12 abr 2020

Encuentros celestiales


- ¡¡Buenos días y bienvenidos al primer combate de la jornada de la Torre Celestial!! ¡Hoy nos trasladamos a la treintena de las plantas para un enfrentamiento sin igual!!

La voz del comentarista resonaba con fuerza en todo el estadio, que ya llegaba a tener dos anillos de gradas, aunque el segundo era bastante más estrecho que la que estaba a ras de suelo. Los últimos grupos de espectadores rellenaban los asientos que quedaban libres, a la vez que los focos principales se encendían y apuntaban al escenario de combate. Los encargados de la Torre Celestial que ya habían hecho los últimos preparativos volvían por los túneles de acceso del personal mientras que el árbitro se acercaba al centro para dar paso a los dos contrincantes.

- ¡¡Y ahora, un caluroso saludo para los participantes!! En primer lugar, nuestra querida combatiente de la maza implacable, ¡¡Sayuri!!

La chica salía con la maza al hombro y con un rostro sereno y serio. A diferencia del combate contra Valruk, en esta ocasión llevaba también una bolsa de cuero que colgaba de su cinturón que, por como abultaba, debía estar lleno de artilugios esféricos del tamaño de pelotas de tenis.

- Y su rivaaal, con su ambiente sombrío y su rostro misterioso... ¡Vordalus!

- Es el que me ganó de aquella forma tan aplastante -. Mencionó con frustración Lucy.

Vordalus aparecía con su apariencia habitual, la misma que la del casino y de cuando se enfrentó a Lucy.

- Ninguno de los dos ha perdido un sólo combate aún -. Se escuchaba decir a alguien cercano en el público.

- ¡Eh, Sayuriiii! -. Gritaba otro unas cuantas filas más abajo -. ¡Sal conmigo después del combate, tía buena!

El árbitro hizo las indicaciones para que ambos contrincantes se acercasen al centro y se saludasen con respeto, cosa que hicieron sin ningún problema. Tras eso, volvieron a sus puestos de salida y Sayuri dejó de tener el mazo sobre su hombro para sostenerlo hacia abajo, tocando el suelo. La otra mano la llevó a la bolsa, dispuesta a usar lo que fuese su contenido.

- ¡Comiencen!

El escenario estalló en varios puntos. Como era habitual, conforme la cifra del piso aumentaba, el terreno de combate cambiaba en disposición y añadía elementos nuevos. En esta ocasión, en fosos situados debajo de pasarelas que los atravesaban habían numerosas zonas de llamas dispuestas a engullir al que fuese que se cayese. No obstante, los fosos tenían cierta altura y también tenían salientes para agarrarse como última oportunidad antes de caer del todo, de manera que el fuego iluminaba tenuemente el escenario en general, tras el estallido inicial. Además, tal y como le beneficiaba a Vordalus, habían también paredes como era habitual, y estas generaban la sombra necesaria para poder disponer de sus poderes.

Así lo hizo el misterioso hombre, que al igual que contra Lucy, se deshizo en una voluminosa y casi tangible bruma negra, que avanzaban deslizándose por las superficies del suelo y la pared. No obstante, al contrario que hizo Lucy, manteniéndose a la defensiva, Sayuri saltó alto con mucha potencia y arrojaba esas bolas que tenía en el interior de su bolsa. Estas resultaron ser artilugios algo toscos que cumplían la función de bombas cegadoras, pero a cambio de que su deflagración de luz fuese mucho más débil, esta era constante por todo el área de alrededor en un radio de unos cinco metros. La oscuridad rehuyó de la luz de manera inmediata, y al hacerlo, surgió parte del cuerpo de Vordalus. Sayuri fue más rápida para blandir su maza y atacar a su rival, que este en retroceder y alejarse de la luz al igual que hacía la oscuridad. El brazo no contaba con la protección que contó en el combate contra Lucy, así que con bastante desagrado general por el público, el ángulo del brazo se invirtió, ya que Sayuri le acababa de destrozar el codo por completo.

- ¡Un golpe formidable por parte de Sayuri! ¡Una vez más demuestra que su fuerza en conjunto a su mazo es una combinación demoledora!

Vordalus intentó contraatacar de inmediato, a pesar de que la oscuridad no podía pasar del límite circular del área lumínica. Una pequeña parte de la bruma se arremolinó hasta adoptar la forma de su otra mano sosteniendo una ballesta de mano, que disparó de inmediato un virote. Sayuri lo rechazó e incluso tuvo los reflejos para evitar la verdadera intención de Vordalus, ya que el primer virote fue un cebo para que el segundo virote que lanzó, en esta ocasión apuntando hacia el artilugio del que emanaba la luz, lo destruyese y volviese a recuperar la ventaja. Sayuri volvió a lanzar una nueva esfera hacia delante, para volver a obligar a su rival a retroceder pero, al mismo tiempo, tener la oportunidad de acertarle con su mazo antes de que pudiese volver a ocultarse en la bruma. Pero Vordalus no estaba por la labor de caer dos veces en la misma trampa. Otras partes de la bruma volvían a arremolinarse para que surgiesen numerosas de sus manos sosteniendo numerosas ballestas de mano.

- ¿¡Pero cuántas manos tiene Vordalus!? -. Preguntaba el comentarista del encuentro, en conjunto al asombro general del publico.

En esta ocasión, Sayuri no pudo detener todos los proyectiles de la salva que acababa de disparar Vordalus, y como el ataque fue producido en mitad de la carga, los virotes se clavaron en su abdomen, brazos y piernas. Pero lo peor no fue que resultase herida. Ya no podía parar la inercia de la carga, y los virotes habían alcanzado también la segunda de las bombas, que fue rechazada hacia atrás. De esta forma, Sayuri acabó envolviéndose en la oscuridad. En cuanto volvió a pisar el suelo, intentó saltar hacía atrás, pero ya era demasiado tarde. Vordalus ya la tenía entre sus garras, atrapándola y derribándola de inmediato. Rápidamente, intentó inmovilizarla a pesar de los intentos en vano de Sayuri por defenderse con su maza, pero esta traspasaba la oscuridad como ocurrió en el combate de Lucy.

- ¡Increíble contraataque por parte de Vordalus! ¡Esto parece visto para sentencia!

Como si fuesen zarzas hechas de sombras solidas, estas se enredaban por todo el cuerpo de Sayuri y poco a poco iba perdiendo la poca movilidad que le quedaba. Además, estas parecían provocar algún efecto mágico con el sólo contacto en la piel, provocando mayor daño en la chica. Pero en un último esfuerzo, Sayuri blandió su maza, pero no lo hizo contra Vordalus sino que la lanzó como arma arrojadiza contra el muro. La pared de piedra estalló en una capa de polvo y escombros. La chica gritó por el esfuerzo y profirió algún tipo de frase contra su rival, pero quedó ahogado por el ruido del público. Con el muro derribado, la luz de uno de los fosos con fuego provocaba en Vordalus un efecto similar a las bombas deflagadoras de antes. La oscuridad se retrajo y el cuerpo del hombre volvía a hacerse visible, estaba situado justo encima de la derribada Sayuri. Mientras que la chica estaba bastante débil por el esfuerzo de haber arrojado su maza a la pared, además de que ahora el arma quedaba lejos de ella, Vordalus había debilitado lo suficiente a su rival mediante la oscuridad pero, al mismo tiempo, ahora estaba vulnerable y su brazo roto le lastraba bastante. Sayuri agarró la cabeza de Vordalus con ambas manos y le golpeó su máscara metálica con su cabeza con un sonoro golpe que se escuchó por encima de los gritos de algunos de los sectores del público. Vordalus encajó el golpe cayendo hacía atrás, de manera que Sayuri volvía a estar libre, y encima parecía mareado y a punto de perder el conocimiento en cualquier momento. Hasta que finalmente cayó.

- ¡Ganador del combate! -. Anunciaba el árbitro -. ¡Vordalus!

- ¿¡QUÉ!? -. Se escuchaba mayoritariamente entre el público.

- ¡Esto es increíble! -. Mencionaba el comentarista -. ¡Casi tenemos un doble K.O., señores y señoras!

Justo cuando Vordalus recibió el golpe, ejecutó un inteligente contraataque con una pequeña cuchilla que salió de la parte del dorso de la mano, a la altura de la muñeca e impactando con un superficial corte a la altura del cuello. Resultaba que Sayuri cayó inconsciente debido a ese corte apenas tres segundos antes de que lo hiciese Vordalus, ganando por tanto este.

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- ¡SAIKAAAAAAAAAAAA!

- ¡ERES MI IDOLOOOOOO!

- ¡QUIERO UN HIJO TUYOOOO!

El ambiente del estadio no tenía nada que ver con el del enfrentamiento de Sayuri contra Vordalus. Aquel combate interesaba por contar con nada más y nada menos que la presencia de la estrella de occidente, Saika. La chica salió del túnel de bastidores realizando gestos cariñosos hacia la grada, como besos que lanzaba al aire hacia ellos.

- ¡MIRA, ME HA TIRADO EL BESO A MI!

- ¡NO, HA SIDO A MI, GILIPOLLAS!

- ¿¡CÓMO!?

Segundos después, se llevaban a varios del público detenidos porque, para variar, armaban un escándalo. En esta ocasión por pelearse.

- ¡Y su rival! -. Anunciaba el comentarista -. ¡La gran hechicera del Hierro y el Fuego, Sashaaa...

- ¡A NADIE LE IMPORTA! -. Se seguía escuchando por parte del público.

- ¡SÓLO QUEREMOS QUE GANE SAIKA! -. Animaban con fanatismo.

- ¡SASHA WILLS! -. El comentarista no se dejó amedrentar y alzó la voz por encima del vocerío del público.

Ambas mujeres se acercaron para saludarse y en cuanto volvieron a su lugar, comenzó el combate.

En esta ocasión, el escenario carecía de aquellos fosos con el fuego, debido a la altura de las plantas de cada una. Y para decepción del público, el combate fue sumamente rápido. En cuanto ambas se encararon para luchar, Saika parecía que iba a llevar a cabo algún tipo de movimiento para iniciar el ataque, pero Sasha alzó la mano y conjuró un sortilegio de profunda hipnosis.

- No... no... ¡No! -. Se escuchaba la voz de Saika por encima del público, que tenían el corazón en un puño. No obstante, no pudo resistirse mucho más.

- Di que te rindes -. Le ordenó Sasha.

- Me... me... rindo.

- ¡Ganadora del combate, Sasha Wills!

- ¡BUUUUUUUUUUUUUUUUUU!

- ¡HIJA DE PUTAAAAAA!

- ¡NO VUELVAS A HACERLE ESO A SAIKAAAA!

Sasha, haciendo caso omiso a los comentarios ofensivos de aquellos alborotadores del público, se marchó sin siquiera mostrar satisfacción por la victoria que acababa de tener, que por ser contundente, ascendió mucho en cantidad de pisos.

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Los siguientes dos contrincantes se saludaron de inmediato, antes de la orden del árbitro. Ambos estaban deseando comenzar el combate y estaban metidos de lleno, con una determinación palpable en el ambiente. De nuevo, el público volvía a la normalidad ante la ausencia de una celebridad como Saika. Por un lado, Geralt se quedó con el torso al aire tras quitarse la chaqueta, y su piel quedó recubierta de ese brillo metálico oscuro, tal y como hacía Andrei. Pero al contrario que este...

- Puede mantenerlo en todo momento y sin problemas... -. Se asombró el chico, sentado en uno de los extremos de la fila donde estaba situado el grupo, junto a Eva.

Por otro lado, su rival, Cassandra Mertens sacaba de la palma de la mano una cuchilla alargada, del tamaño de una espada larga, pero no estaba hecha de hierro sino de algún tipo de material cristalino y reforzado, con numerosas aristas y caras ya que su forma no era del todo recta y pulida.

- ¡Ahí está, la hoja de diamante de Cassandra! -. Explicaba el comentarista para aclarar las dudas de aquellos del público que estuviesen viendo aquello por primera vez.

El encuentro fue impactante y con una consecución de golpes muy ágiles, tanto en ataque como en defensa, en forma de bloqueos impresionantes. Ninguno de los dos llegaba a herirse el uno al otro, sino que ambos lograban contrarrestar la ofensiva del otro incluso con ágiles movimientos para esquivar por completo la acometida.

- Tu protección no sirve contra mi hoja diamantina, muchacho -. Comentó Cassandra en una frase muy audible por el silencio que había en el público debido a la tensión del encuentro.

- Eso se podría aplicar... ¡a ti también! -. Exclamó él, que desenfundado unos puñales desde la parte posterior de su cinturón, intentó alcanzar a Cassandra en un sorpresivo movimiento.

Debido al ángulo del golpe, en el que Cassandra quedó inclinada hacía delante por la potencia del tajo penetrante de Geralt, el público ahogó un grito y muchos se levantaban para celebrar la victoria de aquel por el que había apostado. Pero la alegría duró poco y la sorpresa se prorrogó ante lo que estaban viendo.

- No obstante, estas equivocado, chico. Mi piel es... irrompible.

La hoja del puñal de Geralt no sólo no se había clavado en Cassandra, sino que el acero había estallado en añicos que salieron desperdigados por toda el área de alrededor. La mujer ahora no tenía el aspecto normal y corriente como tenía al principio del combate, sino que toda su piel había quedado recubierta del material con el que había hecho la hoja con la que intentaba atacar. Esta nueva apariencia de Cassandra se mostraba de manera imponente a la par que extrañamente hermoso por igual.

- ¡Así es, señoras y señores! ¡Para todo aquel que esté viendo esto por primera vez, tenemos el placer de estar viendo una maestra de un elemento poco común! ¡Cassandra, la maestra elemental del diamante!

Geralt había sido totalmente abrumado por la apariencia de Cassandra, y totalmente intimidado, intentó retroceder y desenfundar otro de sus puñales, pero la chica avanzó con un ataque en carga, en el que generó más de su elemento diamantino, en esta ocasión recubriendo la mitad de su brazo, hasta crear una puntiaguda lanza que devastó por completo el puñal de Geralt y a pesar del endurecimiento de su técnica defensiva, logró penetrar y herirle con una fatal estocada.

- Tu Tekkai es bueno, apenas te he herido la mitad de lo que pensaba -. Elogió Cassandra ante un indefenso Geralt, en el momento de incertidumbre del público, que en su mayoría seguían flipando.

- ¡Ganadora del combate, Cassandra Mertens!

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Era ya un día totalmente nuevo cuando abría la jornada un combate entre dos contrincantes que algunos del grupo conocían muy bien, ya que ambos habían estado en el Festival Deportivo de Reposo de Taliyah. Por un lado, entraba Clara, que lo hacía con movimientos rítmicos, como si fuese al ton de una canción que sólo ella escuchaba. 

- Clara es genial en combate -. Explicó Valruk -. El año pasado, habiendo cursado tercer curso, pudo confrontar a varios alumnos de su mismo curso e incluso algunos de cuarto curso, siendo momentos de desventaja numérica para ella. 

- ¿Te acuerdas del combate de Lilith, Summer y Dafne contra ella, Valruk? -. Le preguntó Lucia.

- Sí, lo vi fijándome en todos los detalles que podía desde la grada. Esa chica es capaz de controlar mediante psiónica multitud de dagas, con tanta solvencia que parecen que estas se mueven solas. Además, tiene una técnica cuerpo a cuerpo muy avanzada, y para colmo, también poderes sobrenaturales que es capaz de ganar y controlar cuando degusta la sangre de su rival.

- Berggggg, qué asco -. Comentó con desagrado Michelle. 

- En otras palabras -. Siguió Valruk -. Es mejor en cuerpo a cuerpo que los mejores de nuestra clase, como Zeryen, Luthor o Alice; su capacidad psiónica es más amplia que la que tiene Summer; y puede manejar esos extraños poderes que dispone con más solvencia de la que un hechicero o un mago aprende un sortilegio.

- ¿Y el otro? -. Preguntó Lucy al ver que de la otra parte del escenario salía un sujeto que parecía un perro bípedo de gran altura y con malas pulgas.

- Gumpsy -. Recordó Andrei -. Debe ser otro ser híbrido como... bueno, ya sabéis. Aunque en esta ocasión tiene más de animal que de humano. E igualmente ya es otro que ha completado el curso de héroes y ha llevado su potencial al máximo -. Andrei apretó el puño, en una mezcla de emoción y frustración -. Los combates de ayer... los de hoy... Todos los participantes son tan fuertes. No... Es más que eso; no es sólo que tengan grandes capacidades sino que saben usarlas en el momento adecuado y de la mejor forma.

- ¡Participantes, saludaos! -. Mandó el árbitro.

En cuanto Clara llegó al centro se lanzó de un salto a abrazar a Gumpsy.

- ¡Cuánto tiempo! -. Se mostraba alegre ella.

No obstante, Gumpsy parecía incómodo con la situación así que se limitó a esperar un poco antes de deshacer el abrazo y volver a su sitio.

- ¡Qué comience el combate!

- ¡Ahí está, qué rapidez, señores! -. Explicaba el comentarista los fugaces movimientos de Clara, que en cuanto el árbitro dio comienzo el combate, se agachó y sacó una veintena de dagas de algún lado que no podía verse muy bien, ya que no las tenía encima al principio -. ¡La tormenta de dagas de Clara Madyson!

Las armas ascendieron mientras flotaban y cada grupo de entre cuatro y seis dagas fueron por una parte del escenario, para cubrir todos los caminos posibles. Las dagas hacían cosas realmente curiosas, como que cuando se detenían en una esquina se giraban hacia un lado y otro, como si estuviesen intentando buscar por ellas mismas. Al mismo tiempo, Clara se puso detrás de una columna y se escondió, sentándose y abrazando sus piernas. Rápidamente, las dagas localizaron al sujeto perruno que tenían como rival y emprendieron el ataque de manera coordinada. Por ejemplo, mientras unas pocas se lanzaban en picado, otras tantas se quedaban a la espera del movimiento de Gumpsy para arrojarse, mientras que otras se quedaban todavía más atrás para defender los caminos y que su rival no pudiese salir del centro del punto de ataque. Pero para desgracia de Clara, Gumpsy rechazaba todas las dagas con sus brazos como si estuviesen hechos de hierro.

- Y eso que no está usando Tekkai, de manera que no le resta movilidad -. Explicó Andrei.

- ¿Su piel de base ya es así de dura? Increíble -. Se impresionó Lucia, que precisamente era la única del grupo cuya piel de base era más resistente.

Clara, viendo que su rival pronto empezaría a buscarla, se sacó unas gafas de aviador que cubrían sus ojos y se preparó para el siguiente movimiento.

- ¡TE TENGO!

Para sorpresa de ella, Gumpy la había encontrado ipso facto, yendo directamente a su escondite.

- ¡Ay! -. Se quejó ella en cuanto fue derribada por el poderoso semi-animal -. ¡Debí imaginarlo! ¡Tu olfato!

- No dejaré que tus dagas me hagan ninguna herida, que me acuerdo de ti del Festival Deportivo -. Mientras que Gumpsy mantenía a Clara inmóvil en el suelo sujetando su cuello con una mano, con la otra sacó del cinturón una poción que bebió. Las dagas que habían llegado más tarde que el movimiento rápido del enemigo se lanzaron a defender a su dueña, pero todas ellas rebotaban como si estuviesen chocando con la fría piedra.

- Debe de ser una poción de piel pétrea -. Supuso Andrei.

- Y ahora, ¡ríndete! -. Exclamó este mientras empezaba a apretar levemente el cuello de Clara.

La chica se quejaba del dolor y la falta de aire, pero lejos de sentirse alarmada, la mueca de sonrisa se estiró por la satisfacción. Es más, parecía que estaba incluso sonrojándose.

- No hay... -. Mencionó con una voz débil -. Nadie... que no pueda... ser... cortado... por mis... bebés...

Gumpsy, lejos de subestimar a su rival, se dirigió a las dagas y profirió un ladrido con tanta fuerza que generó una onda expansiva de aire que las derribó o las mandó lejos. Pero algunas que otras se libraron de la onda expansiva porque se escondieron detrás de algo que les sirviese de cobertura y, entonces, se lanzaron al ataque.

- ¡No servirá! -. Sin dejar de apretar a Clara, Gumpsy estiró su otro brazo para repelerlas.

Y así sucedió, de nuevo, con la mayoría. El puño implacable del semi-perro las rechazó, pero otras tantas variaron su trayectoria y ahora recorrían todo el largo del brazo para acercarse más aún a su rival, que se volvió a defender con otros movimientos. Al final, entre tanto rechace, tan sólo quedó una daga funcional, aunque el resto de ellas que fueron rechazadas anteriormente, ya fuese por el ladrido o por el puño de Gumpsy, ya empezaban a recuperarse y acercarse. Pero con una sola era suficiente.

La daga fue directa al ojo del tipo, que logró cerrar la ceja justo a tiempo para no perderlo, pero al ser un tejido más blando, logró conseguir herirlo. La daga fue directa hacia su mami casi inconsciente, que abrió la boca y la hoja pasó deslizándose por su lengua. Acto seguido, Clara, que ya de por sí estaba apretando el puño de Gumpsy, esta vez lo hizo con una fuerza descomunal con la que logró separarlo de su cuello y coger aire de nuevo.

- ¡Maldita sea! -. Se quejó Gumpsy, que fue a ayudarse de su otra mano para poder ganar en fuerza, pero antes de que lo hiciese, Clara se deslizó ágilmente y se abalanzó para abrazarle de nuevo.

En esta ocasión, no era un abrazo amistoso como al principio, sino que su objetivo era acercarse a una de las orejas de su rival. Al igual que había hecho Gumpsy anteriormente pero en esta ocasión con un grito de la chica, esta lo generó con tanta fuerza que también generó una onda expansiva de aire, aunque Gumpy se había quedado inmóvil en el sitio. Sus ojos se habían quedado en blanco, y de su oreja surgió un hilo de sangre, acabando K.O. por el grito de Clara.

- ¡Ganadora del combate, Clara Madyson!

El público aplaudió y los amigos de Clara, que estaban unas filas alejadas del grupo, se levantaron para animar aún más que la mayoría, aunque la chica de pelo verde sí que lo hacía de manera más modesta.

Clara, sin embargo, estaba absorta haciendo el gesto de olfatear en todas direcciones, antes de retirarse por orden del árbitro.

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- ¡Son dos maestros de las artes marciales, cada uno con su propio estilo!

- Ese fue el que... -. Puntualizó Lucy, con frustración. Por una de las entradas al escenario de combate surgía la figura de Kushida Naito, aquel que ganó el torneo de taekwondo.

Por el lado contrario surgía el que iba a ser su rival. El imponente Thunder, al menos así lo demostraba en altura y corpulencia en comparación a su rival, que parecía tener una complexión más ágil. Thunder subía a la plataforma mientras se colocaba dos enormes y reforzados puños de acero, sobre los cuales empezaban a surgir unos chisporroteos que recorrían el metal de ambas armas.

Ambos participantes se saludaron con contrastes en sus rostros. Mientras que Thunder lo hacía con el ceño fruncido, notándose una tensión en su cuerpo casi como si pareciese que ya hubiesen empezado las hostilidades; Naito, en cambio, estaba muy relajado y sonriente, dirigiéndose al público a la vez que saludaba a su rival con cortesía, según la costumbre del reino del que provenía.

Pero en cuando dio comienzo el combate, Naito se metió de lleno en ello, elaborando varias poses con sus puños mientras avanzaba hacia su rival. Thunder hacía también lo mismo, así que ambos consideraban como inútil el terreno, ya que querían llevar a cabo una confrontación directa en lugar de quedarse escondidos para sorprender a su rival o para prepararse de alguna forma. El público comprendió enseguida que las poses con los puños de Naito no era algo meramente simbólico, sus artes marciales tenían cierto componente de poder sobrenatural; algo que era distinto a la magia. De su brazo, cuello y espalda surgía un vapor grisáceo, producto de que había aumentado su temperatura corporal. Sus músculos funcionaban a mayor rendimiento de su plena potencia estándar, de manera que su fuerza y velocidad habían aumentado.

- Esto lo he visto antes -. Explicó Andrei, que de nuevo volvía a estar sorprendido por el potencial de los participantes -. En cintas de vídeo que me ponía mi padre sobre competiciones marciales. Técnicas marciales que rozan el ridículo de lo que un cuerpo puede hacer, que casi hace parecer que es magia. Es como el Tekkai...

- ¡Mantra! -. Saltó Lucia, ya que su especie lo denominaba así.

- ... Pero con una complejidad mucho mayor -. Prosiguió el grandullón -. Como si mi Tekkai fuese el circuito de una bombilla y eso... eso... un robot gigante.

Gracias a aquello, Naito se volvió un torbellino de velocidad. Thunder, quien también era hábil y poseía una velocidad decente, parecía que era un anciano raquítico en comparación con la agilidad de su rival, al que ninguno de sus puñetazos podía llegar siquiera a rozar. Naito contraatacaba todos los intentos ofensivos de Thunder con destellos de golpes por todo su torso, brazos, nuca y parte posterior de las piernas. Thunder no parecía acusar demasiado los golpes, pero ante la cantidad ingente de los recibidos llegó un momento en el que incluso clavó una rodilla en el suelo y pasó a estar a la defensiva. A ojos de muchos del público, el combate parecía que sólo tenía un participante, que era el visible Thunder, mientras que Kushida Naito se movía tan rápido que no se podía seguir con la vista.

- ¡Thunder no es rival para la velocidad de Kushida! ¿¡Qué podrá hacer!?

Pero con el paso de los segundos, que seguro que para Thunder se hacían eternos, o eso denotaba por la fatiga del dolor de los golpes que recibía y las heridas de contusiones provocadas, volvía a intentar contraatacar. Con un golpe de su pie en el suelo destrozó el suelo de la plataforma y muchos fragmentos de piedras y escombros saltaron por los aires. No afectó directamente a Naito, pero el siguiente movimiento que llevó a cabo no pudo ejecutarlo; la intención que tenía de dar la patada al costado de Thunder tuvo que interrumpirlo y retroceder porque el puño de su rival pasó muy cerca de su cabeza. Además, con la casi certeza de que Thunder, que de alguna forma sabía que podía llegar a acertar a Naito, imprimió más fuerza en su puño y de su arma surgió una descarga de energía eléctrica y una onda de choque que sacudió el aire frente a sí, llegando incluso como un vendaval potente al sector del público de aquel área.

- ¡Casi le da! -. Exclamó Lucy, asustada por la fuerza que acababa de desplegar Thunder -. ¿Cómo lo sabía?

- No tengo ni... idea.. -. Admitió Andrei.

- La técnica de Kushida es impresionante. Seguramente contra otro tipo de rivales ya habría ganado -. Explicaba Michelle después de un largo bostezo -. Pero ese tío bueno de Thunder parece ser otro de los que más resistentes son de la torre, al menos lo que hayamos visto hasta ahora. Yyyyy... como pasa el tiempo y no lo tira, pues la técnica le pasa factura y va perdiendo facultades.

- Ha debido usar el golpe en el suelo con esa fuerza abismal para levantar una capa de polvo y elementos en el aire -. Hipotetizó Valruk -. Así, junto a la velocidad reducida de Kushida Naito, al ver el movimiento del polvo y el movimiento de las piedras repelidas por el movimiento de este, Thunder sabría por dónde iba a venir.

- Por fin puedo respirar un poco -. Se escuchó decir a Thunder cuando el silbido del viento de su anterior golpe se disipó y se había hecho el silencio.

- ¡Todavía no he acabado! -. Vociferó Kushida Naito, quien de nuevo empezó a moverse, esta vez en círculos en torno a Thunder, aunque con la distancia tomada -. ¡Hayabusa Okashō!

Tras coger de nuevo algo de velocidad, aunque no tenía punto de comparación con lo que hizo al principio, Naito saltó a los muros y empezó a hacer ese movimiento en torno a su enemigo pero con cierta altura, saltando entre ellos y los demás obstáculos como también las columnas. Thunder no se quedó quieto a esperar a que su rival ejecutase otra técnica molesta, así que se acercó a la pared por la que pasaba Naito y de un sólo puñetazo la hizo añicos y estos salieron desperdigados hasta fuera de la plataforma incluso. Pero de repente, Thunder recibió varias acometidas de alguna forma, que impactaron con fuerza en su hombro y pecho. Al contrario que con los golpes anteriores, estas era más parecidas a estocadas penetrantes, que se hundían en la piel hasta alcanzar el interior y provocar graves heridas. Kushida Naito estaba recorriendo todo lo alto y lanzaba puñetazos al aire. En el lugar donde estos habían sido realizados quedaban una reminiscencia, parecido a un holograma y, con cierto retraso, eran lanzados como aves de presa sobre su objetivo. Thunder intentó recomponerse y moverse de ahí para que los ataques ejecutados anteriormente fuesen a parar al suelo, pero la técnica de Naito era dirgida, ya que las estelas de los ataques se desviaban de su posible destino fallido para seguir buscando a su víctima y alcanzarla, aunque fuesen en puntos menos críticos, como los antebrazos o las piernas.

De nuevo, Thunder se concentró en defenderse de la acometida de Naito, pero en esta ocasión habían dos diferencias: la primera era que su resistencia no parecía ser suficiente para aquellos haces de energía penetrantes; y la segunda, que Thunder había cerrado los ojos. Uno tras otro, la cantidad de heridas fatales llegaba a las dos cifras y el desangrado era tan grave que el charco alrededor del luchador había llegado al metro y medio de radio, y todo su cuerpo estaba destrozado, ropa incluida, y teñido de rojo.

- ¡Se acabó! ¡Hora de rematar esto! -. Kushida dejó sus últimos Hayabusa Okashō en el aire para lanzarse él mismo al ataque. Las ondas servirían de apoyo para que este se pudiese acercar sin problemas.

Entonces, ocurrieron varias cosas a la vez.

Kushida Naito se detuvo, sorprendido.

Las ondas de Hayabusa Okashō fueron bloqueadas y dispersadas.

Thunder alzó su puño, cargado de energía, dispuesto a dar un puñetazo en dirección al suelo en el que se encontraba.

Varios árbitros aparecieron y se interpusieron entre ambos.

El silencio reinó en todo el estadio durante unos instantes de confusión.

- ¡Señoras y señores! -. Empezó a narrar el comentarista -. ¡El encuentro ha sido detenido por los árbitros debido a las terribles heridas de Thunder! ¡El ganador es Kushida Naitoooo!

Mientras que el público aplaudía por el espectáculo sangriento que acababan de presenciar, Thunder se giró hacia los árbitros con cara de pocos amigos, pero ni se encaró con ellos ni dijo nada más. A pesar de sus heridas, se retiró por su propio pie sin dirigirse a su rival.

- ¡Kushida Naito ha ganado con esa técnica tan increíble! -. Gritaba uno por el público.

- ¡No ha recibido ni una sola herida! -. Exclamaba otro.

- ¡Qué pasta he ganado con la apuesta!

- ¿Lo habéis visto? -. Lucy miraba con nerviosismo a sus amigos -. A pesar de sus heridas, Thunder iba a hacer algo.
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Mientras el comentarista los presentaba, salían a cada lado las dos participantes del siguiente encuentro. El grupo estaba muy expectante por ver el siguiente combate, ya que involucraba a la persona que más habían conocido allí en Ohana City. Nayru iba con sus espadas enfundadas, aunque parecía que ya había aprendido del combate contra Lucia y se estaba quitando la chaqueta que le regaló Ellie, así no se le ensuciaba. El publico la recibió con un modesto aplauso, al igual que a la chica que iba a ser su rival.

- ¡Proveniente de las llanuras de Honshu, la combatiente experta en técnicas cuerpo a cuerpo y poderes místicos elementales, Satomi Izumi! -. Presentaba el comentarista.

Satomi Izumi entraba al escenario y al igual que Nayru (y a diferencia de Kushida Naito) ignoraba al público por completo. Se metió prisa para ir al centro del escenario antes de que lo avisara el árbitro, realizando el saludo formal antes de que cada encuentro, tras lo cual fueron a su punto de inicio para luchar.

En los pocos segundos antes de que el árbitro anunciase el inicio del combate, Nayru no miró a la grada buscando a sus nuevos amigos. Parecía que no quería ningún motivo para distraerse y se limitó a sacar sus espadas y encogerse hacia delante para coger impulso. La híbrida loba Degrania se lanzó a la carga en cuanto se dio la orden, avanzando con rapidez y saltando los obstáculos sin problemas. Satomi, en cambio, se quedó en su punto de inicio y tras juntar las manos, empezó a pronunciar unas palabras que eran imposibles de escuchar con el ambiente del estadio. De pronto, Nayru tuvo que variar su rumbo ya que en la mitad del escenario surgió un muro que le bloqueaba el avance. En lugar de dar media vuelta y buscar otro camino, intentó sortearlo de un salto para llegar hasta arriba, pero el muro pasó de ser de sólida piedra a reblandecerse y estar formado de una pegajosa sustancia parecida a la arcilla. Eso provocó que Nayru perdiese el punto de apoyo para saltar y se quedase atrapada con el pie en la sustancia fangosa. Clavó la espada para que le sirviese de punto de apoyo y tiró para salir.

El grupo, que se encontraba de nuevo en un punto alto del estadio, podía ver lo que estaba haciendo Satomi con todo detalle. Tras conjurar el muro y cambiar su composición, sacó unas hojas de papel que formaron parte de su siguiente sortilegio. Las hojas se plegaron solas hasta formar pajaritos de origami y salieron volando emitiendo una tenue lluvia de partículas plateadas y brillantes. Por fin, Nayru logró salir, pero el muro volvió a "transformarse". En esta ocasión, la sustancia fangosa se moldeó para formar en el lado de parte de Nayru una agrupación de cabezas de dragón. El fango siguió moldeándose para estirar las cabezas y que se lanzasen a por la chica como látigos, con la intención de apresarla. Nayru tuvo que defenderse con una sola espada, ya que la anterior la perdió al clavarla en el fango. Cortó un par de ellos e intentó coger distancia, pero cuando ya creyó que estaba a salvo, las cabezas de dragón abrieron su boca y de cada una de ellas surgió una flema de ácido. Nayru saltó sin problemas, dejando el ácido en el suelo, pero entonces fue cuando se dio cuenta de todas las cabezas de dragón menos una lanzaron el ácido, ya que una había arrojado una nube de gas rosado hacia arriba, justo donde estaba. Nayru no cogió el suficiente aire y durante ese instante, casi se perdió de vista debido a la opacidad del gas. Una onda de energía casi idéntica que la que surgió del fuego cuando Nayru se la lanzó a Lucia, surgió en esta ocasión de la nube de gas, y eso le sirvió para que cogiese impulso y salir por el lado contrario a la onda. Por fin pudo poner pie en uno de los muros reales del escenario y establecer contacto con Satomi, que seguía en el mismo sitio, conjurando sin moverse.

Nayru escuchó un rugido desde abajo que llamó su atención; el fango seguía moldeándose y, directamente, ya no había muro alguno sino que había formado una quimera con todas las cabezas anteriores. Una de las cabezas volvió a abrir la boca y del interior del fango surgió la espada de Nayru, que salió disparada a toda velocidad dirección a la chica. Nayru lo esquivó sin problemas, pero entonces...

- ¡Arriba tuya! -. Se escuchó decir a algunos del público, entre ellos a alguno del grupo. Aquella advertencia estuvo precedida de un multitudinario grito ahogado.

El ataque con la espada fue una distracción y ya era demasiado tarde. Nayru había prestado demasiada atención al fango y el verdadero ataque de Satomi llegó desde arriba. Había acumulado suficientes pajaritos de origami que habían estado volando y camuflándolos a contra luz de los focos que iluminaban el escenario. Pero estos se lanzaron a por su enemiga en cuanto la espada del fango fue lanzada. Nayru intentó saltar, pero incluso con su agilidad no fue suficiente. Una cadena de explosiones ensordeció el estadio y llenó de polvo hasta el espacio entre las gradas. Fue cuando se dispersó el humo que se veía a Satomi relajada y sin conjurar. El árbitro estaba abrumado por el poder que se acababa de desatar, pero levantó la mano para finalizar el encuentro.

Entonces Satomi recibió una acometida de entre los restos de la explosión y el humo. Una malherida Nayru se lanzaba desbocada y locamente sonriente hacia su rival. A pesar de que Satomi fue derribada con facilidad, esta se defendió colocando su antebrazo en el cuello de Nayru y así evitar su fatal mordisco, tras lo cual se revolvió y usó su otro brazo de apoyo para darle la vuelta a la situación y hacerle una llave, inmovilizando uno de los brazos de la híbrida.

- No creía que pudieses aguantar esto, me has sorprendido -. Elogió Satomi con un claro acento extranjero en su pronunciación.

- ¡CÁLLATE!

Con la cabeza estampada en el suelo, Nayru abrió la boca y mordió la piedra, tras lo cual la arrojó lo más hacia arriba que pudo. El polvo y la arenisca distrajo a Satomi lo suficiente como para que bajase la guardia, y así Nayru pudo contraatacar. De su cuerpo surgió hacia abajo una nueva oleada de aire condensado con esos retazos de energía oscura. Gracias a la propulsión, Nayru se pudo librar de la presión de la presa e invertirla nuevamente. Ambas llegaron muy alto pero de nuevo empezaban a caer, con la intención por parte de la loba de que la cara de Satomi se estampase en la arena.

- ¡Esa es la técnica que usé contra ella! -. Expresó Lucia en una mezcla de queja y fascinación.

Al contrario que en aquel combate, el aterrizaje sí que se produjo con contundencia en esta ocasión. La cara del árbitro reflejó asombro y arrepentimiento, deseando haber detenido el encuentro antes de que Satomi recibiese aquel fatídico golpe.

Pero el cuerpo de Satomi empezó a deformarse en una mezcla ocre y pegajosa, como el fango del muro anterior. Cuando Nayru más conforme estaba, creyendo que había vencido, fue cuando más había bajado la guardia y recibió aquella sorpresa amarga. La verdadera Satomi surgió de su espalda y, empuñando un kunai, lo colocó en el cuello de la loba, siendo el desencadenante final del combate.

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- ¿¡En... EN SERIO!? -. Gritó el comentarista sin creérselo.

- ¡No puede ser! -. Hacía lo propio alguien del público.

- ¡Ni lo he podido ver!

- ¿¡Ha sido el combate más rápido de lo que llevamos de Torre Celestial!?

Yurey Paskovic, héroe recién formado en la Academia de Héroes de Hengeberg, en Sverith, tenía un poder increíble. Tal y como había explicado Lucia de cuando se enfrentaron a él en el Festival Deportivo, Yurey era un increíble convocador de una sola criatura; un gólem gigante de hierro que controlaba él mediante sus propios movimientos.

Pero en cuanto dio comienzo el combate, hubo un destello. Un suceso que ocurrió en menos de diez segundos. Habían algunos del público que todavía se estaban sentando para disfrutar del encuentro.

Yurey se encontraba bocarriba en el suelo, derribado, con su rival encima. No podía moverse, ya que su rival le sostenía el cuello con una de sus manos, mientras que la otra le amenazaba muy cerca de sus ojos. El árbitro dictaminó sentencia inmediatamente y el comentarista apoyó su decisión con el siguiente comentario.

- ¡El ganador del combate, Rodriiiiiiin!

- Se ha movido... más rápido que Nayru -. Resaltó Lucia, que ya quedó abrumada por la velocidad de la que fuese su rival el otro día.

Rodrin ayudó a Yurey a levantarse y este se llevó la mano a la nuca, avergonzado de no poder haber presentado batalla. Tras una final cortés estrechándose las manos, cada uno se fue por su lado.

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De todos los estadios de las plantas que habían estado, se notaba que aquel era el del combate de las mayores plantas ocupadas en la actualidad. El encuentro tenía lugar entre dos participantes de las plantas entre setenta y ochenta, y el público había correspondido aquel encuentro con una participación abismal. Los dos anillos de las gradas eran enormes e iguales de tamaño el uno con el otro, a diferencia de los estadios de más abajo, donde el anillo superior era más pequeño y modesto. Además, el escenario era más grande y aunque tenían menos obstáculos, estos ya empezaban a ser de carácter mágico por lo que les había explicado Wing antes de acudir al encuentro, como muros ilusorios o runas de teletransporte conectadas entre sí. El juego de luces también estaba a la altura de lo que estaba por venir, creando una atmósfera tenue entre los del público, mientras que el escenario estaba claramente iluminado.

- ¡Bienvenidos al que puede ser el combate del mes, del semestre... DEL AÑO! ¡Señoras y señores, hoy se enfrentan los participantes que ostentan las plantas más altas desde el inicio de la Torre Celestial! ¡Por un lado tenemos al implacable, destructor, inevitable... RAZHAEEEE!

El combatiente surgió del túnel con un aura claramente visible en su cuerpo, parecida a unas llamas de ira y oscuridad, aunque este se mantenía lo más sereno que podía, centrándose en llegar a su parte de la plataforma.

- ¡Y su rival nos encandila con su belleza apabullante! ¡Pero tened cuidado, amigos, pues es tan poderosa como hermosa! ¡IIIIIIIIIIIISSEEEELYTH!

Mientras que con Razhae, la reacción fue más modesta, casi como si el público mismo estuviese intimidado con la presencia de aquel tipo que les transmitía una personalidad con malas pulgas, con Isselyth reaccionaron totalmente al contrario. Sin duda, los cerdos asquerosos que conformaban una pequeña parte de la grada, expertos en acosar a las participantes femeninas de los combates, eran los que más ruido daban en forma de aplausos y vitoreo, aunque ninguno se atrevía tampoco a lanzar ningún improperio, ya que Isselyth también intimidaba a su manera.

Lucia apretó el bastón y se colocó el sombrero bien. Claramente estaba nerviosa con la situación, pero intentó que no se notase y ella misma trató de calmarse.

- ¡Y para este encuentro, contamos con la presencia de nuestro INIGUALABLE presidenteeee, EL DESPERTADOOO!

Los focos pasaron a una parte de la grada que, sin duda alguna, debían de ser los asientos VIP. El Despertado se limitó a levantarse de su asiento, alzar las manos para saludar al público, que reaccionó también con un profundo calor en su recibimiento. El presidente señaló a uno de sus acompañantes, que era el mismísimo HHH, al que también le llovió una salva de aplausos y gritos de apoyo. Tras aquella mención especial, el árbitro mandó a los dos participantes al centro del escenario. Isselyth y Razhae avanzaron y completaron el tramite sin extenderlo ni un sólo segundo más.

Entonces el árbitro dio inicio el encuentro, y se desató el infierno.

- ¡Ahí está, el poder de maestro elem... NO, el poder chamánico de lava de Razhae!

Parecía que un volcán se acababa de desatar en el estadio. El público gritó horrorizado cuando aquel torrente de fuego, lava y cenizas incandescentes parecían que iban a alcanzarles, pero afortunadamente, las protecciones de la Torre Celestial funcionaron a la perfección, bloqueándolo con una barrera mágica impenetrable. De manera inmediata, la mitad del escenario de la parte de Razhae había sido arrasado; tanto los obstáculos mundanos como los elementos mágicos habían sido reducidos a meras cenizas. Y entonces... hubo otra explosión.

Razhae se había lanzado con tanto poder que parecía una segunda, aunque reducida, erupción de lava. Su puño, que ya de por sí era intimidante, estaba recubierta de roca fundida y amenazaba con arrasar a Isselyth por completo. Pero con un ligero movimiento, alzando la mano lentamente contra la carga, detuvo por completo la acometida de Razhae. Isselyth no resultó dañada por la lava que tocó o por el fuego y cenizas que la envolvieron. Empezó a pronunciar unas escasas palabras contra Razhae, pero como era costumbre, quedaron enmudecidas por el ambiente del público y el comentarista.

- ¡LO HA DETENIDO! ¡Y TAN SOLO CON UNA MANO!

- ¿¡Y CREES QUE POR ESO ME VOY A RENDIR!? -. Respondía Razhae con un grito a lo que sea que le dijese Isselyth. Su voz era grave y potente, retumbando en los oídos de todos -. ¡LUCHARÉ POR MI SUEÑO!

La contundencia defensiva de Isselyth quedó aplastada por el segundo intento de Razhae. Esta vez, con su otro puño la mandó a volar hacia arriba. Isselyth estuvo a punto de chocar contra contra el techo, en la zona de los focos, pero se detuvo ella misma en un segundo. Sus ojos se ensancharon debido al asombro, pero más sorprendida quedó con el siguiente movimiento del enemigo. Rugiendo con una rotundidad que hacía temblar el suelo del estadio, Razhae provocó una erupción real de lava, en forma de torrente, hacia el lugar donde estaba Isselyth. Esta se movió lo suficiente como para no quedar completamente sumergida de roca fundida, pero el torrente le rozó la parte derecha de su cuerpo, llegando incluso a arrasarle la piel y la oreja de la mitad de aquella parte de la cara. En cuanto el torrente impactó con el techo, la protección mágica fue lo que evitó que hubiese un desastre en el edificio. Isselyth volaba sin problema alguno para tratar de recomponerse. Realmente no se veían sus heridas, ya que de gran parte de la zona afectada de su cuerpo emanaba humo por las terribles quemaduras.

- ¿¡QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ!? ¡TODO EL EDIFICIO DEBE ESTAR TEMBLANDO! -. Se escuchaba gritar al comentarista, que debía estar al borde del colapso.

El torrente de lava se movía como si tuviese vida propia, dividiéndose en decenas de chorros que seguían a Isselyth por todo el estadio, tratando de acorralarla para vencerla de una vez por todas. Mientras esto sucedía, el torrente principal se moldeaba y adoptaba la figura de un Razhae gigante hecho de lava, del que seguían surgiendo más y más magma. Este abrió su boca y rugió de nuevo para emitir un aliento de fuego que convirtió toda la zona del escenario en una olla a presión. Hacia tiempo que el árbitro del encuentro había traspasado la barrera y veía el encuentro desde la entrada de bastidores.

- ¡No, no hagas eso! ¡Eso es lo que quiere! -. Entre todo el bullicio de ruido, se escuchó a Lucia gritar aquello.

Pero ya era demasiado tarde. Segundos más tarde, hubo un temblor varias veces más fuerte que los anteriores en el encuentro. Entonces, fuego se dispersó y la gente por fin podía ver lo que había ocurrido. Los torrentes de lava se habían calmado y toda estaba cayendo al suelo, en una lluvia de magma que no parecía afectar la silueta de Isselyth. El público se encontraba totalmente apabullado, aunque se preguntaban por qué la silueta de la mujer tenía esa forma. Obviamente, el grupo lo sabía de sobra, y para cuando el humo se iba dispersando, esta se encogía hasta volver a su forma humana. Razhae no se encontraba en la plataforma de combate, o mejor dicho, ya no había plataforma de combate sino que en su lugar había un enorme agujero y una montaña de escombros en el piso de abajo. El ataque que hiciese Isselyth rompió sin problemas la protección mágica que también había a nivel del suelo y Razhae se encontraba desparramado entre los desperfectos de la zona y haciendo acopio a una tenacidad increíble, se levantó lo más que le permitieron sus fuerzas. Su cuerpo tenía unos cuantos rasguños, pero ninguna herida nada más grave. Y, sin embargo, estaba en las últimas.

Una vez más Isselyth dijo algo que no se llegó a escuchar, pero Razhae alzó la mano, tratando de alcanzar el piso de encima suya.

- ¡Debo ser más... fuerte...! ¡Mi sueño... no se apagará hoy!

Y tras esas finales palabras, quedó inconsciente en aquella posición, sin caer al suelo, demostrando que Razhae había perdido la batalla pero, de alguna forma, quería seguir participando en su guerra personal de la Torre Celestial.

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