25 nov 2018

Una jornada más de enfrentamientos


- ¡Señoras y señores! -. Una vez más, Bartemius era el que daba paso a lo que estaba a punto de acontecer -. ¡Bienvenidos de nuevo a una jornada más de enfrentamientos individuales! ¡En esta ocasión y presentando las novedades de esta ocasión, cada participante escogerá libremente a su oponente! ¡Los puntos repartidos irán dependientes de la clasificación, al igual que la última vez, pero en esta ocasión deberéis de tener cuidado porque podéis sufrir un riesgo mayor de lo que podéis ganar! ¡Porque el reparto de puntos será sustraído de la reserva de cada equipo que pierda!

- O sea, que podríamos acabar dejando al equipo con menos puntos de los que tenemos -. Analizó Roman desde el vestuario junto con el resto de sus compañeros, mientras pensaba sobre ello con la mano en la barbilla.

- Vamos a ganar -. Todos miraron a quien había dicho eso, pues había resultado ser Sakurako, que había parado de estar absorta en sus cosas  y se había sumado al colectivo.

- Sí, lo haremos -. Prosiguió Samuel -. Pero tú te quedarás descansando esta vez. Aquel golpe que te llevaste contra Sayoko ha dejado más mella en ti que la herida que tengo yo en la mano. Así que iré yo.

- Eh.... Bueno -. Sakurako fue a decir algo pero al final aceptó la decisión del capitán y volvió a lo de siempre, enfrascándose en un pequeño libro que reanudó en lectura.

- Yo participaré.

- Y yo.

- ¡Yo también!

- Yo ya estoy recuperado, puedo ir también.

Se escuchaba decir a varios del grupo, pero entre todas las voces, destacó la de Bartemius proveniente del monitor del vestuario.

- Los participantes serán un máximo de tres por equipo. Además, en esta ocasión el escenario de combate será determinado al azar al principio de cada encuentro ¡Equipos, tienen cinco minutos para decidir!

- Bien -. Samuel no mostró ningún signo de urgencia ni alarmismo, al contrario que algunos de la habitación -. Iremos Lucia, Luthor y yo.

Fue bastante fácil, pues no hubo ni queja ni protesta de nadie. Tan solo los dos asintieron, uno con seriedad y determinación, la otra con entusiasmo y emoción. Al final, los tres salieron para sus combates.

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- Muy bien, señorita Lucia Arkansxinova, ¿a quién quiere enfrentarse? -. Resonaba la pregunta de Bartemius a través del micrófono y justo se lo tendió para que su respuesta llegase a todos con claridad.

- Mmmm... -. Lucia miró alternativamente a Bartemius, y hacía la entrada del túnel de vestuarios de atrás suya, a Samuel. Entonces, decidida, asintió y declaró -. ¡Al señorito Delligan de Myr, de primero de preparatoria!



El publico empezó a murmullar entre sí. Bartemius se quedó perplejo durante unos segundos, e incluso llegó a preguntar a la chica lejos del micro.

- ¿Estás segura? En esta prueba, al poder seleccionar a tus rivales, no se aplica la tabla de equivalencia.

- ¡Totalmente segura! -. Exclamó Lucia con tanta fuerza que su voz llegó sin quererlo al micro, y por tanto, a todos en el estadio.

- Eeeeh... bien, bien -. Asimilada la determinación de la chica, Bartemius volvió al micrófono -. ¡Participante Delligan de Myr, acuda al escenario!

Mientras el joven luchador salía, en el publico se escuchaban más y más comentarios.

- La diferencia es injusta...

- Pero si lo ha decidido ella, ¿en qué está pensando?

- Quizás se ha venido arriba.

Y en el escenario, con los dos frente a frente y el escenario decidido (un entorno urbano en ruinas), se dieron la mano y se separaron para comenzar el combate. No sin antes de que el chico se quedase mirando al público con desdén.

- ¿Quién se supone que está en desventaja si puede saberse? -. Delligan bostezó, se estiró y desperezó -. Al fin y al cabo me enfrento a un dragón. Ains...

- ¡Luchadores, preparaos!

- Sin embargo... -. Tras terminar de estirarse, su postura cambió a una de guardia. Lucia también se preparó, con su bastón por delante y algo encogida. Ambos estaban en una simulación de una calle recta en ruinas -. Solo tengo que...

- ¡Comiencen!

- ¡Atacar antes de que transformes! -. Gritó, cargando en línea recta con presteza, mientras que hizo surgir dos espadas negras y sin guarda en sus manos.

- ¿¡Qué!? -. Se sorprendió Lucia de la rapidez de su rival. Tanto, que incluso fue a tomar distancias mientras conjuraba algo a través de su bastón que le sirviese para darle tiempo a transformarse.

Pero la acometida de Delligan llegó antes que el inicio de conjuración de su rival, y a eso se le sumó que Lucía retrocedió, nerviosa, de manera que hizo que perdiese el equilibrio. Sin dudar ni un instante, clavó ambas armas en el hombro y pierna de la chica respectivamente, derribándola con fuerza. Lucia había recibido tal impacto que incluso su bastón, su única arma en su forma humana, salió despedido de sus manos con el choque de Delligan.

- Tranquila, pronto pasará todo -. El alumno de primero de preparatoria dejó de empuñar las armas ya clavadas en su contrincante. Alzó la mano derecha derecha y de nuevo surgió otra espada idéntica -. Estas espadas no duelen, ¿verdad? -. Observó que Lucia no podía siquiera responder y que en su lugar miraba el lugar donde estaban clavadas, de las cuales no surgía nada de sangre -. Las llamo "Sedantes". Paralizan y aletargan el cuerpo con el contacto. Y cuantas más... -. De nuevo, clavó otra -. Más potente el efecto.

Delligan se dispuso a mirar a Bartemius, el también habitual árbitro del combate, indicando que el encuentro había terminado. No obstante, un brillo surgió de los ojos de Lucia, demasiado tarde para que su rival se diese cuenta de lo que ocurría. Una explosión de fuego bañó el lugar donde estaban ambos. El chico sufrió algunas quemaduras leves, pero gracias a su agilidad y reflejos, salió bastante airoso. Cuando se fijó en lo que estaba ocurriendo, esbozó una sonrisa amarga.

- Toca esforzarse entonces...

El bastón se encontraba de pie, flotando por encima del suelo por el que previamente había caído. Había sido aquel artilugio el que había lanzado el fuego, que ahora se arremolinaba y concentraba en la silueta de una chica a la que surgían alas y escamas.

- Oh... ¿no te transformarás del todo? -. Preguntó Delligan mientras hacia aparecer otras espadas, esta vez de un color gris.

- Este escenario es demasiado pequeño para mi verdadera forma, no dejaré que provoques mi eliminación por estar fuera -. Respondió, con garras en lugar de manos.

- Bien pensado.

En el público se volvía a escuchar un enorme "ooooh", al igual que la primera vez que se convirtió en dragón públicamente, durante la segunda prueba. Ahora además, muchos de ellos, que no tenían problema alguno en la identidad de la chica, aplaudían expectantes por ver de lo que era capaz. Delligan dio unos pequeños saltos, escalando por las ruinas de los edificios, hasta tomar altura desde un piso superior. Lucia se quedó mirándole, con la mitad de su rostro humano y la otra mitad con escamas rojas relucientes como el rubí. Hasta que, con un momento previo de silencio y tensión, la chica dracónica empezó a volar, con las garras por delante.

El impacto arrasó el inestable suelo y algunas paredes del edificio, que se convirtieron en una nube de polvo y escombros desprendiéndose, pero Delligan ya no estaba allí. Había saltado y lanzado sus espadas como dagas arrojadizas, con tanta potencia que se convirtieron en estelas del color gris. Lucia batió su cola y rechazó el ataque, y seguidamente se lanzó de nuevo a por Delligan, que aún seguía en el aire. Sin que este pudiese maniobrar, no le quedó más remedio que cubrirse. El impacto le hizo chocar con la pared de otro edificio, aún intacto. El chico se deslizó algo mareado por el golpe hasta el suelo, pero se recuperó a tiempo para esquivar el ataque en picado de Lucia, dio varias volteretas y se recompuso haciendo aparecer nuevas espadas en su mano, esta vez negras con una línea brillante de color verde aguamarina.

- ¿Cómo es posible que una chica de primer curso esté dando tal nivel de batalla contra uno de 1ºPP? -. Se escuchaba especialmente por el público.

Algunos alumnos de otros cursos veían el combate intrigados por el poder de Lucia, especialmente aquellos que eran escépticos con su transformación dracónica durante la segunda prueba, alegando que era tan solo un hechizo de ilusión; otros miraban con seriedad y sin inmutarse, como el compañero de curso de Delligan, Elliot, que permanecía impasible de brazos cruzados observando atentamente cada movimiento.

- No está mal tu poder de dragón, chica -. Admitió Delligan, empuñando las dos espadas y concentrándose. Apareciendo en el aire alrededor de él, salieron otras tantas más, apuntando a Lucia -. De verdad, lo admiro. Pero... te falta mucha técnica marcial aún.

Siendo más de dos espadas ahora, una nueva oleada de estelas, estas verdes y negras, fueron directas a por su contrincante. Lucia esquivó unas cuantas, pero Delligan sabía dónde y cómo apuntar, consiguiendo clavar unas pocas en las alas y piernas. Lucia intentaba alcanzarle con sus garras, una y otra vez, pero ahora Delligan esquivaba algunas acometidas y otras las bloqueaba con sus armas. Aunque en una de ellas que intentó contraatacar se topó con la velocidad increíble de Lucia, equiparable a la suya al principio del encuentro, y no tuvo más remedio que bloquear con la espada en el último momento. La chica aprovechó la mala postura a su favor e imprimió aún más fuerza contra la espada que se interponía entre su garra y su contrincante. Delligan decidió saltar antes que ceder, de manera que la inercia hizo que saliese despedido hacía atrás. En mitad del aire, se remangó y mostró un alargado dispositivo parecido a una ballesta de varios carriles de virotes. Tiró del hilo para activarlo y disparó antes de que Lucia pudiese recomponerse defensivamente, pues había imprimido tanta fuerza en el ataque previo que ahora estaba desequilibrada.

- ¡Se acabó! -. Gritó Delligan.

- ¡Todavía no! -. Replicó Lucia justo antes de coger aire.

Soltó una bocanada de fuego en un grito ensordecedor a todo pulmón. El fuego arrasó con los proyectiles en un instante, a la vez que el ruido generador generaba una onda de fuerza que desplazó pequeños escombros y tiró algunas paredes sueltas de los edificios en ruinas. Tras eso, cogió una nueva bocanada de aire, jadeando del cansancio. Sentía como sus escamas volvían a transformarse en piel humana lentamente; no le queda demasiado tiempo. Miró al frente y vio a Delligan. Este se había cubierto del fuego con ambos brazos, donde ahora no había ni rastro del arma ballesta que utilizó ni de las mangas de su chaqueta, todo calcinado por el fuego. Las quemaduras no eran demasiado severas, de manera que se recompuso y volvió a empuñar dos nuevas espadas de la nada.

- Estas no son "Sedantes" -. Explicó mostrando la misma espada negra con la línea verde aguamarina brillante -. Sino mi especialidad, "Bisturís". Hieren al objetivo con severas y precisas hemorragias internas, perfectas para operaciones en las que no se deba llamar la atención.

Lucia lo estaba notando en las que tenía clavadas en sus piernas, pues le estaban fallando las fuerzas y cada vez le costaba más sostenerse en pie. Eso, sumado al hecho de que jadeaba de cansancio por mantener su forma híbrida durante mucho tiempo, le indicaba que apenas podría mantener el ritmo mucho más. La capa de polvo y humo que había generado con su aliento se disipaba poco a poco, y entonces...

- ¡Delligan está fuera del escenario, la ganadora es Lucia! -. Anunció Bartemius para sorpresa de todos.

- ¿¡Eh!? ¿¡Qué!? -. Preguntó este, desconcertado más que enfadado.

El empujón del aliento de Lucia le había desplazado lo suficiente entre toda la capa de polvo como para que saliese de los límites de este, sin darse cuenta ninguno de los dos de ello. Delligan se llevó las manos a la cabeza, pero aceptó deportivamente su derrota, acercándose a Lucia y dándole la mano.

- Ha sido muy bien combate. Llegarás lejos, chica dragón -. Elogió él.

- Gracias, ¡la verdad es que ha sido un golpe de suerte! -. Reconoció ella.

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Después de varios combates más, donde Luthor y Samuel tenían que estar atentos por si ellos eran los elegidos por sus rivales, le llegó el momento a uno de ellos.

- Elijo a Luthor Grey, de primer curso -. Anunció una voz metálica.

- ¡Muy bien, participante Luthor Grey, acuda al encuentro contra el señor Goom de cuarto curso!

- Tsche... alguien complicado -. Soltó Luthor antes de separarse de Samuel.

- Intenta usar su peso en su contra -. Le aconsejó Samuel, pero Luthor no volvió a decir nada más. Se alejó y salió al escenario.

El gólem metálico de recubrimiento con grabados y formas doradas estaba esperando allí, con sus enormes manos alzadas y listas para el encuentro. Luthor se quedó mirándole fríamente, incluso cuando ambos estrecharon sus manos.

- ¡El escenario será como un bosque! Bien... ¡Luchadores, preparaos!

Luthor se quedó observando cómo el escenario cambiaba desde el último encuentro hasta convertirse en un agradable y frondoso bosque.

- Como en casa... -. Susurró él.

- ¡Comiencen!


A pesar del anuncio de Bartemius, ambos se quedaron quietos, observándose el uno al otro. La brisa veraniega se filtraba entre las ramas y troncos del escenario boscoso, meciendo levemente el ya habitual despeinado cabello de Luthor. Goom, en cambio, parecía una estatua; se mantenía con las manos alzadas, en guardia y en la misma posición sin moverse un sólo centímetro. A diferencia de él, Luthor estaba en una postura relajada y normal, cogiendo aire y exhalando con tranquilidad.

Recordaba lo duro que era Garley, e intuía que este rival iba a ser más complicado todavía.

¡Ve! 

Entonces, su mirada se entornó con decisión y empezó a correr en línea recta. Goom también reaccionó, alzando su mano derecha y extendiendo los dedos, listo para dar una palmada al suelo que aplastase a su rival. Pero Luthor saltó a una roca y luego más hacia arriba, hacia la parte superior del tronco de un árbol, esquivando con facilidad el ataque de Goom, que había ido a parar a la roca sobre la que se había apoyado el chico, dejándola hecho añicos. Desde el árbol, continuó rebotando una vez más, hacia la parte superior de Goom. Con sus manos, arrojó una cuerda que quedó sujeta a una sólida rama gracias al nudo que había hecho antes del combate en la soga; con sus piernas, atrapó entre ellas la cabeza del gólem metálico y, entonces, tiró de la cuerda. Debido a la velocidad con la que lo había hecho, cedió antes su contrincante que el árbol, haciendo que este perdiese el equilibrio hasta caer de espaldas al suelo. Goom agitó las manos, antes de intentar reincorporarse, pero Luthor ya preparaba su siguiente movimiento. Pasó la cuerda por el "cuello" del grandullón y saltó hasta la rama. Sin entretenerse para deshacer el nudo pues tenía bastante prisa, dio un preciso golpe con dos de sus dedos en la cuerda, rajándola como si la hubiese cortado con una daga. Consciente de que la rama no aguantaría el peso arrastrado del golem, cogió aquel extremo de la cuerda y la pasó por el lateral del tronco del árbol, tirando hacía atrás. Como si se tratase de una polea horizontal cuyo eje era el tronco del árbol, Goom empezó a ser arrastrado cada vez más fuera del escenario. Sus manos eran tan grandes que no eran lo suficientemente sofisticadas como para agarrar algo tan fino como la cuerda en torno a su cuello.

- Ve... fuera... de una... vez -. Soltaba Luthor entre cada tirón de la cuerda con esfuerzo.

No obstante, Goom agarró el extremo de la cuerda que iba hasta el tronco, pero no tiró como Luthor se esperaba que hiciese, sino que hizo surgir una línea mágica eléctrica que recorrió la cuerda hasta llegar a las manos del chico. Aunque este la soltó, la línea mágica siguió de largo y se entrelazó en sus manos, recibiendo también una leve sacudida eléctrica que casi provocó que se desplomara al suelo. Ahora sí, Goom tiró de las dos cuerdas superpuestas, la que había sacado Luthor y la que había conjurado el gólem. Sin poder oponerse a una fuerza así durante la sacudida constante de la electricidad de la atadura, Luthor salió volando hasta chocar contra un árbol, contra otro... contra otro más.


Goom se había levantado y zarandeaba la cuerda de un lado a otro, ante un indefenso Luthor que no hacía más que recibir daño, entre las contusiones contra los troncos y rocas, junto con el daño eléctrico. Hasta que el gólem paró, ante un su arrodillado rival. El chico tenía una brecha en la frente de uno de los golpes, que sangraba empapando de líquido vital la mitad de su cara. Pero a pesar del dolor, se levantó y corrió hasta su enemigo. Incluso con tal esfuerzo, seguía siendo más rápido que él, pasó por debajo de sus piernas y tiró de la cuerda, provocando que el gólem tuviese problemas de equilibrio y amenazase con caer hacía delante, cosa que favorecía a Luthor. La resistencia del grandullón provocó que el chico de primer curso plantase el pie en la espalda, imprimiendo aún más fuerza para el derribo, pero ese fue su error. Goom volvió a usar la electricidad, ahora no en forma de línea para la cuerda, sino por todo su cuerpo en una descarga brutal. Fue tan grande que el hecho de que la bota no condujese la electricidad no sirvió de nada, pues el aura le envolvió casi por medio metro, haciendo que fuese fácil alcanzar su pierna directamente. Luthor gritó de dolor y volvió a caer al suelo, esta vez con heridas de gravedad. Goom se dio la vuelta, allí plantado, sin ningún rasguño, tan solo emitiendo electricidad por todo su cuerpo constantemente.

- Ayúdame... -. Pensó el chico en su cabeza, en busca de su luz. Pero no vino nadie. En su lugar...

Vamos, hijo... levántate... Vamos... no seas débil... abraza la maldición para que deje de serlo... pues solo nosotros sabemos lo realmente duro que es... Solo nosotros sabemos... lo que tenemos que hacer.

- ¡Calla! -. Gritó él en voz alta.

Para cuando quiso darse cuenta estaba de pie y apenas era consciente de lo que hacía. Gritó y gritó, cada vez con más fuerza. Solo notaba como agarraba el brazo de Goom mientras le daba la espalda y tiraba, tiraba con todo lo que tenía de sí. El dolor de la electricidad no le dolía, le acariciaba la piel, el peso del gólem pasando por encima suya no era más que una ligera carga en comparación con todo el peso de lo que tenía en su interior... y que estaba mostrando ahora mismo.

Si sigues así... te perderás a ti mismo -. Escuchó la voz de su hermano en un recuerdo reciente, pero que a la vez parecía lejano.

Luthor... yo te estaré esperando... ve y cúrate... 



- ¡NO!

Por una sola vez en su vida, se permitiría ser egoísta. Por una sola vez, viviría para sí mismo.






- ¡¡Porque estar lejos de ti... es peor que esta maldición!! -. Pensó él.






Y si hacía falta estar lejos de todo para que nadie resultase herido, solo viviendo unos pocos días a la semana o al mes donde pudiese estar sano, lo haría. Prefería aquello antes que alejarse de lo que le ha devuelto...





- ¡Las ganas de vivir! 






La bruma de oscuridad surgía por su cuerpo y le cubría de la electricidad de Goom. Sentía como la fuerza surgía de su interior y podía cargar al pesado enemigo como si fuese un niño. A cada paso que daba su cuerpo... sus músculos... sus huesos... sus heridas... chillaban de dolor; pero él no sentía nada de aquello. Ya habría tiempo para sentirlo después, ahora debía ganar.

Con un último grito final, lanzó a Goom fuera del escenario. Lo hizo con tanta fuerza, que casi parecía un remate contra el suelo, donde este incluso llegó a quebrar y formar un pequeño cráter, del que tan solo se veían las pequeñas patas inferiores del gólem.

- ¡Ganador... Luthor Grey!

Luthor cayó de rodillas al suelo, pero no permitió caer inconsciente. Quería que... fuese su hermano, su mentor... o ella, lo viesen allí... que viesen que aguantó.

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- ¿Estás bien? -. Preguntó Samuel a Luthor cuando se retiraba por los pasillos del estadio cojeando. No había querido ni asistencia sanitaria, tan solo caminaba lo más rápidamente posible hacia dentro.

- Estoy bien... -. Dijo él con un hilo de voz.

- Yo que tú... me preocuparía por ti -. Esa voz no provino de nadie del pasillo sino del escenario. Como si supiese lo que estaba pasando desde allí, aquella persona que hablaba a través del micrófono se dirigía a Samuel -. Elijo de primer curso a mi hermano, Samuel.


- ¡Muy bien! ¡A continuación vamos a tener un duelo familiar, señoras y señores! ¡De tercer curso, Lysa Graft, se enfrentará a su hermano de primer curso, Samuel Graft!

De repente, Samuel no escuchó nada más. Ni siquiera pudo estar seguro de si Luthor se había ido ya pasillo adentro o si aún seguía allí, deseándole suerte al descubrir que se enfrentaba a su hermana. Aquel sentimiento de aislamiento había surgido de repente. En su mente, se encontraba él solo, mientras su cuerpo se movía solo hacía fuera, listo para afrontar lo que fuese a pasar.

- ¡Participantes, acercaos y estrechen sus manos!

Cuando Samuel lo fue a hacer, se fijó en que su hermana sonreía. No supo discernir si lo hacía con sinceridad, o en cambio, con aires de superioridad o burla, pero aún con todo no apartó la mirada de sus ojos, clavada con el mismo aire frío que le caracterizaba.

- Por fin nos enfrentamos, hermanito -. Le dijo Lysa, agitando enérgicamente las manos -. Y encima enfrente de tantos, ¿estás nervioso?

- Me da igual que sea en público o en privado, así que no lo estoy -. Respondió monotonamente él, sin añadirle importancia.

- ¡Participantes, a sus puestos!

Sabe manejar el fuego... además del agua mejor que yo... Llevamos casi un año sin practicar juntos, a estas alturas será capaz de alterar con más soltura el agua para transformarla en hielo... Pero si es capaz de modificar o manejar el hielo existente, estaré en problemas... 

La mente de Samuel era un hervidero de ideas, precauciones y posibles rutas durante el combate. Pero lamentablemente para él, no tuvo tiempo para ponerlo todo en orden antes de que...

- ¡El escenario será un descampado común! -. Anunció Bartemius, mientras que ambos hermanos veían como el escenario pasaba del normal a un suelo verde de hierba, con algunas que otras rocas de distintos tamaños -. ¡Luchadores, preparaos!

Debo tratar de sorprenderla con mi espada... 

- ¡Comiencen!



Su hermana fue la primera en atacar, arrojando una llamarada desde ambas manos. Samuel fue parcialmente cegado por la intensidad de las llamas, que además arrasaban la hierba del suelo. Pero igualmente se agachó a tiempo y puso las manos en el suelo.

Si recrean con tanta fidelidad el escenario... entonces... -. Del suelo surgió una capa de que bloqueó el fuego en una capa de vapor vertical. 

- Bien, sirve... 

- ¡Anda! Con que cogiendo el agua del subsuelo, ¿eh? -. Analizó su hermana, con una mezcla de elogio y burla en sus palabras.

Su hermano no entraría en el juego verbal, tan solo concentró el agua y la arrojó con fuerza, pero su hermana contestó con la misma cantidad de agua aunque con una presión mayor, sobrepasando a la de su hermano menor y yendo en ráfagas sueltas y dispersas a por él. Samuel empezó a esquivar una a una, intentando controlar más agua del subsuelo que lanzaba también como proyectiles hacia arriba para que cayesen como morteros sobre su hermana. La chica alzó el rostro y concentró agua en una burbuja alrededor suya, la cual congeló y la mantuvo sólida para parar todo el agua sin problemas. A continuación, manipuló más agua para crear una vara alargada, que unió a la capa de hielo para formar algo parecido a un paraguas. 

- Vamos, hermano. Todavía no me he movido del sitio -. Le espetó, colocándose el paraguas sobre el hombro.

Samuel cogió impulso sobre una roca y con su agua en sus pies, para saltar y lanzarse al ataque sobre su hermana. 

- ¿Un ataque directo desde el aire? ¡Tú no eres así! -. Con la mano libre que no sostenía el paraguas, apuntó a su hermano y arrojó un cono de fuego en su dirección.

El fuego se arremolinó antes de dispersarse. Lysa no sabía qué le había ocurrido a su hermano, pues las llamas se habían dispersado también por el suelo y habían creado una capa de humo. Hasta que, de nuevo, vio que del humo surgían varios proyectiles acuáticos que descendían en picado desde lo alto, en un ataque casi vertical.

- ¿Otra vez con eso? -. Preguntó con exagerado tono de aburrida, poniendo el paraguas de por medio sin prestar mucha atención al ataque. Tan solo intentaba localizar a su hermano entre el humo. Entonces, lanzó agua hacia el frente para apagar las llamas restantes y dispersar de una vez la capa que lo mantenía oculto -. ¿Dónde te escondes, hermano? ¡Espera! ¿¡Qué!? 

El hielo del paraguas improvisado se fracturaba y de este se desprendían algunas partes que caían sobre el cuerpo de Lysa o sobre el suelo. Entonces, la chica vio como la espada corta de Samuel se abría paso entre el hielo, siendo controlado por la empuñadura por un hilo de agua alargada hasta el humo. Lysa soltó el paraguas y, una vez más, soltó una ráfaga de fuego que se llevó por delante la espada y evaporó al instante el agua que unía el arma con su hermano. Pero entonces, Lysa se quedó sin habla, completamente sorprendida por lo que acababa de pasar. 

- De tanto fijarte arriba... te olvidaste de abajo -. De entre el humo apareció Samuel, con un brazo algo maltrecho por las quemaduras, pero generalmente bien. 

Lysa estaba siendo envuelta en agua desde sus piernas, pasando por su torso, hasta lo más importante y el objetivo de Samuel, sus manos. Una vez estas estuviesen atrapadas, no podría manejar ni el fuego ni el agua, y así fue. Ambas extremidades superiores quedaron completamente sumergidas en la capa de agua del chico de primer curso.

- Hice tantos ataques desde arriba, pero realmente estaba controlando en todo momento la mayor cantidad posible de agua de todo lo que había en el subsuelo. Todo para atraparte desde abajo.

- Yo... ¿he... perdido? ¡IMPOSIBLE! -. Lysa parecía fuera de sí, muy nerviosa y alterada por haber sido superada de tal forma por su hermano -. ¡Yo no puedo perder así... NO... NOOOO... Era broma -. Soltó al final de manera normal.

Sin moverse un solo centímetro, con el agua casi a punto de alcanzar su cabeza, desprendió fuego por todos los poros de su piel, destrozando por completo la presa acuática de Samuel.

- Manifestación elemental más allá de las manos... -. Soltó él, perplejo.

- Lo siento, hermano. Ya te dije que nada de lo que hicieses funcionaría en mi -. Se burló con una amplia sonrisa.

- Realmente eres impresionante -. Admitió él.

- Es hora de ver si tú también lo eres -. Le retó.


Por fin, Lysa se movió del sitio. Avanzó corriendo mientras extendía las manos y acumulaba fuego en ambas. Cada cúmulo de fuego se envolvió en un pequeño vórtice hasta formar una rueda que no paraba de girar. Samuel intentó retroceder, pero cuando su hermana se acercó lo suficiente lanzó una de ellas. La rueda ígnea avanzó por el suelo, chamuscando ya no solo la hierba, sino también la propia tierra, directo hacia su enemigo. Este dio pequeños saltos hacia uno de los laterales, pero tal y como sospechó, la rueda varió su trayectoria y siguió persiguiéndole. Sin más opción, creando un montón de agua con ambas manos, la soltó como un torrente con la mayor presión que podía. Estaba consiguiendo detener la rueda, pero no tan eficientemente como esperaba. 

El giro del fuego hace que sea más difícil de extinguir... 

- Esto es lo malo de manejar tu elemento mediante las manos, hermano, ¡a ver qué haces contra la segunda! 

Lysa arrojó la segunda rueda y la manejó hasta situarla en el otro flanco de su hermano. Samuel separó una de las manos del torrente y la extendió hacia el otro lado, dividiendo esfuerzos del agua para intentar parar la otra. Pero al dividir el agua, la presión de esta fue menor y el fuego empezaba a ganar poco a poco, además de que...

Me tiene acorralado.

Su hermana creó agua y la cristalizó en hielo formando una alargada y afilada cuchilla desde su antebrazo, justo antes de avanzar hasta un indefenso Samuel. 

Piensa... 

Lysa gritó que era el fin. Estaba a tan solo unos metros.

Piensa, debe haber alguna escapatoria... 

Los músculos de los brazos le exigían que parase de canalizar el agua. 

Algo que me ayude... 

Ya casi sentía las lenguas de fuego desde ambos lados.

¡No puede acabar aquí!

Lysa alzó el brazo, amenazante.

¡TODAVÍA NO!

A continuación, sucedieron varias cosas en poco tiempo. Samuel se agachó y dejó de concentrar el agua por el brazo herido previamente por el fuego. Entonces, su hermana que estaba a punto de realizar el ataque, vio un reflejo metálico desde detrás de su hermano. Este había agarrado con el agua su espada corta que quedó por el suelo y la había arrojado contra ella. El impacto hizo retroceder a Lysa, a la vez que Samuel saltó fuera, pero se llevó el impacto de la rueda de fuego que había desatendido primero. Fue tan abrasador y tan contundente que la ropa de la mitad izquierda de su torso se desintegró y la piel se quedó en tejido blando, además de hacerle rodar hasta caer casi indefenso al suelo.

- ¿Ni... así? -. Samuel tosió sangre de las contusiones por el suelo.

Lysa estaba de pie, con su cabeza inclinada hacia atrás, de manera que Samuel no podía ver su rostro, pero sí que veía la espada clavada en esa zona, o así debería haber sido. 

- Ciertamente... me has sorprendido... -. Se oía decir a su hermana. El fuego se apagaba y la oscuridad debido al humo desaparecía. Su hermana inclinó la cabeza mientras se quitaba la espada corta de Samuel -. No ha estado nada... nada mal -. Su rostro estaba ensangrentado a la altura de la mejilla derecha, pero había logrado crear a tiempo una capa de hielo para evitar lo peor.

- Tu plan tampoco ha estado tan mal -. Samuel intentó levantarse, y aunque lo podía hacer, el proceso era lento y doloroso.

- Hermano, hermano, hermano... Te has ganado un premio.

- ¿De qué hablas? -. Sus voces resonaban en todo el estadio, pues todos en el público estaban en silencio, expectantes.

- Esta gente se ha ganado un premio también... 

- ¿Qué?

- Hermano... tú y yo no nos apellidamos Graft. Eso lo sabes de sobra, ¿verdad?



- Hermana, no. No sigas por ahí. 

- Nuestro padre... ¡el Lord Protector Jellial! -. Exclamó aquello último para asegurarse de que no había nadie que no se enterase -. Llegó a las Islas Verdes como un bebé refugiado que estaba en los brazos de alguien que no era su madre. Creció instruido por los Protectores, pero sin un apellido porque nunca se supo su origen... Entonces, al nacer nosotros dos, a él le pareció perfecto que llevásemos el apellido de nuestra madre.

- Hermana... Para, por favor. Lysa, por favor... 

- ¿Qué ocurre, hermano? 

- Ella no quiere... 

- No, te equivocas. Lo que ella no quiere es que tengamos miedo de que el mundo nos juzgue por ser "hijos de" en lugar de por lo que hagamos nosotros mismos, ¡pero míranos! Estamos aquí, tú y yo, juntos. Yo en tercer curso, en la parte más alta de la clasificación; y tú en primero, dando la sorpresa, liderando a otros catorce compañeros por ti mismo. 

- Igualmente, yo...

- ¡Deja de lado esa timidez! ¡Esa parsimonia! ¡Deja de ser frío, tienes que arder! ¡HERMANO! ¡NUESTRA MADRE, QUE SE CASÓ EN SECRETO CON EL LORD PROTECTOR JELLIAL ES NI MÁS QUE MENOS QUE... 

- ¡PARAAAA! -. Intentó acallarla Samuel con un grito más potente, pero ya era demasiado tarde.



















¡¡JENNEFER VON EINZBERN!!
















El estadio se convirtió en un sonoro grito ahogado por la sorpresa, seguido de algunos sonoros vozarrones y cánticos. Algunos conocían muy bien dicho apellido y se levantaron incluso de sus asientos, corriendo a difundir la noticia. Pero la propia prensa también estaba allí y ya estaba llamando para que lo mandasen en primicia a los periódicos y radios. Lysa miró orgullosa a todos en las gradas, pero algo llamó su atención. Su hermano estaba temblando.

- Hermana... yo... yo... 

- No tienes derecho a quejarte -. Atajó ella, satisfecha -. He ganado, así que yo decido. Mi victoria, mis normas. 

- Pero eso no... eso no... 

- Ains... -. Lysa suspiró con los ojos cerrados mientras se limpiaba la sangre de la cara -. No quería decirte esto... pero... Normal que te amedrentes de desvelar nuestro apellido . Al fin y al cabo, no estás a la altura de lo que ser hijo de ellos dos representa. 

- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!

Una explosión acalló el júbilo de la noticia recibida por el público sobre el apellido de aquellos dos.

- Je, por fin... -. Sonrió Lysa, satisfecha.

- ¡No.. no, no, no! ¡¡NO!! -. De Samuel surgía fuego por todo su cuerpo, pero aún temblaba, asustado -. ¡No puedo controlarlo! 

- ¡CLARO QUE PUEDES! -. El grito de su hermana hizo que este se quedase quieto, que dejase de temblar -. Idiota, como sabía que ibas a acabar provocando más rechazos en ti, no he tenido más remedio... ¡Claro que sabes manejar el fuego! Pero para evitar ese rechazo elemental tienes que cambiar tu actitud. No puedes controlar algo tan vivo y enérgico como el fuego como maestro elemental mientras tengas ese pesimismo, inexpresividad y pasividad. Por eso he anunciado lo de nuestra madre, por eso he hecho que te enfurezcas, ¡debes encender la llama que hay en ti! 

- Her... hermana... 

- Por supuesto, no sucederá de la noche a la mañana -. Cerró un ojo y se encogió de hombres mientras alzaba ambas manos, burlándose -. Eres tan cabeza dura que eso sería imposible, pero al menos puedo hacer que te queden claras las ideas. 

- Tú dijiste que era un rechazo... 

- Claro, lo dije porque es lo que creía. Pero cuando vi que incluso a pesar de que te regañé en la enfermería tras la segunda prueba seguías con esa actitud, pensé y... Bueno, aquí estamos, hermanito. Ahora estamos más equiparados.

Samuel sentía como el calor de su cuerpo sofocaba el dolor y el cansancio, en parte. Podía volver a moverse, podía volver a luchar. Se miró las manos y vio que de estas surgían lenguas de fuego que le reconfortaban.

- ¡Hermano! -. Le llamó la atención su hermana y este le devolvió la mirada nuevamente. Lysa estaba cambiando su postura, preparándose para volver a la pelea. Pero esta vez no había ninguna duda, sonrió con total sinceridad -. Hagamos que nuestros padres estén orgullosos de nosotros por todo lo que hagamos en un futuro por el mundo... ¡Convirtámonos en grandes héroes! 

- Je.. -. A Samuel se le escapó una sonrisa que no pudo reprimir. Al notar aquello, la esbozó por completo -. ¡Sí! 


Lysa cargó, creando agua a su alrededor que cristalizó en esquirlas de hielo, que arrojó en una salva de proyectiles. Samuel, que por primera vez controlaba el fuego sin dolor, gritó y arrojó las llamas, que derritieron el hielo. Su hermana pasó a través de dicho fuego, creando ella misma su suyo propio para que le hiciese de escudo. Samuel disipó las llamas de su hermana con el agua que controló hacía un rato y que había por alrededor, pero Lysa repelió el agua y concentró la suya en los pies, cristalizándola en hielo. Dio una pirueta e intentó propinar dos patadas; Samuel esquivó la primera, agachándose, pero tuvo que bloquear la otra con sus brazos. A pesar del analgésico del fuego en su cuerpo, seguía teniendo el brazo derecho en carne viva, de manera que sintió una nueva oleada de dolor y fue reprendido hacia atrás. Usó el agua para amortiguar el golpe a tiempo, y eso le ayudó a recomponerse y evitar la continuación ofensiva de su hermana, que también había cristalizado agua para crear cuchillas en ambas manos.

Está usando demasiado agua.

Samuel arrojó llamas de nuevo y su hermana arrojó las suyas, chocando ambas en el punto intermedio entre ellos. Sin embargo, aquel ataque tenía otro significado para el chico de primer curso. Lysa ya no tenía las cuchillas heladas en sus manos, sino que estas se derretían hasta caer a sus pies, que cristalizaba de nuevo para fortalecer el recubrimiento de hielo en estos. A pesar del plan de Samuel, su hermana también parecía que había planeado algo, pues el chico notó como un pedazo de hielo le propinaba un contundente golpe en la nuca.

- ¿¡Pero cuándo!? -. Soltó este, enervado y sintiendo como su campo de visión daba vueltas a causa del impacto.

-¡Ja, con el agua que usaste para amortiguar tu caída!

El choque de fuego cesó por parte de Samuel, que estaba algo aturdido. Esquivó a duras penas la onda ígnea de su hermana, pues el ataque de esta había continuado.

Estoy llegando a mi limite... Y casi estoy perdiendo el conocimiento.

A duras penas, cogió el trozo de hielo con el que había sido alcanzado y lo arrojó a su hermana con su propia agua. Pero esta no tuvo apenas que moverse mas que alzar la pierna y dejar que el trozo se adheriese  al actual recubrimiento.

- ¡Este es el fin, hermano!

- Lo es... ¡para ti!

Su hermana fue a avanzar, pero de pronto, no pudo moverse. Entonces miró sus pies.

Este es el máximo de agua que puedo usar ya... será suficiente.

- Mis pies, ¿¡qué!? -. Al igual que antes en todo su cuerpo, los pies con el armatoste de hielo de Lysa estaba cubierto por el agua de Samuel.

- No puedes controlar el hielo, solo transformar el agua en este y usarlo manualmente... Ya has usado demasiada agua y debes estar al máximo de la posible controlable al tenerlo en tus pies concentrado... He manipulado mi agua para que tu hielo se quede arraigado al suelo, como clavos...

- ¿Y qué? Solo tengo que... -. Lysa alzó la mano y preparó el fuego -. ¡Desintegrar tu agua!

Pero una luz anaranjada bañó su rostro y le obligó a arrojar sus llamas hacia el frente. Un Samuel que tenía un ojo cerrado del agotamiento lanzaba el fuego a tropel, que de nuevo se volvía a chocar con el de su hermana. Esta había sido pillada tan desprevenida que el choque de llamas estaba bastante cerca de sí misma. Ahora era Lysa quien casi podía sentir las lenguas de fuego a su alrededor.

- Si no puedes usar más el agua... y te obligo a que uses el fuego en algo que no sea derretir mi agua...


- ¡Ja, estás más agotado que yo! ¡No puedes vencer así!

Era cierto. Las lenguas de fuego que casi rozaban a Lysa empezaron a avanzar a favor de ella hacia Samuel. Su manifestación elemental era mucho más gruesa y brillante que la de su hermano, que casi estaba a punto de desfallecer.

- ¡Tu plan era bueno, hermano! ¡Pero yo gano!



Ahora o nunca... mi última carta...



Samuel detuvo el fuego y pasó de largo al lado de la onda de su hermana. Las llamas le rozaron por el lado sano del cuerpo, que a pesar de todo provocó un leve tambaleo que casi le llevó a que cayese al suelo.



¡Ve, Samuel! 
¡Eres nuestro líder!
¡Fue gracias a ti lo de la Convención Real!
¡Vamos!
¡Tú puedes!
¡Gana!


                                 Gracias... chicos... 
                                                    Siento no haberos mostrado nunca una sonrisa... 
                                                                                La verdad es que... 
                                             No puedo ganar...
                                                                      Pero puedo... 



- ¿¡Qué estás haciendo!? -. Gritó su hermana, confusa. Acababa de arrojar el fuego, de manera que no podía volver a usarlo en ese intervalo.

Samuel corrió hacia ella con todo lo que pudo dar de sí su cuerpo. No manifestaba agua ni fuego, tan solo avanzaba lo más que podía hacia delante.

- ¡Tú mismo lo dijiste, estoy anclada! ¡No sé qué pretendes pero...

Pero Lysa ensanchó sus ojos por la completa sorpresa. Aunque se preparó para el impacto de su hermano, este se arrojó a si mismo en horizontal, como una lanza, con lo que le quedaba de fuerza física. El hielo de los pies se fragmentó y quebró, y durante un instante, ambos hermanos quedaron suspendidos en el aire.

- El ataque de fuego... era para... derretir el hielo... -. Fue lo último que dijo Samuel.

Y ambos cayeron, más allá de las rocas del descampado. Ambos cayeron... fuera.

- ¡Los dos están fuera del escenario, este encuentro acaba en empate! -. Tardó en decir Bartemius un par de segundos, embobado por lo que acababa de presenciar.

El público estalló en aplausos y vitoreos, muy satisfechos por lo que acababan de presenciar. Aunque ninguno sabía cuánto valor tenía ese empate para el menor de los hermanos. Porque aquella vez fue la primera que Samuel Von Einzbern no perdió contra su hermana Lysa

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