Akshael entró en una habitación, preparado para lo que iban a hacer, allí estaban todos. Una mesa
preparada con una sola silla, a la que apuntaba la cámara que Henry
había conseguido.
- Bien, hagamos esto rápido para
tenerlo listo cuanto antes -. Dijo el paladín, mientras avanzaba por la
habitación. Sacó el casco de la armadura de Ryan de su mochila y se
lo colocó. Este le tapaba la cara casi por completo.
Se sentó en la silla y sacó el papel
con lo que había escrito días atrás, miró hacia la cámara y
esperó el listo de Henry. Cuando este asintió y señaló a Akshael,
comenzó a leer:
- Saludos, si te hemos enviado este
mensaje es porque te consideramos alguien importante, para bien o
para mal. Eres capaz de cambiar el mundo, te sientas diminuto o
gigantesco, más influyente o menos. Pero lo eres. Quizás te estés
preguntando quién soy, pero para eso tenemos que remontarnos unos años atrás.
Akshael tragó saliva y, pese a que
nadie podría verlo por el yelmo, endureció el gesto y continuó
tras esa pausa de un segundo.
- Un tiempo, un día, en el que el
pequeño, defendiendo al maltratado, decidió revelarse contra el
grande. Un tiempo, un día, en el que al mundo se le demostró que
para cambiar las cosa a mejor había que moverse, había que actuar.
Yo estuve ese día allí -. Volvió a tragar saliva -. Yo me rebelé.
Y no me rendí, nos vencieron, es verdad. Pero nosotros queremos
cambios, no queremos un mundo fracturado, queremos una unidad.
Entonces volvió a pausar, llevó las
manos a su yelmo y lo levantó para descubrir a la cámara su rostro serio y firme.
- Volvemos a estar aquí y queremos ese
mundo más justo. Ahora no somos unos estúpidos pretendientes a
héroes con más orgullo que cabeza, y esa será la perdición de
quien nos quiere aplacar. Tenemos una idea, vamos a por ella, para
salvar nuestra conciencia. Pero no luchamos por nosotros, luchamos
por toda esa gente que ya no está, que podría seguir con nosotros
pero la llamada “seguridad” que gobierna el mundo marchitó su
voz y apagó su corazón. Si eres parte de nuestros enemigos vete
preparando con todo, pues así golpearemos nosotros también esta
vez. Pero si estás harto, si quieres actuar y pretendes unirte,
muévete con nosotros.
Posiblemente nos convertiremos en los
más valientes... del cementerio y dirán que fuimos unos ignorantes
queriendo serlo, pero en nuestra lápida habrá un mensaje claro: "No
dejaron de luchar, se atrevieron a vivir y salieron a ganar".
Pues si tenemos que luchar solos, lo
haremos sacando fuerzas de donde sea, pero estoy seguro de que no lo
estaremos, porque ni ahora mismo que aún no ha vuelto a empezar, lo
estamos.
Akshael se levantó, conjuntamente a la
manipulación de Henry para que el plano de la cámara, que antes
solo apuntaba a la silla, a Akshael, apuntase a todo lo que ahora
había detrás de él. Todos y cada uno de los miembros de Evolution
y R-Evolution que habían pasado estos días atrás juntos estaban
mirando a la cámara, desafiantes, aunque no solo ellos. Por petición
de Akshael, los lanzadores de conjuros hicieron aparecer mediante
ilusiones a los demás miembros que se repartían por las cercanías,
los que aún viajaban para reunirse con el grueso que atacaría
Ciudad Pétrea y a los que aún había que rescatar, Raeric y
Alleria.
Akshael señaló a la cámara.
- Evolution y R-Evolution están listos.
¿De qué bando estás tú? Pronto nos veremos y podrás decírmelo a
la cara...
Akshael cerró los ojos una vez acabada
la grabación y sonrió mientras apretaba el puño, imaginándose a
cada uno que recibiría este mensaje. Entre él, Jack y algunos más
habían hecho una enorme lista a quien enviarle el vídeo, pues los
miembros de Evolution habían estado seis años sin enterarse de nada
nuevo y la gente de R-Evolution sabrían más del mundo actual.
Recogió el casco que había dejado en la mesa y se unió a la
conversación de motivación que se había creado en el grupo. El
mensaje llegaría a su destino mientras Aldmet y Taneir estuviesen
siendo liberadas de las garras de los protectores.
.
.
.
.
.
Había pasado tan solo un
par de horas y todo el mundo estaba ya liado preparándose para
partir cuanto antes. Akshael había terminado rápido y puso la
excusa al resto de que tenía que cambiar sus conjuros, que
necesitaba rezar una hora para arreglar la selección que
supuestamente había hecho en exclusiva para su encuentro con Maief.
Parecía que había funcionado, sin llamar más la atención se
alejó de todos, lo máximo que le permitían las defensas que aún
seguían levantadas.
Se dejó caer sobre el suelo
sobre sus rodillas, con tanta desgana que incluso se hizo daño, algo
que pese a sufrirlo, no le importó. Mantuvo la posición y se llevó
las manos a la cintura, haciendo que se distrajese con su brazo, con
los arreglos que le habían hecho hacía un rato entre él y Henry
para reparar los daños del combate por el título.
Cerró los ojos e inspiró,
dejó caer su cuerpo hacia delante y puso las palmas de sus manos
robóticas en el suelo, para segundos después, lentamente, rendirse
ante la gravedad y apoyar también su cabeza, que volvía a tener el
yelmo. Pasaron unos segundos, quería quedarse allí eternamente,
ignorando todo su alrededor y con los ojos cerrados. Pero no aguantó
más lo que pretendía esconder. Las lágrimas comenzaron a surgir de
sus ojos, provocando un leve tintineo cuando estas chocaban con el
metal de su armadura. Apretó las manos sobre el suelo, hundiendo los
dedos en este, como si arrancar el suelo fuese a consolarle, como
cuando se desahogó con el río tras perder la oportunidad de salvar
a Alleria. Apretó la mandíbula, pues intentaba evitar que esta le
temblase.
Pese a las lágrimas, quería
estar furioso, perder de tal manera contra Maief, sin una mísera
oportunidad después de la fanfarronería que había provocado tal
combate le estaba haciendo sentir subnormal.
Se incorporó un poco,
provocando que las lágrimas comenzaran a aparecer por la parte
inferior del casco, desapareciendo entre el resto de su equipo. Hincó
los puños en los pequeños montículos de tierra que había provocado
con sus manos y miró al cielo, perdiendo el control de su llanto
aunque sin perder de vista el ruido que podría estar haciendo,
mirando a veces de reojo donde se encontraba el resto del grupo.
Si todo hubiese sido
normal, si me hubiese enfrentado a Alanne y le hubiese vencido, ahí
se habría acabado todo, Kpam y Zerock jamás hubiesen sido revividos
gracias a mí...”
Además de perder la
opción de ser recordado como el campeón de la edición, perdí el
récord justo y precisamente contra la que me ha arrebatado el mayor
logro que creía haberme ganado luchando...
Entonces
se le vino a la cabeza el momento justo después de ser reanimado
tras el combate. Maief desesperada, abrazándole mientras le elogiaba
y eso desesperó aún más a Akshael.
Maldita gilipollas,
maldita sea, ¿por qué no me dejó enfadarme? ¿Por qué me pone en
ese aprieto? Yo solo hubiese querido desahogarme, destrozar el
maldito campo que habíamos utilizado para luchar, cada maldita pieza
de mi equipo que no me había servido para nada, el maldito título
que ahora es suyo...
El
llanto de Akshael le empezaba consumido por completo y abrió la boca
de una forma exagerada mientras cerraba los ojos, como si quisiese
gritar hasta perder la voz, pero se quedó así, como un grito sordo,
el grito que tan solo estaba escuchando él en su imaginación.
¿Por qué tengo esta
responsabilidad? He conocido a decenas de paladines y ninguno tiene
por qué ser el símbolo que debo ser yo, ninguno parece preocupado
por cada persona con la que se encuentra y yo tengo que ser el único
tonto que sí.
Akshael
volvió a apoyar la cabeza sobre el suelo, pasados unos segundos más
intentó parar con el llanto, mientras se concentraba en
tranquilizarse.
Tengo que ser quien
soy, Kpam y Zerock no hubiesen conseguido revivir gracias a mí por
ganar la final pero lo que importa es que lo están, y que me están
esperando. He recorrido mucho camino y aún me queda ponerle la
guinda... Soy Akshael Oinotna. Soy Akshael y nadie podrá superar
eso, nadie podrá igualarlo.
A su
cabeza comenzaron a llegar imágenes: partes de los recuerdos que
habían visto Candy y Rezjorvaiyan; los momentos en los que se abría
la votación por liderar Evolution y sus compañeros habían confiado
en él; momentos del combate contra Argoth incluyendo el final, en
el que se vio obligado a patear el cadáver del estúpido de su
hermano que no se había preocupado por echarle cuenta; Luriel
señalando el palco, eligiéndole a él y a Raenia como sus
compañeros para su tan importante combate; a Alanne besándole a
escondidas en aquel callejón cercano al museo de Tilos; a Jhin y a
Janna ante él, escuchando cada una de sus palabras y haciéndoles
crecer con sus palabras una llama de motivación en ellos...
Nadie ha vivido los
triunfos que yo he conseguido, nadie. Yo he estado ahí. Annie y
Jayce sabrán quién es su padre, conseguiré que porten mi apellido
y el de Alanne con un orgullo que jamás nadie podrá igualar. No voy
a defraudar a nadie, mi infancia acaba aquí.
Apretando
los dientes y sacando fuerzas que minutos atrás no había tenido
para mantenerse en pie y evitar caer de rodillas, se levantó, dejó
caer su casco tras quitárselo pues le estaba agobiando y se secó
las lágrimas que aún quedaban en su rostro.
Soy Akshael Oinotna,
soy miembro de Evolution...
Y Evolution tiene una ciudad que asaltar,
unos compañeros que recuperar...
Y una guerra que volver a reanudar y
ganar.
Hora de ponerse las pilas.
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