien como ahora pero tú... Jamás pensé que podrías envejecer tanto en menos de un año, Dalsen -. Se burló con una sonrisa.

- Si este es el precio a pagar por estar en Evolution, lo haré. La radiación del Vitalis no me vencerá tan fácilmente.

¿Otra vez ese "Vitalis"? ¿Qué es eso?

- Bien, iré directo al grano. Se lo que pretendéis hacer y os puedo asegurar que el único tiempo que ganaréis será este en el que estamos hablando, en cuanto empiece algo parecido a un combate, se acabó. Vuestro esfuerzo será inútil entonces así que os propondré algo, apartaos y no moriréis, tan solo queremos entrar en la ciudad.

- ¿Crees que no sabemos de sobra que eres mucho más fuerte que nosotros?

- Si lo sabes, entonces apártate.

- No podemos, somos Evolution y estamos aliados con Taneir, así que no podemos dejarte pasar.

Hubo una explosión detrás de Kpim, el paladín se giró extrañado por si había sido algo con respecto a sus hombres pero fue más allá, en la falda del monte que tenía a su derecha.

- ¡Ahora! -. Gritó Dalsen en cuanto su distracción tuvo efecto.

Max Power conjuró un rayo abrasador, Darz Madal disparó con su rifle apuntando a Kpim a la cabeza y Dalsen ejecutó el mejor movimiento que sabía hacer con el látigo. Los tres ataques impactaron de lleno en su objetivo, pero Kpim no parecía estar herido ni dar síntomas de dolor. El paladín de Hextor volvió su mirada al frente y observó las caras aterradas de aquellos tres.

- ¿Por qué... por qué no le hemos hecho nada? -. Preguntaba Darz Madal incrédulo y lleno de miedo.

- ¿Preguntas "por qué"? La respuesta es obvia, vuestros ataques son tan débiles que han sido detenidos por el aura de poder que libero de manera involuntaria -. Esta vez Kpim sostuvo firmemente su Noche Eterna y apuntó a aquellos tres -. Y ahora ¿Me dejaréis pasar?

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