28 ago 2015
En varias partes del mundo... (Otra vez)
En la zona ribereña del Oeste:
La joven pero más que experimentada hechicera de la Piedra llevaba casi una hora en la misma pose pero finalmente separó sus manos del suelo y abrió los ojos al levantarse.
- ¿La has localizado ya, Jill?
- Si, señor. Está en la capital.
- Bien, vayamos cuanto antes. No quiero esperar a que otros me quiten esta oportunidad.
- ¿Crees que aceptará?
- Si no lo hace voluntariamente, la obligaré.
En el amplio pero peligroso océano:
- Oleeee, Ole, Ole, Oleeeeeeeeeeeee -. Gritaban varios al unisono.
- Yaaa, yaaa... Parad, anda... -. Decía un hombre aburrido apoyado en la barandilla.
- ¡Nunca he navegado pero esto es la gloria jodeeeer! -. Seguía gritando uno de ellos.
- A todo esto ¿A dónde vamos? -. Preguntaba otro que bajaba las escaleras de la toldilla.
- Yo que se... ¿Dónde estarán?
Y todos callaron por la falta de planes a muy corto plazo.
En plena guerra:
- Jooooder... Qué poco me gustan los viajes... -. Suspiró mientras se estiraba tras poner pie en tierra firme.
- Deja de quejarte. Bastante he tenido con aguantar toda la travesía con tus quejidos... Ahora por fin me puedo alejar de ti.
- Esto ya me es familiar -. Decía una tercera voz -. Tú siempre tan seca, como no...
- ¿Dónde está nuestro invitado? -. Preguntaba ella ignorando el comentario -. Ah, aquí viene. Se le ve demasiado... Pálido.
Un hombre cuya piel era azul apagada desembarcaba. Prácticamente caminaba sin mirar por donde iba y su brazo derecho estaba literalmente apresado entre amasijos de metal.
Y en una cordillera nevada:
- ¿Es aquí? -. Preguntaba para si mismo puesto que iba caminando solo mientras ascendía la falda montañosa. Tenía la capucha muy echada hacia delante y aún así tenía que cubrirse con la mano de la nieve que le azotaba en la cara y barba; Y con la otra mano apoyaba un bastón de madera negra para disimular su torpe caminar.
- Si, aquí fue donde sucedió... -. Respondió una voz de la nada.
- Increible... En esta zona ocurrieron tantos desastres en tan pocos años... Ni los enanos supieron exactamente qué ocurría cuando ese "lo que fuera" se les echó encima.
- Unos pocos huyeron... No se sabe adonde...
- Bien... Hora de examinar.
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