31 jul 2015

El verdadero Señor de la Tiranía (parte II)

El brazo de Kpim quedaba libre tras quitarse las ataduras que le retenían en el interior de su mente. Aunque cayó al suelo débil y nauseado, su convicción y determinación le hacían no flaquear en su fin de detener la posesión que Orek estaba llevando a cabo sobre su cuerpo. Tanto el sacerdote como el paladín se encontraban en el interior del subconsciente, en un escenario creado por las representaciones de los pensamientos e ideales de Kpim. Al igual que el subconsciente de Akshael estaba representado por un puente de piedra rodeado de edificios derrumbándose justo en aquel momento de debilidad que estaba pasando, Kpim tenía su propio mundo edificado de una forma especial. El escenario consistía en una superficie de un lago negro, con la superficie cristalizada que era donde se encontraban los dos. En el resto del entorno reinaba el vacio absoluto, la oscuridad sin fin; No obstante, había la iluminación necesaria para que se pudiesen ver el uno al otro en todo momento.

- Así que... El momento ha llegado -. Susurraba Kpim mientras se levantaba tras haber caído al suelo tras desatarse -. Como te he dicho mil veces, no voy a dejar que domines mi cuerpo, viejo asqueroso.

- Pues ya estás fallando en tu cometido -. Sonrió sarcástico Orek -. Ya estoy controlándote. Ahora solo tengo que acabar con los últimos suspiros de tu mente para que no me molestes más -. Kpim lo miraba fija y seriamente por primera vez en mucho tiempo. Siempre que hablaban los dos el paladín lo hacía con seguridad de que no iba a ocurrir nada de lo que pretendía en realidad el sacerdote -. No te enfades, Kpim. Realmente no tenía la intención de poseer el cuerpo que sostuviese la espada en un principio.

Kpim afinó más su mirada, muestra de que esas palabras de Orek habían minado en su interior y le habían provocado algo más que rabia. El sacerdote continuó hablando.

- ¿Te sorprende que diga esto? Akshael era de sobra un portador digno de llevar la espada y el nombre de Hextor con él. Tú, sin embargo, eres alguien inferior, débil, inadecuado... Por eso, mi plan original era conducir a Akshael con los últimos restos de mi alma para que fortaleciese la espada. Cosa que al final salió mal pero en fin... Contigo... Ha sido totalmente al revés, me he vuelto más fuerte alimentándome de tu débil esencia. Y total -. Esbozó una sonrisa aún más amplía -. Al final has sido tú quien me ha abierto su mente para que yo entrase, todo es culpa tuya.

- Entonces se buen sirviente y sal hasta que te vuelva a necesitar -. Dijo sarcásticamente Kpim al mismo tiempo que comenzaba a caminar hacia Orek.

- Jajajajaja... Si me hubieras tratado con respeto quizás hubiese cambiado la opinión inicial que tuve sobre ti -. Orek también comenzó a caminar hacia él -. Pero siempre me has subestimado.


- No... -. Kpim se detuvo cuando ya estaba a una distancia prudente de su contrincante -. No lo has entendido, te estoy dando la opción de que salgas para que tu alma siga intacta -. Alzó su mano derecha y de la nada surgió la espada rúnica que siempre portaba él, cargada al máximo con todo su poder -. O si no, me encargaré de destruirte y que dejes de existir.

- Se te olvida una cosa, Kpim -. Orek seguía sonriendo e hizo el mismo gesto que realizó el paladín y otro mandoble apareció en su mano, idéntico al que portaba Kpim -. No estamos en tu mundo, tampoco en el mío eso es cierto pero... Ninguno de los dos tenemos los límites del mundo físico para luchar -. Comentó mientras se miraba sus viejos brazos -. Así que... Te enseñaré como se usa correctamente esta espada.

Y ambos cargaron con su respectivas armas para chocarlas y provocar un estruendo que iluminaria todo el lago negro y cristalino con un gran resplandor rojo. El impacto fue tan potente que incluso surgieron descargas eléctricas de color rojo alrededor de los dos durante los segundos que las armas estuvieron pegadas. Tras separarlas todo el escenario volvió a su color negro habitual pero solo hasta el siguiente ataque. Kpim atacó haciendo un arco horizontal pero Orek lo detuvo y otro destello rojo acompañó el baile de las espadas. Uno tras uno, todos los ataques que lanzaba el paladín eran bloqueados con suma facilidad por el sacerdote, que apenas se inmutaba por las acometidas de su enemigo. Kpim saltó sobre su enemigo para intentar ganarle la espalda aprovechándose de su rapidez pero lo que dijo Orek era totalmente cierto, allí dentro no tenía el límite de la edad para luchar. Al fin y al cabo lo que estaba sucediendo era la representación de dos almas luchando por el control de un cuerpo. El sacerdote se giró rápidamente como si de un experimentado y joven combatiente se tratase y bloqueó, una vez más, el ataque de Kpim con exagerada facilidad. Kpim saltó hacia atrás para volver a coger la distancia con su enemigo. El paladín se encontraba casi sin aliento, casi de rodillas; Al contrario que Orek que permanecía allí, en pie y totalmente tranquilo.

- ¿Por qué... Si aquí dentro no se siguen las leyes externas... Por qué...Estoy cansado? -. Preguntó Kpim entre jadeo y jadeo. 

- Porque tu mente está débil -. Respondió Orek tras bajar levemente el mandoble -. Has sido tú quien ha recibido toda la descarga que hizo ese tal Noz, no yo. Estás totalmente perdido, Kpim. Acepta tu derrota -. Y empezó a caminar de nuevo, totalmente seguro de si mismo.

- No... Si piensas que esto es todo lo que puedo hacer... ¡Estás muy equivocado, viejo estúpido! -. Gritó enojado Kpim. Alzó el mandoble nuevamente y surgieron decenas de esferas luminosas de color rojo que estallaron en el suelo para liberar a todo un ejército de esqueletos. Ahora Orek estaba avanzando solo contra un batallón de más de cien enemigos. Y no parecía tener intención de detenerse. Los esqueletos fueron los primeros en cargar.

- ¿De verdad crees que eso te va a ayudar? Sabes que conozco todos los secretos de esta espada y... -. Orek alzó el mandoble y al igual que como hizo Kpim, invocó todo un batallón de esqueletos. La vanguardia del ejército de Orek recibió la carga de los esqueletos de Kpim y el combate individual pasó a ser un campo de batalla -. ¡Si esto es lo mejor que tienes deja de hacer perder mi tiempo y ríndete ya! -. Gritó para asegurarse de que el paladín escuchaba sus palabras por encima de todo el caos que se estaba formando allí, ya que había perdido el contacto visual con él.

Pero Kpim no iba a quedarse quieto esperando como los dos ejércitos se destruían entre sí y avanzó entre todo el combate para buscar sorprender al sacerdote. Fue esquivando uno por uno a los enemigos fácilmente. Como el paladín podía sentir cuáles eran los que estaban bajo su mando, podía notar también cuáles no y eso lo usaba a su favor para acercarse más y más a su presa. En más de una ocasión tuvo que controlar él mismo a varios de sus soldados para que se interpusieran en las acometidas de los esqueletos de Orek que iban a atacar a Kpim, todo para poder seguir avanzando. Y al final, le vio. Se acercó lo más sigiloso que pudo para atacarle por la espalda y acabar con toda esta locura. Pero cuando ya estaba apenas a dos metros de él, Kpim recibió un ataque que no se esperó. Uno de sus esqueletos le derribó y entonces fue cuando Orek se giró.

- A esto me refería con que eras más débil que Akshael -.Varios esqueletos, tanto de Kpim como de Orek se aseguraron de que el paladín se quedaba en el cielo quieto mientras el sacerdote se giraba hacia él -. Crear una distracción de muertos vivientes para acercarte por mi espalda... Cuando yo no soy un clérigo... Eres demasiado estúpido, Kpim. Puedo comandar a los tuyos para que se vuelvan de mi lado. En fin... -. Pero Orek no tuvo ni tiempo para acercarse a rematar al paladín. Escuchó un crujido en el suelo. El cristal de la superficie del lago estaba resquebrajándose poco a poco. El sacerdote estaba tan consternado ante tal extraño suceso que solo pudo retroceder por instinto.

- ¿¡DECÍAS!? -. Gritó Kpim y fue entonces cuando la superficie allí donde estaban los dos se terminó de romper. Kpim saltó aprovechando que los esqueletos que le retenían habían perdido el equilibrió y se subió al "lomo" de lo que había invocado. Del agujero del lago surgió una criatura alargada. Una figura serpentina y gigante compuesta de cientos y cientos de esqueletos que atrapaban a Orek en lo que parecía ser las fauces de aquel engendro. Kpim estaba en lo alto comandando a la criatura mientras esta ascendía por encima de la superficie de lago para ganar altura -. ¿¡ACASO PIENSAS QUE SOY IDIOTA, SACERDOTE!? ME ACERQUÉ A TI PREPARANDO ESTO DEBAJO, EN EL AGUA -. La serpiente gigante de esqueletos estuvo en su punto de altura máximo y se detuvo durante pocos segundos. Ahora lo que tocaba era bajar, con toda la velocidad que pudiese -. ¡AHORA MUEREEEEEEEE!

Kpim aguantó todo lo que pudo encima de la criatura y justo cuando esta fue a impactar de nuevo en la superficie del lago, saltó para caer al suelo. La boca del engendro chocó contra el suelo y creó un estallido enorme de restos de huesos, cristales y agua. Antes de conocer si Orek había recibido el daño suficiente por ese ataque, preparó el siguiente. Se giró hacia los esqueletos que habían allí, tanto los suyos como los del sacerdote. Sin que este pudiese comandar ni siquiera a los suyos ahora, los usó como carnaza para el poder de su mandoble. Les apuntó con el arma para absorber su esencia nigromántica y acumular poder en la hoja del espadón. Volvió a girarse para canalizar todo el poder que había acumulado hacia el cráter donde había caído Orek y lo soltó todo en una impresionante onda de energía rojiza que provocó una explosión aún más grande que la que había provocado antes el engendro de Kpim. El paladín tuvo que agacharse y taparse los ojos para resistir toda la onda expansiva. Cuando la situación ya se calmó fue a mirar entre el humo esperando que hubiese herido de gravedad a su contrincante. 

- Ha sido una combinación excelente -. Se escuchó decir a Orek entre el humo -. Has creado una distracción, has ejecutado tu ataque y has rematado con uno superior cuando no podía defenderme -. Finalmente salió entre la ahumareda a la superficie. El Orek que se dejaba ver en aquel momento le faltaba todo el brazo derecho y parte del torso, cuya ausencia provocaba que emanase grandes cantidades de sangre de sus heridas, aunque eso no parecía importarle al clérigo -. Quizás te haya subestimado un poco, Kpim.

El paladín estaba muy conforme de su ataque, no solamente había herido de gravedad al sacerdote sino que ahora no podría luchar sosteniendo el mandoble como es debido. 

- Has llevado esto a un límite del que te vas a arrepentir Kpim -. Caminó nuevamente y esta vez, soltó el mandoble que sostenía su mano izquierda -. Te enseñaré el verdadero poder de un devoto de Hextor.

Kpim cargó a toda prisa para evitar lo que fuese a hacer esta vez el sacerdote. Pero Orek tampoco necesitaba demasiado tiempo para ello. Con su mano izquierda y pronunciando unas palabras llevó a cabo un hechizo que interrumpió la carga del paladín. Varias cadenas con púas hechas de una energía morada surgieron de debajo de la superficie, resquebrajando el cristal del suelo y dañando a Kpim en sus piernas para que cayese al suelo. Después, las cadenas intentaron apresar sus piernas, cosa que el paladín evitó cortándolas con la espada para poder levantarse y retomar su carga. 

- No está mal -. Evaluó sarcásticamente Orek -. A ver qué tal con la segunda oleada. 

Esta vez Kpim estaba preparado para las cadenas. Detuvo su carga para prestar atención de dónde salían aunque al contrario que la última vez no surgieron unas pocas, sino casi una decena a la vez. El paladín pudo esquivar varias a la vez pero eran demasiadas, así que se vio forzado a saltar para evitarlas a todas. Pero esta vez era Orek el que se esperaba algo así y ejecutó su siguiente hechizo. Creó de la nada un manto de oscuridad mágico que impidió al paladín ver absolutamente nada. 

- ¿Y ahora? -. Preguntó con el mismo tono sarcástico.

Kpim empezaba a caer tras el salto que hizo para esquivar las cadenas y esta vez no disponía de visión para continuar evadiendo el hechizo. Cayó al suelo al mismo tiempo que Orek sonreía satisfecho celebrando prematuramente la victoria. Pero cuando tocó el suelo, hubo un destello rojo en los ojos del paladín y aún más intenso que en el que brillaba ya en la espada. 

- ¡Con eso no me vas a poder detener! -. A pesar de que Kpim estaba ya bastante exhausto del combate pudo ver perfectamente a través de la oscuridad de Orek y seguir esquivando y cortando las cadenas que lanzaba el sacerdote. Cuando por fin encontró un hueco vacío en la ofensiva de Orek, lo usó para salir e intentar acercarse de una vez por todas a su enemigo. Pero su cuerpo no dio más de si y cayó al suelo muy fatigado. 

- ¿Acaso crees que no sabía que podías ver en la oscuridad que creases? -. Preguntaba Orek casi aguantando la risa. Tenía la boca en una forma extraña, como si acabase de suspirar algo -. Todo era una distracción para otro de mis hechizos, Kpim. Espero que mi nube de pestilencia no te haya dejado demasiado agotado.

- No... -. Dijo Kpim débilmente -. No... 

- Sí... -. Corregía Orek mientras disipaba la oscuridad y las cadenas apresaban por completo a Kpim asegurándose incluso de que este soltara el mandoble -. Ha sido divertido todo este combate, Kpim -. Conjuró un hechizo de regeneración que le hizo recuperar toda la parte derecha de su cuerpo que había perdido-. Pero es hora de que me des tu cuerpo del todo -. Realizó otro movimiento con sus manos para comandar a las cadenas y que estas apuntasen directamente al corazón de Kpim. El sacerdote se lo había pasado bien pero se aseguraría de que no quedase ningún residuo de su alma así que se aseguró encargándose de que más de una decena de cadenas apuntasen con sus extremos puntiagudos al punto vital del paladín -. ¡Se acabóoooooooooo! -. Y lentamente, como si el tiempo se hubiese ralentizado, las cadenas empezaron a desplazarse todas a la vez para ejecutar a Kpim. El paladín ni siquiera miraba al sacerdote, estaba demasiado débil y pensaba en tantas cosas a la vez como para reconocer su derrota... 

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- ¿Quién de los dos? -. Preguntó de nuevo Reckael.

El cuerpo de Kpim se giró para responderle. 

- Soy yo, Reckael -. Dijo Kpim con su voz de siempre. Reckael no conocía a ninguno de los dos pero se alegró bastante de la noticia que acababa de recibir, el otro ser que luchó contra Noz le dio demasiada mala espina.

 Kpim se giró para mirar a Mudito, que estaba junto a él como si fuese una marioneta, esperando recibir ordenes. Sin pensárselo usó su espada para revertir el hechizo de posesión que había sobre él. El grandullón volvió a ser el de siempre y tras un momento en el que recapacitó sobre donde se encontraba y lo que había sucedido, se abalanzó furioso contra Kpim al acordarse de lo que sucedió minutos antes pero el paladín ya intuía que algo así iba a hacer y le detuvo con un efecto paralizador haciendo un gesto con su mano libre. Tras eso, Kpim miró su propia mano tratando de asimilar algo. Después, habló.

- Se que estás furioso por lo que ha sucedido antes pero el que ha combatido contra Noz y contra ti no era yo... Como supongo que notaste, mi voz cambió. Otra alma poseyó mi cuerpo para librarme de la trampa que me habíais tendido -. Mudito, a pesar de su capacidad para hablar, no necesitaba pronunciar palabra alguna para reflejar la ira que recorría en su interior. Kpim siguió hablando -. Yo jamás os hubiese matado. He cambiado y tengo un nuevo fin pero al igual que con Akshael, os tengo un respeto muy considerable. Gracias a vosotros mi destino cambió así que jamás os hubiese hecho esto. Y para compensar todo -. Caminó hasta el cadáver de Noz y tocó su cuerpo con la punta del mandoble. Los huesos del cuello crujieran nuevamente y volvieron todos a su sitio -. Noz volverá a despertar -. Mudito ya no estaba furioso sino expresando una mezcla de incredulidad y alegría -. Nos vemos, Mudito. 

Se alejó de la colina junto a Reckael para continuar su viaje.

- ¿Qué sucedió? -. Preguntó el sacerdote curioso por saber qué ocurrió con Orek.

- Cayó en mi trampa. Ahora yo... Soy más fuerte que antes.

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Las cadenas se detuvieron a escasos centímetros de Kpim. Orek se quedó mirando su propio hechizo como si no captase lo que sucedía con él. Volvió a ejecutar el mismo movimiento con la mano para manejar las cadenas pero estas no le respondieron. El sacerdote empezó a entrar en pánico ante tal suceso inexplicable.

- Je... Idiota... -. Kpim volvía a hablar y aunque estaba tan débil como antes, parecía como si poco a poco recobrase sus fuerzas -. Te atrapé...

- ¿Qué... ¿¿¡¡Qué sucede!!?? -. Volvió a intentar comandarlas pero nada ocurrió. Intentó después ejecutar otro hechizo pero nada salió de sus manos. Miró a Kpim aterrado a pesar de que el paladín seguía apresado -. ¿¡Qué has hecho, niñato!?

- Te has equivocado... Desde el principio te has equivocado, Orek... Sabía que tarde o temprano ibamos a enfrentarnos... Lo preparé todo para este momento... -. Y las cadenas dejaron de apresar a Kpim y en cambio lo que hicieron fue apresar a Orek a pesar de los intentos inútiles del clérigo por resistirse.

- ¿¡QUÉ COJONES HAS HECHO!?

- Te repito, te has equivocado... Dijiste que esto no era ni mi mundo ni el tuyo pero... Al fin y al cabo son dos almas enfrentándose la una con la otra. Cuanto más repertorio de poderes mostrase una, más se abría ella ante la otra para envolverla... ¿Lo entiendes, viejo inútil? Te has expuesto demasiado... Y lo preparé todo para que cada cosa que ejecutaras lo absorbiese mi alma... -. Orek no daba crédito a lo que decía Kpim. No podía creer que desde un principio lo tuviese todo preparado en su interior para que cayese en su trampa como un rata atrapada e indefensa -. Lógicamente no podía hacerlo desde un principio porque te hubieses dado cuenta. Tenía que llevarte al límite... Por eso todos los ataques que realicé para estudiar tu defensa, tus reacciones y... Finalmente... tus heridas... 

- ¡TÚ... MALDITO HIJO DE PU...

- Gritas demasiado -. Interrumpió Kpim y de repente Orek fue incapaz de articular palabra -. He de rectificar yo también en algo que dije... -. Se acercó hasta tenerlo cara a cara y poder mirar sus ojos sumidos en el miedo absoluto -. No te voy a destruir... -. Hizo el movimiento con las manos que realizaba Orek para comandar las cadenas y estas si le hicieron caso. Se clavaron varias en el torso del viejo clérigo el cual hizo un grito ahogado por su incapacidad de hablar. Las cadenas se encargaron de abrirle en cadena y Kpim metió la mano en el interior, entre sangre y visceras -. Sino a absorberte... -. Y Orek empezó a contraerse sobre si mismo. Sufría espasmos sin parar hasta que finalmente implosionó y desapareció en la mano de Kpim.

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- Ahora tengo su poder. Cometió el error de subestimarme desde el principio y le costó caro. Si me hubiese tratado como a un enemigo respetable no habría podido sobrevivir -. Acabó diciéndole Kpim a Reckael antes de continuar su viaje.

Y sin más obstáculos, a por el artefacto.

Los dos viajaron durante semanas por toda la ribera sur de las tierras en posesión por los Barlis. Intentaron llevar a cabo su travesía lo más discretamente posible y sin levantar sospechas de nadie más. Kpim no quería otro caso como el de Granja Fertl donde alguien informó a Noz sobre la amenaza que representaba él y sobre su llegada a la ciudad. Sea quien fuera seguía los pasos del paladín y tenía la sospecha de qué dos casos podrían haberse dados. La primera de que se tratase de Evolution que va tras él después de haber informado mediante cuervo a Noz y los demás que habían visitado. La segunda del paladín de Heironeous quien también busca el artefacto. O quizás incluso, se tratase de las dos posibilidades a la vez y eso sería un verdadero problema. Kpim quedó bastante impresionado de que ese paladín, Christian estuviese con los de Evolution sin problema alguno cuando se encontró con ellos. Al fin y al cabo el paladín prometió perseguir a Akshael igualmente incluso después de que este abandonara a Hextor y se redimiera. Sea como fuere, tenía que concentrarse en lo que estaba por venir y confiar en que quienes sean los que van tras él no hayan descubierto que el artefacto se encuentra de camino hacia el sur, hacia la cordillera para abandonar el reino en barco.

El templado valle dejó a su paso una cadena montañosa que tuvieron que atravesar sin demasiadas provisiones. Atravesaron el enorme bosque desnudo de hojas y fueron por las laderas montañosas refugiándose cada noche en la cueva que encontrasen para evitar las tormentosas noches que podrían ser letales para Reckael, ya que Kpim no tenía ningún problema con eso. Cuando ya llevaban bastantes días en la cordillera se plantearon como seguir el viaje.

- Como ya dije, conseguir un barco actualmente era una labor difícil. Después de lo que sucedió con los piratas la mayoría de barcos mercantiles o de transporte abandonaron los puertos junto con sus dueños para alejarse de todo el conflicto en las costas. Si aquel que llevaba el artefacto fue hasta vuestra iglesia sin nada más que refugiarse allí, he de suponer que no tendrá a nadie esperándole con un barco al sur. Y en la ciudad, incluso ocultando su apariencia de fiel de Hextor, no podrá contratarlo así de buenas. Así que según lo que me has comentado sobre su inseguridad, no esperará a tener el barco en las ciudades costeras. Se refugiará en un lugar que él considere seguro ¿Sabes si hay algún templo de Hextor en toda la cordillera? 

- Sí... Se de uno... -. Respondió Reckael tiritando por el frío -. Pero no se muy bien donde queda. Ni siquiera se donde estamos exactamente... 

- No importa -. Dijo Kpim sin darle importancia al hecho de que se habían perdido -. Con mi nuevo poder ahora puedo... -. No terminó la frase, simplemente puso la mano izquierda en la fría nieve y se concentró. Tenía los ojos cerrados pero su mirada ahora estaba en el cielo, como si fuese un pájaro recorrió todas las montañas a una velocidad vertiginosa en dirección suroeste hasta dar con una iglesia no muy lejos de la costa -. Le tengo, seguro que está allí.

Ahora con un rumbo fijo y una dirección establecida, siguieron caminando atravesando las montañas hasta que, días después, dieron con la iglesia de Hextor en plena mañana. Esta en concreto no se encontraba en mal estado. O estaba bien cuidada o la capa de nieve sobre la parte superior disimulaba su inapreciable mal estado. En cualquier caso, se acercaron a ella. Kpim desenfundó su mandoble como medida preventiva de lo que podría encontrarse ahí dentro.

- Ve detrás mía, a una distancia prudencial pero sin terminar de separarte. Pase lo que pase no me pierdas de vista -. Dijo Kpim y Reckael asintió.

Tras abrir las puertas dobles de la capilla principal, Kpim estaba aún más seguro de que aquel al que buscaba estaba allí dentro. Pues se encontró con un festín de sangre, miembros amputados y cadáveres empalados sobre las partes puntiagudas de las estatuas que decoraban toda la capilla. Kpim tampoco necesitó buscar mucho más para dar con él.



- ¿Quién... Quién anda ahí? -. Preguntó un hombre que se asomaba desde el otro lado del altar de mármol. Se notaba su extremo nerviosismo en su tono de voz. El rostro del hombre que miraba a Kpim era la de un hombre con el pelo largo pero muy descuidado y sucio, tenía ojeras y sus pómulos brillaban por su ausencia, lo que denotaba que pareciera casi un esqueleto de lo delgado que estaba.

- Soy un enviado de Hextor -. Respondió Kpim con un tono firme imponiéndose para hacerse respetar -. La voluntad de nuestro dios me ha traído hasta aquí para resguardar el tesoro que tienes en tu posesión.

- ¿Qué... Qué...? No... Tú has venido a quitármelo... El artefacto debe de estar en mi posesión... Si se pierde... Hextor me castigará... 

- Hextor no te va a castigar porque me lo des a mi, yo soy un representante de su voluntad como tú.

- ¡Eso decís todos! Pero luego... Luego soy yo quien cumple su voluntad... ¡SIEMPRE! -. El hombre terminó de salir de detrás del altar -. ¡Nadie hará que fracase mi misión! -. Y de su espalda surgieron tentáculos translucidos que fueron a impactar a Kpim. No obstante, el paladín y ahora también sacerdote se había vuelto lo suficientemente fuerte como para un ataque así le afectase. Alzó su mano izquierda mostrando la palma de su mano y todos los tentáculos desaparecieron cuando llegaron a cierto punto cerca de Kpim. También se pudo notar que el mandoble dejó de brillar. El hombre se sorprendió mucho de la facilidad que había tenido el paladín para detener su ataque y sin pensárselo dos veces intentó huir por uno de los ventanales de la capilla. 

- No he llegado hasta aquí para que escapes ahora -. Dijo Kpim con tranquilidad. Volvió a agitar su mano izquierda para conjurar unas manos ectoplamasticas que surgieron del suelo cerca del hombre y agarraron firmemente sus piernas para derribarle. Para asegurarse de que no se movía más ni hiciera nada extraño, Kpim conjuró más de esas manos que agarraron todo su cuerpo e incluso le estrangulaban lo suficiente como para que no pudiese conjurar nada mediante voz. Kpim se acercó a él -. Con tu locura y manía de ver enemigos donde no los hay solo vas a conseguir que se pierda el artefacto y con ello la voluntad de Hextor se vea fracasada -. El paladín se agachó para buscar por debajo de la túnica del hombre. Finalmente dio con él, el colgante que le había descrito Reckael. Se lo mostró para que este le diese su confirmación y este asintió -. Bien. Gracias, Reckael. En cuanto a ti, quédate aquí hasta que nos alejemos lo suficiente... No necesito que más personas me den problemas...

- Entonces supongo que no soy bien recibido aquí -. Dijo una voz desde la entrada de la iglesia. Kpim y Reckael se giraron rápidamente para ver de quien se trataba -. Así que ahí está. Por fin después de una gran busqueda... Kpim, tú eres mi obstáculo final para conseguirlo -. Portando una armadura plateada con leves resplandores de color azul y una capa color cían intenso. Con el símbolo de Heironeous al frente, aparecía Christian. 

- Christian. Llegas a venir diez minutos antes y lo hubieras tenido tú -. Dijo Kpim caminando hasta encararse con él -. Reckael, coge a ese hombre y salid de aquí. Toda la zona de la iglesia se va a volver peligrosa e inestable -. Dijo conjurando unas ataduras que se enrollaron en menos de un segundo en torno al hombre delgado. Reckael obedeció y salió por la puerta trasera -. Bien. El momento ha llegado. Siento decepcionarte al ser yo tu rival y no Akshael.

- No digas tonterías. Un enviado de la oscuridad es un ser vil, sea cual sea la persona que lo represente -. Comentó Christian desenvainando su espada.

- Tus palabras distan mucho de tus actos, Christian. Viendo como actuaste en El Primer Puño, si pido perdón y abandono a Hextor ya me perdonarás ¿No?

- Akshael y yo seguimos siendo rivales -. Respondió el paladín de la luz sin caer en provocaciones -. Pero él ha abandonado completamente la senda del mal. Desde un principio usaba el amor para justificar sus actos, no como tú que no tienes ningún vínculo afectivo.

- Tranquilo, no hace falta que te excuses. No te vas a librar de la muerte. -. Sentenció Kpim y ambos se lanzaron a la carga. 

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