“Mierda, he debido dejar atrás a
los demás, estoy solo pero da igual, seguiré estas cuevas hasta
llegar a El Núcleo, estoy convencido de que, sea lo que sea, me
servirá para enfrentarme a todos los imbéciles que se atreven a
dudar de mí...
La verdad que estoy empezando a
estar demasiado cansado y a tener demasiado frío. Está cerca y cada
vez lo noto más, el poder de ese núcleo será para mí. Empiezo a
notar a alguien detrás mía por lo que corro dejando atrás todo lo
que me pesa: las provisiones, algunas piezas de la armadura, la
mochila entera. Me da igual, sacrificar todo eso será suficiente
para llegar a mi objetivo y además aquí lo tengo conmigo, el
martillo que el mismísimo Thor me regaló. Justo empieza a brillar,
eso es una señal de que he llegado y así es: unas puertas gigantes
están ante mí. Son pesadas, pero puedo abrirlas poco a poco, hasta
que quepo y entro.
Ante mí hay un ser que parece estar
hecho de luz. Brilla demasiado y no puedo atinar a ver sus rasgos
aunque parece ser un humano. Ese ser me ofrece una esfera que porta
en las manos. La cojo, me cabe en una de las manos perfectamente
aunque el ser empieza a apagarse, hasta que desaparece... Me da
igual, me fijo en la esfera: es pequeña, ahora del tamaño de una
pequeña pelota, antes parecía más. Es bonita, de color rojo
algunas veces, de color azul otras. No tengo tiempo para tonterías.
Acerco la esfera a mi martillo y este la absorve, empezando a brillar
con mucha intensidad. Ahora sí, esto es suficiente. Apunto con mi
arma al techo y despego destruyendo todo a mi paso, hasta salir a la
superficie. Miro a mi lado y aparece Scarlett. Ella también está
preparada para la batalla, una preciosa armadura reluciente cubre su
cuerpo, algunos grabados con el martillo de Thor y el apellido
Oinotna la decoran.
Monto en ella, nadie mejor que ella
me podría llevar a por Kpim ahora mismo, no está lejos el Bosque de
los Inquietos y allí lo encontraré. No pude hacer más por Kpam y
por Kpum, pero no permitiré que Hextor me quite a Kpim. La velocidad
a la que cabalga Scarlett incluso me sorprende, pero también me
enorgullece, en apenas unas horas estoy ahí, en el linde del bosque.
La gente de Cima Svale parece preocupada mirando hacia el bosque,
pero yo me abro paso entre ellos. Saben quien soy y me avisan de que
no podré hacer nada, que Kael ya lo intentó, así que yo moriría
en el intento. Pero yo soy Akshael y Kpim es mi amigo, yo lo salvaré
y pararé toda esta presión para el mundo.
Por el bosque, Scarlett le busca, a
una velocidad precaria, no sería bueno ir llamando la atención y
que nos comamos una emboscada de algunas criaturas que andan por
aquí. Alguna he visto acechándonos, pero saben que Kpim está cerca
y no se atreven a salir. No tarda mucho Scarlett en encontrar su
rastro y a por él vamos. Se encuentra en la zona donde el ejército
sufrió el ataque de ese cazador. Los cuerpos de los soldados aún
están ahí y Kpim se alimenta de la esencia que aún está en ellos.
Se da la vuelta, me ha visto. Orek habla a través de él, está
utilizando a Kpim como a una marioneta y su aspecto es lamentable: la
piel está muy pálida, sus ojeras son increiblemente enormes, como
si no hubiese dormido nunca más desde que se fue, su pelo está
desaliñado y tiene algunas calvas, además, está tremendamente
delgado. Porta la espada y una armadura negra, como la que yo llevaba
cuando seguía a Hextor, como la que yo le mandé a hacerme cuando
maté a aquellos seguidores de San Cuberth.
Orek le ordena que me ataque y me
veo obligado a luchar. Sus ataques intentan ser letales, y las
heridas que me hace son muy graves pero empiezo a notar como el poder
verdadero surge en mí. Alguien como yo no podría fallar siempre, la
suerte cambia cuando se le necesita de verdad, no como con un torneo
sin importancia o problemas con piratas. Ahora es el momento en el
que voy a demostrar que me merezco el poder que se me ha otorgado y
me merezco lo que he conseguido. Ahora voy a demostrar que me merezco
ser Akshael Oinotna.
La balanza empieza a cambiar y ahora
soy yo quien tiene la iniciativa, de un martillazo le parto la
armadura del pecho. Un rayo surge de mi mano y actúa como una cuerda
irrompible atrapando a Kpim en el suelo. Mi objetivo real es otro, es
Orek. Me giro hacia él y parece sorprendido. Le voy a demostrar por
qué me eligió. De un salto me coloco delante suya cuando pretendía
huir. Aún sigue parecido un espíritu pero le agarro del cuello de
las ropas que lleva y lo traigo al mundo de los mortales, ya no se
podrá escudar más. Mis ojos y el interior de mi boca empiezan a
brillar y salen de pequeños rayos. Agarro del cuello a Orek y lo
empiezo a ahogar contra un árbol a la vez que empieza a ser
electrocutado. El poder de Thor que recorre mi cuerpo destruye por
completo las defensas mágicas que tuviese Orek y acaba hecho
cenizas, dejando solo algunas partes de un esqueleto que deja algunos
rastros de humo, como si hubiese ardido.
Lo conseguí, me acerco a Kpim y sus
pertenencias de Hextor han desaparecido, lo curo y lo monto en
Scarlett, ella se encargará de llevarlo a un lugar seguro donde
podrá descansar. Yo ahora tengo que aprovechar mi poder. Levanto mis
brazos hacia el cielo mientras cierro los ojos, me empiezo a notar
mucho más ligero y casi sin darme cuenta estoy volando en dirección
a Tydoras, una nube de rayos me acompaña.
Llego a la ciudad, y corro hacia el
castillo, explico a todo el consejo y al Rey lo ocurrido. Aún no han
llegado Luriel, Raenia y los demás pero sí está allí Alanne, que
me mira orgullosa y feliz. Todos me aplauden y el rey me invita a dar
un discurso al pueblo, que ya se empieza a acercar al castillo para
escucharme a través del balcón real. Todos corean mi nombre, les
cuento las cosas que he hecho por nuestra tier traidor y al fin
habrá paz.
Pero me doy cuenta de como se
empieza a oscurecer el horizonte... Como me habría poder olvidado de
eso. Consigo ver desde donde estoy lo que se acerca bajo la
oscuridad: el Rey Barlis acompañado de Moebius, el líder de los
protectores se acercan a la ciudad liderando ejército que parece
infinito.
Yo conseguiré parar esto también,
tengo cuentas pendientes con los falsos protectores que protegen tan
solo sus intereses y con ese maldito estúpido rey. Mi martillo
empieza a brillar de nuevo y...”
Un temblor, uno
más, me hace despertar. Aún sigo en la red Der'go y estaba soñando.
El corazón me va a mil... Raenia y Alleria están haciendo guardia
mientras hablan sobre la Luz, no se han dado cuenta de mi sobresalto.
Vuelvo a cerrar los ojos y me intento tranquilizar. Ojalá todo
hubiese sido real y lo daré todo para conseguirlo: vamos a llegar al
Núcleo todos juntos, acabaremos el trabajo y podremos volver a casa
y podremos solucionar lo demás. Aún queda tiempo para descansar así
que vuelvo a quedarme dormido mientras me imagino las mil situaciones
diferentes que podrían darse en el combate contra Kpim, contra
Necrarius, contra Schwarz...
No hay comentarios:
Publicar un comentario