23 jun 2017

El eco de una nueva y última esperanza


Haikyuu OST - Haikyuu

Una mañana más en una habitación diferente. De nuevo, se repetía el mismo proceso: Bostezaba, se volvía a quedar dormido, el ruido de la multitud que ya recorrían las calles le volvía a despertar, se desperazaba e iba a ducharse aun cuando ya sabía que iba tarde. Sus dos compañeros ni se molestaban ya en llamar a su habitación para que se apresurase, pero aquel día lo hicieron cuando estaba secándose de la fría ducha que había tomado para quitarse el sueño de encima.

- ¡Daniel! -. Los porrazos en la puerta retumbaban en las paredes de madera de la habitación -. ¡Eh, Daniel!

- ¿Mmmm? -. Con tan solo la toalla envuelta de cintura hacía abajo, el tal Daniel abrió la puerta -. ¿Qué oc... -. Pero no pudo ni acabar la pregunta, el joven que llamaba a la puerta le cogió del brazo y tiró de él para llevárselo.

- ¡Tienes que ver esto, maestro! -. Le dijo mientras le conducía por el pasillo de la posada a toda velocidad.

- ¡OYE, QUE SE ME HA CAIDO LA TOALLA! -. Daniel no se esperaba aquel ímpetu tan repentino y se tropezó varias veces al mismo tiempo que notó como la toalla se deslizaba por su cuerpo hasta caer al suelo.

- ¡AAAAH, PERVERTIDOOO! -. Una mujer joven que acababa de salir de su habitación acababa de ver toda la escena.

- ¡SEÑORA, ESPERE! -. Pero no pudo frenarla a tiempo, la mujer le dio tal hostia que provocó que Daniel se cayese hacía atrás también por culpa de su alumno, que todavía seguía tirando de él y le hizo desequilibrar.

- ¡GUARDIAAAS!

- JODEEEER ¡Espera, Guile, voy a puto vestirmeee!

- Está bien, maestro -. Aceptó él al ver el escándalo que había provocado en esa planta de la posada. Varias personas abrían las puertas de sus respectivas habitaciones tras escuchar los gritos. Algunos se escandalizaron como aquella mujer, otros increparon a Daniel e incluso le empujaron para que desapareciese de allí. Desde luego en pocos segundos todo se había vuelto patas arribas.

Minutos después ya se encontraba vestido y bajó hasta la zona de bar de la posada. Allí había reunida una gran cantidad de personas. Por un momento, Daniel temió que fuese para humillarle con lo que había pasado antes en la planta superior, pero luego se dio cuenta de que todas ellas estaban mirando una televisión que había anclada en la esquina de la habitación, a unos dos metros de altitud. Daniel suspiró de alivio, afortunadamente todas ellas se centraban en ese vídeo, que actualmente se encontraba pausado.

- ¡Dale, coño! -. Le decía un aldeano que ya estaba casi borracho aún siendo por la mañana.

- ¡Esooo, queremos verlooo! -. Exigió otro, que empezó a formar un coro con golpes en la mesa que rápidamente se extendió por las otras mesas.

- Esperen, por favor -. Pedía educadamente el alumno de Daniel, Guiles, que se encontraba cerca del televisor.

- ¿¡Qué coño esperar ni esperar!? -. Alzó la voz una chica al lado de Guiles -. ¡El vídeo nos ha llegado a nosotros y podemos hacer lo que queramos con él!

- ¡A fregar! -. Se escuchó entre todo el bullicio de quejas que se formó ante aquel comentario.

- ¿¡QUIÉN HA DICHO ESO QUE LE MATO!? -. Gritó de nuevo ella.

- Calmaaaa, calmaaa -. Anunció Daniel con su llegada -. Ya estoy aquí, ya puedes darle, Cammy.

- ¡Anda, el hombre desnudooo! -. Le dijo uno, riéndose de él mientras le señalaba.

- ¡HOMBRE DESNUDO, HOMBRE DESNUDO, HOMBRE DESNUDO! -. Repitieron algunos constantemente. Daniel se tapó la cara con la mano en símbolo de vergüenza y frustración.

- ¡CALLAOS YA O NO LO VAIS A ESCUCHAR! -. Volvió a gritar su alumna con tanta potencia que acalló por completo a todas las personas que habían allí.

Daniel Mansk sonrió al ver lo útil que podía ser el temperamento de su compañera en ciertas situaciones, como esa que se acababa de dar. Cammy Brown fue la primera que se unió al viaje de Daniel por todo Rimbrey, con el objetivo de sabotear el control de los Protectores sobre aquel reino, aunque la aventura sería larga y complicada. Cammy era una chica joven, bastante temperamental pero también muy amable y generosa con aquellos que la trataban bien; vestía una ajustada camisa verde oliva de tirantas, un par de guantes de cuero de color rojo y unos pantalones cortos y anchos de safari, junto a dos botas marrones; su rostro pálido encajaba con su cabello rubio peinado en extensas coletas trenzadas con un pequeño mechón de flequillo sobre su frente, aunque también su piel contrastaba con sus ojos azules celestes, ahora fruncidos debido al enfado con aquellos pueblerinos. En cambio, Guiles Smith era un chico bastante calmado e introvertido, con un rostro marcado por una cicatriz de quemadura en su mejilla derecha que afectaba incluso a su ojo; el otro ojo, sano, era de color anaranjado y su pelo, revuelto, pelirrojo. Al contrario que Cammy, Guiles vestía un conjunto que tapaba todo su cuerpo, como era el caso de su chaqueta de gabardina negra, guantes finos blancos y unos pantalones, camisa y botas a juegos de color gris.

Cammy le dio al play, en el vídeo se podía ver a un hombre completamente blindado en su armadura completa, de manera que ni siquiera se le veía el rostro.

- Saludos, si te hemos enviado este mensaje es porque te consideramos alguien importante, para bien o para mal... -. Empezó diciendo en lo que parecía ser una especie de discurso.

- ¿Y decías que el vídeo iba para mi? -. Preguntó Daniel, sonriendo y con el pecho inflado de orgullo.

- ¡Cállate y escucha! -. Le dijo Cammy dirigiéndole una mirada mortal.

- ¡Eso, cállate, joder! -. Le recriminaron varios desde las otras mesas.

- ¡Qué os calléis vosotros también, hijos de putaaaaa! -. Cammy apretó el puño y lo agitó amenazante a cada uno, que callaron de inmediato intimidados por la mujer.

- ... Quizás te estés preguntando quién soy, pero para eso tenemos que remontarnos unos años atrás. Un tiempo, un día, en el que el pequeño, defendiendo al maltratado, decidió revelarse contra el grande. Un tiempo, un día, en el que al mundo se le demostró que para cambiar las cosa a mejor había que moverse, había que actuar. Yo estuve ese día allí...

- ¿Se refiere a alguna de las cruzadas contra los Protectores? -. Preguntó para si mismo y en voz baja Daniel Mansk ¿Pero cuál podía ser? ¿Taneir, Aldmet, Rimbrey, el archipiélago de cristal, Gran Hiullal, Occidente? ¿O quizás cualquiera de las cruzadas menores que habían llevado a cabo desde hacía pocos años?


- ... Yo me rebelé. Y no me rendí, nos vencieron, es verdad. Pero nosotros queremos cambios, no queremos un mundo fracturado, queremos una unidad.

Entonces, aquel sujeto hizo una pequeña pausa y se llevó las manos a su yelmo para quitárselo y descubrir su rostro. Algunos de las otras mesas empezaron a hablar entre sí en voz baja, a cuchicheos, preguntándose los unos a los otros sobre quién era ese individuo. Otros, sin embargo, lo sabían y empezaron a mostrar su sorpresa con exclamaciones como "¡Lo sabía!". Entre ellos se encontraban sus dos alumnos, a los que tanto les había hablado de aquellos tipos. La cámara se empezaba a alejar y allí estaban, todos. Guiles y Cammy llevaron su mirada a la de su maestro, que era el único que no había reaccionado todavía. No lo había hecho porque no se creía lo que veían sus ojos, había abierto la boca del asombro y todo su cuerpo temblaba.

- No puede ser... ¿Ellos... Ellos están...

- ¡Vivos, de los que nos hablaste, maestro!

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- Volvemos a estar aquí y queremos ese mundo más justo. Ahora no somos unos estúpidos pretendientes a héroes con más orgullo que cabeza, y esa será la perdición de quien nos quiere aplacar.

Se escuchaba decir a Akshael Oinotna en otra de las tabernas de otras partes del mundo. El efecto que causaba su voz estalló como una bomba; tanto aldeanos, guardias como mercenarios gritaban eufóricos la vuelta de aquella organización, la primera en plantar cara a los Protectores. Cayeron, es cierto, pero ahora pudieron comprobar que nunca murieron. Ahora, tenían otra oportunidad y esta vez no lucharían solos.

- ¡Quítate de en medio, que no veo, joder! -. Gritó uno de los guardias después de que uno de los que estaban sentado más adelante se levantase de su silla para ver mejor la televisión, pero molestando a los que estaban detrás.

Aquel tipo sonrió con un deje de satisfacción y sadismo, al mismo tiempo que apretaba el puño. El regreso de Evolution implicaba una última lucha contra los Protectores, la oportunidad perfecta para infligir daño a aquellos que le derrotaron una vez.

- ¡Es que no te enteras, que te qui...

Pero el guardia acabó por los aires después de recibir un golpe. Instantáneamente inconsciente, su cuerpo cayó en una de las mesas abarratoradas de la taberna, volcando la mesa y destrozando las jarras y platos que había sobre ella. Todos se quedaron pasmados ante lo que acababan de ver.

- Quítate de mi camino, tengo un barco que coger -. Dijo y sin terminar de ver el vídeo pues ya no necesitaba verlo entero para tomar su decisión, empezó a caminar hacía fuera de la taberna.

- Ese tío... -. Dijo uno de los aldeanos.

- Sí, es él...

- Elfo de las montañas... Un enorme martillo...

- No hay duda.

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- Tenemos una idea, vamos a por ella, para salvar nuestra conciencia. Pero no luchamos por nosotros, luchamos por toda esa gente que ya no está, que podría seguir con nosotros pero la llamada “seguridad” que gobierna el mundo marchitó su voz y apagó su corazón.

Todos los aldeanos se habían reunido en torno a una plaza por el alcalde para reproducir el vídeo en una pantalla que normalmente retransmitía las Artes de Sangre.

- ¡Akshael! ¡Y Raenia!

- ¡Raeric, Alanne!

- ¿¡Dónde está ese tal Ike!?

- ¿Fue a ese a quien tiraste a un cubo de basura, no? Jajajajaja

- ¡Están vivos! ¡Vamos a ello, a la guerra! -. Animaban sin temor ni miedo alguno.

Sin duda ni vacilación en sus corazones, pues era mejor plantar cara y morir por un ideal del futuro que seguir aguantando la vida que les había tocado vivir durante aquellos seis años. La noticia que acababan de recibir en aquella plaza no tardaría en extenderse a la de los pueblos y ciudades cercanas.

Y así, pocos días después:

- ¿Has visto esto? -. Preguntó el alcalde a los hombres que había en su despacho, todos ellos habían visto el vídeo -. ¿Con qué cara nos vamos a presentar después de que no hayamos podido alzarnos en condiciones?

- ¿Algo así es lo que necesitaba para dar el último paso, alcalde Nox?

- Por supuesto, nos quitaremos de encima a lord Walton y luego iremos hasta las Islas Verdes si hace falta.

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- Si eres parte de nuestros enemigos vete preparando con todo, pues así golpearemos nosotros también esta vez. Pero si estás harto, si quieres actuar y pretendes unirte, muévete con nosotros.

- ¡Señor, mire, es nuestra capitana!

- ¿¡Que quéeeeeeeeeee!? -. Un elfo había perdido la compostura en el templo de los Malael, pues todavía incluso después de que se llevase la sorpresa de que Evolution aún vivía después de que se les diese por muertos hacía seis años, vio al alejarse la cámara como también estaba la figura de una elfa que conocían muy bien.

- ¡Capitana Flora!

- ¡Uooooooooooooh!

- Necesito rápidamente mensajeros ¡Guardia, venga aquí de inmediato!

- ¡A sus ordenes, capitán Maoreth! -. Se dirigió el guardia al que antes fue guardián de un templo donde había una niña que concedía milagros, pero ahora gobernaba el territorio Malael.

- Mande estas cartas -. Dijo cuando escribió a toda prisa varias de ellas -. A la forestal Erúmane y a la general Seiradriel Balhal.

- ¡Enseguida, señor! ¿Y esta última?

- Esa para lord Rose, vamos a la guerra -. Terminó anunciando.

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- Posiblemente nos convertiremos en los más valientes... del cementerio y dirán que fuimos unos ignorantes queriendo serlo, pero en nuestra lápida habrá un mensaje claro: "No dejaron de luchar, se atrevieron a vivir y salieron a ganar".

Se escuchaban golpes en la compuerta que daba al puente del crucero. El capitán y varios de los grumetes se giraron nerviosos, la superficie metálica de la compuerta estaba siendo abollada y las bisagradas reforzadas no aguantarían mucho más.

- Guardias, guardias -. Imploró el capitán tras apretar un botón y acercarse el comunicador a la boca -. Necesitamos guardias en el puente, nos invaden.

- ¡AAAAAAAAAAH! -. La compuerta cayó y el grito que más resonó en aquel lugar no provino de los grumetes que estaban aterrorizados, sino de uno de los dos tipos que acababan de derribarla y exhalaba satisfactoriamente tal hazaña -. ¡CAPITÁN, VIRE A ESTRIBOR INMEDIATAMENTE!

- ¿Qué está pasando señor Brans, qué está haciendo? -. Preguntó el capitán con un poco más de calma al ver que se trataba de él y no de una invasión pirata o cualquier cosa peor.

Reth Brans apretaba los puños con furia al mismo tiempo que daba saltos con energía. Uno de los grumetes intentó correr hacía la puerta que acababa de ser destrozada, pero Reth lo cogió con ambos brazos, le dio media vuelta en el aire y lo tiró contra una de las mesas de controles del barco.

- Aaaaah, me muerooo -. Se quejaba el grumete tras el duro golpe.

- ¿¡Qué está haciendo, señor Brans!?

- ¡Enséñaselo, Xawoods!

- ¡Esto pasa, capitán!

El que acompañaba a Reth, un hombre de piel negra que vestía unas ropas llamativas, abrió un maletín en el que había una pantalla y los controles de un reproductor de vídeo. En la pantalla se podía ver a Akshael Ointona dando un discurso al mismo tiempo que la cámara se alejaba y enfocaba a distintos miembros de Evolution.

- ¡Han vuelto, nunca murieron. Y se han aliado con R-Evolution, jodeeeer síiiiiiiiii! -. Gritaba Reth, que estaba en tal estado de extásis que aplicó otra llave a otro grumete.

- ¡Deténgase, señor Brans! -. Le pidió el capitán -. ¡Viren a estribor, volvemos a la península! -. Ordenó.

- Pero señor... Nos meteremos de lleno en la tormenta.

- Pues preparaos para las maniobras contra el oleaje -. Advirtió el capitán -. Este mastodonte de metal no será derribado por unas olas, no después de esto.

- ¡Seeeeeeeeeh! -. Reth seguía en sus trece, aunque ahora sin dañar a los grumetes lo que hizo fue coger una silla tirarla hacía el pasillo -. ¡Volvemos a casa!


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- Pues si tenemos que luchar solos, lo haremos sacando fuerzas de donde sea, pero estoy seguro de que no lo estaremos, porque ni ahora mismo que aún no ha vuelto a empezar, lo estamos.

Una señal de radio trasladaba tanto la imagen y el audio hacía un dispositivo portátil que en ese momento estaba anclado a la zona frontal del Raptor, a la derecha del volante de este. A través de sus altavoces se podía escuchar el mensaje de alguien que no había conocido nunca, pero del que había oído hablar en el pasado. De aquel que dedicó su vida a la lucha por la paz e igualdad, sacrificándose por plantar cara a los Protectores, o eso creyó hasta aquel día, porque seguía allí, vivo.

- Entonces no todo está perdido -. Dijo alguien con tono melancólico aunque poco a poco iba recuperando los ánimos.

- Todos los reinos habían caído bajo el poder de los Protectores, parecía que no había esperanza para ninguno de nosotros... Y ahora, esto. Como una luz en mitad de un tunel oscuro -. Decía ella con total sinceridad.

- Así se habla. Lucharemos, dándolo todo de nuevo.

- Sí, esta última oportunidad se presenta como la definitiva. Y esta vez no será un reino contra el mundo, será como antes de la fundación de los Protectores, pero con los roles cambiados: Alianza de los Protectores vs Alianza del... Espera -. Paró de hablar cuando la imagen reproducida en el holograma de aquel dispositivo enfocó a todo el grupo -. No puede ser...

- Oye, ese es...

- Hermano... -. Rápidamente la voz se le había tomado por los sollozos y las lágrimas -. Estás vivo...

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Fate Zero - Point Zero

- ¡Lord Protector, su brazo! -. Exclamó con sorpresa uno de sus hombres en cuanto su señor salió de una de las habitaciones de la torre de portales. Pero este fue empujado por una fuerza invisible que casi le hace tropezar.

- ¡Apártese, Protector! -. Con un tono de voz nunca antes visto, Trenler se quitó a cuantos hombres intentasen socorrer la herida de su brazo. Caminaba sin haber curado sus heridas, lo que provocaba que dejase un reguero de sangre allá por donde iba.

- ¡Sus heridas, señ...

Otro más fue a ayudarle y otro más que acabó volando por los aires. Trenler no tenía tiempo para tonterías, no tenía tiempo para sus heridas, para que le ayudasen, para nada... Su furia estaba provocando que liberase su aura de manera involuntaria, lo que provocaba grietas en el suelo y paredes derrumbándose, además de destrozar las luces que mantenían iluminado el recinto por la noche.

No se lo podía creer, no podía ser cierto. Les vio morir, les vio caer con sus propios ojos.

- ¿Cuántas veces necesito exterminar a mis enemigos para que me dejen en paz?

Creía que ya había ganado, creía que ya no tenía oposición alguna en el mundo ¿Y de repente aparecen esas moscas molestas de nuevo? Las mató, las exterminó, pero habían vuelto. Estaban allí, recuperando lo que creen que es suyo. Al igual que Lerker, lo mató y de repente le llegan noticias de que está presente en Bargskan. Pero no importaba, esta vez reducirá los cuerpos de sus enemigos a cenizas y se aseguraría de sellar sus restos a cientos de kilómetros en el subsuelo para que no resurgiesen nunca más.

¿Pero cómo lo iba a hacer? Ahora no tenía su Destructor de Normas, su arma más poderosa. Se la habían arrebatado, la había perdido. Evolution no solamente había vuelto sino que ahora parecían funcionar mejor que del ridículo que hicieron hace seis años.

- ¡Eso no importa! Si creen que porque no tengo mi preciada daga ya han derrotado a alguien con el apellido Trenler es que siguen siendo los mismos niños que hace seis años.

- ¿Señor? -. Se detuvo un Protector, asustado después de escuchar al lord Protector hablar solo. Sin embargo, tragó saliva y decidió continuar con lo que debía mostrarle -. Señor, nos ha llegado este vídeo, mire -. El Protector reprodució a través de un disco de metal que flotaba en el aire el mismo vídeo que había llegado a todo el mundo.

 - Evolution y R-Evolution están listos. ¿De qué bando estás tú? Pronto nos veremos y podrás decírm...

Pero la reproducción no llegó a su fin porque todo el dispositivo acababa de explotar. Trenler había abierto varios de sus portales y sus armas se habían clavado en él, desencadenando una pequeña explosión cuya onda expansiva había tumbado incluso al Protector de su lado.

- Muy bien, Evolution, acepto de nuevo vuestro reto. Volvamos a jugar -. Con una sonrisa macabra, Trenler formuló aquella declaración mirando a las estrellas, tras salir del edificio donde se encontraba -. Veremos si en estos seis años os habéis podido adaptar a mi nuevo nivel de juego. Protector, busque a Prondeus.

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