26 mar 2015

Y en varias partes del mundo...

Diario de Sofía Óster:



Día 68:

¿Piratas siendo contratados por reinos extranjeros? ¿Qué clase de complot era esto?

Días atrás el pirata secuestrado dio toda la información que querían, demasiada. Estaba demasiado asustado como para ocultar su lealtad, lo soltó todo a cambio de evitar la muerte y así se lo concedí. Pasaría el resto de su vida en una celda en Les Roses pero al menos viviría, pues la información que dio no fue para nada inútil. Es más, era tan enrevesada que Sofía dudaba si podría ser cierto. No obstante no cambió sus directrices, siguió con el mismo plan de ejecución para controlar las costas solo que esta vez lo hacía con más refuerzos que nunca. Su hermano y lady Usk se encontraban en la entrada del Mar de los Comercios y mientras permanecieran allí no habría ningún problema. Lo difícil vendría después cuando tocara salir al exterior. No es lo mismo acorralar a los piratas aquí que enfrentarlos en el océano donde serían difícil de atrapar.

Pero... ¿Qué?... ¿Qué está pasando?

Día 71:

Sofía pasó de llevarlo todo controlado y encaminado hacia la victoria al más puro caos. Aquella confesión... Parecía cierta. Entonces los reinos extranjeros estaban en un complot con los piratas que actuaban como mercenarios, parecía la antesala de una futura invasión. Todos ellos, que antes atacaban por las costas a los barcos que entraban y salían de los límites marítimos de Taneir ahora atacaban las ciudades portuarias, con una cantidad inmensa de combatientes y estando bien organizados. Era evidente que había alguien atrás comandando el ataque y no solo eso, conocía bien los puntos débiles del Este de Taneir.

Pero no solo tenía una invasión que defender, Sofía también se enteró de una noticia que pondría en jaque el reino entero: Akshael Oinotna besó a la princesa en plena sala del trono y al día siguiente él junto con sus hermanos escaparon de la capital secuestrándola... ¿En qué estaba pensando? El rey Kengrey tendría que responder por él y Barlis últimamente no ha destacado por ser convaleciente en lo que respecta a su hija. Le gustaría estar allí. Ella siempre ha creido en ellos y por tanto, está segura de que tienen un motivo para todo lo que ha pasado, por muy confuso que fuera desde el exterior. Pero por ahora lo que pasaba era complicado. El rey Kengrey se enfrentaba a una invasión y a un posible conflicto con Barlis, los tiempos de paz parecían extinguirse.

Quizás llegó el momento de... 


Mientras tanto, en Tydoras:

Por fin, por fin tras más de una semana, el barco volador llegaba a su destino. Al final fue más un desperdicio que otra cosa, e incluso estaba el riesgo de que la integridad del principe corriera peligro. Pero volvían y sabía lo que tenía que afrontar ahora. Fred le escribió una carta a Kengrey aconsejándole de que no saliera de la capital. Él ya sabía de que Barlis le citaría para responder por los crímenes de Akshael y pasase lo que pasase, el rey de Aldmet no estaría conforme ante ninguna respuesta; y debido a la poca cordura que le quedaba se podía apagar en cualquier momento y declararar la guerra.

A partir de ahí podían pasar muchas cosas pero sobretodo una principal: Los Protectores intervendrían y ninguno de los dos saldrían bien parados. En las mejores de las circunstancias llevarían a juicio a Akshael, Raenia e Ike a las islas del Ojo y allí les ajusticiarían para que Barlis cediera en su intento de crear o proseguir la guerra. Pero ante un rey que ya lo ha perdido todo, poco le puede saciar ya. Así que los Protectores no tendrían más remedio que optar por otras medidas menos sofisticadas...

Intentarían crear control en medio del caos y con los reinos extranjeros intentando crear conflictos mediante los piratas, volvería la Tormenta. Por todo eso, tenía que intentar parar a Kengrey, solo esperaba que su carta la recibiera antes que la de Barlis.

- Mi señor, bienvenido a casa -. Le decía el teniente mientras el personal ayudaba a desembarcar al ejército y sus pertenencias.

- Déjese de formalidades, teniente. Tengo prisa en hablar con el Rey -. respondió Fred Marc con bastante impaciencia.

- Mi señor... -. Dijo el teniente cuando el consejero pasó a su lado en dirección al castillo. Fred ya se temía lo que ocurría, había actuado tarde... Lo peor estaba por llegar.

- ¿Hace cuánto salió?

- Dos días.

- ¿Y quién se ha quedado al cargo?

- La reina, por supuesto.

- Mandad esta carta al rey Kengrey -. Fred ya la tenía preparada por si acaso... -. Y quiero que un pelotón de veinte soldados vaya a toda prisa en caballo hasta la ubicación donde se encuentre el rey ahora... ¡Es de suma importancia, teniente!

- ¡Si, señor!

Con el traidor del que sospechaba en Tydoras... Sin el rey... y una guerra a punto de estallar de por medio... Todos estaban en peligro.


Mientras tanto, en algún lugar cerca de la costa:

- Joder... Odio el puto fango... ¿No podríamos haber ido por el río?

- Cállate, ya sabes que no. Hay demasiada presencia de guardias por allí. Nuestros piratas parecen estar haciendo un buen trabajo.

- Ya pero... Mi túnica está manchada y mis pies húmedos...

- Eres pesado cuando te lo propones, Bryan. Qué ganas de que acabe la misión para que te den por culo.

- Eh... Sabes que si tan mal te caigo no estarías aquí ahora conmigo, con todo lo que he hecho por ti...

- ¿Podéis callaros los dos ya? Cuando acepté esto no me imaginaria la poca seriedad del grupo.

- Bueno, a veces es bueno relajarse ¿No crees? Y tú deberías de relajarte que desde que perdiste el cinturón no hay quien te aguante.

- Basta, Bryan. Sabes que a Ryan le gustaba competir en ese torneo y aplastar a sus rivales.

- Ya lo se pero, no ha sido su culpa. Bueno, no del todo. Es cierto que aquel capitán te pilló del todo con aquel artefacto pero, por ordenes de arriba no participaste con todo tu potencial.

- No es solo eso... He dejado atrás a mi mujer por todo esto, espero que se encuentre bien....

- Ya sabes que sí, que la capital es ahora mismo el sitio más seguro del reino. Barlis está tan cegado con su princesita que no ve lo que tiene enfrente ¡Ja, ja, ja!

- Silencio... Escucho ruidos...

Andaron mientras el sonido lejano de gritos y explosiones se iba haciendo cada vez más audible. Hasta que salieron de entre los árboles y vieron un poblado en llamas, con soldados de Aldmet luchando contra piratas. Con aldeanos huyendo del pueblo mientras que desde la playa llegaban más y más piratas.

- Parece que se lo pasan bien.

- Aún así no será fácil conseguir un barco ahora mismo, la guardia de Aldmet parece insistente y está conteniéndolo todo bien.

- Yo puedo... Masacrar.

- Ya, ya. Nos pondremos a ello, pero primero, un puto barco. Estoy deseando abrir esta carta.

- No se como una asquerosa carta puede ser tan importante. En fin, manos a la obra....


Y por último, en algún lugar de otro bosque...

Caminaron por el bosque durante días y días. Los soldados la escoltaban y estaba ya asqueada de no poder estar sola.

Pero las ordenes eran las ordenes...

- ¿Por qué no dejasteis guardia detrás? ¿Por qué vinisteis todos?

- El señor creía que ellos iban hacia el sur... No tenía ni idea de que volverían hacia el Norte...

Exáctamente ¿Por qué hacia el Norte de nuevo? ¿Qué estaban haciendo?

- ¿Volvieron hasta Fertlania? En ese caso alguien de allí ha tenido que estar ayudándoles ¿Interrogásteis a todos los habitantes?

- No, señora. Rot dio la orden de partir en pleno proceso interrogatorio. Fue cuando los detectó que iban hacia el bosque.

- Vaya, vaya... Pues ya sabéis. Volved y terminad el trabajo.

- Si, señora...

Y varios soldados que la acompañaban se dieron media vuelta para volver a Fertlania y reanudar lo que empezaron. Pero algunos se quedaron para seguir con ella.

Qué cansinos... 

Sacó los documentos que describían a cada uno de ellos.

- Vaya ruido estáis haciendo, chavales. Para no ser nadie, bien que la liasteis en el torneo sorprendiendo a mucha gente. Pero joder, hay formas y formas de hacer la cosas ¿Sabes, Akshael?

Una débil voz dijo entonces...

- Akshael...

- Vaya vaya, así que el sello aún te hace tener emociones... Qué entrañable...

Tenía ordenes, pero por un par de soldados. Nadie se daría cuenta... 

- Ahora que lo pienso. No te he probado aún... Me gustaría saber cuál es el potencial de mi nueva mascota... -. Insinuó mientras miraba sonriendo a los soldados. Estos se quedaron un poco extrañados pero rápidamente cambiaron su expresión de incertidumbre a terror cuando dijo... -. Machácalos.

Él se tiró a por ambos soldados, que gritaron sorprendidos ante lo que ocurría. Pero luego intentaron pelear por sus vidas. Ambos clavaron sus armas en él pero...

Es inútil... 

Les cogió a ambos por el cuello con cada mano. Los levantó el suelo y apretó hasta que sus cuerpos se separaron de la cabeza.

- Increíble... Eres mejor de lo que pensaba. En fin, sigamos.

Andaron unas horas más hasta que llegaron a un claro en el bosque. La tierra estaba calcinada y los hierbajos chamuscados. Cuando miró hacia arriba y a su alrededor se dio cuenta de que algunos árboles habían sufrido el mismo destino que el suelo.

- Así que aquí lucharon contra él. Maldito Rot... No voy a decir que era el más débil de los cuatro, porque sinceramente lo era yo. Pero nunca llegó a ser un Eterno de verdad. Su técnica de fuego condensado estaba incompleta y su esquizofrenia le llevaba muchas veces a temeridades así. En fin,  a ver qué ha pasado aquí exactamente.

Clavó su bastón en el suelo y de él surgió un campo de magia visible que convertía todo de color blanco y negro. Rápidamente empezó a ver imágenes en ese campo. Vio a Rot luchando contra aquellos fugitivos y como, a pesar de la ofensiva del miembro del GOET, lucharon hábilmente hasta acabar con él.

- Vaya... Son buenos en realidad. Mejor no subestimarles como hizo él. En fin, hora de empezar a recolec...

- Akshael....


- Joder. Voy a tener que aumentar la fuerza del sello, pero antes la reduciré. Quiero que me hables un poco de por qué le mencionas tanto -. Y con un gesto de su mano hizo que el brillo de la runa de su pecho se redujera en gran medida.

- ¿Qué hago aquí? ¿Qué es esto...

- Calla, por mucho que hayas recuperado la conciencia sigues estando bajo mi control. Ahora di... ¿Por qué él? ¿Qué era eso de... El escudo verdadero? O alguna estupidez así...

A pesar de que la miró con odio, el vínculo hacía que obedeciese. Lo dijo todo...

- Él ha significado más para mí que lo que significó la lealtad hacia el rey. Además, la princesa, a la cual protegía, está con él. No pensaba obedecer más las ordenes de un rey loco y cegado de poder y ansía de tener todo, sin embargo... Sus compañeros y sobretodo, él... Cambiaron nuestra forma de ver la vida, de ver el honor... Él lo es todo para mí.

- Psche, traicionar todo lo que tenías por un desconocido de esa forma... Decepcionante -. Volvió a hacer el mismo gesto que antes pero a la inversa, la runa volvió a brillar igual de fuerte que antes...

- Ak...sha...el...

- En cualquier caso, ahora me perteneces. Lo siento mucho, por ambos.

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