12 nov 2017

Un solo camino, parte II: Un viaje de pasado, presente y futuro


Las estrellas empezaban a desaparecer, al mismo tiempo que también lo hacía el cielo hacia un color anaranjado; Los primeros rayos del día pincelaban el horizonte. La lluvia al fin había cesado, debido al temporal los senderos se habían vuelto engorrosos a la hora de transitar. En la intersección de uno de los caminos, dos sombras se separaban, mientras uno ascendía el otro proseguía recto.

Entre los árboles y con vistas a una gran ciudad, un antiguo guerrero descansaba. Debido a las últimas lluvias, se podía apreciar como las gotas caían de las ramas lentamente. De la vegetación adyacente a la tumba se podían apreciar numerosas flores, algunas que ya habían florecido y otras que en breve lo harían. El tiempo no pasó en balde para este lugar; el moho acompañaba gran parte de la estructura de piedra, algo congelado debido a el frío de la mañana.

- Tenías tanta razón en tantas cosas... -. Una mano comenzó a quitar el moho generado, haciendo posible que se pudiese leer una inscripción en la roca -. Ahora entiendo aquella respuesta... ahora entiendo lo que tuviste que soportar. Aunque también debo decírtelo, sin duda tenías preparadas varias sorpresas para mi cuando no estuvieras.

En ese momento, una espada corta con su correspondiente funda, de color blanco, fue colocada frente a la tumba.

- Sin duda esta fue la más grande de todas... cuando la porté por primera vez, sentí que estabas a mi lado como hace siete años. Han pasado tantísimas cosas... ¿Sabes? con Sumia cometí demasiados errores y ahora podría decirse que jamas sabré de ella... Tengo una esposa que ha olvidado todo lo que he pasado junto a ella, ahora me odia y detesta. Pero por eso he emprendido este viaje, junto con Reika. Ella será quien empuñe Cuervo Blanco cuando esté preparada, a diferencia de mi y Tarendaar, ella llevará el código que nos inculcaste hasta el final. Y por supuesto, esta Evolutión y R-Evolution; "una banda de locos" pensaba al principio, pero a medida que pasaba el tiempo se convirtió en una familia, donde luchábamos por los demás sin venirnos nunca abajo. Junto con ellos acabamos con una era.

Aquel manto naranja ya dominaba el cielo, el sol salió completamente, iluminando la ciudad de Tilos y la tumba de Kelebrus. Thaine guardó a Cuervo Blanco y empezó a quitar todo el moho de la tumba.

- ¡Thaine, encontré a quién estamos buscando! Parece que está en una pequeña cabaña en el bosque.- La voz de Reika se detuvo. Y rápidamente hizo una reverencia, como Thaine le había enseñado -. Kelebrus... El maestro del que me hablaste... -. Siguiendo la reverencia, se quedó mirando la tumba apesadumbrada.

Thaine fue a comentarle un par de cosas a Reika, como algunas palabras sobre Kelebrus y también sobre la tarea que le encargó anteriormente, pero su boca no emitió sonido alguno debido a una extra sensación. Había sentido a alguien más allí repentinamente, es más, había sentido como si estuviese cerca y le hubiese puesto la mano en el hombro. Pero tal y como lo sintió, se desvaneció en un suspiro.

- ¿Estás bien?- Preguntó Reika algo extrañada.

- Si - Puede que se lo acabase de imaginar, pero lo interpretó como una señal y sonrió levemente.

Thaine colocó una rosa blanca en la tumba de su maestro, Reika también hizo lo mismo pero colocando otra rosa pero roja y que acababa de florecer. Ambos comenzaron a bajar por el sendero, sus sombras se alargaban bastante debido al sol en sus espaldas.

- ¿Y dónde esta el objetivo entonces?

- Tiene una pequeña casa en el bosque, al este de Tilos. Tal como dijo aquel mercader en Villa Topo, ella había salido para recoger hierbas y setas.

- En marcha pues.

Lo primero que hicieron ambos fue ir a por sus monturas. Debido a los conocimientos del entorno de Thaine, dejaron a los caballos en una zona accesible al mismo tiempo que estarían lejos de la humedad de la zona. Una vez se montaron, pusieron rumbo al este tal y como había indicado Reika.


Al llegar a la entrada del bosque pudieron vislumbrar una extraña niebla tan densa que apenas pudieron ver más allá de los pocos árboles que les rodeaban. Thaine, usando varios sortilegios de explorador, se dio cuenta de que aquella niebla era de origen mágico y que resguardaba la zona a la que se habían aventurado a explorar.

- Mantente cerca, esta niebla nos haría perdernos -. No solo advirtió a Reika sobre el peligro de la niebla mágica, sino que además usó su sortilegio en forma de marca para asegurarse de que la tenía localizada en todo momento.

Pasaron por varios cruces de caminos, vieron grandes arboles con formas realmente aterradoras, hasta que por fin, casi a tientas, llegaron a lo que parecía un gran claro, debido a que se perdía en el manto gris que les rodeaba. Siguieron un poco más y entonces lo vieron; frente a ellos podían apreciar una casa construida entre las raíces de un gran árbol. A ambos lados de la estructura dos pequeños huertos donde se cultivaban diferentes tipos de hierbas y setas.  En la parte posterior habían dos toscas estatuas de piedra, que rápidamente Thaine advirtió que eran constructos, seguramente otro medio de seguridad. Thaine le dijo a Reika que tuviera mucho cuidado y que no hiciera ningún movimiento brusco mientras avanzaban hacia la casa.


Ambos consiguieron llegar a la escalera de madera que comunicaba con la casa, Thaine estaba atento todo el rato por si los constructos empezaban a moverse. Por suerte o quizás porque aquella persona no había querido accionarlo, pudieron llegar hasta la puerta de aquel hogar.

- Está abierto -. Una voz algo temblorosa, como si se tratara de una señora mayor, se escuchó tras la puerta.

Con mucho cuidado, Thaine abrió del todo la puerta que estaba entornada y pudo ver como en una mecedora, una persona bastante mayor estaba sentada frente al fuego. Su túnica era roja y apenas se podía apreciar su rostro. Por dentro, la casa estaba iluminada por un intenso fuego, había muchos libros e instrumentos de alquimia, numerosas macetas con algunas plantas que brillaban de un color azulado; entre los muebles viejos se podía discernir una mesa preparada para cuatro personas.

- Ha pasado mucho tiempo desde última vez que tuvimos visitas -.  La mujer alzó su mano con algunas molestias y la puerta que daba al exterior se cerró lentamente. Acto seguido, invitó a Thaine y Reika a tomar asiento -. Por favor, comed y bebed, lo necesitareis después de haber pasado tres horas en la niebla de Sumire jeejee...

- ¿Tres... horas...? -. Preguntaron al unísono.

- Y deberían haber sido más, pero esta chica sigue pensando que sus sortilegios son inexpugnables...  -. Mencionó la anciana y por primera vez se le vio algo de su rostro.

Lo poco que pudo vislumbrar Thaine fue una cara muy arrugada y una sonrisa a la que le faltaban la mayoría de los dientes. Fácilmente podría tratarse de una persona de casi ochenta años.

- Mi nombre es... -. Fue a presentarse Thaine, pero fue interrumpido.

- Sí, Thaine de Gwynt y Reika Kazkart. Ambos sois supervivientes de la batalla de Islas Verdes.- Thaine y Reika se quedaron sorprendidos nuevamente sobre como había conseguido tanta información sobre ellos.- Soy una ex-miembro del GOET, tengo mis contactos aun. Vamos, tomad asiento y alimentaos.


Ambos tomaron asiento cuando de repente la puerta de la casa comenzó de nuevo a abrirse. Lo primero en entrar fue el pico de un pequeño sombrero color purpura al abrirse mas la puerta se pudo contemplar una joven y bajita chica, que vestía con una túnica y sombrero morado. Su cabello era verdoso al igual que sus ojos, que más que mirar parecían que analizaban en todo momento. Llevaba un pequeño bolso color rojizo y un bastón tallado, cuya madera se enroscaba en el extremo superior.


- Sumire, te presento a nuestros invitados. Él es Thaine y ella, Reika.

- Encantados -. Dijeron a la vez.

- ¿Cómo habéis podido pasar por el laberinto de niebla? -. Preguntó con rapidez y con tono áspero -. No percibo apenas magia en ninguno de ustedes.

- Esos modales, Sumire... -. Murmuró la anciana.

- Digamos que soy bueno defendiéndome en entornos naturales -. Contestó igualmente Thaine -. Aún así nos ha llevado tres horas conseguir salir. Sin duda, eres bastante hábil -. Elogió las dotes mágicas de la chica.

- Vamos, preséntate y toma asiento tú también, que hace ya bastantes años que no tenemos visitas.- Decía la anciana mientras se preparaba para comer.

La chica no dejaba de mirar a Thaine de arriba abajo con mirada retadora. Thaine pensó que debía sentirse ofendida de que alguien superase su sortilegio y quería demostrar que podía llevar a cabo un obstáculo aún mayor, pero igualmente acabó obedeciendo a la anciana.

- Mi nombre es Sumire, encantada -. Respondió con un aire de desconfianza, mientras tomaba asiento.

- ¿Y bien? ¿Qué os trae a la casa de una anciana y su nieta? -. Preguntó la anciana mirando a la que ahora sabían Thaine y Reika que era su nieta.- Tranquila, ellos son de fiar. Si no lo fuesen sabes perfectamente que no estarían aquí. Por cierto, me he presentado como ex-miembro del GOET pero aún no di mi nombre... soy Eleanor. Contadme por qué habéis venido hacia aquí.

- Mi hija y yo nos hemos embarcado en este viaje para lograr encontrar una fuente que nos conceda un milagro o un deseo. O al menos, siendo más específico, una cura para restablecer la memoria de una persona... Mi esposa, tras la batalla en Islas Verdes, nos odia tanto a Reika como a mi, todo debido al poder del enemigo que afectó sus recuerdos -. El rostro de Thaine se volvió algo más serio al tener que decir esas palabras.

- En Tydoras se va a celebrar un evento en el que se puede conseguir un deseo, las famosas Artes de Sangre. Un guerrero como tú que puede traspasar mis barreras mágicas seguramente puede ganarlo -. Comentó fríamente y con sarcasmo Sumire, con sus ojos clavados en Thaine.

- También he barajado esa opción. Reika y yo nos clasificaremos para el Royal Rumble e iré a ganarlo.- Al decir estas palabras miró con determinación a Sumire y esta apenas pudo mantener la mirada unos segundos-. Pero aún así quiero saber y conocer dónde encontrar algo como lo que he detallado. En ese Royal Rumble, muchas personas lucharan por cumplir sus deseos y no puedo depender completamente de algo así.


- Deseos, milagros, incluso una cura como la describes... mmm, ya veo -. Sopesó Eleanor -. Dame tu mano, Thaine de Gwynt -.Thaine obedeció -. Buscas una fuente de poder alta en un mundo que ha fluctuado en los últimos años. La sangre de los Trenler se ha visto alterada, aumentada y luego disminuida hasta la casi exterminación. 

- Usted... ¿Conoce la historia de los Trenler y la magia en el mundo? -. No es que fuese información confidencial y tampoco tendría que sorprenderse debido a que hace un momento acababa de decir sus nombres y su pequeña historia en las Islas Verdes, pero igualmente Thaine quedó maravillado por el conocimiento de una anciana que andaba recluida en un bosque desde hace años.

- Albert Lerker intenta ahora mantener un pilar que le viene demasiado grande -. Prosiguió ella, impasible -. Y eso hace que el mundo cambie... esas fuentes como las que buscas empiezan a desaparecer, Thaine.

- ¿Desaparecer? ¿Entonces, es imposible encontrar algo como lo que necesito?

La anciana se quedó callada y de repente, soltó la mano de Thaine. Unas lagrimas empezaron a caer por sus mejillas y mostró por completo su rostro por primera vez. Tenía el pelo corto y blanquecino, una enorme quemadura iba desde la parte derecha de su rostro hasta la otra; debían haberle quemado sus ojos. Sus labios eran de color morado, como si aún estando delante del fuego, este no la estuviera calentando.

- Desaparecen, pero gradualmente. Todavía tienes tiempo pero lo que no te puedo decir es dónde están. Quizás al otro lado del mar, quizás en territorios tan extensos como Bargskan o Gran Hiullal. Encontrar una magia tan poderosa o una cura para un sortilegio tan complicado es algo muy delicado. Solo algunos hechiceros en el mundo pueden llevar a cabo un deseo... solo unos pocos clérigos pueden formular un milagro; y aunque puedan hacerlo, no es una magia que puedan usar tan a la ligera, les lleva tiempo concentrar un poder así. Quizás algunos solo puedan llevar a cabo un conjuro así una vez durante toda su vida... -. Mencionó con algo de tristeza la anciana -. Lo siento mucho.

Thaine pudo observar esa tristeza reflejada tanto en Eleanor como en Reika. Aunque para él, aquella información también suponía una sensación de peso en su estómago, no se dejó amedrentar por la situación.

- No se preocupe, Eleanor -. Decía con optimismo-. Ambos sabíamos que esta misión iba a ser complicada. Pero no por ello debemos rendirnos, debemos seguir adelante por la familia.

Thaine consiguió sacar una leve sonrisa del rostro de Reika. Para entonces se dio cuenta de como Sumire veía la escena con unos ojos que denotaban algo de tristeza pero en cuanto se dio cuenta de que estaba siendo observada, la niña volvió a adoptar la misma mirada que antes.

- En fin, tenéis un viaje largo que llevar a cabo, pero también debéis comer -. Anunció Sumire preparando la mesa -. Vamos, que se va a enfriar la comida, y no entiendo de lo que estáis hablando. Abuela, espero que luego me lo expliques todo -. Finalizó antes de llevarse una cucharada de sopa a la boca.

Los cuatro comenzaron a almorzar. Mientras Thaine contestaba algunas preguntas sobre la situación en la que se encontraban los reinos tras la guerra, Reika y Sumire comenzaron a hablar sobre diversos temas: magia, esgrima, herboristería... Cuando todos acabaron de almorzar, Sumire y Reika se levantaron.

- Ahora regreso, Thaine. Voy con Sumire, que me va a enseñar una cosa de un sortilegio .- Dijo rápidamente Reika, que antes de que Thaine pudiese contestarle, ya se había ido junto con la niña.

Thaine se quedó con el dedo levantado y con la palabra en la boca.


- La juventud siempre con sus prisas por querer avanzar -.  Esbozó una sonrisa acompañada de un pequeño suspiro con el que parecía añorar un tiempo pasado.

- Sí, ellas disfrutarán de la juventud .- Decía Thaine mientras miraba al exterior a través de una ventana - ¿Ha oído hablar de la doctora Ilyasviel Von Eizbern?

- Escuché hablar de ella y de los grandes avances que había hecho en los Protectores, aunque ahora se algo más. Cuando me diste la mano, me permitiste entrar en algunos de tus recuerdos. Siento no poder ayudarte con ninguno de los temas a los que has venido -.  Dijo con un tono de tristeza nuevamente, mientras esta vez se levantaba y caminaba a un pequeño escritorio con extraños artefactos que se encendieron al ella acercarse.- Al menos, déjame obsequiarte con algo, Thaine.

Con telequinesis atrajo uno de sus muchos libros y una hoja en blanco. En ella, empezó a dibujar un extraño símbolo.

- En un futuro, tus espadas serán objeto de deseo por muchos otros, serás conocido e irán a por ti. Por ello, con esta runa “Axia” podrás mantener tus armas en un espacio dimensional parecido al de tu bolsa dimensional pero a diferencia de dicho objeto mágico, con esta runa podrás invocarlas rápidamente. Acércate, Thaine.- Acto seguido el dibujo que había realizado empezó a verse reflejado en las palmas de las manos de Thaine.

Por un momento, una enorme corriente mágica conectó los extraños aparatos con las manos de Thaine. Él sentía un extraño ardor que rápidamente le incomodaba pero después de unos segundos, todo volvió a la normalidad y las runas estaban en sus manos como si fuesen tatuajes. Cuando miró hacía su equipamiento, tanto Tyrael como Cuervo Blanco habían desaparecido.

- Toca esas runas -. Aclaró mientras respiraba profundamente. Al hacer contacto con la runa, se abrió fugazmente un pequeño portal y de él salió Cuervo Blanco.- Ahora, tus armas estarán a buen recaudo, no te reconocerán por ellas. Es lo máximo que puedo ofrecerte actualmente.

- Se lo agradezco Eleanor, todo será de gran ayuda para nuestro viaje.- Dijo Thaine agradecido, mientras hacía desaparecer de nuevo a Cuervo Blanco en la runa. Era algo muy útil, no solamente para pasar desapercibido sino también para aligerar peso o poder ponerse en guardia rápidamente. 

Desde dentro se escuchaba de fondo la voz de Reika maravillarse con la magia de la joven aprendiz de Eleanor. 

- Ella es muy hábil -. Reconoció Thaine -. Y más importante aún, es exigente consigo misma. Se volverá una gran hechicera.

- Tengo grandes esperanzas puestas en ella -. Comentó Eleanor con esfuerzo mientras se sentaba, esta vez, en un cómodo sillón acolchado -. Puede que la función del gremio de Tilos ya se haya tergiversado pero siempre habrá gente interesada en este recurso tan curioso como es la magia. 

- ¿Quiénes son sus padres? -. Se interesó Thaine.

- Solo te podría decir quién es su madre, es decir, mi hija. Pero ella se fue hace mucho tiempo, a tierras lejanas de aquí, en Occidente. Nunca más volví a verla. Sumire fue traída hacia mi mediante un amigo de mi hija, que me anunció que ella había fallecido, al igual que también lo había hecho su marido. 

- Lo siento, no debí... 

- No te preocupes, esta vieja anciana ha sufrido mucho ya como para que algo como rememorar el pasado pueda afectarle... -. Mencionó de ella misma -. Sus padres murieron en las revueltas de Occidente contra los Protectores. Dieron su vida por la libertad cuando su hija apenas tenía unos pocos años de vida. No dudo que llegará el día en el que Sumire saldrá a buscar sus tumbas, el que fue su hogar, necesitará ver algo así por si misma aunque le sea duro. 

Thaine recordó entonces las tumbas de los miembros de Evolution y  R-Evolution que habían caído durante la batalla en las Islas Verdes. Ver algo así fue duro para él, pero desde luego imaginar que esos compañeros habrían caído y que no tendrían tumbas le producía una sensación cruda de encogimiento. Algo así debía sentir Sumire.

- Un dolor así es algo que no le deseo a nadie -. Comentó Thaine al recordar su pasado -. Pero Sumire usará ese sufrimiento para volverse alguien fuerte. Con el tiempo, ese dolor no será más que una mancha en su pasado.

Eleanor, con una añoranza de felicidad, ensanchó sus labios para mostrar una gran sonrisa.

- Eres una buena persona, Thaine. Espero que encuentres lo que necesitas en tu viaje -. Le dijo Eleanor, agradecida -. Siento no poder despedirme como es debido, ni de ti ni de tu hija, Reika, pero debo descansar después de haberme esforzado tanto por el día de hoy.


La anciana se echó y empezó a descansar, pues lo necesitaba después de haber llevado tantos sortilegios como la intrusión en los recuerdos de Thaine o las runas. Él agachó su cabeza en señal de agradecimiento y marchó cerrando la puerta. Cuando llegó abajo pudo escuchar parte de la charla que estaban teniendo ambas.

- Ya veo, entonces si mezclo esto con esto podría usar mi habilidad -. Mencionó levemente Reika, Thaine pensó que preparaba un nuevo ataque.

- Veo que estáis muy entretenidas, pero Reika, llegó la hora de partir.

-Está bien. Sumire, ha sido un placer conversar contigo. Ya vendremos a visitaros a ti y Eleanor cuando Alleria y mis hermanos estén con nosotros.- Reika sonrió mientras agarró las manos de la chica -. Seguro que nos lo pasamos chachi. ¿Vendremos, no? -. Preguntó refiriéndose a Thaine.

- Claro.- Thaine sonrió a las chicas. El pudo ver como Sumire sonreía también.

- Os llevaré a la entrada -. Comentó finalmente.

Gracias a los poderes de Sumire, no necesitaron volver a pasar por aquella extraña niebla. Los tres juntaron sus manos y en un abrir y cerrar de ojos, ya se encontraban en la linde del bosque. 

- Estoy seguro de que la próxima vez vengamos aquí, necesitaremos ayuda para entrar -. Alabó Thaine a Sumire y su poder mágico. Desde que conocía su pasado ahora sentía una sensación de tristeza con la chica. 

- Por supuesto, no perderé de nuevo -. Comentó seria y desafiante.

- Je, estoy seguro de que no. Hasta otra, Sumire.

- ¡Adios, Sumire! -. Se despidió también Reika.

Empezaron a caminar hacía los caballos, con el sol bañando casi por completo los verdes prados cercanos a Tilos. Thaine tenía muchos pensamientos en su cabeza, tanto de los objetivos que tenían que cumplir, que parecía buscar una aguja en un pajar, como de la vida de la anciana Eleanor y del futuro de Sumire. 

- Es increíble, es menor que yo y fíjate lo que sabe hacer.- dijo Reika asombrada.

- No conozco mucho acerca de magia arcana, pero si que debe ser increíble dominar un conjuro así teniendo su edad.

Ambos montaron en sus respectivos caballos y marcharon hacía el puerto de Tilos. Con suerte, algún barco quedaría por zarpar para su llegada por la tarde. Cabalgaron a la máxima velocidad que pudieron dar sus caballos y para las siete de la tarde llegaron por fin al puerto. El puerto de Tilos estaba adornado con mucha propaganda mencionando la victoria sobre los Protectores del Ojo en Islas Verdes. También, numerosos barcos estaban anclados en el puerto, quizás si tenían suerte alguno de ellos iba dirección a Bargskan. Siguiendo las indicaciones de un joven pescador al que habían preguntado, marcharon hacía la oficina central para poder adquirir los pasajes. Tras unos minutos, se encontraron en un gran edificio cuyo techo tenia la forma de un barco al revés. Dejaron los caballos en un abrevadero cercano y entraron en la oficina. Estaba prácticamente vacía, salvo por un par de marineros que estaban arreglando unos papeles. En la ventanilla había un hombre con rasgos happakianos, calvo y con un bigote alargado totalmente recto.

- Buenas tardes, estaba interesado en adquirir dos billetes para un barco que fuese hacía Bargskan, a ser posible, para hoy mismo -. El hombre miró a Thaine y, posteriormente, se puso a mirar en un cuaderno bastante grande.

- Tenemos un barco disponible para dentro de quince minutos -. Contestó mientras cogía un imovil y ponía la función de calculadora -. Sería entonces...  un anciano, una joven ¿algo más?

Cuando escuchó la palabra "anciano", la cara de Thaine se puso blanquecina, y sus ojos perdieron todo brillo. Reika, al ver como su padre había sido totalmente descolocado, prosiguió ella.

- Sí, también serían dos caballos.

- Chica, creo que a tu abuelo le pasa algo, si quieres llamo a los curanderos para que lo traten.

- No, tranquilo, no será necesario -. Sonreía falsamente la chica.

- Vale, serán ciento cincuenta de oro solo ida. ¿Quiéren también la vuelta?-. Thaine empezó a buscar el oro, todavía afectado.

- No se preocupe -. Con un aire depresivo, le entregó las monedas al hombre y este le dio los billetes.

- Que tengan buen viaje -. Comentó con una leve y extraña sonrisa.


Cuando ya salieron de la oficina central, Thaine y Reika recogieron los caballos y marcharon hacía el barco, en el billete venía especificado el muelle donde estaba situado. Cuando llegaron, una persona se puso en pie en lo alto del mástil del navío. No mediría mas de metro y medio y llevaba unos pantalones de campana amarillos y un chaleco negro con el pecho abierto. En su rostro se podían apreciar varias cicatrices.


- Así que... ¡¡USTEDES SOIS LOS NUEVOS Y PRIMEROS PASAJEROS DEL TIMÓN DE TAMBOR!!- Gritando esto último, saltó desde lo alto del mástil, haciendo un sin fin de piruetas finalmente cayó sobre un montículo de paja. Rápidamente se levantó, realizando un baile bastante raro y señaló con el dedo hacía Thaine y Reika.- ¡ADELANTE, MIS QUERIDOS PASAJEROS! ¡YO, TAMBOR GREYJOY, OS LLEVARÉ HACÍA CIUDAD PÉTREA!

Reika se quedó mirando desconcertada a aquel sujeto llamado Tambor. Thaine ahora entendía el por qué de la sonrisa de aquel encargado de los billetes de barco.

- Bienvenido a bordo, señor... señori...- El chico quedó en silencio mientras miraba a Reika, y acto seguido tomó su mano para darle un beso.- He visto muchas cosas hermosas en mis aventuras en el mar, pero nada tan bonito como tú, pequeña.

Todo había pasado demasiado rápido Thaine aun estaba asimilando el piropo cuando de repente vio como un beso en la mano de su hija, hizo que su cara se tornara de un color rojizo. Al terminar de asimilar todo lo que había ocurrido en milésimas de segundos, su rostro cambió; una mirada de asesino se clavó  en el muchacho. El chico, al darse cuenta de como una energía negativa se estaba acumulando a su derecha, levantó la mirada y se encontró la mirada de Thaine. En la frente del chico se empezaron a mostrar unos sudores y, lentamente, soltó la mano de Reika y retrocedió unos pasos.

- Encatada... soy Re.- iba a decir Reika cuando fue interrumpida por su padre.

- Ella es mi hija... y yo soy su padre. Es lo único que necesitas saber, CAPITÁN TAMBOR -. Mientras decía estas palabras, Thaine se estaba acercando a él a la par que crujía todos los dedos de la mano. Una vez a su lado, le susurró - Espero que sea un viaje bastante tranquilo... y sin ningún tipo de incidencias.

- Por.. por supuesto que sí... quien paga, manda.- Dijo mientras sentía como una bestia salvaje en forma de Thaine estaba respirando a su lado.- Por... por favor, suban a bordo... partimos en nada.

Diciendo estas palabras el joven subió al barco, mientras Thaine seguía mirándolo salvajemente.

- Qué chico tan intenso ¿verdad? -. Las palabras de Reika taladraron la cabeza de Thaine en milésimas de segundos.

- Demasiado intenso... esperemos que se relaje en este mes de travesía -. Una risa algo malvada surgió desde lo más profundo de su ser -.  Vamos, subamos los caballos y marchémonos, Ciudad Petrea nos espera.

La travesía en barco duró poco más de un mes. A diferencia del anterior viaje que hicieron en el buque que le robaron a Kerry Daij, en este pudieron ver una gran diversidad de fauna y flora marina, y también, puertos y lugares maravillosos de otras ciudades a medida que viajaban cerca de la costa. Durante el transcurso del viaje, algunas tormentas les azotaron por el camino pero, a pesar de que para Timón aquel era el primer viaje que realizaba con su nave, mostró bastante soltura al manejo y control sobre situación. Thaine no pudo controlar que Reika fuera a hablar con el chico en algunas ocasiones. A fin de cuentas no le parecía una mala persona y si Alleria hubiera estado allí, sabía que no le hubiera permitido comportarse como un crío. Durante estos días, Thaine empezó a rezar para hacer mas fuerte su vinculo con la luz.

También durante las semanas que pasaron en alta mar. Thaine consulto a las fuerzas divinas de la luz, para saber sobre las intenciones de Alleria y sobre su paradero, en concreto preguntó temeroso sobre si Alleria pretendía buscar la forma de hacer que se olvidase por completo de Thaine. También preguntó si había partido hacía Bargskan, pero la respuesta a ambas preguntas fueron negativas, lo cual le alivió bastante.

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Thaine se despertó con el canto de las gaviotas, que junto con el nulo movimiento del barco, quería decir que aquella travesía había llegado a su fin.

- Al fin llegamos -. Le dijo Reika minutos después cuando se encontraban desayunando pero sin pausar su marcha, de manera que comían mientras bajaban del barco.

- Sí -. Contestó Thaine -. Lo primero que haremos será visitar a Aleindra por si sabe algo del paradero de Alleria y de paso, preguntarle por las ciudades en las que se producirán los combates para el Royal Rumble.

- Por cierto, tengo algo que decirte...

En la mente de Thaine todo se volvió negro y se repetía una y otra vez “tengo algo que decirte”. Unos escalofríos recorrieron su espalda y unos sudores empezaron a surgir de en su rostro. Habían muchas posibilidades pero él no estaba capacitado para escuchar un par de ellas.

- Di... di... dime... Reika-chan.- dijo Thaine de una manera algo robótica. Y sin apartar la vista del horizonte.

- Yo...

- Tú..

- Yo he...

- TÚ HAS...

- Yo he aprendido bastantes cosas sobre navegación, me veo preparada para poder dirigir un barco, tal y como hace Tambor -. Thaine la miro rápidamente y ella mostraba esa sonrisa angelical y pura de siempre, pero esta vez con un deje de satisfacción por haber asustado queriendo a Thaine. El sintió como un gran peso caía de su espalda al mar.

- Ayyyy... te compraré uno si quieres.

- ¡Ya lo has dicho!

Cuando ya bajaron sus caballos al puerto, pudieron ver a Tambor y su tripulación ayudando a bajar algunas cajas del barco.

- ¡Espero que hayan tenido un placentero viaje! -. Exclamó mientras ponía su pulgar hacia arriba.- ¡También espero que confíen de nuevo en EL TIMÓN DE TAMBOR!

- ¡Sii! Ya nos veremos, Tambor.- Exclamó Reika mientras se despedía alzando y agitando su mano. El chico realizo la misma acción acompañado de una sonrisa.


Padre e hija comenzaron a caminar por el puerto de Ciudad Pétrea. Debido a los sucesos acontecidos por Lerker, estaba en un estado casi ruinoso. Pudieron ver el palacio de Aleindra Kazkart en lo más alto de la ciudad, como algunas torres estaban destruidas. A medida que avanzaban por esas antiguas calles, podían ver como las estatuas que antes adornaban las plazas y calles ahora brillaban por su ausencia, al igual que el verde de los parques. Bastantes barcos utilizaban el río para transportar recursos necesarios para reconstruir las casas. Thaine pudo observar como algunas zonas tenían aún aquella membrana ocre producidas por los enjambres de Lerker. También, como apenas había ciudadanos paseando por las calles, sino que estaban reconstruyendo las distintas partes de la ciudad. Ver el estado en el que se encontraba la ciudad hizo recordar a Thaine como quedaron las Islas Verdes tras aquel ataque de Trenler. Sin duda, los estragos de la guerra eran bastantes notorios, fuese cual fuese el lugar. Camino al palacio real, al estar situado en la zona mas alta de la ciudad. Thaine pudo ver la Catedral de la Piedra Bendecida, donde hacía unos meses interrumpió una boda para salvar a Alleria. Dolido por haber recordado a su esposa, siguió hacía delante intentando distraerse de aquel suceso mientras hablaba con Reika. Al llegar las puertas de palacio, estaban cerradas y unos guardas vigilaban la entrada.

- ¿Quiénes son ustedes? -. Ambos guardias dieron un paso al frente.

- Venimos a hablar con su majestad -. Contestó Thaine amablemente.

- La reina esta intentando arreglar la situación, no tiene tiempo ahora mismo. Marchen por donde han venido.

- Díganle que Thaine de Gwynt esta aquí.

- Thaine de Gwynt, mmm... -. Dubitativo, el guardia que habló en todo momento se dirigió a su compañero -. Cartagon, ve a avisar a la mano de la reina. Dile que un viejo que se hace llamar Thaine de Gwynt ha venido ha visitarle.- El joven soldado asintió, realizó el gesto para que abrieran las puertas y se fue a gran velocidad.

Al cabo de unos minutos, la puerta por donde se había ido Cartagon se volvió a abrir. Esta vez, el joven salio acompañado de un hombre mayor con las cejas pobladas de color blanco, frondosa barba y totalmente calvo. Vestía unas túnica con el emblema de la casa Kazkart en el corazón.

- Así que tu debes ser el esposo de la señorita Alleria -. Mientras hacía un gesto a los guardias para que dejaran pasar a Thaine y Reika. Estos comenzaron a caminar hacia él.- Pueden llamarme Edmund Viligor consejero de la reina. Seguidme, ella os espera.

Pasado el umbral de la puerta exterior de palacio, Thaine y Reika pudieron contemplar un castillo de casi las misma dimensiones que el de Tydoras, solo que este algunas de las torres tenían agujeros enormes, otras estaban totalmente destruidas. Ya dentro del palacio, vislumbraron como estaba todo un poco mas ordenado aunque los rastros de destrucción seguían estando presentes. Podían ver como algunas sirvientas y obreros corrían de un lado para otro, con sus respectivos instrumentos de trabajo. También algunos magos utilizaban sus conjuros para intentar evitar que las construcciones de los obreros cediesen. Siguieron avanzando por el castillo hasta llegar a una gran puerta la cual se podía apreciar en un circulo como estaban dibujados los diferentes poderes elementales, junto con el emblema de los Karzkart en el centro.

- La reina os espera -. Emitiendo un brillo de su mano, la puerta comenzó a abrirse.- Adelante.

Tras pasar por la puerta esta se cerro de golpe. Thaine y Reika caminanban bajo una alfombra roja. Esta alfombra acababa en unas escaleras donde arriba del todo se encontraba Aleindra Karzkart, la reina de Bargskan.



- Ha pasado mucho tiempo o has envejecido muy rápido,  Thaine -. Dijo mientras una sonrisa adornaba su rostro-. No te recordaba así.

- La guerra y sus consecuencias... Sin embargo, usted cada día que pasa nos eclipsa más con su belleza , su majestad -.Contestó Thaine con cortesía y agachando su cabeza levemente.

- Querida hija, tenías tanta razón.- Susurró Aleindra esbozando una sonrisa fugaz- Esa joven debe ser mi nieta, Reika.

Diciendo estas palabras, Aleindra bajó los escalones e hizo un gesto a Thaine y Reika para que la acompañasen, y estos la siguieron. Sin perder de vista el trono salieron a balcón desde el cual se veía Ciudad Pétrea. Desde ese punto, se podía ver mucho mejor los estragos que causó el paso de Lerker por la ciudad.

- Así que la guerra ha terminado, Trenler ya no está en el poder. Por fin el mundo es un hogar mejor entonces -. Apreció Aleindra -. Sin embargo, estas guerras durante estos últimos años ha provocado que muchas partes del mundo queden en ruinas. Tan solo mira esta ciudad... es nuestro deber construir el futuro ahora que lo hemos asegurado. 

- Lo importante era poner a la gente de esta ciudad a salvo, los edificios se pueden volver a construir.

- Tienes razón, gracias a tu carta pude ponerlos a todos a salvo -. Agradeció Aleindra sin desviar la mirada de la ciudad -. Quizás ya no sea mi ciudad nunca más. Los Vonstein son los legítimos herederos al trono. Desde que todos hemos descubierto que Trenler utilizó al antiguo rey como marioneta... No se adonde llegara esto, lo que si espero es que se solucione de una manera pacifica.

- Seguro que se arreglará de ese modo. Tras la batalla en las Islas Verdes no creo nadie en su sano juicio se atreva a sacar las armas.

- Si cuento con unos salvadores como vosotros seguro que no -. Bromeó -. Alleria... no he sabido nada de ella desde que me enviaste la carta. ¿Cómo se encuentra?

- Se marchó de la ciudad a los pocos días, pensaba que quizás tú sabrías algo. 

- Siento no poder ser mas de ayuda hijo, te dije todo lo que sabía en esa carta. No he tenido tiempo tampoco para poder averiguar nada más.

- No te preocupes. Se que de algún momento a otro, daré con ella y, sobre todo, de una cura para lo que le pasa... Debo encontrarlo -. Thaine apretó el puño con fuerza -. Debo hacerlo antes de que... nazcan mis hijos.

- Así que voy a ser abuela... -. Soltó despacio -. De nuevo, claro -. Sonrió mirando a Reika -. Felicidades, Thaine.

- No me felicites ahora, lo harás cuando estemos todos juntos, haciendo una barbacoa junto a un lago... 

- Estoy seguro de que lo conseguirás...La traerás de vuelta, cueste lo que te cueste. Ella te ama más que a nada, no te puedes imaginar la de cosas que me contó de ti. Se que en alguna parte de su alma está esperándote -. Terminó diciendo Aleindra. 

Aquellas palabras llegaron a lo mas profundo de Thaine.

- Lo haré.... -. Convencido, miró fijamente a su suegra, la cual estaba a apenas unos centímetros de él. Esta, al ver la mirada de decisión que portaba Thaine, besó su frente.

- Confío en ti.

Por un instante, se quedaron en silencio contemplando la ciudad.

- Por cierto, debo pedirte algo. No se si has escuchado que dentro de poco se celebrará un Royal Rumble en Tydoras.

- Sí, he escuchado de eso, hablad con Edmund. Creo que él sabrá más sobre el tema.

- Vayamos.- Thaine y Reika entraron de nuevo en la sala del trono.- Gracias por la audiencia, majestad.

- Marchad, tenéis muchas tareas que cumplir. Espero volver a veros pronto y que la próxima vez sea con la familia al completo

- Cuente con ello -. Seguros de si mismo, Thaine y Reika hicieron una reverencia a modo de despedida.

Acto seguido, la puerta que por la que entraron en la habitación se volvió a abrir. El anciano apareció nuevamente.

- Vengan conmigo, señores. Les proporcionaré la información que necesitan -. Igual que antes, el anciano comenzó a caminar hacia la entrada del palacio. Tanto Thaine como Reika siguieron a Edmund.

El camino que recorrieron esta vez conectaba con el ala oeste. Aquella zona del palacio era la que en mejor estado se encontraba, como así lo demostraban las estructuras y adornos, como los distintos cuadros por los pasillos. Cuando llegaron a la habitación más alta del ala, se encontraron con una gran puerta. Edmund sacó una llave con una forma bastante extraña y abrió la puerta.


- La señora Aleindra me ha pedido expresamente que os ayude en todo.- Aclaro Edmund mientras pasaba por la puerta. Ambos le siguieron.

Ante ellos se encontraron una habitación la cual tenía cerca de una veintena de mesas, todas colocadas de la misma forma. Sobre todas ellas habían bastantes papeles y algo que tenían todas en común, mapas iluminados de los diferentes estados de Bargskan, por separado. Al fondo de la sala, un gran mapa, esta vez general del reino. Estaba iluminado por dos colores: azul y rojo. Thaine rápidamente ató cabos y se dio cuenta que eran los territorios que eran fiel a cada uno de los bandos que tenían dividida a Bargskan. Edmund marchó hacia la única mesa que no estaba colocada igual que las demás.

- Creo que podré echaros una mano para que tengáis acceso a los clasificatorios para el Royal Rumble. Eso si, tengo entendido que los participantes tienen un gran nivel. Veamos, veamos -. El anciano se puso a rebuscar en uno de los cajones hasta que dio con lo que buscaba, un par de tarjetas. Puso ambas tarjetas dentro de un aparato que Thaine jamás había visto, aunque se parecía bastante a los terminales que usaban los Protectores. Cuando el señor Edmund puso las dos tarjetas dentro de una runa que tenía el aparato, accionó una palanca y quedaron fijas en el interior de este. Acto seguido, empezó a pulsar el basto teclado, escribiendo algo sobre ellas -. Bien, con esto os habéis saltado la primera fase, la preliminar. Lo que quiere decir que tendréis mas tiempo para llegar a las ubicaciones donde se celebra la fase clasificatoria -.Volvió a meter la mano en uno de los cajones y sacó unos documentos -.Veamos... Villa Cristalina y Ciudad Luciérnaga, son las ciudades mas cercanas para realizar las distintas batallas reales.

-¿Batallas reales? -. Preguntó Reika, curiosa por el termino que no había oído nunca.

- Así es, señorita. Unos combates donde los clasificados de una región en la fase previa pelean a la vez en un escenario. Aquel que quede último ganará el derecho de estar en el Royal Rumble de Tydoras -. Aclaró Edmund -. Bien, elijan a cual irá cada uno.

El hombre rápidamente volvió a teclear.

- Yo participaré en el de Villa Cristalina, ella en el de Ciudad Luciérnaga -. Determinó Thaine. Reika se quedó mirándole -. Así Emily y los chicos pueden observar tu progreso y lo fuerte que te has hecho -. La chica sonrió y abrazó el brazo de Thaine.

- Perfecto -. Tras terminar de teclear, pulsó un botón, levantó la palanca y cogió ambas tarjetas, entregándoselas a Reika y Thaine respectivamente.- Estas tarjetas son recomendaciones de la casa Kazkart, os permitirán entrar directamente en dichos combates clasificatorios. No vendan, ni usen de manera incorrecta este privilegio que nuestra Reina os ha permitido tener ¿¡JUVER, DONDE ESTAS!?

- Aquí estoy Lord Edmund. Tal como me ordeno los billetes para la locomotora. -. Un joven con unas grandes gafas, pelo negro recogido en una coleta y una túnica beige, hizo entrega de unos billetes de viaje a Thaine.

- Bien hecho, tan eficaz como siempre. Bien, vuestro tren sale dentro de una hora de la Estación Central. Seguid a Juver, él os mostrara el camino.- Mencionó el anciano mientras cogía unos documentos.- Por cierto, os pedimos la mayor discreción, sobre lo que habéis visto. Hasta la próxima.

- No se preocupe, conocemos el camino de sobra. Y tampoco se preocupe por lo de aquí dentro, nuestros labios están sellados.

Minutos más tarde ya se encontraban fuera del palacio, de camino a la Estación Central para coger inmediatamente el tren de camino hacia el otro lado de la Cordillera de los Titanes de Bargskan.


Tras unos veinte minutos, llegaron a un gran edificio con numerosos orificios de los que salían mucho vapor. Dentro habían cerca de diez vías diferentes y un pequeño puente elevado que las conectaba todas. Ellos fueron a su vía correspondiente y allí vieron la locomotora. A diferencia de las demás, esta parecía como si fuese un último modelo, su diseño era menos tosco que las que se veían a su lado. Al entrar fueron a buscar sus respectivos asientos, pero lo que encontraron al llegar al numero seleccionado fue una puerta. Al entrar vieron una habitación muchos detalles: flores, cuadros, un pequeño minibar, sillones, cómodas y dos camas. Parecía casi como estar en una posada.
 
- Bienvenidos al Delorian Express, esperamos que el viaje sea de su agrado.- El sonido se emitió por unos pequeños altavoces que estaban en cada esquina de la habitación.

- Increíble... -. Mencionaba Reika mientras miraba todas las cosas que tenía la habitación.

- Sin duda, en comparación con el que vi en una ocasión este le da bastantes vueltas -. Dijo mientras se acercaba a la mesa en el centro de la habitación. En ella se podía ver la ruta y el tiempo que tardaría el tren en llegar a las paradas.- Ya veo, así que dos días. De estación Eremita iremos directamente a Ciudad Luciérnaga. Tendrás aproximadamente una semana para prepararte.

- Ganaré.- Afirmó mientras sacaba a Zyrael de la vaina.- No puedo fallarle a mamá, ni a la abuela, ni a Evolution, ni a ti.

- Estoy seguro de que lo conseguirás -.Thaine se sentó en su cama -. Joder, desde Tydoras no sentía una cama tan cómoda. 

Diciendo esto Thaine se tumbo en la cama. Reika hizo lo propio con la suya.

- Tienes razón, es bastante cómoda... Oye ¿Crees que le he caído bien a Aleindra?- Preguntó la chica.

- Por supuesto -. Afirmó Thaine -. Alleria le debió hablar de ti, te reconoció enseguida.

- Sabes se que este viaje es serio, pero... me esta gustando mucho viajar contigo.- Reika dijo estas palabras con un tono temeroso, como si a Thaine pudieran molestarle.

- Este es nuestro primer viaje como maestro y alumna, y como padre e hija.- Él giro su cabeza para mirarla -. Aunque vayamos con prisa por todos los sitios que visitamos y no te lo diga, también me alegra mucho que estés acompañándome en este viaje, Reika-chan -. Apreció mientras golpeaba la frente de su alumna con sus dedos y sonreía levemente -. Este será el primero de muchos que haremos. Tendremos un castillo volador... y toda la familia Kazkart de Gwynt viajaran juntos en él.

Ambos siguieron conversando sobre el futuro y el pasado. Thaine le contó a Reika como era antes de conocer a Alleria. Le contó el pasado de su madre relacionado con Hextor. También le habló de Lonzu, aquel que destruyo su aldea. Ella por su parte le habló de lo que hacían en su pueblo y sobre el entrenamiento que llevaba a cabo con Emily Marck. Los dos días pasaron y al fin llegaron a la Estación Eremita. Thaine y Reika cogieron su equipaje y marcharon acto seguido a Ciudad Luciérnaga, tuvieron que pasar por Haran Dunn. Thaine le comentó a Reika como se hizo pasar por vidente, y también como Akshael rompió la mano del alcalde.


A los cuatro días pudieron contemplar Ciudad Luciérnaga. Nada allí había cambiado, al parecer la plaga de insectos no consiguió llegar a esa zona. Reika se adelantó a Thaine, tenía muchas ganas de volver a ver a Emily, así que usó su enorme agilidad para ascender por el sendero hacía el observatorio. 

- ¡Emilyyyy, Sashaaaaa, Goryyyyy! -. Gritó cuando ya subió a lo alto del todo. Thaine que iba un poco más lento que ella, pudo observar como los tres salieron a la vez e iban corriendo hacia ella.

- ¡REIKAAAA! -. Gritaron todos al unisono.

La chica no pudo controlar la alegría y se abalanzó sobre ellos, abrazándolos a todos y cada uno de ellos con lagrimas en los ojos. Los cuatro empezaron a hablar casi a la vez de decenas de cosas que querían contarse apresuradamente. Emily Mack fue la primera en percatarse de que Thaine venía un poco mas atrás.

- ¡Thaine! -. Se acercó a abrazarle -. Estás muy cambiado... Vayamos dentro. Haré tu comida favorita Reika.

La casa de Emily Mack no había cambiado nada desde la última vez, cuando el escuadrón de Thaine estuvo allí para detener a Lerker. Todos juntos comieron, dedicaron la mayor parte de la tarde a ponerse al día con los progresos de cada niño, mostrando sus nuevas habilidades. Fueron a pasear por las calles de Ciudad Luciérnaga, Emily Mack les enseñó los esquemas de nuevos artilugios que estaba creando. Así estuvieron hasta que cayó la noche. Reika fue a dormir a su anterior habitación, la cual compartía con Sasha y Gory. Thaine dormiría en el sofá, debido a que no habían habitaciones para todos. A medianoche, Thaine despertó súbitamente. De nuevo estaba teniendo la misma pesadilla que le acompañaba desde Tydoras.


- Veo que no tienes buenos sueños últimamente Thaine.- La voz de Emily Mack llego desde su derecha. Ella estaba sentada en una butaca justo al lado del fuego.- Debo agradecerte que hayas traído a Reika, pero ahora dime lo que verdaderamente os trae aquí.

- No se le escapa una.

- Siempre que habéis llamado a mi puerta ha sido por algún motivo. ¿A quién tiene que salvar o derrotar ahora Evolution y R-Evolution?

- Esta vez es un asunto personal. Tras la batalla de Islas Verdes, Alleria, mi esposa, fue víctima del poder del enemigo. Sus recuerdos han sido distorsionados, ha olvidado todo de Reika y de mi... Es más, ahora nos odia.

El gesto de la cara de Emily Mack se entristeció un poco.

- Reika... se que haberla dejado en vuestras manos es lo mejor que pude hacer -. Se sinceró, sonriendo con melaconlía, mirando al fuego -.Ella me ha contado que ahora Alleria y tú sois como sus padres. Dime lo que necesitas saber, os ayudare en todo lo que pueda.

- Estaremos aquí hasta que se celebre la Batalla Real dentro de unos días, Reika participara.- Al escuchar eso, Emily Mack miro a Thaine con cara de preocupación.

- ¿Ella estará preparada?

- Lo está. Puedo decir que le falta poco para ser incluso más fuerte que yo.

- Espero que estés seguro de eso. He visto a muchos viajeros llegar desde que se anunció tal evento, alguno de ellos eran terroríficos -. Haciendo una leve pausa, continuó.- Supongo que queréis ganar el deseo que otorgan en este tipo de evento. Un deseo bastaría de sobra para restablecer su memoria ¿Que ha sido de la doctora Eizbern?

- Falleció en Islas Verdes -. En ese momento el recuerdo de la última despedida Ilya paso por su mente -. Luchó hasta el final.

Las lágrimas de Emily Mack comenzaron a recorrer sus mejillas justo después de unos sollozos iniciales.

- Ella siempre igual... dándolo todo por la causa que defendió... Normal que siempre hayas sido mi ejemplo a seguir, Ilyasviel.

- Emily, necesito saber si ella te contó algo acerca de donde había estado tras dejar los protectores. Yo... necesito hablar con ella, para hacerlo necesito conectarme espiritualmente con un lugar al que haya estado apegada. Su hogar en las Islas Verdes está destruido después de la guerra, así que necesito saber si conoces algún otro lugar... 

- Ella me contó muchas cosas... viajó por muchas partes del mundo. Pero recuerdo que me comentó algo de su viaje, un lugar en El Archipiélago de Cristal... La ciudad sagrada de Zotun. Me comentó maravillada sobre su gigantesca biblioteca en la que tuvo que invertir mucho tiempo para recopilar la información que buscaba. Quizás ese sea el sitio que buscas.

Thaine cerró los ojos y volvió a consultar a las fuerzas divinas de la luz ¿Era la ciudad sagrada de Zotun un lugar indicado para llevar a cabo el ritual y poder contactar con Ilya? La respuesta fue afirmativa.

- Parece ser que ella si estaba apegada a aquel lugar.- Thaine podría volver a ver a Candy. Sin duda, era una noticia que verdaderamente le hacía feliz. Desde que viajó con ella a los diferentes templos, para él, Ilya fue como una segunda madre. No pudo evitar que unas lágrimas recorrieran sus mejillas -. Ya tengo otro hilo del que tirar Alleria, pronto estarás con nosotros.
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Al día siguiente ya se prepararon para ir hacia Villa Cristalina para disputar el combate clasificatorio, luego volverían para el siguiente en Ciudad Luciérnaga. Emily les había dicho que aquella ciudad se encontraba en la costa norte de la bahía Ruggenmoure, antes del río Liberio, y que era una de las localizaciones que pertenecía al negocio de John Malorne. Thaine recordó con un nudo en el estómago como Malorne les ayudó totalmente agradecido después de salvar la economía de su discoteca... y como fue despiadadamente asesinado por Brad Toulosse. En ese momento, Thaine pasó de sentir tristeza a una resquemor de ira que aún quedaba latente. 

Descendieron desde el monte hasta los establos de la ciudad para recuperar sus caballos y se pusieron en marcha a primera hora de la mañana para llegar al atardecer. No solamente lucharía en el combate sino que también tenía la intención de recopilar información sobre El Archipiélago de Cristal y la ubicación de aquella ciudad. Pensaba en tantas cosas que tenía que preguntarle a Ilya, tantas cosas que contarle a pesar de que tan solo habían pasado unas pocas semanas después de la guerra en las Islas Verdes...

Por estar tan absorto en esos pensamientos, Thaine tardó en reaccionar cuando Reika frenó su caballo para evitar que arrollase a un sujeto que acababa de aparecer en el sendero que conducía hacia el exterior del bosque. Afortunadamente, lo detuvo a pocos centímetros de este.


- Perdone, señ... -. Fue a disculparse Thaine, pero se dio cuenta en el que el sujeto, encapuchado, de gran envergadura y con una espada enfundada surgiendo de su espalda, no había dado señales de querer apartarse.

- ¿Thaine de Gwynt? -. Preguntó con voz seca.

- El mismo -. Afirmó él mientras se bajaba del caballo y prestaba suma atención a aquel tipo.

- Perfecto, serás el cuarto de vuestro grupo en caer... -. Aquel tipo se llevó la mano a su arma, desenfundándola. 

- Reika, ponte atrás -. Comentó mientras dejaba los caballos a su cargo -. No se quién eres, ni qué dices del cuarto de nosotros, ni qué quieres... Pero no me contendré -. Tocó su runa y sacó a Tyrael, empuñandola con fuerza.

- Dudo que lo llegues a saber igualmente... -. Con el espadón en una de sus manos, aquel sujeto llevó a cabo una conjuración -. ¡Runa activa, Zefraia!

Un circulo brillante y rúnico surgió en el suelo entre Thaine y aquel tipo, y se expandió a gran velocidad hasta llenar un área que abarcaba más allá de ambos combatientes.

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