19 jun 2015

La hoja del cambio

Los ruidos producidos por los estragos de la guerra que se estaba desarrollando fuera le resultaba familiar. En el pasado había escuchado tantas veces esos sonidos que ya casi eran naturales de sentir; Incluso, se podía decir que echaba de menos esos ruidos. El ruido de la desesperación, del verdadero terror... En Tilos no escuchó nada parecido, al fin y al cabo los de la ciudad no se sentían tan acorralados como se estaban sintiendo aquí. Caminaba junto con sus hombres, por el pasillo del castillo con total tranquilidad. Con el poder de su espada había podido entrar sin problemas en el interior sin que nadie lo supiese. Todos los soldados creían que el enemigo seguía fuera, combatiendo el último nivel amurallado para intentar llegar hasta el consejero, pero Xcutor lo tenía así planeado.

Buen trabajo, Tackle. Has ayudado mucho con esa distracción.

Sin nada que temer, avanzó por los pasillos. Se encontraba, a veces, algún que otro soldado pero ni siquiera tenía tiempo para gritar pidiendo auxilio porque moría al instante producto de los hechizos de sus hombres. Xcutor tan solo tenía que avanzar tranquilamente, casi con los ojos cerrados, para disfrutar de esa melodía a la que todos llamaban guerra.

Pero un estruendoso sonido llamó su atención. El castillo tembló varias veces mientras lo que parecía ser algo pesado chocaba y arrasaba varias paredes del edificio. Siguió caminando y entonces, le vio, a Akshael Oinotna acompañado de la princesa Alanne Barlis. 

¿Cómo han llegado hasta aquí tan rápido?

Se fijó en los agujeros que había detrás del paladín... Agujeros enormes en las paredes. Habló con él pero no tenía tiempo que perder. Desde el momento que fue avistado por ellos, perdió toda la ventaja que tenía. Akshael fue a atacarle pero con el poder de su arma, creó un muro entre los dos. Metió prisa a sus hombres y buscó el origen de esos agujeros, por lo que atravesó medio castillo hasta dar, en una habitación llena de polvo y escombros, con un exhausto Ryan Fordreigon. Ryan se encontraba gravemente herido, apenas podía moverse y también tenía su poder demoniaco descontrolado: la mitad de su cuerpo era la de un demonio enteramente mientras que la otra mitad de su cuerpo se debatía entre el dolor y el cansancio para evitar la posesión completa.

- Vaya, vaya ¿Quién tenemos aquí? Al traidor de traidores -. Se agachó para ponerse a su altura, Ryan le devolvió la mirada con una mezcla de furia y desolación. Parece que sabía que le quedaba poco -. Ryan, Ryan, Ryan... Has torcido parte de mis planes. Parece que al final no estabas a la altura de algo tan importante como pertenecer a los que van a mejorar el mundo ¿Verdad?

- Cállate... hablais... siempre... de como están... las cosas... ahora... Y queréis cambiarlas... ¿Te crees... especial? ¿Crees... que podrás cambiarlo? Y... si es así... ¿Qué harás? ¿Piensas... que puedes... manejar las cosas... para que... todo vaya... bien? 

Xcutor sonrió. Disfrutaba viendo en el ser patético que se había convertido Ryan. Viendo como el demonio interior consumía su cuerpo.

Devorado por su propio poder... Que ironía.

- Parece que te encuentras un poco mal, Ryan. Deja que te ayude -. Pegó la hoja de su espada a la cara... Y Ryan recuperó algo de aliento para poder, al menos, hablar en condiciones -. Dime ¿Crees que no puedo manejar el mundo mejor del esperpento que están haciendo Los Protectores? 

- ¿Y acaso sí? ¿Acaso crees que no han habido más personas en la historia que se creían capaces de cambiarlo todo para mejor? Psche... Tonterias... ¿Para qué centrarse en lo malo del mundo en vez de lo bueno? Todos los tontos que he visto se creen capaces de hacerse cargo de todo... Yo sin embargo, tan solo quiero llevar una vida plena y feliz. No soy tan arrogantes como vosotros... No eres distinto a todos los que han querido jugar a ser dioses. Los problemas continuarán, no cambiarás NADA.

A Xcutor se le borró la sonrisa del rostro. Se puso de nuevo en pie y miró al engendro que tenía ante sí. Era como el resto de personas conformistas que prefieren vivir en la miseria, en el engaño, en un mundo falso, antes de buscar la verdadera felicidad.

- Te equivocas... Yo tengo el poder para cambiar las cosas -. Y blandió su espada, mostrándola -. Esta espada que uso tiene el poder para cambiarlas... El cambio definitivo. Pero no todos pueden usar este poder, de hecho, soy el único que puede ¿Acaso no me ves capaz de conseguirlo entonces? -. Xcutor enfureció al ver la expresión de desprecio de Ryan -. Bien... Así que eso crees. No me esperaba menos de un traidor. En fin... Espero que no eches demasiado de menos a tu esposa, Ryan.

Y clavó su katana en la mano de Ryan.

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Xcutor subía a toda prisa, pero no por las escaleras del castillo. Sucesos imprevistos ocasionaron que tuviera que recurrir a medidas desesperadas. Usaba el poder de su katana, una y otra vez para crear un acceso vertical hasta la parte superior del castillo. Continuó hasta llegar a la gran azotea del castillo, rodeada por algunos de sus torreones. La azotea era, al mismo tiempo, un pequeño patio desde el cual,se podía observar toda la majestuosa ciudad desde allí. Sin embargo, Xcutor no le interesaban nada las vistas, sino lo que se encontraba justo en el lado contrario. La azotea terminaba en la parte posterior del castillo con una escalera que subía a una estructura que hacía las veces de expansión del castillo. Esta estructura se encontraba anclada ya en la montaña y era, sin duda, el punto más alto de la ciudad. El ex-protector se acercó a esas escaleras.

Allí estás, Wartor Brav. Después de tanto tiempo. Por fin... 

Comenzó a subir... Cada paso retumbaba en su cerebro como el sonido de un tambor, el sonido de la victoria. No había nadie en su camino, no había nada más que superar... Por fin... Allí se acaba todo. 

Sin embargo, una figura apareció de la nada, ante él, a tan solo unos escalones por encima suya. Se trataba de un hombre que portaba buenos ropajes, poseía una fina barba que terminaba con una perilla en el centro. Su pelo largo solo acentuaba aún más su mirada de seriedad y superioridad. Xcutor parecía sorprendido de encontrarse a ese individuo de esa forma... Pensó que lo más sensato era esconderse, pero allí estaba. 

- Buenas tardes... enemigo.
- Buenas tardes, Wartor Brav... Protectores, retroceded. Yo me encargo.

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Los guardias corrian a toda velocidad por los pasillos. Sentían una mezcla de miedo e inseguridad por hacer lo que estaban haciendo ¿Seguir ordenes de esos desconocidos? ¿De verdad intentaban ayudarnos? Al menos eso parecía pero ¿Y si era un truco del enemigo? Ya ni siquiera estaban seguros de como debían actuar. Pero ninguno paró de correr.

- ¡Recordad! ¡Tenemos que encontrar a ese Ryan Fordreigon y atenderlo cuánto antes!

Corrieron hasta dar con los agujeros en la pared, tan solo tenían que continuar la senda de destrucción que dejó el individuo para traer a esos sujetos allí, al castillo. Corrieron y corrieron, pasaron de habitación en habitación, recorrieron pasillos y pasillos. Hasta dar con la sala donde acababa el rastro de destrucción.

- Señor... ¿Qué...

El soldado que parecía dirigir el grupo se quedó atónito ¿Qué estaba ocurriendo? 

- Aquí... Aquí no hay... nadie... 

Tan solo un charco de sangre, eso es todo lo que había. Un charco de sangre que se encontraba al final de la habitación y seguramente es donde se encontraría ese Ryan Fordreigon, o eso tendría que haber sido lo lógico ¿Acaso no se encontraba herido? ¿Qué estaba ocurriendo? No había ni un rastro de sangre así que la posibilidad de que se fuera quedaba descartada.

- ¿Dónde... está?

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- ¿Encargarte? ¿Tú? Vaya, vaya, parece que el pequeño mocoso se cree ya un adulto. Cuando estabas en los Protectores no eras tan atrevido.


- Señor Xcutor -. Dijo de sus hombres -. ¿Seguro que no necesita ayuda?

- ¿Xcutor? ¿Así es como te llaman? Qué nombre tan patético ¿O es que te avergüenzas del tuyo? 

- Silencio, Brav. Parece que me conoces de mi estancia en los Protectores. Dime ¿Quién eras tú allí? Lo siento pero tengo mala memoria para recordar a las personas de relleno.

- Qué fácil eres de provocar muchacho. Te digo un par de cosas y ya te rebajas tanto -. Sonrió Wartor -. No importa. Fui amigo de tu instructor. Él me habló muy bien de ti, de tus extraordinarias cualidades y enorme potencial de futuro. Hasta te vi en persona durante un entrenamiento tuyo. 

- Entonces espero que seas consciente de que no estás a mi nivel.

Wartor Brav sacó de su túnica un puro y lo encendió con su mechero. Sin embargo, ante sorpresa de Xcutor, este tosió como si nunca hubiese fumado.

¿Qué clase de ridiculez es esta?

- Oh, lo siento. Hacia tanto tiempo que no fumaba que la sensación me ha pillado de improvisto. Verás, Xcutor... ¿Así te llamas ahora no? -. Preguntó con sarcasmo -. Tu y yo tenemos algo en común. Ambos pertenecimos a los Protectores y ambos dejamos la organización. La diferencia radica en que yo no soy un sucio traidor como tu.

- ¿Traidor? ¿Qué he traicionado? ¿A los Protectores? Qué tontería. Para traicionar a alguien primero debes de estar comprometido con esa persona... Y yo nunca he estado comprometido con los Protectores. Mi alianza con ellos fue básicamente establecida para que me dieran el poder que me faltaba para dominar esto -. Y mostró su katana.

- No me has entendido bien, mocoso. Estoy diciendo que eres un traidor pero nunca he mencionado nada de los Protectores... Eres un traidor... del Ojo.

- ¿Ya estamos con las metáforas baratas? ¿De verdad crees que mis actos provocan la guerra? Entonces es sencillo. Si no quieres que haya más guerras -. Miró hacia atrás, hacia la ciudad. El lugar donde provenían los sonidos de combate -. Entrégame lo que estoy buscando y no habrá más combate.

- Negociar con terroristas es caer más bajo de lo que has caído tú. Lo siento, pero el orden no entiende de negocios, el orden se defiende... No se altera.

- Entonces aquí acaba nuestra charla -. Y se puso en guardia, dispuesto a atacar -. Tranquilo, no te haré demasiado daño, al fin y al cabo te necesito vivo.

- Comience... 

Xcutor cargó, subiendo las escaleras a toda velocidad. Wartor Brav no se movió ni un solo centímetro, siguió fumando.

Tan solo tocarle... Con solo tocarle con mi katana, se acabó. 

Pero justo cuando estaba a distancia de combate cuerpo a cuerpo, Brav espiró humo blanco cubriendo enteramente a Xcutor en una nube que ocupaba todo el ancho de las escaleras. El ex-protector tosió mientras intentaba quitarse el humo de en medio... Y para cuando lo hizo, se dio cuenta de que no estaba pisando el peldaño de una escalera, sino que se encontraba en una superficie plana y amplia, una plataforma. Esa plataforma, hecha de piedra y de unos viente metros de diámetro, se encontraba rodeada de una cúpula de humo blanco igual que el que le lanzó previamente Brav. 

¿Una ilusión?

- Aquí será más fácil de luchar. Que la verdad, tenía miedo de caerme por las escaleras -. Dijo la voz de Wartor Brav proveniente de su espalda-. El espadachín se giró y allí estaba, en la plataforma de piedra, al igual que él.

- Tus ilusiones no funcionarán conmigo.

- Oh, lo siento pero no se trata de una ilusión. Simplemente transmutación ¿Acaso no es lo que tu haces?

Xcutor cerró los ojos para detectar el aura mágica de su alrededor. Tenía razón Brav, se trataba de un aura de transmutación.

- Mejor, si se trata de una ilusión sería tan coñazo... Suficiente tengo con aguantar a uno en mi grupo al que le gusta dichas técnicas. 

Xcutor volvió a cargar contra el consejero, pero esta vez este no soltó otra nube de humo. Simplemente esquivo el ataque con suma elegancia. Aún así el ex-protector no se iba a detener ahí, ya supuso que su enemigo sería capaz de esquivar sus ataques así que lo que hizo fue aprovechar la inercia del ataque para girar y arañar el suelo. De este surgieron unos proyectiles de piedra que impactaron con una contundente fuerza en el cuerpo del consejero. Este soltó un gruñido de dolor y se desequilibró. Xcutor abrió los ojos, impaciente.

Este es mi momento. No puedo arriesgarme a solo tocarlo, debo cortarlo.

Y rajó el brazo de Wartor Brav.

Se acabó... Se acabó... Dame el maldito abrecartas... Cabrón.

- ¿Estás seguro de haber acabado aquí, señor Xcutor? 

Una columna de humo ascendió desde el suelo, golpeándole en el torso y haciéndole ascender varios metros por el aire hasta finalmente, dejarle caer en el suelo torpemente y recibiendo mucho daño en el acto. Xcutor se debatía entre el dolor pero no tenía tiempo que perder...

¿Acaso no lo he cortado?

- Si, si me has cortado, Xcutor. Pero ¿No crees que si fuera consciente de que con tan solo cortarme se acababa el juego me hubiese quedado dentro del castillo? 

Xcutor quedó en estado de shock. Al parecer podía leerle la mente ¿Pero cómo? ¿Por qué de repente? No tenía más tiempo que perder, debía seguir adelante... Tanteó por el suelo en busca de su katana, pero no la encontró.

- Interesante arma la tuya. Muy bonita, si señor. 

El ex-protector miró hacia su enemigo mientras se terminaba de levantar. Wartor Brav empuñaba su arma mientras la examinaba con sumo cuidado, como si de un poderoso artefacto se tratase.

- Bien.. Reconozco que eres una de las pocas personas que ha resistido mi técnica más básica... No esperaba menos en realidad. Si todo se acabase con eso, que desperdicio entonces haber tirado tantas vidas a la basura por tal de llegar hasta esto... Ataques de humo blanco, buena técnica.

- Oh, gracias. Como ya te dije, hacia mucho tiempo que no fumaba, desde la última reunión con Fred, Rose, Allister... Qué buenos tiempos. En fn, temía que mis poderes se hubiesen oxidado pero ya veo que no. 

- Mostrando ante mí una capacidad de combate singular que hace tiempo que no practicas, eso lo respeto. De verdad que lo respeto, Wartor Brav.

- Gracias, al menos parece que al final educación no te falta.

Xcutor hizo caso omiso de sus palabras y empezó a concentrarse.

- No obstante, sería una falta de respeto -. Juntó sus manos haciendo un extraño símbolo -. si entonces yo no mostrara -. Cerró los ojos -. una capacidad de combate la cual no usaba desde hace mucho tiempo. 

La katana de Xcutor comenzó a brillar tenuemente mientras su portador conjuraba en susurros.

- ¿Crees que voy a dejar que te salgas con la tuya? Aquí acaba todo -. Y Wartor Brav lanzó otra columna de humo, esta horizontal, en dirección al ex-protector. Pero Xcutor terminó de conjurar y entonces, todo cambió.

La carta

su contenido

será

mío.

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