Las estrellas empezaban a desaparecer, al mismo tiempo que también lo hacía el cielo hacia un color anaranjado; Los primeros rayos del día pincelaban el horizonte. La lluvia al fin había cesado, debido al temporal los senderos se
habían vuelto engorrosos a la hora de transitar. En la intersección
de uno de los caminos, dos sombras se separaban, mientras uno
ascendía el otro proseguía recto.
Entre los árboles y con vistas a una gran
ciudad, un antiguo guerrero descansaba. Debido a las últimas lluvias,
se podía apreciar como las gotas caían de las ramas lentamente. De la vegetación adyacente a la tumba se podían apreciar numerosas
flores, algunas que ya habían florecido y otras que en breve
lo harían. El tiempo no pasó en balde para este lugar; el moho
acompañaba gran parte de la estructura de piedra, algo congelado
debido a el frío de la mañana.
- Tenías tanta razón en tantas
cosas... -. Una mano comenzó a quitar el moho generado, haciendo
posible que se pudiese leer una inscripción en la roca -. Ahora
entiendo aquella respuesta... ahora entiendo lo que tuviste que
soportar. Aunque también debo decírtelo, sin duda tenías
preparadas varias sorpresas para mi cuando no estuvieras.
En ese momento, una espada corta con su
correspondiente funda, de color blanco, fue colocada frente a la tumba.
- Sin duda esta fue la más grande de
todas... cuando la porté por primera vez, sentí que estabas a mi
lado como hace siete años. Han pasado tantísimas cosas... ¿Sabes? con
Sumia cometí demasiados errores y ahora podría decirse que jamas
sabré de ella... Tengo una esposa que ha olvidado todo lo que he pasado junto a ella, ahora me odia y detesta. Pero por eso
he emprendido este viaje, junto con Reika. Ella será quien
empuñe Cuervo Blanco cuando esté preparada, a diferencia de mi y
Tarendaar, ella llevará el código que nos inculcaste hasta el final.
Y por supuesto, esta Evolutión y R-Evolution; "una banda de locos" pensaba al principio, pero a medida que pasaba el tiempo se convirtió
en una familia, donde luchábamos por los demás sin venirnos nunca
abajo. Junto con ellos acabamos con una era.
Aquel manto naranja ya dominaba el
cielo, el sol salió completamente, iluminando la ciudad de Tilos y la
tumba de Kelebrus. Thaine guardó a Cuervo Blanco y empezó a quitar
todo el moho de la tumba.
- ¡Thaine, encontré a quién estamos
buscando! Parece que está en una pequeña cabaña en el bosque.-
La voz de Reika se detuvo. Y rápidamente hizo una reverencia, como
Thaine le había enseñado -. Kelebrus... El maestro del que me hablaste... -. Siguiendo la reverencia, se quedó mirando la tumba apesadumbrada.
Thaine fue a comentarle un par de cosas a Reika, como algunas palabras sobre Kelebrus y también sobre la tarea que le encargó anteriormente, pero su boca no emitió sonido alguno debido a una extra sensación. Había sentido a alguien más allí repentinamente, es más, había sentido como si estuviese cerca y le hubiese puesto la mano en el hombro. Pero tal y como lo sintió, se desvaneció en un suspiro.
- ¿Estás bien?- Preguntó Reika algo
extrañada.
- Si - Puede que se lo acabase de imaginar, pero lo interpretó como una señal y sonrió levemente.
Thaine colocó una rosa blanca en la tumba de
su maestro, Reika también hizo lo mismo pero colocando otra rosa pero roja y que acababa de florecer. Ambos comenzaron a bajar por el sendero, sus
sombras se alargaban bastante debido al sol en sus espaldas.
- ¿Y dónde esta el objetivo entonces?
- Tiene una pequeña casa en el bosque, al este de Tilos. Tal como dijo aquel mercader en Villa Topo, ella
había salido para recoger hierbas y setas.
- En marcha pues.
Lo primero que hicieron ambos fue ir a
por sus monturas. Debido a los conocimientos del entorno de Thaine, dejaron a los
caballos en una zona accesible al mismo tiempo que estarían lejos de la humedad de la zona. Una vez se montaron, pusieron rumbo al este tal y como había indicado Reika.
Al llegar a la entrada del bosque pudieron vislumbrar una extraña niebla tan densa que apenas pudieron ver más allá de los pocos árboles que les rodeaban. Thaine, usando varios sortilegios de explorador, se
dio cuenta de que aquella niebla era de origen mágico y que resguardaba la zona a la que se habían aventurado a explorar.
- Mantente cerca, esta
niebla nos haría perdernos -. No solo advirtió a Reika sobre el peligro de la niebla mágica, sino que además usó su sortilegio en forma de marca para asegurarse de que la tenía localizada en todo momento.
Pasaron por varios cruces de
caminos, vieron grandes arboles con formas realmente aterradoras,
hasta que por fin, casi a tientas, llegaron a lo que parecía un gran claro, debido a que se perdía en el manto gris que les rodeaba. Siguieron un poco más y entonces lo vieron; frente a ellos podían apreciar una casa construida entre las raíces
de un gran árbol. A ambos lados de la estructura dos pequeños huertos donde se cultivaban diferentes tipos de hierbas
y setas. En la parte posterior habían dos toscas estatuas de piedra, que rápidamente
Thaine advirtió que eran constructos, seguramente otro medio de
seguridad. Thaine le dijo a Reika que tuviera mucho cuidado y que no
hiciera ningún movimiento brusco mientras avanzaban hacia la casa.
Ambos consiguieron llegar a la escalera de madera que comunicaba con la casa, Thaine estaba atento todo el rato por si
los constructos empezaban a moverse. Por suerte o quizás porque
aquella persona no había querido accionarlo, pudieron llegar hasta
la puerta de aquel hogar.
- Está abierto -. Una voz algo temblorosa, como si se tratara de una señora mayor, se escuchó tras la puerta.
Con mucho cuidado, Thaine abrió del todo la
puerta que estaba entornada y pudo ver como en una mecedora, una persona bastante mayor
estaba sentada frente al fuego. Su túnica era roja y apenas se
podía apreciar su rostro. Por dentro, la casa estaba iluminada por un
intenso fuego, había muchos libros e instrumentos de alquimia, numerosas macetas con algunas plantas que brillaban de un color azulado; entre los muebles viejos se podía discernir una mesa preparada para cuatro personas.
- Ha pasado mucho tiempo desde última
vez que tuvimos visitas -. La mujer alzó su mano con algunas
molestias y la puerta que daba al exterior se cerró lentamente. Acto seguido, invitó a
Thaine y Reika a tomar asiento -. Por favor, comed y bebed, lo necesitareis después de haber pasado tres horas en la
niebla de Sumire jeejee...
- ¿Tres... horas...? -. Preguntaron al unísono.
- Y deberían haber sido más, pero esta chica sigue pensando que sus sortilegios son inexpugnables... -. Mencionó la anciana
y por primera vez se le vio algo de su rostro.
Lo poco que pudo vislumbrar Thaine fue una cara muy
arrugada y una sonrisa a la que le faltaban la mayoría de los
dientes. Fácilmente podría tratarse de una persona de casi ochenta años.
- Mi nombre es... -. Fue a presentarse Thaine, pero fue interrumpido.
- Sí, Thaine de Gwynt y Reika Kazkart. Ambos sois supervivientes de la batalla de Islas Verdes.- Thaine y
Reika se quedaron sorprendidos nuevamente sobre como había conseguido
tanta información sobre ellos.- Soy una ex-miembro del GOET, tengo mis contactos
aun. Vamos, tomad asiento y alimentaos.
Ambos tomaron asiento cuando de
repente la puerta de la casa comenzó de nuevo a abrirse. Lo primero
en entrar fue el pico de un pequeño sombrero color purpura al
abrirse mas la puerta se pudo contemplar una joven y bajita chica, que vestía
con una túnica y sombrero morado. Su cabello era verdoso al igual
que sus ojos, que más que mirar parecían que analizaban en
todo momento. Llevaba un pequeño bolso color rojizo y un bastón tallado, cuya madera se enroscaba en el extremo superior.
- Sumire, te presento a nuestros
invitados. Él es Thaine y ella, Reika.
- Encantados -. Dijeron a la vez.
- ¿Cómo habéis podido pasar por el
laberinto de niebla? -. Preguntó con rapidez y con tono áspero -. No percibo apenas magia en ninguno de ustedes.
- Esos modales, Sumire... -. Murmuró la anciana.
- Digamos que soy bueno defendiéndome en entornos naturales -. Contestó igualmente Thaine -. Aún
así nos ha llevado tres horas conseguir salir. Sin duda, eres bastante
hábil -. Elogió las dotes mágicas de la chica.
- Vamos, preséntate y toma asiento tú también, que hace ya bastantes años que no tenemos
visitas.- Decía la anciana mientras se preparaba para comer.
La chica no dejaba de mirar a Thaine de
arriba abajo con mirada retadora. Thaine pensó que debía sentirse ofendida de que alguien superase su sortilegio y quería demostrar que podía llevar a cabo un obstáculo aún mayor, pero igualmente acabó obedeciendo a la anciana.
- Mi nombre es Sumire,
encantada -. Respondió con un aire de desconfianza, mientras tomaba
asiento.
- ¿Y bien? ¿Qué os trae a la casa de una
anciana y su nieta? -. Preguntó la anciana mirando a la que ahora sabían Thaine y Reika que era su nieta.- Tranquila, ellos son de fiar. Si no lo fuesen sabes perfectamente que no
estarían aquí. Por cierto, me he presentado como ex-miembro del GOET pero aún no di mi nombre... soy Eleanor. Contadme por qué habéis venido hacia aquí.
- Mi hija y yo nos hemos embarcado en
este viaje para lograr encontrar una fuente que nos conceda un
milagro o un deseo. O al menos, siendo más específico, una cura para restablecer la memoria de una persona... Mi esposa, tras la batalla en Islas Verdes, nos odia tanto a Reika como a mi, todo debido al poder del enemigo que afectó sus recuerdos -. El rostro de Thaine se volvió algo más serio
al tener que decir esas palabras.
- En Tydoras se va a celebrar un evento
en el que se puede conseguir un deseo, las famosas Artes de Sangre.
Un guerrero como tú que puede traspasar mis barreras mágicas
seguramente puede ganarlo -. Comentó fríamente y con sarcasmo Sumire, con sus ojos clavados en Thaine.
- También he barajado esa opción. Reika y yo nos clasificaremos para el Royal Rumble e iré a
ganarlo.- Al decir estas palabras miró con determinación a Sumire y esta apenas pudo mantener la mirada unos segundos-. Pero aún así quiero
saber y conocer dónde encontrar algo como lo que he detallado. En ese Royal Rumble, muchas
personas lucharan por cumplir sus deseos y no puedo depender completamente de algo así.
- Deseos, milagros, incluso una cura como la describes... mmm, ya veo -. Sopesó Eleanor -. Dame tu mano, Thaine de Gwynt -.Thaine obedeció -. Buscas una fuente de poder alta en un mundo que ha fluctuado en los últimos años. La sangre de los Trenler se ha visto alterada, aumentada y luego disminuida hasta la casi exterminación.
- Usted... ¿Conoce la historia de los Trenler y la magia en el mundo? -. No es que fuese información confidencial y tampoco tendría que sorprenderse debido a que hace un momento acababa de decir sus nombres y su pequeña historia en las Islas Verdes, pero igualmente Thaine quedó maravillado por el conocimiento de una anciana que andaba recluida en un bosque desde hace años.
- Albert Lerker intenta ahora mantener un pilar que le viene demasiado grande -. Prosiguió ella, impasible -. Y eso hace que el mundo cambie... esas fuentes como las que buscas empiezan a desaparecer, Thaine.
- ¿Desaparecer? ¿Entonces, es imposible encontrar algo como lo que necesito?
La anciana se quedó callada y de
repente, soltó la mano de Thaine. Unas lagrimas empezaron a caer por
sus mejillas y mostró por completo su rostro por primera vez. Tenía el pelo corto
y blanquecino, una enorme quemadura iba desde la parte derecha de su
rostro hasta la otra; debían haberle quemado sus ojos. Sus labios eran de color morado, como si aún estando delante del fuego, este no la
estuviera calentando.
- Desaparecen, pero gradualmente. Todavía tienes tiempo pero lo que no te puedo decir es dónde están. Quizás al otro lado del mar, quizás en territorios tan extensos como Bargskan o Gran Hiullal. Encontrar una magia tan poderosa o una cura para un sortilegio tan complicado es algo muy delicado. Solo algunos hechiceros en el mundo pueden llevar a cabo un deseo... solo unos pocos clérigos pueden formular un milagro; y aunque puedan hacerlo, no es una magia que puedan usar tan a la ligera, les lleva tiempo concentrar un poder así. Quizás algunos solo puedan llevar a cabo un conjuro así una vez durante toda su vida... -. Mencionó con algo de tristeza la anciana -. Lo siento mucho.
Thaine pudo observar esa tristeza reflejada tanto en Eleanor como en Reika. Aunque para él, aquella información también suponía una sensación de peso en su estómago, no se dejó amedrentar por la situación.
- No se preocupe, Eleanor -. Decía con optimismo-. Ambos
sabíamos que esta misión iba a ser complicada. Pero no por ello
debemos rendirnos, debemos seguir adelante por la familia.
Thaine consiguió sacar una leve
sonrisa del rostro de Reika. Para entonces se dio cuenta de como
Sumire veía la escena con unos ojos que denotaban algo de tristeza pero en cuanto se dio cuenta de que estaba siendo observada, la niña volvió a adoptar la misma mirada que antes.
- En fin, tenéis un viaje largo que llevar a cabo, pero también debéis comer -. Anunció Sumire preparando la mesa -. Vamos, que se va a enfriar la comida, y
no entiendo de lo que estáis hablando. Abuela, espero que luego me lo
expliques todo -. Finalizó antes de llevarse una cucharada de sopa a la boca.
Los cuatro comenzaron a almorzar.
Mientras Thaine contestaba algunas preguntas sobre la situación en
la que se encontraban los reinos tras la guerra, Reika y Sumire
comenzaron a hablar sobre diversos temas: magia, esgrima,
herboristería... Cuando todos acabaron de almorzar, Sumire y Reika se
levantaron.
- Ahora regreso, Thaine. Voy con Sumire, que me va a enseñar una cosa de un sortilegio .- Dijo rápidamente Reika, que antes de que
Thaine pudiese contestarle, ya se había ido junto con la niña.
Thaine se quedó con el dedo levantado y
con la palabra en la boca.
- La juventud siempre con sus prisas por
querer avanzar -. Esbozó una sonrisa acompañada de un pequeño suspiro con el que parecía añorar un tiempo pasado.
- Sí, ellas disfrutarán de la juventud .- Decía
Thaine mientras miraba al exterior a través de una ventana - ¿Ha oído hablar de la doctora
Ilyasviel Von Eizbern?
- Escuché hablar de ella y de los
grandes avances que había hecho en los Protectores, aunque ahora se algo más. Cuando me diste la mano, me
permitiste entrar en algunos de tus recuerdos. Siento no poder
ayudarte con ninguno de los temas a los que has venido -. Dijo con un
tono de tristeza nuevamente, mientras esta vez se levantaba y
caminaba a un pequeño escritorio con extraños artefactos que se
encendieron al ella acercarse.- Al menos, déjame obsequiarte con algo, Thaine.
Con telequinesis atrajo uno de sus
muchos libros y una hoja en blanco. En ella, empezó a dibujar un
extraño símbolo.
- En un futuro, tus espadas serán objeto
de deseo por muchos otros, serás conocido e irán a por ti. Por ello, con esta runa “Axia” podrás mantener tus armas en un espacio dimensional parecido al de tu bolsa dimensional pero a diferencia de dicho objeto mágico, con esta runa podrás invocarlas rápidamente. Acércate, Thaine.- Acto seguido el dibujo que
había realizado empezó a verse reflejado en las palmas de las manos
de Thaine.
Por un momento, una enorme corriente
mágica conectó los extraños aparatos con las manos de Thaine. Él
sentía un extraño ardor que rápidamente le incomodaba pero después de unos segundos, todo volvió a la normalidad y las runas estaban en sus manos como si fuesen tatuajes. Cuando miró hacía su equipamiento, tanto Tyrael como Cuervo
Blanco habían desaparecido.
- Toca esas runas -. Aclaró mientras
respiraba profundamente. Al hacer contacto con la runa, se abrió fugazmente un pequeño portal y de él salió Cuervo Blanco.- Ahora, tus armas
estarán a buen recaudo, no te reconocerán por ellas. Es lo máximo
que puedo ofrecerte actualmente.
- Se lo agradezco Eleanor, todo será de
gran ayuda para nuestro viaje.- Dijo Thaine agradecido, mientras
hacía desaparecer de nuevo a Cuervo Blanco en la runa. Era algo muy útil, no solamente para pasar desapercibido sino también para aligerar peso o poder ponerse en guardia rápidamente.
Desde dentro se escuchaba de fondo la voz de Reika maravillarse con la magia de la joven aprendiz de Eleanor.
- Ella es muy hábil -. Reconoció Thaine -. Y más importante aún, es exigente consigo misma. Se volverá una gran hechicera.
- Tengo grandes esperanzas puestas en ella -. Comentó Eleanor con esfuerzo mientras se sentaba, esta vez, en un cómodo sillón acolchado -. Puede que la función del gremio de Tilos ya se haya tergiversado pero siempre habrá gente interesada en este recurso tan curioso como es la magia.
- ¿Quiénes son sus padres? -. Se interesó Thaine.
- Solo te podría decir quién es su madre, es decir, mi hija. Pero ella se fue hace mucho tiempo, a tierras lejanas de aquí, en Occidente. Nunca más volví a verla. Sumire fue traída hacia mi mediante un amigo de mi hija, que me anunció que ella había fallecido, al igual que también lo había hecho su marido.
- Lo siento, no debí...
- No te preocupes, esta vieja anciana ha sufrido mucho ya como para que algo como rememorar el pasado pueda afectarle... -. Mencionó de ella misma -. Sus padres murieron en las revueltas de Occidente contra los Protectores. Dieron su vida por la libertad cuando su hija apenas tenía unos pocos años de vida. No dudo que llegará el día en el que Sumire saldrá a buscar sus tumbas, el que fue su hogar, necesitará ver algo así por si misma aunque le sea duro.
Thaine recordó entonces las tumbas de los miembros de Evolution y R-Evolution que habían caído durante la batalla en las Islas Verdes. Ver algo así fue duro para él, pero desde luego imaginar que esos compañeros habrían caído y que no tendrían tumbas le producía una sensación cruda de encogimiento. Algo así debía sentir Sumire.
- Un dolor así es algo que no le deseo a nadie -. Comentó Thaine al recordar su pasado -. Pero Sumire usará ese sufrimiento para volverse alguien fuerte. Con el tiempo, ese dolor no será más que una mancha en su pasado.
Eleanor, con una añoranza de felicidad, ensanchó sus labios para mostrar una gran sonrisa.
- Eres una buena persona, Thaine. Espero que encuentres lo que necesitas en tu viaje -. Le dijo Eleanor, agradecida -. Siento no poder despedirme como es debido, ni de ti ni de tu hija, Reika, pero debo descansar después de haberme esforzado tanto por el día de hoy.
La anciana se echó y empezó a descansar, pues lo necesitaba después de haber llevado tantos sortilegios como la intrusión en los recuerdos de Thaine o las runas. Él agachó su cabeza en señal de agradecimiento y marchó cerrando la puerta. Cuando llegó abajo pudo escuchar parte de la
charla que estaban teniendo ambas.
- Ya veo, entonces si mezclo esto con
esto podría usar mi habilidad -. Mencionó levemente Reika, Thaine pensó que preparaba un nuevo ataque.
- Veo que estáis muy entretenidas, pero
Reika, llegó la hora de partir.
-Está bien. Sumire, ha sido un placer
conversar contigo. Ya vendremos a visitaros a ti y Eleanor cuando
Alleria y mis hermanos estén con nosotros.- Reika sonrió mientras
agarró las manos de la chica -. Seguro que nos lo pasamos chachi.
¿Vendremos, no? -. Preguntó refiriéndose a Thaine.
- Claro.- Thaine sonrió a las chicas.
El pudo ver como Sumire sonreía también.
- Os llevaré a la entrada -. Comentó finalmente.
Gracias a los poderes de Sumire, no necesitaron volver a pasar por aquella extraña niebla. Los tres juntaron sus manos y en un abrir y cerrar de ojos, ya se encontraban en la linde del bosque.
- Estoy seguro de que la próxima vez vengamos aquí, necesitaremos ayuda para entrar -. Alabó Thaine a Sumire y su poder mágico. Desde que conocía su pasado ahora sentía una sensación de tristeza con la chica.
- Por supuesto, no perderé de nuevo -. Comentó seria y desafiante.
- Je, estoy seguro de que no. Hasta otra, Sumire.
- ¡Adios, Sumire! -. Se despidió también Reika.
Empezaron a caminar hacía los caballos, con el sol bañando casi por completo los verdes prados cercanos a Tilos. Thaine tenía muchos pensamientos en su cabeza, tanto de los objetivos que tenían que cumplir, que parecía buscar una aguja en un pajar, como de la vida de la anciana Eleanor y del futuro de Sumire.
- Es increíble, es menor que yo y fíjate lo que sabe hacer.- dijo Reika asombrada.
- No conozco mucho acerca de magia
arcana, pero si que debe ser increíble dominar un conjuro así teniendo su edad.
Ambos montaron en sus respectivos
caballos y marcharon hacía el puerto de Tilos. Con suerte, algún barco quedaría por zarpar
para su llegada por la tarde. Cabalgaron a la máxima velocidad que pudieron
dar sus caballos y para las siete de la tarde llegaron por fin al puerto. El puerto de Tilos estaba adornado con mucha propaganda
mencionando la victoria sobre los Protectores del Ojo en Islas
Verdes. También, numerosos barcos estaban anclados en el puerto, quizás si
tenían suerte alguno de ellos iba dirección a Bargskan. Siguiendo las indicaciones de un joven pescador al que habían preguntado, marcharon hacía la
oficina central para poder adquirir los pasajes. Tras unos minutos, se
encontraron en un gran edificio cuyo techo tenia la forma
de un barco al revés. Dejaron los caballos en un abrevadero cercano y entraron en la oficina. Estaba prácticamente vacía, salvo por un par
de marineros que estaban arreglando unos papeles. En la ventanilla había un
hombre con rasgos happakianos, calvo y con un bigote alargado
totalmente recto.
- Buenas tardes, estaba interesado en
adquirir dos billetes para un barco que fuese hacía Bargskan, a ser posible, para
hoy mismo -. El hombre miró a Thaine y, posteriormente, se puso a mirar en un cuaderno bastante grande.
- Tenemos un barco disponible para
dentro de quince minutos -. Contestó mientras cogía un imovil y ponía
la función de calculadora -. Sería entonces... un anciano, una joven ¿algo
más?
Cuando escuchó la palabra "anciano", la cara de
Thaine se puso blanquecina, y sus ojos perdieron todo brillo. Reika, al ver como su padre había sido totalmente descolocado, prosiguió ella.
- Sí, también serían dos caballos.
- Chica, creo que a tu abuelo le pasa
algo, si quieres llamo a los curanderos para que lo traten.
- No, tranquilo, no será necesario -. Sonreía falsamente la chica.
- Vale, serán ciento cincuenta de oro solo ida.
¿Quiéren también la vuelta?-. Thaine empezó a buscar el oro, todavía afectado.
- No se preocupe -. Con un aire depresivo, le entregó las monedas al hombre y este le dio los billetes.
- Que tengan buen viaje -. Comentó con una leve y extraña sonrisa.
Cuando ya salieron de la oficina
central, Thaine y Reika recogieron los caballos y marcharon hacía el barco,
en el billete venía especificado el muelle donde estaba
situado. Cuando llegaron, una persona se puso en pie
en lo alto del mástil del navío. No mediría mas de metro y medio y llevaba
unos pantalones de campana amarillos y un chaleco negro con el pecho
abierto. En su rostro se podían apreciar varias cicatrices.
- Así que... ¡¡USTEDES SOIS LOS NUEVOS Y
PRIMEROS PASAJEROS DEL TIMÓN DE TAMBOR!!- Gritando esto último, saltó desde lo alto del mástil, haciendo un sin fin de piruetas
finalmente cayó sobre un montículo de paja. Rápidamente se
levantó, realizando un baile bastante raro y señaló con el dedo
hacía Thaine y Reika.- ¡ADELANTE, MIS QUERIDOS PASAJEROS! ¡YO, TAMBOR
GREYJOY, OS LLEVARÉ HACÍA CIUDAD PÉTREA!
Reika se quedó mirando desconcertada a aquel sujeto llamado Tambor. Thaine ahora
entendía el por qué de la sonrisa de aquel encargado de los billetes de barco.
- Bienvenido a bordo, señor...
señori...- El chico quedó en silencio mientras miraba a Reika, y
acto seguido tomó su mano para darle un beso.- He visto muchas cosas
hermosas en mis aventuras en el mar, pero nada tan bonito como tú,
pequeña.
Todo había pasado demasiado rápido
Thaine aun estaba asimilando el piropo cuando de repente vio como un
beso en la mano de su hija, hizo que su cara se tornara de un color
rojizo. Al terminar de
asimilar todo lo que había ocurrido en milésimas de segundos, su
rostro cambió; una mirada de asesino se clavó en el muchacho. El
chico, al darse cuenta de como una energía negativa se estaba acumulando a
su derecha, levantó la mirada y se encontró la mirada de Thaine. En
la frente del chico se empezaron a mostrar unos sudores y, lentamente, soltó la mano de Reika y retrocedió unos pasos.
- Encatada... soy Re.- iba a decir Reika
cuando fue interrumpida por su padre.
- Ella es mi hija... y yo soy su padre. Es lo único que necesitas saber, CAPITÁN TAMBOR -. Mientras decía
estas palabras, Thaine se estaba acercando a él a la par que crujía
todos los dedos de la mano. Una vez a su lado, le susurró - Espero que
sea un viaje bastante tranquilo... y sin ningún tipo de incidencias.
- Por.. por supuesto que sí... quien paga, manda.- Dijo mientras sentía como una bestia salvaje en forma de Thaine estaba
respirando a su lado.- Por... por favor, suban a bordo... partimos en nada.
Diciendo estas palabras el joven subió
al barco, mientras Thaine seguía mirándolo salvajemente.
- Qué chico tan intenso ¿verdad? -. Las
palabras de Reika taladraron la cabeza de Thaine en milésimas de
segundos.
- Demasiado intenso... esperemos que se
relaje en este mes de travesía -. Una risa algo malvada surgió desde lo más
profundo de su ser -. Vamos, subamos los caballos y marchémonos,
Ciudad Petrea nos espera.
La travesía en barco duró poco más
de un mes. A diferencia del anterior viaje que hicieron en el buque
que le robaron a Kerry Daij, en este pudieron ver una gran diversidad
de fauna y flora marina, y también, puertos y lugares maravillosos de otras ciudades a medida que viajaban cerca de la costa.
Durante el transcurso del viaje, algunas tormentas les
azotaron por el camino pero, a pesar de que para Timón aquel era el primer viaje que
realizaba con su nave, mostró bastante soltura al manejo y control
sobre situación. Thaine no pudo controlar que Reika fuera a hablar
con el chico en algunas ocasiones. A fin de cuentas no le parecía
una mala persona y si Alleria hubiera estado allí, sabía que no le
hubiera permitido comportarse como un crío. Durante estos días, Thaine empezó a rezar para hacer mas fuerte su vinculo con la luz.
También durante las semanas que pasaron en alta mar. Thaine consulto a las fuerzas divinas de la luz, para
saber sobre las intenciones de Alleria y sobre su paradero, en concreto preguntó temeroso sobre si Alleria pretendía buscar la forma de hacer que se olvidase por completo de Thaine. También preguntó si había partido hacía Bargskan, pero la respuesta a ambas preguntas fueron negativas, lo cual le alivió bastante.
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Thaine se despertó con el canto de las gaviotas, que junto con el nulo movimiento del barco, quería decir que aquella
travesía había llegado a su fin.
- Al fin llegamos -. Le dijo Reika minutos después cuando se encontraban desayunando pero sin pausar su marcha, de manera que comían mientras bajaban del barco.
- Sí -. Contestó Thaine -. Lo primero que
haremos será visitar a Aleindra por si sabe algo del paradero de
Alleria y de paso, preguntarle por las ciudades en las que se
producirán los combates para el Royal Rumble.
- Por cierto, tengo algo que decirte...
En la mente de Thaine todo se volvió
negro y se repetía una y otra vez “tengo algo que decirte”.
Unos escalofríos recorrieron su espalda y unos sudores empezaron a
surgir de en su rostro. Habían muchas posibilidades pero él no estaba
capacitado para escuchar un par de ellas.
- Di... di... dime... Reika-chan.- dijo
Thaine de una manera algo robótica. Y sin apartar la vista del
horizonte.
- Yo...
- Tú..
- Yo he...
- TÚ HAS...
- Yo he aprendido bastantes cosas sobre
navegación, me veo preparada para poder dirigir un barco, tal y como
hace Tambor -. Thaine la miro rápidamente y ella mostraba esa sonrisa
angelical y pura de siempre, pero esta vez con un deje de satisfacción por haber asustado queriendo a Thaine. El sintió como un gran peso caía de su
espalda al mar.
- Ayyyy... te compraré uno si quieres.
- ¡Ya lo has dicho!
Cuando ya bajaron sus caballos al puerto, pudieron ver a Tambor y su tripulación ayudando a bajar algunas cajas del barco.
- ¡Espero que hayan tenido un placentero
viaje! -. Exclamó mientras ponía su pulgar hacia arriba.- ¡También espero que
confíen de nuevo en EL TIMÓN DE TAMBOR!
- ¡Sii! Ya nos veremos, Tambor.- Exclamó Reika mientras se despedía alzando y agitando su mano. El chico
realizo la misma acción acompañado de una sonrisa.
Padre e hija comenzaron a caminar por
el puerto de Ciudad Pétrea. Debido a los sucesos
acontecidos por Lerker, estaba en un estado casi ruinoso. Pudieron ver el palacio de Aleindra Kazkart en lo más alto de la
ciudad, como algunas torres estaban destruidas. A medida que
avanzaban por esas antiguas calles, podían ver como las estatuas que
antes adornaban las plazas y calles ahora brillaban por su ausencia, al igual que el verde de los parques. Bastantes barcos utilizaban el río para
transportar recursos necesarios para reconstruir las casas. Thaine pudo observar como
algunas zonas tenían aún aquella membrana ocre producidas por los
enjambres de Lerker. También, como apenas había ciudadanos paseando por las
calles, sino que estaban reconstruyendo las distintas partes de la ciudad. Ver el estado en el que se encontraba la ciudad hizo recordar a
Thaine como quedaron las Islas Verdes tras aquel ataque de
Trenler. Sin duda, los estragos de la guerra eran bastantes notorios, fuese cual fuese el lugar. Camino al palacio real, al estar situado en la zona mas alta
de la ciudad. Thaine pudo ver la Catedral de la Piedra Bendecida, donde hacía unos meses interrumpió una boda para salvar a Alleria. Dolido por haber recordado a su esposa, siguió hacía delante intentando distraerse de aquel suceso mientras hablaba con Reika. Al llegar las puertas de palacio, estaban cerradas y unos
guardas vigilaban la entrada.
- ¿Quiénes son ustedes? -. Ambos guardias
dieron un paso al frente.
- Venimos a hablar con su majestad -. Contestó Thaine amablemente.
- La reina esta intentando arreglar la
situación, no tiene tiempo ahora mismo. Marchen por donde han venido.
- Díganle que Thaine de Gwynt esta
aquí.
- Thaine de Gwynt, mmm... -. Dubitativo, el guardia que habló en todo momento se dirigió a su compañero -. Cartagon, ve a
avisar a la mano de la reina. Dile que un viejo que se hace llamar
Thaine de Gwynt ha venido ha visitarle.- El joven
soldado asintió, realizó el gesto para que abrieran las puertas y se
fue a gran velocidad.
Al cabo de unos minutos, la puerta por
donde se había ido Cartagon se volvió a abrir. Esta vez, el joven
salio acompañado de un hombre mayor con las cejas pobladas de color
blanco, frondosa barba y totalmente calvo. Vestía unas túnica con
el emblema de la casa Kazkart en el corazón.
- Así que tu debes ser el esposo de la
señorita Alleria -. Mientras hacía un gesto a los guardias para que
dejaran pasar a Thaine y Reika. Estos comenzaron a caminar hacia él.-
Pueden llamarme Edmund Viligor consejero de la reina. Seguidme, ella
os espera.
Pasado el umbral de la puerta exterior
de palacio, Thaine y Reika pudieron contemplar un castillo de casi las misma
dimensiones que el de Tydoras, solo que este algunas de las torres
tenían agujeros enormes, otras estaban totalmente destruidas. Ya
dentro del palacio, vislumbraron como estaba todo un poco mas ordenado
aunque los rastros de destrucción seguían estando presentes. Podían
ver como algunas sirvientas y obreros corrían de un lado para otro,
con sus respectivos instrumentos de trabajo. También algunos magos
utilizaban sus conjuros para intentar evitar que las construcciones
de los obreros cediesen. Siguieron avanzando por el castillo hasta
llegar a una gran puerta la cual se podía apreciar en un circulo
como estaban dibujados los diferentes poderes elementales, junto con el emblema de los Karzkart en el centro.
- La reina os espera -. Emitiendo un
brillo de su mano, la puerta comenzó a abrirse.- Adelante.
Tras pasar por la puerta esta se cerro
de golpe. Thaine y Reika caminanban bajo una alfombra roja. Esta
alfombra acababa en unas escaleras donde arriba del todo se
encontraba Aleindra Karzkart, la reina de Bargskan.
- Ha pasado mucho tiempo o has
envejecido muy rápido, Thaine -. Dijo mientras una sonrisa
adornaba su rostro-. No te recordaba así.
- La guerra y sus consecuencias... Sin embargo, usted cada día que pasa nos eclipsa más con su belleza , su
majestad -.Contestó Thaine con cortesía y agachando su cabeza
levemente.
- Querida hija, tenías tanta razón.-
Susurró Aleindra esbozando una sonrisa fugaz- Esa joven debe
ser mi nieta, Reika.
Diciendo estas palabras, Aleindra bajó los escalones e hizo un gesto a Thaine y Reika para que la
acompañasen, y estos la siguieron. Sin perder de vista
el trono salieron a balcón desde el cual se veía Ciudad Pétrea.
Desde ese punto, se podía ver mucho mejor los estragos que causó el
paso de Lerker por la ciudad.
- Así que la guerra ha terminado, Trenler ya no está en el poder. Por fin el mundo es un hogar mejor entonces -. Apreció Aleindra -. Sin embargo, estas guerras durante estos últimos años ha provocado que muchas partes del mundo queden en ruinas. Tan solo mira esta ciudad... es nuestro deber construir el futuro ahora que lo hemos asegurado.
- Lo importante era poner a la gente de esta ciudad a salvo, los edificios se pueden volver a construir.
- Tienes razón, gracias a tu carta pude ponerlos a todos a salvo -. Agradeció Aleindra sin desviar la mirada de la ciudad -. Quizás ya no sea mi ciudad nunca más. Los Vonstein son los legítimos herederos al trono. Desde que todos hemos descubierto que Trenler utilizó al antiguo rey como marioneta... No se adonde llegara esto, lo
que si espero es que se solucione de una manera pacifica.
- Seguro que se arreglará de ese modo.
Tras la batalla en las Islas Verdes no creo nadie en su sano juicio
se atreva a sacar las armas.
- Si cuento con unos salvadores como vosotros seguro que no -. Bromeó -. Alleria... no he
sabido nada de ella desde que me enviaste la carta. ¿Cómo se
encuentra?
- Se marchó de la ciudad a los
pocos días, pensaba que quizás tú sabrías algo.
- Siento no poder ser mas de ayuda hijo,
te dije todo lo que sabía en esa carta. No he tenido tiempo tampoco
para poder averiguar nada más.
- No te preocupes. Se que de
algún momento a otro, daré con ella y, sobre todo, de una cura para lo que le pasa... Debo encontrarlo -. Thaine apretó el puño con fuerza -. Debo hacerlo antes de que... nazcan mis hijos.
- Así que voy a ser abuela... -. Soltó despacio -. De nuevo, claro -. Sonrió mirando a Reika -. Felicidades, Thaine.
- No me felicites ahora, lo harás cuando estemos todos juntos, haciendo una barbacoa junto a un lago...
- Estoy seguro de que lo conseguirás...La traerás de vuelta, cueste lo que te cueste. Ella te ama más que a nada, no te puedes imaginar la de cosas que me contó de ti. Se que en alguna parte de su alma está esperándote -. Terminó diciendo Aleindra.
Aquellas palabras llegaron a lo mas profundo de Thaine.
- Lo haré.... -. Convencido, miró fijamente a su suegra, la cual estaba a apenas unos centímetros de él. Esta, al ver la mirada de decisión que portaba Thaine, besó su frente.
- Confío en ti.
Por un instante, se quedaron en silencio contemplando la ciudad.
- Por
cierto, debo pedirte algo. No se si has escuchado que dentro de poco
se celebrará un Royal Rumble en Tydoras.
- Sí, he escuchado de eso, hablad con
Edmund. Creo que él sabrá más sobre el tema.
- Vayamos.- Thaine y Reika entraron de
nuevo en la sala del trono.- Gracias por la audiencia, majestad.
- Marchad, tenéis muchas tareas que
cumplir. Espero volver a veros pronto y que la próxima vez sea con la familia al completo
- Cuente con ello -. Seguros de si mismo, Thaine y Reika hicieron una reverencia a modo de despedida.
Acto seguido, la puerta que por la que
entraron en la habitación se volvió a abrir. El anciano apareció
nuevamente.
- Vengan conmigo, señores. Les
proporcionaré la información que necesitan -. Igual que antes, el
anciano comenzó a caminar hacia la entrada del palacio. Tanto
Thaine como Reika siguieron a Edmund.
El camino que recorrieron esta vez
conectaba con el ala oeste. Aquella zona del palacio era la
que en mejor estado se encontraba, como así lo demostraban las estructuras y adornos, como los distintos cuadros por los pasillos. Cuando llegaron a la habitación más alta del ala, se encontraron con una gran puerta. Edmund sacó una llave con una forma
bastante extraña y abrió la puerta.
- La señora Aleindra me ha pedido
expresamente que os ayude en todo.- Aclaro Edmund mientras pasaba por
la puerta. Ambos le siguieron.
Ante ellos se encontraron una
habitación la cual tenía cerca de una veintena de mesas, todas
colocadas de la misma forma. Sobre todas ellas habían bastantes
papeles y algo que tenían todas en común, mapas iluminados de
los diferentes estados de Bargskan, por separado. Al fondo de la sala, un gran mapa, esta vez general del reino. Estaba iluminado por dos colores:
azul y rojo. Thaine rápidamente ató cabos y se dio cuenta que eran
los territorios que eran fiel a cada uno de los bandos que tenían dividida a Bargskan. Edmund marchó hacia la única mesa que no estaba
colocada igual que las demás.
- Creo que podré echaros una mano para
que tengáis acceso a los clasificatorios para el Royal Rumble. Eso
si, tengo entendido que los participantes tienen un gran nivel.
Veamos, veamos -. El anciano se puso a rebuscar en uno de los cajones hasta que dio con lo que buscaba, un par de tarjetas. Puso ambas
tarjetas dentro de un aparato que Thaine jamás había visto, aunque se parecía bastante a los terminales que usaban los Protectores. Cuando el señor Edmund puso
las dos tarjetas dentro de una runa que tenía el aparato, accionó una palanca y quedaron fijas en el interior de este. Acto seguido, empezó a pulsar el basto teclado, escribiendo algo sobre ellas -. Bien, con esto os habéis saltado la primera fase, la preliminar. Lo que quiere decir que tendréis mas tiempo para llegar
a las ubicaciones donde se celebra la fase clasificatoria -.Volvió a meter la mano en uno de
los cajones y sacó unos documentos -.Veamos... Villa Cristalina y Ciudad
Luciérnaga, son las ciudades mas cercanas para realizar las
distintas batallas reales.
-¿Batallas reales? -. Preguntó Reika, curiosa por el termino que no había oído nunca.
- Así es, señorita. Unos combates donde los clasificados de una región en la fase previa pelean a la vez en un
escenario. Aquel que quede último ganará el derecho de estar en el Royal Rumble de
Tydoras -. Aclaró Edmund -. Bien, elijan a cual irá cada uno.
El hombre rápidamente volvió a
teclear.
- Yo participaré en el de Villa Cristalina,
ella en el de Ciudad Luciérnaga -. Determinó Thaine. Reika se quedó mirándole -. Así Emily y los chicos pueden observar tu progreso y lo
fuerte que te has hecho -. La chica sonrió y abrazó el brazo de
Thaine.
- Perfecto -. Tras terminar de teclear, pulsó un botón, levantó la palanca y cogió ambas tarjetas, entregándoselas a Reika y Thaine respectivamente.- Estas tarjetas
son recomendaciones de la casa Kazkart, os permitirán entrar
directamente en dichos combates clasificatorios. No vendan, ni usen de manera
incorrecta este privilegio que nuestra Reina os ha permitido tener ¿¡JUVER, DONDE ESTAS!?
- Aquí estoy Lord Edmund. Tal como me
ordeno los billetes para la locomotora. -. Un joven con unas grandes gafas, pelo negro recogido en una coleta y una túnica beige, hizo
entrega de unos billetes de viaje a Thaine.
- Bien hecho, tan eficaz como siempre.
Bien, vuestro tren sale dentro de una hora de la Estación Central.
Seguid a Juver, él os mostrara el camino.- Mencionó el anciano
mientras cogía unos documentos.- Por cierto, os pedimos la mayor
discreción, sobre lo que habéis visto. Hasta la próxima.
- No se preocupe, conocemos el camino de sobra. Y tampoco se preocupe por lo de aquí dentro, nuestros labios están sellados.
Minutos más tarde ya se encontraban fuera del palacio, de camino a la Estación Central para coger inmediatamente el tren de camino hacia el otro lado de la Cordillera de los Titanes de Bargskan.
Tras unos veinte minutos, llegaron a un
gran edificio con numerosos orificios de los que salían mucho vapor. Dentro habían cerca de diez vías diferentes y un pequeño puente elevado
que las conectaba todas. Ellos fueron a su vía correspondiente y
allí vieron la locomotora. A diferencia de las demás, esta parecía
como si fuese un último modelo, su diseño era menos tosco que las
que se veían a su lado. Al entrar fueron a buscar sus respectivos
asientos, pero lo que encontraron al llegar al numero seleccionado
fue una puerta. Al entrar vieron una habitación muchos
detalles: flores, cuadros, un pequeño minibar, sillones, cómodas y
dos camas. Parecía casi como estar en una posada.
- Bienvenidos al Delorian Express, esperamos que el viaje sea de su agrado.- El sonido se emitió por
unos pequeños altavoces que estaban en cada esquina de la habitación.
- Increíble... -. Mencionaba Reika
mientras miraba todas las cosas que tenía la habitación.
- Sin duda, en comparación con el que
vi en una ocasión este le da bastantes vueltas -. Dijo mientras se
acercaba a la mesa en el centro de la habitación. En ella se podía
ver la ruta y el tiempo que tardaría el tren en llegar a las
paradas.- Ya veo, así que dos días. De estación Eremita iremos
directamente a Ciudad Luciérnaga. Tendrás aproximadamente una semana para prepararte.
- Ganaré.- Afirmó mientras sacaba a
Zyrael de la vaina.- No puedo fallarle a mamá, ni a la abuela, ni a
Evolution, ni a ti.
- Estoy seguro de que lo conseguirás -.Thaine se sentó en su cama -. Joder, desde Tydoras no sentía una cama tan cómoda.
Diciendo esto Thaine se tumbo en la
cama. Reika hizo lo propio con la suya.
- Tienes razón, es bastante cómoda... Oye ¿Crees que le he caído bien a Aleindra?- Preguntó la
chica.
- Por supuesto -. Afirmó Thaine -. Alleria le debió hablar de ti, te reconoció enseguida.
- Sabes se que este viaje es serio,
pero... me esta gustando mucho viajar contigo.- Reika dijo estas
palabras con un tono temeroso, como si a Thaine pudieran molestarle.
- Este es nuestro primer viaje como
maestro y alumna, y como padre e hija.- Él giro su cabeza para
mirarla -. Aunque vayamos con prisa por todos los sitios que
visitamos y no te lo diga, también me alegra mucho que estés acompañándome
en este viaje, Reika-chan -. Apreció mientras golpeaba la frente de su
alumna con sus dedos y sonreía levemente -. Este será el
primero de muchos que haremos. Tendremos un castillo volador... y
toda la familia Kazkart de Gwynt viajaran juntos en él.
Ambos siguieron conversando sobre el
futuro y el pasado. Thaine le contó a Reika como era antes de
conocer a Alleria. Le contó el pasado de su madre relacionado con
Hextor. También le habló de Lonzu, aquel que destruyo su aldea. Ella
por su parte le habló de lo que hacían en su pueblo y sobre el entrenamiento que llevaba a cabo con Emily Marck. Los dos días
pasaron y al fin llegaron a la Estación Eremita. Thaine y Reika
cogieron su equipaje y marcharon acto seguido a Ciudad Luciérnaga,
tuvieron que pasar por Haran Dunn. Thaine le comentó a Reika como se hizo pasar por vidente, y también como Akshael rompió la
mano del alcalde.
A los cuatro días pudieron contemplar
Ciudad Luciérnaga. Nada allí había cambiado, al parecer la
plaga de insectos no consiguió llegar a esa zona. Reika se adelantó a Thaine, tenía muchas ganas de volver a ver a Emily, así que usó su enorme agilidad para ascender por el sendero hacía el observatorio.
- ¡Emilyyyy, Sashaaaaa, Goryyyyy! -. Gritó cuando ya subió a lo alto del todo. Thaine que iba un poco más lento que ella, pudo observar como los tres salieron a la vez e iban corriendo hacia ella.
- ¡REIKAAAA! -. Gritaron todos al unisono.
La chica no pudo controlar la alegría
y se abalanzó sobre ellos, abrazándolos a todos y cada uno de ellos
con lagrimas en los ojos. Los cuatro empezaron a hablar casi a la vez de decenas de cosas que querían contarse apresuradamente. Emily Mack fue la primera en
percatarse de que Thaine venía un poco mas atrás.
- ¡Thaine! -. Se acercó a abrazarle -. Estás muy cambiado... Vayamos dentro. Haré tu comida
favorita Reika.
La casa de Emily Mack no había
cambiado nada desde la última vez, cuando el escuadrón de Thaine
estuvo allí para detener a Lerker. Todos juntos comieron, dedicaron
la mayor parte de la tarde a ponerse al día con los progresos de
cada niño, mostrando sus nuevas habilidades. Fueron a pasear
por las calles de Ciudad Luciérnaga, Emily Mack les enseñó los esquemas de nuevos artilugios que estaba creando. Así estuvieron hasta
que cayó la noche. Reika fue a dormir a su anterior habitación, la
cual compartía con Sasha y Gory. Thaine dormiría en el sofá,
debido a que no habían habitaciones para todos. A medianoche, Thaine
despertó súbitamente. De nuevo estaba teniendo la misma pesadilla
que le acompañaba desde Tydoras.
- Veo que no tienes buenos sueños
últimamente Thaine.- La voz de Emily Mack llego desde su derecha.
Ella estaba sentada en una butaca justo al lado del fuego.- Debo
agradecerte que hayas traído a Reika, pero ahora dime lo que
verdaderamente os trae aquí.
- No se le escapa una.
- Siempre que habéis llamado a mi
puerta ha sido por algún motivo. ¿A quién tiene que salvar o
derrotar ahora Evolution y R-Evolution?
- Esta vez es un asunto personal. Tras
la batalla de Islas Verdes, Alleria, mi esposa, fue víctima del poder del enemigo. Sus recuerdos han sido distorsionados, ha olvidado todo de Reika y de mi... Es más, ahora nos odia.
El gesto de la cara de Emily Mack se
entristeció un poco.
- Reika... se que haberla dejado en vuestras manos es lo mejor que pude hacer -. Se sinceró, sonriendo con melaconlía, mirando al fuego -.Ella me ha contado
que ahora Alleria y tú sois como sus padres. Dime lo que necesitas
saber, os ayudare en todo lo que pueda.
- Estaremos aquí hasta que se celebre
la Batalla Real dentro de unos días, Reika participara.- Al escuchar eso,
Emily Mack miro a Thaine con cara de preocupación.
- ¿Ella estará preparada?
- Lo está. Puedo decir que le falta poco
para ser incluso más fuerte que yo.
- Espero que estés seguro de eso. He
visto a muchos viajeros llegar desde que se anunció tal evento,
alguno de ellos eran terroríficos -. Haciendo una leve pausa,
continuó.- Supongo que queréis ganar el deseo que otorgan en este
tipo de evento. Un deseo bastaría de sobra para restablecer su memoria ¿Que ha
sido de la doctora Eizbern?
- Falleció en Islas Verdes -. En
ese momento el recuerdo de la última despedida Ilya paso por su
mente -. Luchó hasta el final.
Las lágrimas de Emily Mack comenzaron a
recorrer sus mejillas justo después de unos sollozos iniciales.
- Ella siempre igual... dándolo todo por
la causa que defendió... Normal que siempre hayas sido mi ejemplo a seguir, Ilyasviel.
- Emily, necesito saber si ella te contó
algo acerca de donde había estado tras dejar los protectores. Yo... necesito hablar con ella, para hacerlo necesito conectarme espiritualmente con un lugar al que haya estado apegada. Su hogar en las Islas Verdes está destruido después de la guerra, así que necesito saber si conoces algún otro lugar...
- Ella me contó muchas cosas... viajó por muchas partes del mundo. Pero recuerdo que me comentó algo de su viaje, un lugar en El Archipiélago de Cristal... La ciudad sagrada de Zotun. Me comentó maravillada sobre su gigantesca biblioteca en la que tuvo que invertir mucho tiempo para recopilar la información que buscaba. Quizás ese sea el sitio que buscas.
Thaine cerró los ojos y volvió a
consultar a las fuerzas divinas de la luz ¿Era la ciudad sagrada de Zotun un lugar indicado para llevar a cabo el ritual y poder contactar con Ilya? La respuesta fue afirmativa.
- Parece ser que ella si estaba apegada
a aquel lugar.- Thaine podría volver a ver a Candy. Sin duda, era una noticia
que verdaderamente le hacía feliz. Desde que viajó con ella a los
diferentes templos, para él, Ilya fue como una segunda madre. No pudo evitar
que unas lágrimas recorrieran sus mejillas -. Ya tengo otro hilo del
que tirar Alleria, pronto estarás con nosotros.
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Al día siguiente ya se prepararon para ir hacia Villa Cristalina para disputar el combate clasificatorio, luego volverían para el siguiente en Ciudad Luciérnaga. Emily les había dicho que aquella ciudad se encontraba en la costa norte de la bahía Ruggenmoure, antes del río Liberio, y que era una de las localizaciones que pertenecía al negocio de John Malorne. Thaine recordó con un nudo en el estómago como Malorne les ayudó totalmente agradecido después de salvar la economía de su discoteca... y como fue despiadadamente asesinado por Brad Toulosse. En ese momento, Thaine pasó de sentir tristeza a una resquemor de ira que aún quedaba latente.
Descendieron desde el monte hasta los establos de la ciudad para recuperar sus caballos y se pusieron en marcha a primera hora de la mañana para llegar al atardecer. No solamente lucharía en el combate sino que también tenía la intención de recopilar información sobre El Archipiélago de Cristal y la ubicación de aquella ciudad. Pensaba en tantas cosas que tenía que preguntarle a Ilya, tantas cosas que contarle a pesar de que tan solo habían pasado unas pocas semanas después de la guerra en las Islas Verdes...
Por estar tan absorto en esos pensamientos, Thaine tardó en reaccionar cuando Reika frenó su caballo para evitar que arrollase a un sujeto que acababa de aparecer en el sendero que conducía hacia el exterior del bosque. Afortunadamente, lo detuvo a pocos centímetros de este.
- Perdone, señ... -. Fue a disculparse Thaine, pero se dio cuenta en el que el sujeto, encapuchado, de gran envergadura y con una espada enfundada surgiendo de su espalda, no había dado señales de querer apartarse.
- ¿Thaine de Gwynt? -. Preguntó con voz seca.
- El mismo -. Afirmó él mientras se bajaba del caballo y prestaba suma atención a aquel tipo.
- Perfecto, serás el cuarto de vuestro grupo en caer... -. Aquel tipo se llevó la mano a su arma, desenfundándola.
- Reika, ponte atrás -. Comentó mientras dejaba los caballos a su cargo -. No se quién eres, ni qué dices del cuarto de nosotros, ni qué quieres... Pero no me contendré -. Tocó su runa y sacó a Tyrael, empuñandola con fuerza.
- Dudo que lo llegues a saber igualmente... -. Con el espadón en una de sus manos, aquel sujeto llevó a cabo una conjuración -. ¡Runa activa, Zefraia!
Un circulo brillante y rúnico surgió en el suelo entre Thaine y aquel tipo, y se expandió a gran velocidad hasta llenar un área que abarcaba más allá de ambos combatientes.
Me gusta mucho tú manera de narrar la historia, Garcy. Sigue así.
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