De nuevo me levanté sobresaltado... Era la tercera vez que me desvelaba durante la guardia de Jack. Nuestras manos apunto de rozarse, cuando mi mano se disipaba
convirtiéndose en polvo, a la par que sentía como caía en la mas
profunda de las oscuridad, su rostro lloroso cada vez más y más lejos
de mi; Y por mas que intentaba luchar contra esa caída para no
alejarme de ella, al final siempre caía. Era inevitable.
Miraba mi mano, si cerraba mis ojos
aun podía recordar su calor, su mirada pidiendo auxilio. Si
tan solo hubiese sido mas fuerte... Si tan solo hubiera podido realizar
un movimiento más... Ella ahora mismo estaría a nuestro lado. Junto
a su familia, Evolution.
Las lágrimas de impotencia surgieron y
recorrieron mi rostro ¿Acaso todo el entrenamiento, todas mis
vivencias, no habían servido para nada?
Secando mi rostro, miré a mi
alrededor. Akshael sin duda alguien increíble y alguien a quien admiraba. Consiguió hacer frente a un ser que tenía un aura similar a la de Albert
Lerker. Jhin fue capaz de confiar en mi a la hora de salvar a la persona que amaba y se centró en cumplir la
misión, alterando los terminales para rescatar a Alleria. Maief siempre dándolo todo por sus
compañeros, y saliendo gravemente herida por nosotros... Y por
ultimo Jack, aguantando y manteniendo nuestro medio de huida a salvo, incluso salvándonos cuando caímos al agua.
En el fondo de mi ser sentía que les
había fallado, aunque no solo a ellos, a todos. De
nuevo miré mi puño y volví a cerrar mis ojos.
- Esto no puede seguir así... -. Me dije mientras lo apretaba, prometiéndome a mi mismo que nunca mas
volvería a fallar en una misión. Y por supuesto, la próxima vez
me llevaría a Alleria de vuelta a casa.
Todo fue culpa de Lonzu -. Recordé.
Era cierto. Según lo que contó Akshael, fueron sus hombres los que provocaron la explosión y derrumbe del puente junto a los vagones traseros del tren, impidiendo que pudiese llegar hasta la Alleria que según su instinto supo que era la verdadera. Todavía no podía creer toda la historia que le contó días antes cuando se encontró con él mientras viajaba con Iris hacía el norte... Desde luego, era muy difícil de creer que el que fuese su mejor amigo en Gwynt, que murió y que le marcó para su camino para convertirse en Protector fuese realmente el culpable de todo lo que pasó por entonces.
- Y de todo lo que pasó aquel día -. Susurré -. Todo fue por su culpa...
Y de pensar en él. mi mente se sumergió en una marea de recuerdos que no supe distinguir si era tan solo nostalgia o que había vuelto a quedarme dormido.
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.
.
.
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Los rayos del sol empezaron a dar
sobre mi rostro, el ultimo día de la semana comenzaba. Bajé de la
casa árbol que tenía cerca de Iriaebor. Me acerqué al río cercano
para asearme un poco y tras eso, puse rumbo al pueblo, como las
ultimas dos semanas, esperanzado porque esta vez encontrara algún
grupo de guerreros que no me rechazara; O al menos con unas pocas monedas
de cobre para poder comprar equipamiento y empezar a hacer
misiones, con una simple daga no llegaría muy lejos.
Era un pueblo donde no había nadie
con mayor poder adquisitivo que otro, debido a que cada semana los
soldados del fuerte Imlaris venían a por tributos por la defensa de
este pueblo. Muchos aldeanos intentaban ir a hablar con el capitán
del fuerte, pero todo el que salía, nunca regresaba. Por eso, habían aceptado que todos los lunes, aquel grupo de soldados vendrían
a por el tributo y no harían nada para evitarlo.
Las calles estaban sumidas en el
silencio de la madrugada, salvo por la presencia de algunas personas que iban a su
negocio.
Giré mi cabeza y pude ver a un señor
mayor, regordete y sin apenas dientes.
- Aroo ziquillo mieejeje... ¡A quien madruga, Friedor le ayuda! - Dijo riendo mientras seguía su camino. - Xaineee, recuerda paxarte lueo te tendrie un pan riquizimooo.
Este pueblo me hacía recordar como
cuando vivía en Gwynt, todos se ayudaban unos a otros. Era más que
un pueblo, entre ellos eran una familia. Cada viernes, todos los vecinos
quedaban para realizar una hoguera en el centro del pueblo para
comer, beber y charlar. Hasta los niños se agrupaban y jugaban entre ellos; Y cuando ya era tarde, se acababa
el evento con un baile alrededor de la hoguera.
Proseguí mi camino, mi primer destino
el tablón de la taberna. Muchos mercenarios pasaban por este pueblo
de camino a la Fortaleza de Imlaris, o hacía la costa para llegar hasta Selgaunt, o cruzaban el río, hacia Praven. En este pueblo sin duda tenia muchas más posibilidades de
encontrar a algún aventurero de las que tendría en Suno.
Cuando llegué a la posada, ya había
amanecido totalmente. Pude vislumbrar a un grupo de tres personas
encapuchadas con túnicas negras, ya marchando directo hacia el Bosque
Azuial, fui a rápidamente hacia ellos.
- ¡EEEEEEHHHHHH...! -. Gritó alguien que me metió un gran susto -. ¿¡QUIÉN TE CREES QUE ERES PARA TENER EL ATREVIMIENTO DE HABLAR A LA COMPAÑÍA TANAKA CUANDO ESTA SALIENDO DE CAZERÍA, MOCOOSOOOOOO¡? -. Se trataba de un hombre pelón y con cara de pocos amigos -. ¿¡Y BIEN!? ¿QUÉ TIENES QUE DECIR EN TU DEFENSAAAA?
Me quedé perplejo ante tal energética
contestación. Cuando de repente. un encapuchado, el cual lo único que
se podía discernir en él eran mechones de cabello blanco platino, habló.
- Jejeje... Es que me sobresalto al ver a un renacuajo despierto a estas horas... Muajajajaja -. rió a carcajadas.
- ¿Qué se te ofrece, chico? -. Preguntó el portador del libro.
- Esto... Mi nombre es Thaine y me gustaría que me llevaran con ustedes, me instruyeran para ser capaz de portar un arma decentemente y así convertirme en un gran guerrero -. Cuando ya había acabado de hablar, caí la en cuenta de que lo había dicho demasiado deprisa. Alcé mi mirada para ver si tenía respuesta.
- Ya veo, con que un joven aventurero... Esta bien, no tengo problema. Ven con nosotros, pero debo decirte algo: si no eres capaz de aguantar nuestro ritmo o nos entorpeces, te dejaremos atrás, joven -. Dijo a lo que inmediatamente asentí con mi cabeza y mantuve mi mirada inquisitiva, hacia la altura de su cabeza, para que se diese cuenta de que iba enserio.
- Soy Tidus, el líder de esta escuadrón. Espero que te hagas fuerte en nuestra compañía y en un futuro nos ayudes a acabar con los villanos que azotan este mundo -. Con estas palabras, empezó a girarse en dirección hacia el bosque.
Tanto Tanaka como Sawi, siguieron sus
pasos. Y yo antes de dar el primer paso, respiré hondo.
- Al fin me hare mas fuerte,
espérame Sumia.
Caminamos por los senderos del bosque
Azuial durante dos semanas. En ese tiempo, estuve entrenando
con Sawi y Tanaka, ambos con métodos totalmente
diferentes entre sí. Mientras que uno me entrenaba para fortalecer mi cuerpo,
Sawi invocaba criaturas y me hacia derrotarlas. Pero cada vez que
derrotaba una, salia otra con mayor velocidad y fuerza.
Rápidamente, desenfunde mi daga y esquivé la carga de la vermis, siendo ahí cuando llegó mi oportunidad. Desde el lateral, conseguí impactarle con dos puñaladas certeras. La vermis desapareció tras eso.
La velocidad de aquellos Protectores cuando le hicieron la prueba inicial hacía ya un par de meses, era bastante superior que la de
aquel ser, de manera que no supuso ningún reto.
Una nueva vermis salió, pero con
diferencia muchísimo mas rápida que todas las anteriores.
- Te confiaste jiji... -. Sonrió
Sawi mientras la criatura iba directa a mi.
Por suerte, conseguí parar el ataque
de la vermis con mi daga, aun así me hizo retroceder unos palmos. Aun estando desestabilizado, la vermis volvió a cargar
contra mi. Entonces cerré mis ojos... Estaba sintiendo lo mismo que sentí
cuando ese Protector me humilló en la prueba de acceso... ¡NO!
Cambié la daga a mi mano zurda para así, con la diestra, agarrar directamente a la criatura por sus fauces. Aunque aquello provocó que perforase mi mano, pude mantenerla inmóvil el tiempo preciso para rematarla con la daga en la mano libre.
- JEJEJE... ¡SIN DUDA SERÁS UNA GRAN FIGURA EN EL FUTURO, THAINEEEEE! ¡PERO AHORA LLEGA LA VERDADERA PRUEBA DE FUEGO! - Exclamó Tanaka mientras se levantaba de un salto -. ¡DESEARÁS NO HABERTE ENCONTRADO CON NOSOTROS! ¡VAMOS, MOCOSO!
Tras eso, miro a Sawi y este hizo aparecer un reloj de arena con su magia.
Tanaka se tiró al suelo y empiezo ha hacer flexiones a una velocidad apabullante. Después de treinta segundos, el reloj de arena desapareció con un sonoro estruendo.
Tragué saliva y me puse en posición. En el entrenamiento con Elessia había
tenido que hacer bastantes flexiones y abdominales, aparte de cargar
innumerables cajas y pesas para fortalecerme de cara a la prueba de los Protectores. Sabía que podía hacer un buen numero. Con el sonido del
reloj, comencé a hacer flexiones lo mas rápido que podía.
- Como te descuides Tanaka, vas a
perder el titulo de MVP de nuestras batallas -. Comentó Sawi.
- Jeje... me dará igual perder... ¡PORQUE ÉL SERÁ RECORDADO COMO MI ALUMNO!.- Orgulloso, levantó la mano y apuntó con el índice al cielo.
Esa misma noche, tuve de nuevo una
pesadilla la cual me atormentaba con mucha frecuencia, soñaba como
mi pueblo ardía, como intentaba ayudar a mis padres, a mis vecinos y
a mi mejor amigo, Lonzu.
Tidus estaba limpiando su arma, un
arma que no había visto nunca. Él debió percatarse de mi mirada porque enseguida se refirió a ella.
- ¿Es usted entonces un samurai?
- Quizás en una época lo fui... Lo estas haciendo muy bien en los entrenamientos, tienes mucho
potencial. Pero ahora descansa, mañana tendrás que darlo todo y
aparte avanzaremos más rápido.
Y así pasaron nuestras dos semanas de
viaje, entrenando y caminando por el bosque, buscando a un famoso
bandido. Hasta que en el día quince de nuestro viaje, cuando nos
disponíamos a entrenar.
Tras escuchar las ordenes del líder,
me escondí entre unos arbustos cercanos mientras mis compañeros se ponían en guardia, Tanaka desenvainó dos espadas cortas, Sawi sacó un bastón y nuestro líder, su katana.
- Por fin tengo el honor de encontrarte, Padrino. Violador, ladrón y asesino. Tu cabeza tiene un jugoso precio.
Ya bajo la luz del sol pudo discernir por completo a aquel individuo. El tal
Padrino medía más de dos metros, su piel era pálida, sus ojos azules y en vez de cabello, tenia cicatrices por toda su cabeza. Algunas
cicatrices se podían apreciar como continuaban por su pecho desnudo.
Pero lo mas destacable de este hombre era la sádica sonrisa y
mirada que tenia.
Acto seguido Sawi, que había estado
conjurando un hechizo mientras el Padrino hablaba, lanzó su sortilegio a
Tanaka y Tidus, fortaleciéndolos. Acto seguido, conjuró otro hechizo que creó una gran
nube de polvo, Tanaka y el líder se lanzaron a la nube de polvo. El sonido de las espadas chocando era lo único que escuchaba,
mientras tanto otro conjuro estaba siendo preparado, pero de repente
Sawi fue apuñalado por la espalda, justo en el corazón, por una
joven chica morena, de cabello largo negro, y vestida con una
armadura de cuero.
La nube de polvo se disperso. Tanaka
había sido partido en dos y su cuerpo yacía en el suelo. El hacha a
dos manos de Padrino estaba chocando con la katana de Tidus.
- Te mataré ahora mismo, Padrino. Todas las atrocidades que has cometido acabarán hoy.- Con estas palabras realizo una maniobra marcial con su katana.- Te enseñaré lo que significa la justicia.
Tidus consiguió que Padrino clavara
el hacha en el suelo y realizar un corte horizontal a la altura del
abdomen. La pícara se disponía a marchar para
ayudar a su jefe, pero tras lo que había visto, mi cuerpo empezó a
moverse y saliendo de los arbusto con la daga en la mano, cargué hacía
ella. Ella consiguió detectarme
rápidamente, y desviar mi ataque. En ese momento, nuestros ojos se
cruzaron. Era una mujer preciosa pero por su rostro, parecía que estaba sufriendo,
como si estuviera haciendo algo que ella no deseaba. También sentí que la había visto antes, en algún otro lugar.
Igualmente, la vida de Tidus estaba en juego así que continué atacando sin cesar. Pero ella conseguía
parar y desviar todos mis golpes, hasta que finalmente habló.
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Y con aquel golpe en la nuca, sentí un vuelco en el corazón y desperté repentinamente. Me alegró el hecho de comprobar que aún seguía descansando en el vehículo, junto a sus compañeros. A pesar de todo quería seguir allí, en el presente... No sumergirse en las tinieblas del pasado.
Porque a cada recuerdo que me venía a la mente, un fuego en mi interior se avivaba y se volvía más y más peligroso. Porque sentía que de alguna forma, las muertes de Tanaka y Sawi fueron por mi culpa, lo mismo que sentía por el hecho de que no estuviesen huyendo en el Raptor tras el rescate de Alleria.
Pero no... No era su culpa esta vez. Podría ser más fuerte y más rápido en el futuro... Quizás la próxima vez sí que podría coger su mano y llevarla lejos... Pero no mientras Lonzu estuviese siguiéndome y jodiéndome la vida...
Aquello tendría que acabar de una vez. Apreté mi puño y miré hacía el techo del vehículo, jurando que le haría pagar lo que le hizo a mi familia, a mi aldea, y a la única mujer que de verdad había amado.
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