- ¡UOOOOOOOOOOOOOH! -. Gritaron varios a su alrededor.
¿Por qué estoy haciendo esto?
- ¡Toma yaaaaaaaaaaa! -. Poco a poco, aquellos que gritaban se iban a acercando hasta él.
No... Esa no es la pregunta...
Se dio cuenta de que tenía los puños apretados, de que un sentimiento superior al de mantener la compostura y cualquier atisbo de formalidad había inundado su cuerpo ¿Desde cuándo su corazón se le había empezado a acelerar tanto? ¿En qué momento sus manos estaban tan sudadas?
Yo también...
- ¡Rezjooooooor, tú eres el putooo MVP! -. Aclamó Thaine, mientras se echaba encima de él para festejar la victoria, como hacía también el resto del equipo.
Yo también estoy...
De pronto, acudieron recuerdos a su mente. Varias imágenes y frases de su desgraciado pasado que marcó durante los próximos años su personalidad y forma de desconfiar de los demás.
"¿Jugando con muñecas? JAJAJAJA ¡Aléjate de mi, monstruo!"
"¡Maldita rata de biblioteca!"
"Eres un científico ¿No es tu trabajo averiguarlo?"
Pero hubo una última frase de entre todas esas, que fue como ver una mota de luz entre todos los desperdicios de personas que hubo conocido durante su niñez y adolescencia. Alguien que conoció durante poco tiempo, pero que le dijo algo que le trastocó, aunque considerase imposible durante tanto tiempo.
En el momento en el que encuentres esas personas
Dará igual todo
Cualquier cosa que estéis haciendo
Sea lo que sea
Lo disfrutarás como si fuese lo más épico que puedas hacer en tu vida
Yo también estoy...
Con los puños apretados, entre todos los gritos, el éxtasis de la victoria... Todo se descontroló para Rezjorvaiyan. Al igual que sus compañeros...
- ¡SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!
¡Yo también estoy gritando!
Ser tan inteligente era aburrido. Saber con exactitud los reactivos que participaban en cada proceso físico, químico o mágico junto a los productos finales y los desencadenantes secundarios, era algo que era de mucha utilidad para el mundo en el que se encontraba. Pero al mismo tiempo, convirtió su vida en algo muy monótono: repetir cada fórmula cada día, añadiendo distintos componentes para al final apuntar los distintos resultados y archivarlos, realizando su trabajo sin ningún fruto que le diese un mínimo de plenitud. Y así, lo monótono se convirtió en previsible, y lo previsible, en aburrido. Había alcanzado una de las cotas más altas del conocimiento del plano material y apenas habían procesos que escapasen a su compresión, para todo lo que ocurría sabía el resultado final, de manera que pronto se quedó sin ninguna aspiración, provocando que perdiese el interés y su personalidad se adaptase a ese aburrimiento general.
Un proceso bajo unas determinadas condiciones siempre daba el mismo resultado. En la ciencia no habían cambios, al contrario que en las personas. Pero debido al pasado de Rezjorvaiyan, este apenas pudo conocer ese ámbito en su propia piel. Todo lo que hablaba con las personas que hablaba no escapaba más allá del ámbito profesional: Cierto proyecto que le encargaban, pedidos de componentes que tenía que realizar, anotaciones que compartía con los de su mismo rango... Incluso hubo ocasiones en las que no veía un solo alma durante semanas, tan solo encerrado en su laboratorio para seguir continuando su trabajo, como una herramienta más.
¿Entonces, por qué?
¿Por qué continuaba aquello?
La respuesta era muy sencilla: ¿Qué más podía hacer?
Su sueño había sido siempre el de superar a la gran genio del sector científico de los Protectores del Ojo, la doctora Ilyasviel Von Einzbern ¿Pero en qué punto debía parar? ¿La había alcanzado ya? ¿O quedaba muchísimo para llegar a su nivel de conocimiento? Nadie se lo podía decir, nadie se lo iba a contar nunca.
De nuevo ¿Qué más podía hacer?
Aquella meta era el único motivo por el que todavía seguía teniendo sentido su vida. Incluso con todo el estrés y aburrimiento, incluso con todo aquel autismo... ¿Adónde iba a ir si abandonaba todo? Al contrario que la gran mayoría de trabajadores de allí, él no tenía una familia a la que visitar cuando acabase su jornada, o amigos con los que tomar unas copas en cualquier taberna de las Islas Verdes. Nunca tuvo un motivo por el que abandonar, al igual que realmente, durante mucho tiempo, nunca tuvo un motivo por el que continuar. Rezjorvaiyan se encontraba perdido y lo peor de todo es que no lo sabía.
Entonces llegó aquella noticia.
- ¡Rezjorvaiyan, a ti te toca ir a la selva de Bargskan! -. Le anunció Kerry Daij cuando se encontraban Renzai y él en lo más profundo del subterráneo del complejo científico.
Nunca pudo imaginar lo que le iba a cambiar la vida aquella misión. Porque las personas, al contrario que las reacciones, sí que resultan imprevisibles. Las mayores sorpresas podían llegar desde aquellos que pueden llegar a cambiar su actitud para encarar una época de su vida de manera completamente distinta.
Y entonces, después de toda la cruzada que hubo en Condado Cuervo...
Después de su derrota y captura...
Después de todo.
Encontró un motivo por el que abandonar.
- ¡Voy a empezar masacrando al del pelo blanco! -. Gritó Verithyor después de haber aumentado su tamaño considerablemente. Con una fuerza inmunda que resquebrajó la propia tierra.
Estaba muerto.
En aquel momento lo había usado todo... No me quedaba nada más, estaba herido y agotado, y a ese monstruo ya no le afectaban mis sellos como antes sí lo hacían.
No podía hacer nada para detenerlo.
Durante toda su vida, nadie dio la cara por él. Nadie se interpuso frente a los abusones en su infancia que se burlaban de sus muñecas; o de los que le insultaban llamándole rata de biblioteca; o de los que preferían alejarse de él en el camino de vuelta a casa, por temor a que les considerase gente cercana a un "rarito". Pero entonces, alguien quien durante un tiempo Rezjor pensó en entregar a aquellos que tan solo querían de él que fuese una herramienta más de trabajo en el laboratorio, se interpuso para salvarle la vida poniendo la suya en peligro.
Porque las personas, al contrario que las reacciones, sí que pueden cambiar y dar resultados totalmente diferentes a lo largo de los años.
A eso se le llamaba.... Evolucionar.
Y ahora, había ganado un partido. Un simple partido de voleibol...
No era el mayor descubrimiento de la historia.
Nadie le daría un premio en honor a su impecable trabajo.
No cambiaría el mundo con eso.
Y sin embargo, cuando apretó los puños...
Cuando Jhin, Maxwell, Jack, Thaine y el que le salvó la vida, Akshael, le estaban abrazando porque gracias a su sello final habían ganado el partido...
Gracias a todo eso, se sentía más vivo que nunca.
Con aquel partido, el de la piscina del anterior día, la estancia en la cocina para preparar la comida para la cita de Jhin y Maief, las cenas que celebraban todos juntos, el entrenamiento y las practicas de combate...
Aquello no se podía describir con palabras.
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