29 jul 2015

El verdadero Señor de la Tiranía (parte I)


Lo que empezó siendo su lugar de negocio y terminó como lugar de liberación, se alzaba allí, ahora como una maravilla contrastando lo que era antes: Un amasijo de pobreza y desolación. La silueta translucida del pasado ahora era totalmente discernible pareciendo más una persona que un fantasma; Caminaba a su lado como uno más y observaba todos los cambios desde la última vez que estuvieron allí.

- Al parecer las cosas van bien aquí ¿No crees, Kpim?

- No te pierdas en halagos que te cuestan tanto soltarlos que parece que vas a explotar, Orek. Hemos venido a lo que hemos venido, recuérdalo.

- Y tú deberías de recordar que hay otra forma de conseguir las cosas. Te estás dejando llevar mucho por los recuerdos del pasado... 

- ¿Te jode que haga algo que no quieres? ¿Estás deseando tomar el control de mi cuerpo y hacer lo que te de la gana, verdad?

Orek no dijo nada una vez más y Kpim continuó hablando mientras ambos caminaban por las calles de la periferia de la ciudad.

- Siempre callas cuando menciono este tema, debes de estar impaciente.

- Hablas con ese tono chulesco todo el rato cuando soy tu maestro, con Akshael no te ponías así.

- Akshael era desinteresado, no me alimentaba como un cerdo para luego llevarme al matadero como estás haciendo tú.

- Yo solo quiero guiarte por el camino correcto, cosa que no estás haciendo... Además, hay otra forma de que vuelva a tener un cuerpo físico, no necesito el tuyo.

- ¿Ah, sí? Pues que raro que lo menciones ahora después de tanto tiempo.

Y una tercera voz surgió de la nada en mitad de la desierta calle nocturna.

- Normalmente no soy el que da la bienvenida directamente a Granja Fertl pero ya me han advertido de tu llegada, Kpim. 

Allí estaba, en mitad de la calle, un viejo conocido de Kpim y el antiguo grupo al que él se unió a partir de lo que ocurrió allí. 

- Buenas noches, Noz. Deberías llamarme por mi nuevo nombre, Lord Ashkael, como muestra de respeto.

- ¿Lord Ashkael? ¿No te parece una copia barata? 

- No he venido aquí a discutir sobre eso, Noz. Si te han advertido de mi llegada ya deberías de saber a qué he venido.

- Pues la verdad es que no -. Noz caminó hacia delante mientras desenfundaba sus dagas -. Pero si se lo suficiente de ti para saber que te has convertido en una terrible amenaza.

Kpim miró a Noz con sus dagas desenfundadas y soltó una carcajada irónica como burla que llamó la atención del pícaro.

- ¿No pretenderás luchar contra mi, verdad? -. Desenfundó su mandoble rúnico mostrando su aspecto mejorado por las cargas completas -. Vamos, Noz. No hagas el ridículo... Se de sobra que eres capaz de dar la vida por esta ciudad pero dime... ¿Serás capaz de defenderla mientras estés vivo? -. Tras eso alzó su mandoble y de él surgieron varias esferas de color rojo brillante que fueron a parar al suelo y tras unos pequeños destellos, surgieron alrededor de Kpim casi una decena de esqueletos equipados con armadura y espadas -. ¿Qué harás ahora?

Noz se quedó asombrado por el poder que mostraba Kpim ante él. En su rostro se vio el reflejo de que al parecer se había dado cuenta de que había adquirido el poder suficiente como para no luchar solo contra él, sino contra toda la ciudad a la vez. Tras aceptar que era inútil entrabar combate contra él, bajó las dagas.

- Estamos en guerra ¿Lo sabes? Los Barlis han convocado a sus abanderados y han marchado hacia el sur. Si quisieras podrías conquistar la ciudad con ese poder y no deseo eso...

- No digas tonterías, Noz... Los Barlis nunca han prestado ayuda a ciudades como la de Granja Fertl así que no sueltes eso como excusa. Afortunadamente para ti no tengo intención de conquistar la ciudad ni matar a nadie de aquí, a no ser que tus acciones me lleven a hacerlo.

- ¿Entonces qué es lo que quieres? -. Preguntó Noz deseando saber ya cuál era el motivo por el que Kpim estuviera allí.

- A esto es a lo que me refería, Kpim -. Interrumpió Orek -. Vas a conseguir aquello a por lo que vienes sin matar a nadie... Y la experiencia me ha enseñado que aquel que dejas vivo hoy puede ser enemigo mañana.

- Cállate viejo inútil -. Saltó Kpim perdiendo un poco los estribos y Noz hasta se asustó un poco por su reacción, que bajo su punto de vista, el paladín de Hextor hablaba solo -. Bueno, Noz ¿Por dónde ibamos? Ah, sí... Necesito a alguien de tu ciudad. Se refugió aquí tras ir de sitio en sitio sin parar de huir. Y ahora se ha escondido aquí.

Noz se sentía furioso e impotente por no poder hacer nada para evitar las exigencias de Kpim, pero la realidad era la realidad. No podía luchar contra lo que era capaz de liberar el paladín ni tenía suficientes hombres para hacerles frente.

- Está... bien. Prométeme que no matarás a nadie en la ciudad y te daré vía libre para buscarlo. 

- No necesito prometerte nada, tu procura que nadie se meta en mi camino y no tendrás que lamentarte de nada. 

Las próximas horas estuvieron centradas en la búsqueda por la ciudad de aquel a que andaba buscando aunque no estuvo mal visitar la parte urbana de la ciudad que fue donde se celebró la victoria de los rebeldes contra Ganston Fertl y también la parte industrial, que ahora ya presentaba un aspecto mejorado y depurado. Kpim advirtió como le seguían guardias de lejos para observar sus movimientos y actos; Kpim no pudo evitar sonreír al ver tal esfuerzo tan inútil. Visitando tabernas y preguntando a los encargados y clientes habituales descubrió el paradero de aquel al que buscaba. Se había escondido en una de las casas ahora abandonas de la periferia de la ciudad. Volvió a salir de la parte central y viajó hasta el escondrijo donde se escondía. Los soldados le habían seguido hasta allí también y a pesar de sus intentos de ir de manera discreta y sigilosa, Kpim advirtió perfectamente de cuántos eran y dónde estaban.

Pero ya no se iba a detener. Clavó el mandoble en la puerta destartalada de madera y la destrozó del todo.

- Se que estás aquí, clérigo de Hextor -. Decía Kpim en voz alta mientras entraba en la oscura vivienda -. No te escondas y todo será más fácil.

Pero hubo otro tipo de respuesta, en forma de sollozos. Kpim iluminó con su brillante mandoble para ver de qué se trataba y vio que aquellos lamentos provenían un matrimonio de aldeanos junto con su hija que estaba muy asustada.

- ¿Dónde está? Se que está aquí, escondido... -. Pero la familia no le respondio, simplemente abrazaban a su hija para protegerla de aquel invasor en su hogar -. No tengo tiempo para tonterías... -. Y clavó su mandoble en el suelo para hacer surgir una onda roja brillante que se extendía por el suelo como si de agua se tratase. La familia gritó y eso fue el colmo para la paciencia de los guardias, los cuales entraron en la vivienda.

- ¡Se acabó puto loco de Hextor! ¡No vamos a permitir que asesines inocentes aquí en Granja Fertl! -. Gritaban mientras rodeaban a Kpim. Al principio se movieron cautelosos al ver aquel manto rojo en el suelo pero tras comprobar que no hacía daño alguno, se encararon con el paladín.

- Soldados estúpidos... ¿Acaso no os lo ha advertido vuestro líder? Estaos quietos y no habrá repercusiones.

- ¡No vamos a permitir que hagas lo que quieras mientras siembras el miedo entre estas personas! -. Gritó uno justo antes de atacar. Kpim no necesitó ponerse en guardia para defenderse de alguien tan débil. Había adquirido tanto poder en las últimas semanas que para él ellos eran como cucarachas. Simplemente le miró y el soldado frenó su ataque para soltar también el arma y llevarse las manos al cuello, se ahogaba, El resto de guardias no sabían muy bien qué hacer cuando vieron esa situación. Kpim, en cambio, solo necesitaba esperar hasta que el manto recubriese toda la casa.

- ¿Vas a seguir dejando que te falten el respeto de esta forma, Kpim? -. Susurró Orek a su lado -. Advertiste a su líder de lo que ocurrió y aún así te han estado vigilando como a un ratón.

Kpim no dijo nada y, aunque lo odiaba, admitió que tenía razón.

- Bien -. Reconoció Kpim -. Venid, perros. Os enseñaré a que sepáis dónde está vuestro límite -. Dio un paso hacia delante para acercarse al guardia que seguía ahogándose y tosiendo en el suelo; Y le clavó el mandoble para acabar con su sufrimiento -. No os preocupéis, bajaré mi poder para que no os abrume y sintáis que podéis detenerme.

- ¡Monstruo! -. Gritaron varios antes de lanzarse a la carga. Kpim luchó con muchísima tranquilidad, gracias al conjuro desacralizador que había ejecutado, aquel al que buscaba no podría salir del área roja, bueno, nadie podría. Bloqueando los ataques de sus enemigos fue acabando con los guardias sin sufrir ni un solo rasguño. El potencial de Kpim abrumaba tanto a los guardias que para cuando se quisieron dar cuenta de lo que sucedía no podían escapar. El paladín, incluso, esquivaba los ataques que venían desde puntos ciegos suyos como desde la espalda. Acabó con la vida de casi una veintena de guardias sin mancharse la armadura.

- Por fin ha cesado el grito de estos perros. Bien hecho, Kpim. Ahora acaba con ellos -. Dijo Orek señalando a la familia que seguía en el rincón de aquella casa llorando del terror -. Que aprendan por no saber responder a un ente superior.

- Cállate, viejo. No voy a matarles. Los guardias han querido morir porque han venido tras mía para desafiarme. Ellos no tienen la culpa de nada -. Les miró con aire de condescendencia -. Yo también estaría así si no fuera capaz de defenderme de un monstruo, que así será como me ven. No os preocupéis, me iré de aquí pronto -. Puso la mano en el suelo para interactuar con su hechizo de bloqueo y detectar las auras vivas en su interior... Y por fin le detectó -. Te tengo.

Se había escondido en el sótano, en un sótano oculto en el que probablemente ni siquiera la familia que habitaba ese hogar se habían dado cuenta de que tenían un inquilino más en su morada. Bajó e iluminó la estancia con el mandoble pero justo cuando lo hizo, recibió un empujón de alguien que trataba de escapar por las escaleras que había usado Kpim. El paladín respondió al empujón con otro aún más fuerte y tiró a ese sujeto al suelo. El hombre que estaba tumbado en el suelo ante Kpim era un adulto ya entrado en años que vestía una túnica raída y a la que se notaba que había arrancado varias partes para que nadie notara que era un sacerdote de Hextor. Tenía el pelo largo y sucio, al igual que sus brazos y sus desnudos pies.

- Por fin doy contigo.

- Por favor... Por favor... Déjame ir... Yo no quería saber nada... No escuché nada... No me mates por favor...

- ¿De qué estás hablando? -. Preguntó Kpim algo extrañado ante esa reacción -. Yo no he venido a matarte, de hecho necesito que me ayudes.

- ¿Qué... -. Preguntó él algo más calmado aunque seguía bastante nervioso -. ¿De verdad?

- De verdad. Te necesito para que me ayudes a dar con el artefacto que guardaba vuestra iglesia o la de los alrededores. Tengo muy poca información pero indagué las últimas semanas y se que una capilla cerca de Villa Lannet fue... como decirlo... disipada. Todos sus miembros que aún vivían huyeron de allí pero algunos caían a los pocos metros o varios kilómetros, depende de su suerte. Seguí la pista de los que aún vivían y di contigo.

- El.. Artefacto... ¿Tú sabes sobre eso? -. Kpim asintió y el sacerdote ya se relajó bastante más e incluso se sentó sobre sus piernas -. Fue horrible... Llegó un creyente que lo llevaba... Sin protección.. Sin escolta...

- ¿Qué es? ¿Qué es el artefacto? -. Kpim aún no tenía información de que era lo que estaba buscando exactamente.

- Un colgante, señor. Un amuleto divino con el símbolo de Hextor y una estrella grabada de fondo.

- ¿Y qué pasó? -. Preguntó Kpim para que el sacerdote continuara con la historia que él había cortado.

- Fue horrible... Llegó sumido en el pánico. Decía que un paladín de Heironeous muy poderoso había acabado con toda su capilla y que casi da con el artefacto. Que se pudo escapar por los pelos y estuvo huyendo solo con algo que no era capaz de proteger él solo. Quería ocultarse allí, que lo guardáramos allí dentro... 

- ¿Y qué pasó para que acabaseis la mitad muertos y el resto huyendo?

- Él quería que lo escondiésemos allí pero no se dejaba ayudar. Nuestro capellán le insistía en que le diese el artefacto para que lo ocultara en la cámara inferior pero él no quería soltarlo. Quería tenerlo con él en todo momento y al final eso provocó discusiones entre nosotros. Y entonces ocurrió algo...

- ¿El qué? ¿Qué ocurrió?

- Varios de nosotros le escuchamos hablar él solo, durante una noche. Parecía como si hubiese alguien más allí...

- No es tan raro -. Dijo Kpim mirando de reojo a Orek.

- Pero lo que ocurrió después si que lo fue. Él nos descubrió y estalló en gritos de ira. Empezó a ir detrás de todos y cada uno de los sacerdotes y los fue matando uno a uno... Mostrando poderes que yo jamás había visto en alguien. Incluso persiguió a los que trataban de escapar. Yo me quedé oculto en el interior y no me vio, afortunadamente.

- ¿Te quedaste oculto dentro? Has dicho que desde ahí viste como mataba a los que huían ¿Viste también hacía donde se fue?

- Sí... Y escuché lo que quería hacer. Volvió a decirlo en voz alta como si hablara solo. Quería abandonar el reino, viajar al sur hasta la cordillera de los Turs y coger un barco para irse lejos.

- Puede que tengamos entonces una posibilidad de encontrarle. No es fácil viajar por el reino actualmente y más con las pintas que llevará. Y menos fácil aún es conseguir un barco después de lo que ha ocurrido en las costas. Vamos, te vienes conmigo.

- ¿Qué... A por él? -. El sacerdote se volvió a asustar y se acurrucó en una esquina.

- ¿Acaso no quieres vengar a tus compañeros creyentes? ¿O es que pretendes seguir la fe de Hextor desde este sótano?

- Ahí tienes razón... Pero... Él era muy poderoso, no podría hacer nada contra él.

- Pero yo si. Sígueme, ayúdame y cobra venganza. Dime tu nombre, coge mi mano y ven conmigo -. Dijo Kpim tendiéndole la mano al sacerdote. Este dudó durante varios segundos pero finalmente aceptó la oferta del paladín

- Soy Reckael.

Salieron de la casa y Kpim usó un hechizo de uno de los pergaminos que adquirió en su viaje como paladín de Hextor para borrar la memoria de aquella familia y pudiese vivir feliz. Orek se lo recriminó pero no le importó lo que pensara el viejo.

Pronto ya no tendré que escucharte nunca más, viejo estúpido.



- Te lo advertí, Kpim -. Dijo alguien detrás suya cuando ya estaba saliendo de la ciudad. El paladín se giró.

- Noz... Gracias a ti y a tu plan de ataque con los rebeldes pude conocer a Evolution y cambiar la vida que tenía hasta ese momento. Pero estás abusando de tu suerte -. Kpim vio que Noz  no estaba solo, tenía a Mudito a su lado.

- Tus amenazas van a acabar ahora, Kpim... Me ha dolido mucho aceptar que alguien como tú esté por esta ciudad libre y al final has causado la muerte de casi veinte de mis hombres.

- Fueron ellos lo que vinieron a por mi a morir. Tú los enviaste así que sus muertes son culpa tuya. Yo iba a mantener mi palabra, no iba a asesinar a nadie.

- ¿Crees que he estado quieto mientras tú campabas a tus anchas? Ahora si que no vas a poder escapar... -. Y Noz mostró lo que llevaba oculto bajo su capa, se trataba de una bolsa la cual arrojó rápidamente antes de que ni siquiera Kpim pudiese desenfundar su arma. La bolsa estalló en una nube de polvo blanco que hizo toser al paladín y que no viera nada a su alrededor.

- Reckael... Retrocede... -. Pudo decir mientras tosía. Para Kpim él era una pieza importante en todo este acertijo y necesitaba protegerle. Se quedó en guardia con su mandoble y con los ojos cerrados esperando un ataque.

¿Crees que negándome la vista va a ser suficiente? Me subestimas...

Sin embargo y para sorpresa de Kpim, no hubo ningún ataque. La nube de polvo blanco se disipó y el paladín pudo ver de nuevo con normalidad, Mudito y Noz seguían allí.

- Vaya, vaya. Gran ataque, si señor. En fin, Noz... No me dejas más remedio, tú has querido esto. Reduciré tu querida ciudad a cenizas -. Kpim volvió a alzar el mandoble como hizo la noche anterior contra el pícaro. Esta vez no invocaría unos pocos esqueletos sino todo un ejército... Pero su cuerpo recibió de repente una sacudida de tal nivel de dolor que incluso acabó en el suelo retorciéndose sin parar.

- No me gusta jugar con los juguetes antiguos de Ganston Fertl pero si es necesario para acabar contigo, lo haré -. Decía Noz mientras sostenía un aparato de control remoto el cual mantenía el botón pulsado sin parar para asegurarse de que Kpim no iba a poder reaccionar en contra. El paladín no paraba de retorcerse del dolor, pensó incluso que iba a morir -. Mudito, quitale el mandoble y apresalo -. El grandullón obedeció y le dio una patada al mandoble para acercárselo a Noz mientras agarraba fuertemente a su enemigo. Kpim miró a Noz debilmente, el dolor le había dejado aturdido y apenas podía mantenerse en pie.

- Maldito... Me las pagarás...

- No, se acabó, Kpim. Fuiste consumido por el odio y el poder. Me aseguraré de que vuelvas a ser el de antes, el que nos ayudó junto a ellos a liberar esta ciudad. En su nombre, lo haré.

Kpim vio a Orek cerca de Noz. El viejo estaba sonriendo de satisfacción al ver que él estaba en problemas y no podía hacer nada para salir de aquella situación. Kpim odiaba su expresión porque conocía la forma de salir de allí pero el precio sería alto. No le quedaba más remedio si quería seguir con su camino...

- Haz...lo -. Le dijo a Orek. El sacerdote dio una reverencia sin parar de sonreir de satisfacción y caminó hasta Kpim. Tras ponerle los dedos en la frente, la imagen de Orek se desvaneció.

Kpim tuvo una gran sacudida y derribó a Mudito en un instante. Noz volvió a apretar el botón con tanta fuerza que hasta eran visibles pequeños rayos en el cuerpo del paladín, pero este no se inmutaba por el dolor que antes le hacía sufrir sin medida.

- Lo siento pero el cuerpo al que estás dañando no es el mío, señor de Granja Fertl -. Dijo una voz distinta a través del cuerpo de Kpim. Noz sacó las dagas para luchar contra su enemigo antes de que este cogiera su arma pero Orek no era tan suave a la hora de luchar como lo era Kpim, él se encargaría de liberar todo el poder que pudiese para aplastar a sus enemigos. Una espantosa onda negra de oscuridad y terror surgió de su cuerpo, la fuerza del hechizo derribó a Noz y a Mudito. Cuando los dos se quisieron dar cuenta de la situación, Kpim ya volvía a tener el arma en su poder.

- ¡Mudito, tenemos que quitarle el arma de nuevo! -. Gritó Noz y el grandullón se levantó para entretener al paladín y darle un hueco al pícaro para atacar. Pero nadie era rival para un ser de gran poder sin escrúpulos. Mudito se detuvo en el aire y ascendió varios centímetros por encima del suelo debido al gesto con la mano de Kpim. Noz se apresuró en ejecutar su ataque cuanto antes para proteger a su compañero pero Orek no iba a ceder. Este hizo mover el cuerpo de Mudito mediante su poder telequinético para que chocase contra el de Noz y así derribar al pícaro. Instantes después, clavó el mandoble en el cuerpo del grandullón para acabar con su vida. Noz gritó y se abalanzó con furia contra Kpim, pero este ya no necesitaba atacar más. Simplemente se defendió hasta que el pícaro se vio forzado a detener sus acometidas porque alguien le agarró desde atrás. Era el propio Mudito el que apresaba a Noz y le imposibilitaba el movimiento. Orek sonrió.

- Lo siento, señor Noz. Pero ya ves con qué facilidad cambia la gente de lealtad...

- Tú... Tú no eres Kpim... Eres alguien peor de lo que se ha convertido él ¡Alguien despreciable que solo se merece mor... -. Un crujido de hueso resonó en la noche y Noz cayó inerte al suelo. Mudito ya había completado su trabajo como ayudante de Orek.

- Ya ves como son las cosas -. Decía Orek mientras esbozaba una gran sonrisa a través del cuerpo de Kpim -. Yo merezco morir y sin embargo tú eres el que ha acabado así... Vámonos, tenemos un largo viaje por delante -. Les dijo a Mudito y a Reckael. El sacerdote de Hextor estaba de nuevo asustado al ver todo lo que había ocurrido y al ver que la voz de aquel a quien iba a acompañar había cambiado a la de alguien mucho más frío y despiadado.

Mientras ascendían la colina para viajar hacia el sur todo se volvió negro. En el interior de Kpim, en su subconsciente había un Kpim herido y débil colgado por sus muñecas en un escenario abstracto parecido a un lago de cristal. Y enfrente suya tenía a Orek, sonriendole.

- ¿Crees que ya me has vencido, viejo inútil? No voy a dejar que te lleves mi cuerpo...

- Ya te he vencido, Kpim. Al final tus palabras fueron... eso, solo palabras.

- No... No voy a darme por vencido -. Kpim tiraba de sus ataduras y una de ellas terminó cediendo ante sorpresa del sacerdote -. Lucharé por lo que es mio... Ya es hora de que tú y yo saldemos cuentas.

- Bien... Tenía que pasar tarde o temprano. A ver qué sabes hacer estando tu mente tan frágil y debilitada... -. Dijo Orek mientras se preparaba para el intenso combate por la posesión final.

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Minutos más tarde, el cuerpo de Kpim que se había quedado inerte en lo alto de la colina reaccionó y se movió. Reckael observaba su movimiento temeroso por lo que había ocurrido aunque finalmente se atrevió a preguntarlo.

- ¿Quién de los dos eres?

El cuerpo de Kpim se giró para responderle.

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