1 oct 2015

Luz y Oscuridad

- El Bosque de los Inquietos no es lugar para luchar y aún así insistes en que sigamos avanzando -. Se quejaba Braria que caminaba justo detrás de su hermano, evitando las gruesas raíces de los árboles.

- No podemos dejar que atraviese la frontera -. Aclaró Kael -. ¿Estás segura de que estás suprimiendo toda tu Luz, hermana?

- Si, aunque cuesta mantenerlo durante tanto tiempo -. Braria se encontraba tensa por el esfuerzo que estaba haciendo para mantener su poder oculto. Por el contrario, Kael estaba bastante relajado y sin esfuerzo -. Si tuviera tu don para controlar la Luz, hermano...

La Luz representa para sus seguidores la fuerza vital y poder mágico al mismo tiempo. Debido al arduo entrenamiento al que se someten para controlar dicho poder, pueden manifestarlo para realizar sus poderes pero también pueden ocultarlo para que un enemigo sensor no les detecte. Es más, gracias a esa alteración, usuarios avanzados pueden crear una capa de supresión alrededor suya que incluso oculta las auras mágicas de sus pertenencias. Braria y Kael llevaban suprimiendo su aura desde que entraron al Bosque de los Inquietos para así asegurarse de que Kpim no tenía ninguna oportunidad de reaccionar ante ellos. No obstante, aunque Braria es muy hábil con el poder de la Luz, estaba ya agotada por realizar el esfuerzo de anular su aura durante más de seis días seguidos.
- No te subestimes, padre no te habría elegido para venir si no estuvieras a la altura de la situación -. De pronto Kael se detuvo y su hermana lo hizo también -. Les detecto, están cerca.

- ¿A cuánto?

- A casi un kilómetro de distancia. Espera... -. Kael colocó su mano sobre la tierra y se concentró -. Están en un combate...

- Es nuestro momento entonces -. Braria se llevó la mano a la espada.

- Sí... Ya sabes cuál es el plan, hermana -. Kael se remangó su túnica mostrando su brazo mecánico.

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- No... No... Por favor... -. Suplicaba agonizando el soldado. Su voz de apagó definitivamente cuando una espada le atravesó la boca.

- Estos soldados -. Decía Kpim al mismo tiempo que Christian sacaba la espada del soldado que acababa de asesinar -. Son de Aldmet ¿Se supone que están invadiendo Taneir?

En el centro de un claro en el Bosque de los Inquietos se encontraban Kpim, Malthius y Reckael debatiendo sobre la presencia de soldados de Aldmet en el sur de su reino, más allá de la frontera de los Brell. Alrededor de ellos había más de una veintena de guerreros muertos no solo en el suelo, sino también empalados en los árboles e incluso algunos miembros suyos estaban desperdigados por las ramas de los árboles, habían sido asesinados brutalmente.

- Buen trabajo, Christian -. Felicitó Kpim -. Pero detecto dos individuos mágicos ahí delante...


- ¡Ha llegado el momento! -. Gritó una voz que surgía del bosque, delante de ellos.

- ¡Si, ha llegado el momento! -. Gritó otra voz seguida de la primera.

Kpim y sus hombres vieron como del interior del bosque surgían dos hombres vestidos con túnicas de color rojo. Cada uno de ellos tenía la mitad de su cuerpo adornado como si fueran profesionales estelares de circo. Así pues el que gritó primero tenía la mitad izquierda de su cara pintada de blanco con maquillaje azul y el segundo tenía la mitad derecha de su cara pintada de blanco con maquillaje verde.

- ¿Qué tipo de broma es esta? -. Preguntó tranquilamente Kpim.

- ¡Cállate! ¡Has eliminado a nuestro escuadrón, debes pagar por tu osadía! -. Gritó el de la pintura verde como si cantase una canción -. Le haremos pagar ¿Verdad, Xa?

- ¡Si, Ga! -. Respondió el tal Xa y ambos empezaron a bailar absurdamente -. ¡Hora de enseñarles quienes mandan de verdad!

- Reckael, retrocede -. Avisó Kpim -. Su ataque ya ha empezado -. El sacerdote le hizo caso y retrocedió unos pasos, al fin y al cabo era el único que no poseía una gran capacidad para luchar.

Del baile que estaban haciendo Xa y Ga surgieron unas ondas de color morado que rodearon todo el claro y empezaron a acercarse a Christian, Malthius y Kpim. El elegido de Hextor observó como esas ondas rozaron a sus dos aliados, que intentaron esquivarlo y le ocasionaron heridas cortantes superficiales. Entonces ambos fueron a atacar a Xa y Ga pero los bailarines cambiaron el ritmo de sus movimientos para defenderse con las ondas y que no pudieran acercarse.

- ¡Jajajaja! ¡Con nuestro arte nadie puede luchar! -. Presumió Xa.

- ¡Este será el baile de vuestra muerte! -. Sentenció Ga.

- ¿Esto es todo? -. Kpim dio dos pasos hacia delante sin adoptar una pose de combate ni desenvainar su arma -. Sois dos hechiceros con una notable presencia mágica ¿Y lo único que hacéis es este débil conjuro de evocación? -. Suspiró cerrando los ojos.

- ¡Si esto te parece poco te brindaremos nuestro baile definitivo! -. Gritaron los dos al unísono y seguidamente empezaron a bailar girando como una peonza el uno alrededor del otro. Todas las ondas se fusionaron en una sola, mucho más grande y poderosa, adoptando la forma de una víbora violeta -. ¡Toma esto! ¡Baile de la Víbora! ¡Último Bis!

La víbora se lanzó amenazante sobre Kpim pero este ni se movió. Tan solo necesitó volver a abrir sus ojos, clavando la mirada en la magia ofensiva de esos hechiceros para que la víbora se desintegrase en mil pedazos. Xa y Ga dejaron de bailar y se quedaron atónitos por lo que había pasado.

- ¿Qué ha pasado?... Ni siquiera se ha movido... -. Hablaba con temblequeo y abandonando todo tono rítmico Xa.

- Mi aura -. Explicó Kpim -. Hay tanta diferencia entre vosotros y yo que tan solo he necesitado liberar un poco para que vuestra magia no me pudiese alcanzar nunca.

- No... Es... ¡Es un truco! -. Se intentó auto-convencer Ga.

- ¿Truco? -. Kpim caminó mientras liberaba más de su poder mágico, su contorno se volvió borroso y oscuro y sus ojos se iluminaron de un rojo brillante y profundo. El tal Ga que había osado a discutir sus poderes cayó al suelo echando espuma por la boca, incapaz de poder aguantar la presión mágica de Kpim. Xa intentaba despertarlo rápidamente para que pudiesen huir pero Kpim estaba ya muy cerca y entonces este empezó a llorar como un niño -. No tiene sentido mataros, sois lamentables. Sería un insulto para Hextor ofrecerle vuestra sangre como tributo... Largaos, ahora.

Xa ni le contestó. Valoró esa oportunidad que le había dado el destino para coger a su hermano a cuestas e irse corriendo lo más rápido que podían alejándose de la propia muerte.

Pero entonces Kpim escuchó un sonido cortante desde atrás. Christian y Malthius también se giraron. La cabeza de Reckael se encontraba en el suelo mientras su cuerpo aún seguía de pie emanando sangre como si fuese una fuente. Un segundo después cayó al suelo y Kpim vio de quien se trataba. Había una mujer en el otro lado del claro, estaba vestida con una elegante armadura sobre ropas de color celeste, sobre el pecho tenía un pequeño tabardo con un símbolo blanco parecido a un cetro; Llevaba una lanza de metal sin punta en su espalda y una espada en sus manos de la que emanaba un aura brillante de color blanco. Esa mujer se giró y Kpim vio su rostro, bastante joven, sin ningún tipo de imperfecciones y con unos ojos marrones rojizos que reflejaban una decisión inquebrantable.


- Esa mujer... -. Kpim se quedó pensativo -. Es fuerte.

- Señor... -. Habló Malthius -. Con todo el respeto hacia Reckael pero matarle no convierte a su asesino en alguien poderoso.

- No es por eso. Ella...

No he sido capaz de detectar nada... 

- ¿Cuál es tu nombre, mujer? -. Preguntó Kpim con respeto.

- Soy Braria Karzkart y he venido a ajusticiarte, Kpim -. Respondió ella con seguridad.

Kpim alzó su ceja síntoma de leve sorpresa al ver que ella sabía su nombre. Después bajo su mirada sonriendo mientras cerraba los ojos.

- Solo hay una razón para que me llames por ese nombre y no por otro... Akshael debe haberte hablado bien de mi -. Kpim caminaba lentamente hacia Braria, que se encontraba en guardia analizando la situación -. No obstante, tengo dos malas noticias para ti: La primera es que ese tal Kpim murió hace unas semanas; Y la segunda... Es que has sido bastante estúpida al hacer un ataque directo de esa forma... -. Kpim cargó hacia ella sin desenvainar el arma, tan solo con sus puños.

Braria adoptó una pose defensiva propia de un lancero pero lo hizo aún sin cambiar su arma, espada en mano. Esperó hasta que su enemigo lanzase el primer golpe, que resultó ser un puñetazo en línea recta. Con un increíble movimiento cuerpo a cuerpo desvió el ataque de Kpim lo suficiente para que pudiese contraatacar con su arma, ocasionando un corte a través de su armadura del que brotó un poco de sangre. Braria saltó hacia atrás para coger distancias de nuevo.

No ha intentado esquivar o bloquear mi ataque... ¿Está subestimandome? -. Pensó ella.

- Un gran contraataque -. Elogió Kpim -. Reconozco que al menos sabes defenderte, no como estas sabandijas -. Comentó mencionando a los cadáveres de los soldados de Aldmet -. Te has ganado el derecho de que luche contra ti de igual -. Desenvainó finalmente su espada de la Noche Carmesí -. a igual.

- Tengo algo que preguntarte... ¿Por qué vas hacia el sur? Hacia Taneir...

- Necesito algo de vuestro reino, señorita Karzkart -. Se limitó a contestar Kpim.

Braria no continuó hablando, se lanzó a la carga con bastante prisa ahora. Kpim la esperó hasta que estuvo a distancia y lanzó un ataque en horizontal con su mandoble que Braria esquivó y para sorpresa del paladín de Hextor, siguió de largo corriendo. Kpim se giró rápidamente, la guerrera corría hacia Malthius como si fuese una flecha blanca. El nigromante se estaba acercando a Reckael para devolverlo a la vida pero Braria no lo iba a permitir; Creó a través de sus manos unas cadenas hechas de pura energía que se enrollaron alrededor del muerto viviente impidiéndole cualquier movimiento. Luego se giró esperando el contraataque de Kpim pero este estaba en el mismo sitio donde había lanzado el ataque, observando la situación.

- Cadenas sagradas, le has bloqueado por completo... Pero no ha sido producto de ningún conjuro -. Mencionó él -. Y ese símbolo divino... Sinceramente, no logro reconocerlo...

- Te estás enfrentando a una enviada de la Luz, rata de Hextor.

- ¿La... Luz? -. Preguntó lentamente, como si no consiguiera entenderlo -. ¿Qué tipo de broma es esta? Esperaba que fueses mejor que los dos payasos que vinieron antes pero con eso has perdido todo mi respeto. Se supone que si tu eres la Luz... ¿Yo soy la oscuridad?

- ¡Así es! ¡La oscuridad que debe de ser arrancada de este mundo!

- ¡Qué tontería! ¡En este mundo no existe luz ni oscuridad, solo sombras difusas que cada uno percibe de distinta forma! -. Kpim empezó a emitir su aura oculta. Volvía a usar el poder de Hextor en su interior después de meses -. Además... No me compares con algo tan banal como la oscuridad... Yo soy el Señor de la Tiranía.

A pesar de que Braria decidió sacar su lanza para combatir contra un Kpim se había puesto en serio, no tuvo nada que hacer. El paladín de Hextor cargó contra ella sosteniendo su mandoble con una sola mano mientras que con la otra efectuaba un único sello.

Ese sello... No es un conjuro divino... ¡Es uno arcano! ¿Qué... 

Fue demasiado tarde cuando se dio cuenta de lo que había ocurrido. Una mano translucida surgió detrás de ella golpeándola lo suficientemente fuerte para que volara por los aires en la misma dirección por la que llegaba Kpim...

- ¡Puño de Hextor! -. Gritó él justo cuando tenía a su rival cuerpo a cuerpo.

Una onda oscura surgió del mandoble de Kpim impactando en Braria a bocajarro y mandándola de lleno contra los árboles. El haz de energía del paladín arrasó varios árboles hasta que finalmente estalló en una gran explosión. Kpim suspiró mientras miraba su mandoble.

- No debería de perder los nervios con tanta facilidad... Pero esa idea absurda de la luz me ha dado fatiga... -. Se dio media vuelta para liberar a Malthius de las cadenas sagradas y resucitar a Reckael. Christian sin embargo se encontraba quieto observando toda la situación -. También debería darte algo más de libertad, Christian. Eres capaz de quedarte quieto en mitad de un combate recibiendo heridas innecesarias hasta que de la orden de luchar...


- Buen trabajo, hermana -. Escuchó entonces Kpim detrás suya. El paladín se giró y vio la silueta de un hombre muy alto y fuerte que salia entre el humo con Braria inconsciente cargada sobre uno de sus hombros -. Ahora descansa, yo me encargo.

- Vaya... Así que no venía sola. Muy elogiable eso de dejar a tu hermana luchar sola contra el peligro solo para analizar la situación, digno de esa "Luz" que mencionáis... - Comentó sarcásticamente Kpim.

El paladín ya podía ver mejor al hombre después de que este saliera del todo del humo. Se trataba de una persona musculosa vestida con una túnica de color azul que tapaba incluso su rostro, aunque no por ello podía ocultar una larga barba castaña que surgía de él. En el centro de las vestimentas tenía también el mismo símbolo de la Luz que Braria, pero este estaba iluminado de un color azul brillante.

- Desgraciadamente.... Debo quedarme atrás para despertar mi poder antes de poder luchar... -. El hombre dejó a Braria en el suelo y la cubrió con un manto de energía blanca. Kpim notó como las heridas que tenía la guerrera producto de su Puño de Hextor estaban sanando.

- ¿Y bien? ¿Quién eres tú? -. Kpim seguía con su mandoble desenvainado.

- Mi nombre es Kael Karzkart y soy, al igual que mi hermana Braria, un miembro de la Luz. Los dos tenemos la misión de capturarte, vivo o muerto. Y también la de devolver a Christian a nuestro reino ahora que he descubierto que sigue vivo.

- Bueno... Al menos espero que no haya un tercero escondi...

- Sin embargo -. Interrumpió Kael -. Has mostrado poderes que no están dentro de nuestro rango de información. Poderes arcanos...

- Exacto -. Afirmó él -. Y esto es solo una fracción de mi nuevo potencial.

- Ya veo... ¿Me mostrarás entonces todo ese potencial o voy a tener que obligarte? -. Kael alzó los puños adoptando una pose de combate propia de un luchador de artes marciales.

- Eso dependerá de ti, Kael -. Contestó sonriendo Kpim, que no estaba dispuesto a caer en su provocación.

Kael cargó con una gran velocidad a por Kpim. Durante la carga saltó al mismo tiempo que su puño derecho se iluminó hasta ser casi incandescente.

- ¡Golpe de Luz! -. Gritó él justo antes de efectuar el golpe. Pero de pronto se estrelló contra un muro invisible que detuvo su ataque de inmediato. Kpim realizó un pequeño sello y fue él el que atacó ahora con su mandoble. Esta vez no había ningún muro de por medio y Kael tuvo que retroceder para intentar esquivarlo, pero fue inútil. El mandoble se clavó de lleno en el pecho a pesar de que este se sacó la hoja rápidamente de un salto hacia atrás. La sangre a borbotones surgía de la herida fatídica que su rival le había ocasionado. Kael cayó al suelo de rodillas debido al dolor y la perdida brutal de sangre -. Un muro de fuerza... ¿Hasta dónde llega tu poder?

- Ya te he dicho... -. Repitió Kpim mientras se acercaba a él para rematarle-.  Que esto es solo el principio. Eres peor que tu hermana luchando...

Pero Kpim se vio obligado a retroceder debido a un ataque que llegó de la nada. Una cadena brillante, como la que conjuró Braria antes, impactó en el suelo donde milésimas de segundos antes estaba él. El paladín alzó su mirada para buscar a la guerrera y confirmó que todavía seguida en el suelo detrás de Kael mientras sus heridas se sanaban por la cúpula brillante que este había conjurado alrededor suya. Entonces se giró y vio como otra silueta aparecía del bosque, concretamente de las ramas de uno de los árboles. Una figura alta y delgada, de una mujer. Pero...

- ¿Qué significa esto... -. Preguntó Kpim.

La mujer llevaba la misma indumentaria que Kael. Misma túnica del mismo color ocultando también su rostro y el mismo símbolo brillando en su pecho. Si fuera solo eso podría ser que visten iguales, pero Kpim detectó en ella el mismo aura que en Kael. La mujer conjuró de nuevo un par de cadenas que fueron a por Kpim a una velocidad alarmante. Bloquearlo con su espada o esquivarlo era inútil, el ataque era demasiado poderoso y rápido; El paladín tuvo que conjurar de nuevo su muro de fuerza para detenerlo.

- ¡Te tengo! -. Gritó la mujer pero lo hizo con la misma voz con la que habló Kael. Kpim estaba descolocado por todo lo que estaba ocurriendo y casi no vio lo que estaba sucediendo. Las cadenas cambiaron de dirección en pleno transcurso del ataque... Fueron hacia arriba para sortear el muro de fuerza y luego hacia abajo a por el paladín.

¿Qué está pasando?

Sin embargo, gracias al cambio de dirección, tuvo el tiempo suficiente para reaccionar y esquivarlas dando un nuevo salto hacia atrás. Estas se clavaron en el suelo y se quedaron inmóviles.

- Te tengo -. Escuchó Kpim decir desde detrás suya. Se giró pero ya era demasiado tarde...

Kael estaba detrás suya pillándole totalmente con la guardia baja. Con el puño nuevamente sumido en un baño de energía pura le propinó un puñetazo tan brutal que su rival salió volando varias decenas de metros atravesando numerosos arboles y finalmente estampandose contra el suelo con un gran estruendo. Kpim empezó a levantarse... Realmente estaba algo aturdido.

Ese puñetazo no era normal... 

Caminó volviendo al terreno de combate. Allí le estaban esperando Kael y la mujer que hablaba como él... Pero había alguien más. Un sujeto de corta estatura, debía de ser un gnomo, mediano o enano; También vestido con las mismas ropas que Kael y la mujer, estaba al lado de un atrapado Christian. El ex-paladín de Heironeous estaba apresado con algún hechizo que había realizado aquel sujeto y después de que este conjurara una última palabra, Christian desapareció.

- Ya veo... Así que habéis venido todo un escuadrón para capturarnos...

- Te equivocas -. Dijo Kael y después hablaron la mujer, el pequeñajo y la mujer al mismo tiempo y con la misma voz -. Todos nosotros somos Kael.

Kpim no ocultó su sorpresa. Ahora poseía el conocimiento y dominio tanto de las artes arcanas como de las divinas. No obstante, no conocía nada que se pareciese a lo que estaba ocurriendo ante sus ojos.

- Objetivo uno cumplido, Christian capturado -. Dijo el pequeñajo con la voz de Kael -. Objetivo dos... Ahora vas tú... Kpim.

- Y deberías de tener más cuidado con no perder tu arma, Kpim -. Dijo el grandullón. Kpim miró sus manos, estaban desnudas, sin su Noche Carmesí. Estaba tan centrado en buscar una respuesta a lo que le estaba pasando que no cayó hasta ese momento en el hecho de que cuando él le golpeó con su puño fue desarmado. El paladín alzó la mirada y vio al grandullón con su espada en la mano.

- Sello -. Dijo este y su mandoble quedó impregnado por una runa de color blanco. Kpim intentó atraer su mandoble con un hechizo de telequinesis pero no podía.

- Bien... Muy bien. Kael... -. El elegido de Hextor hablaba nerviosamente, con un temblor que invadía su cuerpo. No solo había perdido los estribos sino que una terrible emoción le invadía su ser. La emoción de ver aplastado todos esos cuerpos aplastados por su poder. Conjuró un hechizo con el que desaparecieron Malthius y los restos de Reckael. No iba a permitir que más de sus hombres resultaran heridos o capturados, además así podría luchar con todo su poder sin cuidarse de herirlos o no -. Cuando dejes de jugar a las marionetas... Podremos comenzar... -. Kpim no entendía el poder de Kael del todo pero debido a los hechos que tenía ante él había llegado a esa hipótesis.

- No son marionetas -. Escuchó decir a Kael pero su voz  no surgió de ninguno de los tres sujetos que tenía enfrente suya, sino de más allá. Un nuevo cuerpo humanoide caminaba hacia el claro del bosque, nuevamente con las mismas características visuales en sus ropas que todos ellos, pero físicamente era muy distinto; Era más bajo que el grandullón, más esbelto que la delgada mujer y su brazo derecho era mecánico. Además, era el primero de todos que se presentaba con un arma encima suya, llevaba una extraña lanza doble de hierro en su espalda -. Son compañeros... Estas personas eran amigos con los que he luchado codo con codo en el pasado. Amigos no solo de la Luz sino de otras deidades también. Todos unidos por la misma causa y todos jurándome en su momento de muerte que su camino no se torcería incluso en el final. Ellos me suplicaron que llevara en mi su voluntad de combatir y así he hecho -. Detrás del Kael del brazo mecánico había otros dos más: Una mujer cuyo pelo rubio se dejaba ver a través de la capucha y otro de un hombre de tez morena -. Siempre estarán a mi lado, luchando contra lo que prometieron destruir. Su voluntad siempre estará conmigo -. Todos los Kael se pusieron uno al lado del otro -. Te presento, Kpim... Las Seis Sendas de la Luz.

Braria recuperó la consciencia hace unos segundos y escuchó toda el discurso que acababa de dar su hermano. Observó a todos y cada uno de los miembros de los que se componía Las Seis Sendas, que también fueron amigos suyos en el pasado...

Relf -. Recordó refiriéndose al grandullón -. Siempre me maravillaba tu demostración de fuerza bruta en combate.

Xania -. Refiriéndose a la mujer alta y delgada -. Fuimos rivales hasta que me salvaste la vida... Jamás te lo agradecí lo suficiente.

Glim -. Refiriéndose al pequeñajo -. Siempre he tenido una fobia a los gnomos, me aterraban realmente... Pero contigo era imposible no reirse de tus chistes.

Ielenia -. Refiriéndose a la mujer rubia -. Todavía me acuerdo de aquella misión en Descenso Garet. Tu demostración de magia fue impresionante.

Abdil -. Refiriéndose al moreno -. Siempre te molestaba cuando imitábamos tu acento y nos retabas a duelos.

Uno a uno, Braria fue recordando a su cinco compañeros y los momento que vivió con ellos. Aquel grupo representaba como una unión entre la Luz, Heironeous y Kord. Pero el mal venció aquella vez... Entonces miró a su hermano.

Mi hermano es un Emisor y Manipulador a la hora de usar la Luz. Pero cuando libera su poder, cambia a Especialista y es capaz de controlar a nuestros compañeros caídos en batallas como símbolos de la voluntad que tenían para luchar contra el mal. Es entonces cuando el verdadero poder de mi hermano sale a relucir... Cada uno de ellos domina una de las escuelas de poder de la Luz... 

- Entiendo... -. Comprendió Kpim al ver la herida en Relf -. Así que por eso me propinaste ese puñetazo a pesar de que te había alcanzado un punto vital. Pero entonces ¿Por qué intentaste esquivarlo? ¿Para intentar ocultar tu poder?

- No -. Respondió rápida y rotundamente Kael -. Por mucho que no puedan ser afectados por ataques normales no voy a permitir que sean heridos sin más, como si fuesen meros escudos de carne.

- Ya veo... -. Kpim se intentó calmar para concentrarse en el combate. Kael realmente había conseguido el respeto del paladín de Hextor al pronunciar aquellas palabras. Dicho de otra forma, Kael había conseguido que Kpim se pusiese en serio a partir de ahora.



- Mi misión... -. Comentó Kael -. Consistía en capturarte vivo o muerto. Pero me di cuenta de una cosa cuando hablé con Akshael. Su luz interna vibraba en ese momento que charló conmigo... Vibraba de ira e impotencia. Desea ser él quien esté delante tuya para traerte de vuelta de la oscuridad, Kpim. Lamentablemente el destino nos ha llevado a que sea yo quien luche contra ti. Así que al menos -. Kael se preparó para luchar cogiendo su lanza metálica -. Cumpliré su voluntad, la que nunca llegó a declarar... Y te capturaré... Vivo, para entregarte a Akshael.

- ¿Traerme de vuelta de la oscuridad? -. Kpim soltó una gran carcajada -. Muy propio de Akshael. Debe de pensar que soy igual de débil que él y que todavía tengo a Orek en mi interior manipulándome. Para tu información -. El paladín realizó un sello con ambas manos. Su aura mágica se condensó hasta formar la figura de Orek por encima suya -. Dominé a ese estúpido sacerdote hace mucho tiempo. No hay nadie que me haga estar atrapado en ningún lado. Soy libre... Más libre que nunca... Y más poderoso...

Kpim conjuró rápidamente antes que sus enemigos se pusieran en guardia y desapareció en un instante. Apareció en la espalda de Kael con su mano derecha brillando con un aura rojiza oscura. Si lo tocaba era el fin... Pero Relf salió al cruce preparando un puñetazo contra Kpim. Si el paladín continuaba con su ataque, no podría esquivar el poderoso golpe del grandullón, que esta vez iba directo a su cabeza. Así que se vio forzado a detenerse y esquivarlo, seguidamente dio un salto para esquivar las cadenas que conjuró nuevamente Xania. En pleno aire, Kpim conjuró dos manos gigantes translucidas, como las que realizó contra Braria, para detener el desvío de las cadenas que era capaz de realizar la transformadora. Cuando el paladín cayó al suelo de nuevo tuvo que conjurar otra vez, esta vez un hechizo que transformaba su brazo derecho en uno varias veces más grande de piedra, para detener la acometida que realizó Abdil con dos espadas hechas solo de luz. El materializador intentó una única estocada con ambas armas que Kpim se apresuró a bloquear con su brazo de piedra. Las espadas se clavaron de lleno, impidiendo el movimiento a Abdil si quería seguir sosteniendo ambas armas, pero él lo que hizo fue romperlas en decenas de fragmentos que quedaron flotando por el aire. Entonces Kpim se dio cuenta de como el gnomo, Glim, había realizado un sello y controlaba todos esos fragmentos que le rodearon. Luego, con un último movimiento de ejecución todos ellos fueron disparados a una gran velocidad.

Ha dejado un punto ciego en su ataque... Arriba.

Kpim saltó para esquivarlo y en pleno aire divisó a Relf de nuevo con su puño cargado listo para golpearle. El paladín intentó conjurar otro muro de fuerza pero no le dio tiempo del todo así que a pesar de que le sirvió para bloquear el golpe, no sirvió para anular la inercia del poder de ataque y salió despedido sin remedio... Hacia la dirección donde se encontraba la rubia, Ielenia, la cual lanzó a través de sus manos una extraña bola de fuego de color blanco que impactó en Kpim. La explosión fue considerable e incluso hizo que prendieran varios árboles de ese fuego extraño. Las Seis Sendas de Luz se acercaron hasta el lugar donde había estallado la bola de fuego, esperando a Kpim.

- Eso no te ha derrotado -. Dijo Kael -. Sal, Kpim.

Es un verdadero problema... 

El humo se comenzó a disipar y entonces una luz negra brilló en su interior.

Tener que luchar contra tantos enemigos poderosos...

La silueta de Kpim ahora era distinta. Kael y sus compañeros se prepararon para proseguir el combate y entonces lo vieron.

Sin mi espada... 

Kpim estaba envuelto por un caparazón mágico de color negro con leves tonos rojizos. Ese caparazón le rodeó hasta quedar encajado para así convertirse en una armadura de la cual no se distinguía si estaba hecha de energía o de una bruma densa de pura oscuridad.

Sin que Kael se moviera un centímetro durante mi ataque... 

- ¿Este es todo tu poder, Kpim? -. Preguntó Kael seriamente. Kpim o lo que fuera aquello no respondió -. Es inmenso... Es como un agujero negro en mitad de un valle de energía pura...

Teniendo que liberar este poder a las primeras de cambio... Qué vergüenza... 


Kpim desapareció de la vista de todos e instantáneamente apareció detrás de ellos, a varios metros de distancia. Pero había una diferencia, Kpim tenía la espada de nuevo. Se la había arrebatado a Kael de sus propias manos y con un leve movimiento, eliminó el ridículo sello de la Luz que había sobre él. Kael estaba impresionado, ni siquiera había notado nada al perder de sus manos el arma de su rival...

- Tus hombres... No pueden morir... Pero -. Hablaba Kpim con una voz fría y tenebroas. Deaspareció nuevamente y entonces Kael se giró para ver lo que había ocurrido. Ralf había atravesado por la Noche Carmesí de su rival. Seguidamente este explotó en miles de trozos de carne, sangre y vísceras que se esparcieron por todo el claro -. Si los convierto en polvo... No puedes controlarlos ¿Verdad?

- ¿Qué es esto...? -. Se preguntaba Kael. Ese poder estaba fuera de todo lo que había visto en su vida. Miró su lanza y notó que era inútil sostenerla. Había una diferencia gigante de poder entre él y Kpim... Pero no se iba a rendir... -. Hermana. -. Braria se estaba levantando ya con sus heridas ya sanadas y con el mismo gesto de terror que tenía Kael bajo su capucha -. Sal de aquí, ya.

- ¿¡Qué estás dicien...

- ¡YA! -. Gritó Kael -. O si no, no garantizo que vayas a salir con vida de aquí...

Necesito que me deis tiempo. amigos -. Pensó Kael y las Sendas restantes se pusieron enfrente suya para protegerle -. Lo siento, Relf... Todos.... Lo siento... 

Por primera vez en su vida, Kael admitió que la Luz no era suficiente para luchar contra su rival y tuvo que romper su promesa para acabar con su enemigo. La promesa de que no iba a usar a sus amigos como escudos en un combate, pero no había más remedio. Incluso rompiendo su honor, se aseguraría de que el mal no se extendiera más por este mundo... El mal más grande que había visto nunca... Ese ser que tenía frente suya...

Xania, Glim, Ielenia y Abdil se lanzaron al ataque a por Kpim para darle tiempo a Kael para efectuar su ataque más poderoso. A pesar de que el paladín sabía lo que iba a suceder, por mucho que intentaba acercarse a Kael era repelido por los demás incluso cuando se teletransportaba. No iban con la intención de atacarle, de hacerle daño, de destruirle... Solo efectuaban movimientos defensivos para evitar que se acercara a su presa. No tenía más remedio entones...

Se lanzó a por Abdil que había conjurado esta vez una lanza de luz. Alzando su Noche Carmesí rompió la lanza hecha de luz y con un segundo ataque cercenó en dos su cuerpo. A pesar de que Kpim fue atraído por el efecto manipulador de Glim solo necesitó realizar un pequeño Puño de Hextor para convertir al gnomo en polvo. Las cadenas de luz le rodearon y atraparon, pero estas se desintegraron al instante cuando hicieron contacto en la vil armadura de Kpim. No obstante, al paladín le dio tiempo a agarrar una y tirar de ella para acabar empalando finalmente a Xania y destrozándola como hizo con Relf.

Kael no pudo ver aquella masacre, cerró los ojos mientras se concentraba pero no por ello pudo contener una lágrima que se le terminó escapando.

- Ya solo queda uno... -. Comentó mientras caminaba a por Ielenia -. ¿Este es el poder de la tan aclamada Luz? Ya sea Heironeous o simple Luz... Todos sois unos hipócritas... Vivís para exterminar monstruos pero ¿En qué te convierte a ti esto, Kael? -. Preguntó refiriéndose a los pedazos de sus amigos desperdigados por el campo de batalla.

- ¡Suficiente! -. Exclamó Kael. Su lanza estaba imbuida por completo en luz e incluso tintineaba levemente como si estuviese intentando contener un gran poder en ella -. ¡Ya es suficiente! ¡Aquí se acaba todo, Kpim! ¡Este es mi último ataque!

- ¡Muéstrame lo que tienes, Kael! -. Gritó en respuesta a Kael. Kpim se preparó con su mandoble para responder también -. Y por última vez... ¡Kpim está muerto! -. Su mandoble comenzó a brillar como hace de costumbre cuando va a lanzar el ataque favorito de Kpim.

Kael cargó con todas sus fuerzas mientras desinvocaba a Ielenia...
Kpim cargó también.

Ambas armas chocaron, formando un contraste en el Bosque de los Inquietos. Un contraste de Luz y Oscuridad.

- ¡Génesis de Luz!
- ¡Puño de Hextor!

Hectáreas de bosque fueron desintegrados aquel día tras ese choque fatídico. Pero al final solo quedó uno...

La energía vil se disipó finalmente y Kpim volvió a la normalidad. No había rastro de nadie a su alrededor, ni sangre, ni extremidades, ni un simple jirón de tela de su túnica... No había nada. El paladín puso la mano en el suelo y cerró los ojos. Pasados unos segundos los volvió a abrir y sonrió sarcásticamente.

- Huyó...



Lejos ya de allí, Braria caminaba llevando a caballito a su hermano casi inconsciente de lo gravemente herido que estaba. La misión había sido un fracaso, pero no rotundo. Ahora sabía a lo que se enfrentaban, se encargaría de transmitir a todos el poder de Kpim para que se preparen. Además, tenían a Christian en su poder.

- No hemos capturado a Kpim pero tenemos la información y a Christian, hermano -. Le comentó ella mientras seguían huyendo por el bosque, ocultando su Luz para que Kpim no pudiese seguirles -. Informaremos a Padre, a Alleria, a todos... Todos sabrán el terror que anda suelto.

Pero Kael no respondió. Por encima de todas las heridas, por encima de todo el dolor que estaba sufriendo producto del choque entre Kpim y él, tenía un vacío en su interior. Sus mirada reflejaba una inexistencia personal profunda...

 De una persona que tuvo que romper su promesa para intentar hacer el bien en el mundo sin que al final siquiera lo consiguiera.

De una persona cuyo poder no ha sido suficiente para lo que juró combatir.

De una persona cuya Luz se apagaba...

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