1 nov 2015

La visión en la tormenta


Mierda, he debido dejar atrás a los demás, estoy solo pero da igual, seguiré estas cuevas hasta llegar a El Núcleo, estoy convencido de que, sea lo que sea, me servirá para enfrentarme a todos los imbéciles que se atreven a dudar de mí...

La verdad que estoy empezando a estar demasiado cansado y a tener demasiado frío. Está cerca y cada vez lo noto más, el poder de ese núcleo será para mí. Empiezo a notar a alguien detrás mía por lo que corro dejando atrás todo lo que me pesa: las provisiones, algunas piezas de la armadura, la mochila entera. Me da igual, sacrificar todo eso será suficiente para llegar a mi objetivo y además aquí lo tengo conmigo, el martillo que el mismísimo Thor me regaló. Justo empieza a brillar, eso es una señal de que he llegado y así es: unas puertas gigantes están ante mí. Son pesadas, pero puedo abrirlas poco a poco, hasta que quepo y entro.

Ante mí hay un ser que parece estar hecho de luz. Brilla demasiado y no puedo atinar a ver sus rasgos aunque parece ser un humano. Ese ser me ofrece una esfera que porta en las manos. La cojo, me cabe en una de las manos perfectamente aunque el ser empieza a apagarse, hasta que desaparece... Me da igual, me fijo en la esfera: es pequeña, ahora del tamaño de una pequeña pelota, antes parecía más. Es bonita, de color rojo algunas veces, de color azul otras. No tengo tiempo para tonterías. Acerco la esfera a mi martillo y este la absorve, empezando a brillar con mucha intensidad. Ahora sí, esto es suficiente. Apunto con mi arma al techo y despego destruyendo todo a mi paso, hasta salir a la superficie. Miro a mi lado y aparece Scarlett. Ella también está preparada para la batalla, una preciosa armadura reluciente cubre su cuerpo, algunos grabados con el martillo de Thor y el apellido Oinotna la decoran.

Monto en ella, nadie mejor que ella me podría llevar a por Kpim ahora mismo, no está lejos el Bosque de los Inquietos y allí lo encontraré. No pude hacer más por Kpam y por Kpum, pero no permitiré que Hextor me quite a Kpim. La velocidad a la que cabalga Scarlett incluso me sorprende, pero también me enorgullece, en apenas unas horas estoy ahí, en el linde del bosque. La gente de Cima Svale parece preocupada mirando hacia el bosque, pero yo me abro paso entre ellos. Saben quien soy y me avisan de que no podré hacer nada, que Kael ya lo intentó, así que yo moriría en el intento. Pero yo soy Akshael y Kpim es mi amigo, yo lo salvaré y pararé toda esta presión para el mundo.

Por el bosque, Scarlett le busca, a una velocidad precaria, no sería bueno ir llamando la atención y que nos comamos una emboscada de algunas criaturas que andan por aquí. Alguna he visto acechándonos, pero saben que Kpim está cerca y no se atreven a salir. No tarda mucho Scarlett en encontrar su rastro y a por él vamos. Se encuentra en la zona donde el ejército sufrió el ataque de ese cazador. Los cuerpos de los soldados aún están ahí y Kpim se alimenta de la esencia que aún está en ellos. Se da la vuelta, me ha visto. Orek habla a través de él, está utilizando a Kpim como a una marioneta y su aspecto es lamentable: la piel está muy pálida, sus ojeras son increiblemente enormes, como si no hubiese dormido nunca más desde que se fue, su pelo está desaliñado y tiene algunas calvas, además, está tremendamente delgado. Porta la espada y una armadura negra, como la que yo llevaba cuando seguía a Hextor, como la que yo le mandé a hacerme cuando maté a aquellos seguidores de San Cuberth.

Orek le ordena que me ataque y me veo obligado a luchar. Sus ataques intentan ser letales, y las heridas que me hace son muy graves pero empiezo a notar como el poder verdadero surge en mí. Alguien como yo no podría fallar siempre, la suerte cambia cuando se le necesita de verdad, no como con un torneo sin importancia o problemas con piratas. Ahora es el momento en el que voy a demostrar que me merezco el poder que se me ha otorgado y me merezco lo que he conseguido. Ahora voy a demostrar que me merezco ser Akshael Oinotna.


La balanza empieza a cambiar y ahora soy yo quien tiene la iniciativa, de un martillazo le parto la armadura del pecho. Un rayo surge de mi mano y actúa como una cuerda irrompible atrapando a Kpim en el suelo. Mi objetivo real es otro, es Orek. Me giro hacia él y parece sorprendido. Le voy a demostrar por qué me eligió. De un salto me coloco delante suya cuando pretendía huir. Aún sigue parecido un espíritu pero le agarro del cuello de las ropas que lleva y lo traigo al mundo de los mortales, ya no se podrá escudar más. Mis ojos y el interior de mi boca empiezan a brillar y salen de pequeños rayos. Agarro del cuello a Orek y lo empiezo a ahogar contra un árbol a la vez que empieza a ser electrocutado. El poder de Thor que recorre mi cuerpo destruye por completo las defensas mágicas que tuviese Orek y acaba hecho cenizas, dejando solo algunas partes de un esqueleto que deja algunos rastros de humo, como si hubiese ardido.

Lo conseguí, me acerco a Kpim y sus pertenencias de Hextor han desaparecido, lo curo y lo monto en Scarlett, ella se encargará de llevarlo a un lugar seguro donde podrá descansar. Yo ahora tengo que aprovechar mi poder. Levanto mis brazos hacia el cielo mientras cierro los ojos, me empiezo a notar mucho más ligero y casi sin darme cuenta estoy volando en dirección a Tydoras, una nube de rayos me acompaña.

Llego a la ciudad, y corro hacia el castillo, explico a todo el consejo y al Rey lo ocurrido. Aún no han llegado Luriel, Raenia y los demás pero sí está allí Alanne, que me mira orgullosa y feliz. Todos me aplauden y el rey me invita a dar un discurso al pueblo, que ya se empieza a acercar al castillo para escucharme a través del balcón real. Todos corean mi nombre, les cuento las cosas que he hecho por nuestra tier traidor y al fin habrá paz.

Pero me doy cuenta de como se empieza a oscurecer el horizonte... Como me habría poder olvidado de eso. Consigo ver desde donde estoy lo que se acerca bajo la oscuridad: el Rey Barlis acompañado de Moebius, el líder de los protectores se acercan a la ciudad liderando ejército que parece infinito.

Yo conseguiré parar esto también, tengo cuentas pendientes con los falsos protectores que protegen tan solo sus intereses y con ese maldito estúpido rey. Mi martillo empieza a brillar de nuevo y...”


Un temblor, uno más, me hace despertar. Aún sigo en la red Der'go y estaba soñando. El corazón me va a mil... Raenia y Alleria están haciendo guardia mientras hablan sobre la Luz, no se han dado cuenta de mi sobresalto. Vuelvo a cerrar los ojos y me intento tranquilizar. Ojalá todo hubiese sido real y lo daré todo para conseguirlo: vamos a llegar al Núcleo todos juntos, acabaremos el trabajo y podremos volver a casa y podremos solucionar lo demás. Aún queda tiempo para descansar así que vuelvo a quedarme dormido mientras me imagino las mil situaciones diferentes que podrían darse en el combate contra Kpim, contra Necrarius, contra Schwarz...

No hay comentarios:

Publicar un comentario