
Al amanecer, el grupo, hambriento, decide ir a por comida fuera. Ike fue el encargado de cazar liebres y lo consiguió eficientemente, pero no se libró de que fueran sus antorchas las encargadas de encender un fuego para cocinarlas. Tampoco se libró cuando, después de una dura jornada de viaje, tuvo que desprenderse de más antorchas para encenderlas en la periferia del campamento improvisado que montaron los jugadores. Fue entonces cuando Raenia escuchó un ruido proveniente del lado contrario del camino. Despertó a Akshael e Ike y después de que el Guerrero se adentrara en la oscuridad con el oso, no encontraron nada.
Al día siguiente, ya estaban cerca de salir del bosque pero no sería fácil. Ike, que estaba al cargo de cazar de nuevo para desayunar, fue de nuevo con arco y flechas en busca de algo comestible, pero esta vez falló. En cambio, escuchó el mismo ruido que escuchó Raenia la noche anterior. Raenia, que estaba en el Camino Real esperando a Ike, también escuchó los mismos ruidos por sus alrededores. Finalmente decidieron juntarse y prepararse para el combate.