6 jul 2020

Sesión 97 del 2.0 NG

La sesión comienza con el grupo en las inmediaciones del campamento orco, donde supuestamente se encontraba el Demonio Ogro. Decidieron durante unos minutos el plan a seguir, acabando por decantarse en dividirse en dos grupos. En el primero irían Andrei, Dafne y Summer y llamarían la atención de los orcos y aguantarían todo lo posible; en el otro irían David y Ellie por la retaguardia del enemigo para sorprenderles y sacar ventaja.


El plan funcionó a la perfección. Los orcos se estampaban contra una enorme Summer y un Andrei que, si bien no sufría daño, tampoco lograba proyectar demasiada ofensiva de vuelta. Dafne mantenía al grupo sano de heridas a la vez que les protegía con sus sortilegios. Mientras tanto, David y Ellie lograron asaltar una torre y causar el caos en el sur del campamento, pero sólo hasta que llegase el Demonio Ogro. Con sus oscuros poderes, fortaleció a los orcos de la zona hasta tal punto que ambos tuvieron que replegarse de vuelta con el grupo. El Demonio Ogro balanceó la contienda con poderosos hechizos que perjudicaban seriamente la condición del grupo, además de aún más beneficios para sus tropas. En un momento dado, llegaron refuerzos de Zatzilaha, pero no estaban a la altura de los orcos imbuidos de oscuro poder. Pero al final, lograron hacer que se rindiese el Demonio Ogro, con David apresándole hasta el punto de llevar su cuchilla al cuello de la criatura, obligándose a dejar la contienda y las tierras de las aldeas. La amenaza había sido eliminada y ahora la gente de la zona podrían volver a sus vidas y al orden que había previamente. El escuadrón de Zatzilaha que había allí les recompensó con dos emblemas heroicos más un puñado de créditos. Además, ganarían un emblema heroico más cuando encontraron a Rulete y le entregaron la daga de su padre.

Con la moral del grupo restablecida debido a tal satisfactoria victoria, fueron a descansar que les hacía falta. Ellie tuvo un plan preventivo para evitar que les atacasen por la noche: hacer un campamento señuelo, con su hoguera y todo para llamar la atención, mientras que ellos hacían el de verdad una treintena de metros alejada, sumergida en la oscuridad. 

Al día siguiente, se pusieron en marcha. Su plan consistía ahora en viajar hacia el sur para descubrir el nombre del espíritu que resguardaba aquella zona encantada en la montaña. De camino, se pararon en un puesto de venta y descanso que pertenecía a un tal Kasemiro. Este, escéptico por el hecho de que el Demonio Ogro haya sido vencido, además de que no le preocupaba en absoluto ese hecho, alegó que aquellas tierras tendrían que enfrentarse a un enemigo peor en caso de que esa supuesta paz hubiese llegado; ellos mismos. Hasta que se restableciera el orden, el que tuviese el poder de hacerse cargo de lo suyo tenía una responsabilidad importante, así que Kasemiro ofrecía sus productos, pero a un precio muy caro, ya que tenía que sacar provecho. No obstante, les ofreció un pequeño juego de preguntas, donde si salían ganando podrían optar a regatear ofreciendo treques u otros intercambios. Al final de todo, el grupo acabó con un carro con dos caballos, una caja con utensilios mágicos e información sobre la civilización élfica y la localización de las hidras y los Lamasu, aunque acabaron casi sin créditos para ello.

Prosiguieron su viaje y se pararon en la población élfica a recoger la pluma de Lamasu, ya que Kasemiro les explicó que los elfos lo usaban para sus costumbres tribales antiguas. Al llegar, descubrieron que la aldea había sido saqueada, además de que había un bote en la costa al que alguien le había prendido fuego hasta dejarlo inservible. Pronto descubrirían por qué.

Al descender hacia las ruinas del puerto, el grupo advirtió la llegada de otro grupo de alumnos. Se trataba del grupo de Gabriella, Samuel, Tyb, Jorgen y alguien más. Acababan de atracar el bote en el que iban montados y según dijeron, les quedaba poco para poder conseguir el objetivo de los 18 puntos. Tyb pudo detectar la presencia enemiga en la zona y al final ambos grupos acabaron encarándose, aunque no con el total de sus miembros en el careo. Sin poder avanzar en unas posibles negociaciones, el enfrentamiento resultó ser inevitable.

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