Sesión 185 del 2.0 NG

 La sesión comienza con el grupo contemplando atónitos el pasillo de Elisabeth, pero ni siquiera tuvieron tiempo para decir nada porque todo se fragmentó y volvían a caer por el vórtice. Esta vez no para volver a contemplar momentos de su pasado sino para navegar por sus mayores miedos. 

Ellie se encontraba en un ascenso con múltiples escaleras entrelazadas, con todo lleno de cuadros de personas que la estaban observando. Pero cada vez le costaba más subir y llegar hasta lo más alto, además de que las escaleras empezaban a tener trampas como escalones falsos, barandillas que desaparecían. Eso sumado a que habían unas sombras que se acercaban a ella y la agarraban para que no pudiese subir, provocaba que se quedase estancada, lejos de su objetivo. Entonces la gente de los cuadros empezó a cuestionar a Ellie, sintiéndose decepcionados por su nula capacidad para conseguir nada, puntualizando sus fracasos por encima de todo lo demás. Pero Ellie no estaba sola, sino que David apareció para ayudarla y, cargando con ella, lograron evitar los obstáculos y pasar de largo de las sombras. Entonces Ellie pudo llegar arriba del todo, donde su madre y su padre les decía que era su hija y jamás se sentirían decepcionados de ella.

David se encontraba en una casa destartalada, casi en ruinas, que se caía a trozos. La casa era fría y sombría, salvo por una hoguera central que intentaba mantener el chico encendida, pues era la única luz que le quedaba para iluminar y dar calor. También había una habitación con ropa de chica, pero no había nadie en ella, la persona que estaba se había ido. La casa estaba rodeada de una fría niebla, tan densa como una pared blanca, que además luchaba por entrar en la casa y apagar el fuego, para volver oscura la estancia. Esa niebla se manifestó en forma de elementales de niebla que entraron por las ventanas para ir directamente hacia la hoguera, pero David no estaba solo. Ellie apareció para recordarle que hay que alimentar el fuego de esa hoguera, no con el propio cuerpo del chico como estuvo a punto de hacer, sino con su propio poder o lo que hubiese en la casa para alimentar el fuego. Con su poder de viento pudo contrarrestar fácilmente las manifestaciones de la niebla y, a pesar de las continuas voces de Anais, de su padre, de Michelle, que le decían que era un experimento fallido, que mejor se hubiese muerto, este consiguió armarse de valor y usar la ropa de Michelle para arrojarla al fuego y disipar la niebla de la casa.

Ambos despertaron y se encontraban cayendo en el vórtice, con todos los que estaban luchando contra Prisma allí inconscientes, junto con varios más que si bien no estaban en el encuentro, estaba en la zona, como Lucía, Jesamine, Eva, Alice y Kara. 

Uno a uno fueron acercándose a ellos entre los dos, accediendo a su trauma y ayudándoles a superarlos para que despertasen también. Tras hacerlo, de nuevo, se encontraban en el pasillo del sueño de Elisabeth. Esta vez continuaron sin que este se fragmentase, hacia la habitación de juguetes que tantas veces había descrito esta, con el castillo de los Protectores, el tren de la maqueta, los cubos con letras, etc. Se internaron por la puerta de arriba y entonces se encontraban en el laboratorio de los Protectores. Estos habían capturado a una chica que rebosaba de tanto poder que les podría a ayudar a controlarlo todo de nuevo, después de la debacle de la batalla de Islas Verdes, pero que quizás también se puede volver en su contra, así que decidieron quedarse tan solo con el lado más puro de ese ser, dividiendo su cuerpo y alma en dos; el lado pasional y el lado puro. Al hacerlo, el cuerpo se desestabilizó y ambas partes quedaron en forma de 'energía', con el lado pasional siendo una figura parecida a un lobo grande, que encerraron plantas más abajo; y el lado puro, siendo una niña fantasmagórica de energía negra que actuaba de manera inocente e inofensiva. 

Con el paso del tiempo, los Protectores del lugar enfermaron y para cuando se quisieron dar cuenta del por qué era, fue demasiado tarde. El lado pasional, aún encerrado a kilómetros por debajo, irradió su poder para afectarles y convertirlos en monstruos, con el fin de tener al lado pasional al lado suyo, para protegerla, ya que ambos eran dos mitades de uno solo. La atrajo a su lado y dejó el lugar convertido en un laboratorio abandonado lleno de monstruos creados a través de los cuerpos de los Protectores. No fue hasta años más tarde que un grupo de Ventaria llegó para investigar el lugar y liberar al lado puro, aún sin saber lo que estaban haciendo. Cuando el lado pasional se dio cuenta los persiguió para acabar con ellos, pero el grupo de alumnos, que estaban observando todo esto, se quedó allí en la cámara acorazada, con una llave dorada que había en la habitación. Tras cogerla, el sueño empezó a desmoronarse, así que se apresuraron en llegar al pasillo de nuevo para poder introducirla en la puerta. Uno a uno, los integrantes del sueño iban cayendo debido a que todo se estaba viniendo abajo. Al final, prácticamente solo quedaron David y Ellie abriendo la puerta, viendo a la chica que compone todo el ser de Elisabeth, el individuo antes de que la dividiesen. Allí les agradeció todo lo que habían hecho, a pesar de que ni siquiera se reconocía a sí misma. Ocurrió algo más que no lograron recordar pero acabaron volviendo al plano artificial donde estaba Prisma. 

Allí, David y Ellie lograron unir fuerzas para poder acabar con él, con la ayuda de Alexandra, que se mantenía cerca de Elisabeth y los demás, todos inconscientes. Los dos primeros lograron encontrar el punto débil de esa forma de Prisma, siendo su máscara dentro de su oscuro cuerpo, tan negro y vacío como un abismo. Este fue a usar su mayor recurso, que por un momento funcionó, devolviendo a todos a más de un mes atrás, con todos sus recuerdos borrados, pero Alexandra logró sellar dicho poder y tan pronto como fueron al pasado, volvieron al presente, terminando de rematar a Prisma, destruyendo su máscara y con ella, su plano artificial, volviendo a la azotea de la mansión Patrasche, con un nuevo amanecer surgiendo para ellos.