22 feb 2017

Nieve virgen


Iba a cumplirse ya casi una semana desde que Akshael, Jhin, Janna y Scarlett se habían separado del resto de Evolution. Habían decidido gracias a los consejos de algunos miembros de La Jauría Negra que irían cerca de la cordillera, el tiempo sería un poco más fresco pero evitarían algunos caminos más principales. Gracias a los avisos se habían preparado para el viaje con ropajes más gruesos y mudas de sobra, además de un saco de dormir para descansar lo mínimo indispensable y no depender exclusivamente de posadas de poblados que pudiesen cruzar.

El objetivo era llegar cuanto antes a la capital para hablar con esa “Emperatriz” y arreglar diplomáticamente los problemas entre su gente y los que apoyaban a La Jauría Negra y buscar una alianza para pararle los pies a la Confederación y a sus aliados del Vacío y quizá una posible baza a la que agarrarse cuando Evolution volviese a enfrentarse a Trenler.

Por ello mismo viajaban en Scarlett, más veloz que un caballo, Akshael manejándola y Jhin detrás, mientras que Janna no tenía que sufrir el frío ya que pasaba la mayoría del tiempo dentro del paladín. Tan solo paraban para descansar, aunque en esos descansos Akshael aprovechaba para inculcarle conocimientos bélicos o mágicos a Jhin y a Janna. Pese a la prisas, el ambiente era animado y siempre lo estaban pasando bien entre bromas.

Pero aunque los ánimos fuesen positivos, una mañana comenzó a nevar levemente, llenando a trozos el suelo de nieve. El frío golpeó con más fuerza al tras pasar la tarde y pasó algo que Akshael no quería que pasase...

- Joder que puto frío ya, no puedo máaaaaaaaaaaaas -. Dijo el paladín mientras tiritaba -. Vamos a descansar hoy ya, que se me están helando hasta los ojos. Nos acercaremos a la ladera a ver si encontramos una cueva y allí descansaremos, no me apetece seguir más por hoy.

Jhin tan solo asintió mientras también tiritaba, aunque él estaba protegido por delante por el cuerpo de Akshael, mucho más grande que el de él.

- Haremos las guardias de siempre, Janna tú primero, vigila desde un sitio que no te vean, después Scarlett junto a Jhin y yo al final, así os prepararé el desayuno mientras vosotros termináis de descansar y pienso qué entrenaremos antes de seguir el viaje.

Encontraron fácilmente una pequeña cueva que les servía de refugio, Akshael hizo un fuego en un momento y tras una escueta cena, tan solo Janna se quedó dispuesta. Los otros dos ya se encontraban escondidos en sus sacos de dormir buscando algo de calor y descanso.

Tras un rato de duermevela algo despertó a Akshael, un pequeño picorcillo en la nariz. Farfulló e intento volverse a acomodar dentro de los límites que el saco le dejaba.

- Akshael vamos, despierta -. Terminó por escuchar el paladín.


La voz la reconoció inmediatamente, se trataba de Janna, que además estaba intentando golpearle a través de los abrigos que le cubrían la cara.

El paladín se incorporó un poco buscando con la mirada a Janna y esta al comprobar que Akshael reaccionaba señaló hacia la entrada de la cueva acompañado de un “mira...”. Al momento Akshael lo vió: una criatura blanca, con aspecto humanoide y con terminaciones de aspecto cristalino en algunas partes de su cuerpo estaba mirando hacia el grupo. Parecía tener cara, aunque parecía más un dibujo de un niño a una cara de verdad, pues era irregular y simple. Cuando la criatura comprobó que Akshael reaccionaba tanteando una de sus armas, encontrando primero la espada e incorporándose, esta comenzó a avanzar hacia ellos bramando.



- ¡Despierta Jhin! -. Gritó Akshael mientras encontraba su maza y se la pasaba al chico.

El paladín de Thor se deshizo de los abrigos que le molestaban para moverse bien tropezándose por culpa de la prisa aunque supo recomponerse rápido y cargó contra la criatura que les había sorprendido. Una de las zarpas, cuyas “uñas”, o garras más bien, parecían también de cristal, es lo que la criatura usó para evitar la carga que se le avecinaba pero el paladín fue más rápido y supo hacer un corte por debajo de la muñeca de la criatura evitando la defensa. Akshael se supo con superioridad ante la criatura pero utilizó su conjuro para afectar a criaturas de tamaño mayor a él para acabar el combate cuanto antes, no quería perder tiempo de descanso.

Esa preocupación se pasó al instante cuando la mano que formaba la criatura cayó encima suya, convertida en nieve y fue ahí cuando el grupo se dio cuenta de que la criatura estaba hecha de nieve e hielo.

Justo aparecía cargando Jhin con la maza en alto, con la misma convicción de demostrar su maestría con las armas que dificultad a la hora de blandir la maza de La Jauría negra. El ataque de Jhin atravesó a la criatura cuando le atacó de frente y cayó tras ella enterrado en nieve.

La criatura pareció asustarse e inmediatamente dio media vuelta, sin medio torso por culpa de Jhin y sin una de sus manos por culpa de Akshael. En cuanto esta se giró, se volvió a recomponer gracias de lo que parecía la humedad o restos de nieve del entorno. Akshael fue más rápido que él y conjuró a su elenco de caballos para que cargasen de fuera hacia dentro de la cueva para que la criatura de nieve quedase encerrada y no pudiese escapar.

- ¡Analízalo Janna! -. Ordenó Akshael y la pequeña hada le hizo caso inmediatamente.

La criatura se detuvo delante de los caballos y giró la cabeza, esta vez con algo parecido a una mueca de terror. Pasados unos segundos en los que el combate se paró pues todos los contendientes estaban a la espera Janna habló:

- Eh... No es real, es fruto de algún hechizo parece ser...

Akshael relajó la postura de combate y conjuró un disipar magia, haciendo que la criatura inmediatamente desapareciese deshaciéndose.

- Vaya... ¿quién po... -. Akshael paró lo que estaba diciendo pues se había percatado de una presencia nueva, que vio gracias a que el bulto que ocupaba la criatura ahora no estaba.

Una chica estaba junto a los caballos, acariciando a un par de ellos hasta que se percató de que todos, incluido Jhin que había conseguido salir de entre la nieve y se la estaba terminando de sacudir, estaban pendiente de ella.

Akshael probó a detectar el mal en ella y no encontró nada por el estilo, pero sí un poder mágico.

- ¿Has invocado tú eso?


La chica tenía la piel oscura con el pelo grisáceo, pese a que no era demasiado alta y su cara presentaba un aspecto joven, no parecía mayor, aunque a que el color de su pelo le hizo pensar a Akshael que sería una persona más adulta. Utilizaba unos ropajes azules y blancos que le abrigaban, como si de una túnica se tratasen, aunque no se acercaban ni de broma a la exageración de abrigos que estaban utilizando The New Legacy. La chica, ante la pregunta se asustó pues no se había dado cuenta de que todos estaban pendiente de ella. Intentó presentarse firme, como para aparentar seriedad y ocular la devoción que hasta hace nada mostraba por los animales invocados por Akshael.


- Lo... lo siento... Solo quería pediros... -. La chica se quedó callada, intimidada por la mirada de sorpresa de Akshael y los demás. Comenzó a caminar dando vueltas prácticamente en el mismo sitio, con las manos en la espalda como si intentase disimular la situación -. ¡Qué divertido es andar sobre nieve virgen! - dijo con la sonrisa más forzada jamás vista.

- ¿Qué? -. Soltó Akshael.

- Perdona... Solo quería volver a ver a estos caballos tan bonitos... Me daba vergüenza despertaros así que envié a mi... amigo. Es amigo mío.

- ¿Los caballos?

- ¡Sí! -. Dijo la chica cuando la tensión en el ambiente parecía ir desapareciendo -. Me encantan los animales. Yo antes me dedicaba a criar cabras y los caballos se parecen mucho, ¿no? Jiji.

- Pero... ¿me estás hablando en serio? Sabes que estos caballos no son reales, ¿no? Son creación mía por medios mágicos.

- ¿Y qué más da? Al fin y al cabo el mundo es el tapiz en el que nosotros creamos -. Dijo esta vez con una sonrisa sincera, parecía satisfecha.

Pasadas las primeras impresiones el grupo la aceptó dentro de la cueva y pese a que tampoco fluía la confianza, la tensión desapareció totalmente. La chica se notaba sincera e inocente, como si de un niño perdido se tratase. Había sido criadora de cabras hacía no mucho tiempo y vivía con su familia en una tribu nómada de las montañas de no muchos miembros. Entre ellos había una especie de ritual, sin ningún método mágico real implicado, en el que los niños daban paso a la madurez y se especializaban en alguna ocupación como cocinero, cazador o como el caso de Taliyah, que así se llamaba la chica, criadora de cabras. Cabras que no eran comunes, pues eran mucho más grandes y eran utilizadas por la antigua tribu de Taliyah como montura para viajar a veces entre las montañas.

Por un segundo, Akshael se asustó al imaginar que Taliyah fuese una miembro de la tribu de Ike, por el poder mágico y el color azul que tenían en común. Pero las montañas a las que Taliyah hacía referencia y donde supuestamente había nacido Ike estaba a millas de distancia.

La chica había descubierto sus poderes en el ritual del que hablaba, cuando procuró concentrarse y entrar en lo que la “chamán” de su tribu llamaba trance comenzó a utilizarlos sin darse cuenta, provocando un accidente en el que Taliyah no quiso entrar en detalles pero despertó temor entre los suyos. Tras un tiempo de recelo hacia ella, incluso su familia le aconsejó que se fuese, por lo menos, hasta controlar sus poderes y por eso ahora se encontraba sola, joven y con unos poderes que apenas comprendía aunque durante unas semanas compartió camino con un chico que le explicó que ella era capaz de controlar un elemento y apenas le explicó nada más. El chico la dejó atrás una noche y ella no supo nunca más sobre él.

El corazón de Akshael se ablandó cuando se enteró de su historia y la vio como la típica incorporación a Evolution de última hora. Pero esta vez tenían prisa y no podían hacerse cargo de ella, pues apenas la conocían de ese rato, rato que se alargó un día entero para que todos pudiesen descansar bien.

- Mira, nos encantaría que nos acompañases, tenemos amigos que podrían ayudarte con tu... habilidad. Yo tengo algunos poderes también que no comprendo y ellos me ayudan... pero tenemos obligaciones y allá donde vamos es peligroso.

- ¡A mí me da igual!¡Podría ayudaros! -. Le respondió Taliyah a Akshael intentando esconder la desesperación.

- Taliyah, quedemos aquí, por esta zona. Si todo marcha bien en apenas unas semanas estaremos de vuelta y podrás venir con nosotros y convertirte en todo una puta ama gracias a tus poderes, pero tendrás que ser paciente, esa será la prueba para demostrarnos que eres apta. -intentó explicarle Akshael con una sonrisa para convencerla.

- Vale, pero no me dejéis aquí por favor, os esperaré lo que haga falta... -. Finalizó la conversación Taliyah agachando la cabeza.

El grupo prestó algo de las provisiones a Taliyah aunque esta estaba preparada para cazar, pero lo agradeció con mucha ilusión. En cuanto estuvieron descansados y listo, partieron de inmediato a lomos de Scarlett.

Días más tarde el grupo se encontraba agraciado por un clima más agradable, el frío y la nieve desapareció para dejar lugar a un tímido sol y algo de buena temperatura. El ambiente, pese a que nunca fue malo entre The New Legacy, mejoró y se notó en actitud de estos.

- Pues decidido, cuando sea rey de Taldmet seréis nombrados con los cargos más chulos que queráis. Janna será la reina de las hadas de todo mi territorio además, eso está claro.

- ¿Y yo? -. Preguntó creciéndose Jhin ante Akshael.

- Tú el rey de los niños, gobernarás a todos los niños y podrás estar en los cumples de todos y jugar a la pelotita, qué chulo ¿eh?

- Bah... -. La cara de alegría se transformó en amargura ante la burla de Akshael -. Seré el comandante real, yo lideraré toooooooooodo tu ejército y habrá soldados que tiren rayos y tendré un pelotón de gente con Vitalis como yo y...

- Jajajajaja, primero a ver si te decides por utilizar un arma en concreto y ser el mejor con ella y luego ya hablaremos de ejércitos, aunque si eso te hace ilusión... mientras me rindas pleitesía seré generoso.

Y así siguieron con las bromas sobre los futuros cargos cuando Akshael reinase, amenizando el viaje pese a que a la hora de la verdad, estaban dispuestos a hacerlo perfecto. Sin embargo, el paladín sintió un escalofrío justo cuando soltó aquellas palabras sobre su reino natal, no solamente sintiendo que lo echaba de menos...

Había algo más, como si tuviese un extraño presentimiento de que su reinado jamás sucedería.

En cualquier caso Akshael prefirió no contar nada a Jhin y Janna, quiso continuar con el buen ambiente entre ellos. Debía concentrarse en lo que tenía delante en ese momento.

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