22 dic 2011

Hechos de la historia, los Hijos de Hextor.


Uno de los libros antiguos que encuentran la CDA entre los montones de libros chamuscados trata sobre la historia de los Hijos de Hextor hace 500 años. El libro muestra un estado frágil y si no se tiene cuidado, algunas de las páginas se soltarán y caerán al suelo. 
Escrito por alguien de la organización en esa era, posiblemente un maestre o escribano, el libro describe primero el entorno donde se crean los Hijos de Hextor:



En una época de paz y tranquilidad, los reinos y ciudades independientes sienten como se llenan sus tierras de casas, sus bolsillos de oro y sus tripas de comida; Sin preocupaciones, sin temores, sin miedo.

Después de media docena de decenios sin guerras, sin conflictos políticos, sin ataques de bestias; Las poblaciones gozan de optimismo y felicidad, causa por la que numerosas familias orientaban su futuro a la devoción de los dioses bondadosos, como Cuthbert, Pelor o Heironeus. 

En cambio, los templos devotos de los dioses más oscuros, los menos mencionados, tenían que abandonar sus lugares de retiro por la falta de fieles y por la falta de fondos que los reyes se negaban a dar. Los creyentes de Erythnul, dios de la matanza, se vieron forzados a abandonar las ciudades ante la insistencia de los habitantes por temor a no rememorar nuevamente aquellos tiempos de dolor y muerte. Los reyes, en cambio, cuando los creyentes abandonaban ya sus respectivas ciudades, les prometió un lugar de culto donde seguir practicando sus oraciones, pero alejadas de las civilizaciones... En las montañas.

Lo mismo le sucedieron a los creyentes de los demás dioses "oscuros". Todos fueron exiliados pero al fin y al cabo, libres y con sus lugares de retiro construidos por los reyes para no dejarlos abandonados a su suerte. Todos menos los de Hextor. 

Los creyentes de Hextor insistían en permanecer en las ciudades, en los poblados; Su ideología así lo dictaba. Hextor es el dios de la tiranía, el gobierno tal y como debía de ser según sus creyentes, un modelo de reinado que se preocupaba del fin, pero justificando y despreocupándose de los medios. Retirarse a las montañas, a lugares abandonados de civilización iban en contra de sus principios; Así que permanecieron en las ciudades, echando un pulso directamente con la nobleza, consejeros y los gobernantes de las ciudades.

Y estos, temiendo que la permanencia en las ciudades de los fieles ante las ordenes de exiliarse, se convirtiera en un futuro intento de golpe de estado para que la filosofía de Hextor resurja en las civilizaciones, los reyes se mandaron mutuamente mensajes para acordar un plan en secreto. Y así sucedió, el día 17 de Febrero de 1582 comenzó. Desde el Oeste, en tierras de Rulnanix y su ciudad gemela, hasta los reinos del Este, en Xem-Lem-Jem, los reyes comenzaron unas cruzadas para atacar  a los templos, y capturar vivos o muertos a los fieles de Hextor. Aquel fue el primer acto de sangre en muchos años, solo que se mantuvo en silencio... Ellos fueron los culpables.

Las cruzadas se extendieron durante casi un mes. Una vez limpias las ciudades, los reyes se centraron en poblados y demás lugares donde habían templos de Hextor. Y aquellos que presentaban combate caían masacrados ante un ejército combinado de soldados y clérigos de las ideologías benévolas. Pero no todos cayeron o fueron capturados, un grupo minoritario, se ocultaron en  bosques o en baldíos helados donde el hombre no había puesto su pie nunca. 

De los millones de personas que adoraban al Azote de la Batalla; Tan solo quedaron apenas unas centenas a mediados de año. Pasaron cuatro año hasta que los reinos volvieron a calmarse, y los supervivientes de la masacre pudieran respirar tranquilos y comenzar a construir sus templos alejados y ocultos de los demás. Algunos abandonaron, otros siguieron, pero al fin y al cabo lo que querían era vivir y sobrevivir lejos de los reyes que los habían condenado y que habían matado a sus familias, a sus compañeros... 

Un año después de que sus templos estuvieran acabados, se presentó en el templo más próximo a Rulnanix, un individuo encapuchado que extrañamente lo primero que hizo al encontrarse con los fieles de allí fue reírse en sus caras. 
Ante la provocación y la sorpresa por haberlos encontrados, los fieles preguntaron quién era y qué quería; Algunos incluso fueron a atacarle, pero el sujeto los repelió fácilmente con un impulso mágico. Y él habló:

- ¿Cómo podéis ser fieles de Hextor y seguir practicando sus creencias en lugares donde no teníais que hacerlo? Creencias que por cierto no estáis ni siquiera respetando...

El sujeto se quitó la capucha al mismo tiempo que decía que era uno de ellos, que se sentía identificado con su fe. Al quitársela, el sujeto resultó ser un humano ya entrado en años, con numerosas arrugas y una calva en su cabeza que tan solo dejaba tener su pelos canosos a ambos lados de su cabeza, cerca de las orejas. El sujeto volvió a hablar:


- Os han quitado todo lo que teníais, todo en lo que creíais. Aquellos que se regocijan en sus asientos de pieles mientras disfrutan del calor de la hoguera y del placer de la paz os han arrebatado a vosotros vuestra paz, vuestro derecho a vivir. El miedo de ellos ha sido la muerte para vosotros ¿Y ahora os quedaréis quietos mientras que vuestros compañeros murieron combatiendo, mientras que murieron por lo que creían? 

El líder de aquel templo, una persona alta, carente de pelo, con rasgos afilados y alguna que otra cicatriz, le preguntó que adonde quería llegar realmente, el individuo le respondió:

- Acabo de comentar que el miedo de los reyes se convirtió en la muerte para los vuestros. Conmigo, sentirán realmente lo que es el miedo, y su propio miedo se convertirá en sus muertes. Mi nombre es Hium Trenler. Dejadme que os comande y juntos, lograremos vengarnos de las muertes de los vuestros, juntos nos haremos respetar y haremos realmente la voluntad de Hextor, juntos nos haremos un hueco en la historia y jamás seremos olvidados en el paso del tiempo.

Los creyentes se miraron, indecisos, pero su líder respondió con firmeza;

- Mi nombre es Benguer Storth. Los míos y yo estamos a tus ordenes.

Hium sonrió, su sonrisa fue el comienzo de todo. El comienzo de los Hijos de Hextor.

En los meses posteriores al nombramiento de Hium, este contactó y llevó a cabo reuniones con los demás templos. Hium les convenció con la misma eficacia que convenció a Benguer y a los suyos en el templo cerca de Rulnanix. 
Hium propuso alzar una organización, no de creyentes sino de combatientes, para comenzar una cruzada como la que hicieron los reyes años atrás. Con todos totalmente de acuerdo, Hium designó unos líderes que junto a él, serían los que encabezarían su particular revolución, a esos líderes Hium los denominó Hijos de Hextor.

Bajo el mandato de Hium y siguiendo sus indicaciones y ordenes, los Hijos de Hextor y sus súbditos comenzaron a atacar poblados y sus correspondientes capillas. Y rápidamente se dieron a notar entre las preocupaciones más notorias en las reuniones de los gobernantes y sus consejeros. Los HH capturaban, esclavizaban y mataban a aquellos y a sus familias que años antes, habían hecho los mismo con ellos, con sus seres queridos y sus compañeros fieles. Según pensaban, estaban pagando con la misma moneda.

La revolución de los Hijos de Hextor comenzó en sus templos, y en tan solo un año logró expandir su dominio por los poblados y ciudades de Thuldanin. Los reyes, conscientes de que entre la población reinaba el miedo y el caos, y que poco a poco, abandonaban sus hogares para refugiarse del dominio de los HH, convocaron sus ejercitos para enfrentarse a ellos. Comenzó la era de La Guerra de los Tiranos.



Una guerra que se extendió a o largo de casi quince años, y en la que poco a poco los Hijos de Hextor se iban proclamando victoriosos ante la impotencia de los reinos por frenar sus ataques.
En todos esos años, los tiranos lograron equilibrar la balanza de la cruzada que sufrieron en el pasado, millones de personas fallecieron bajo su dominio y las que se redimían se convertían en uno de los suyos.

A finales del año 1606 la organización de los HH quedó definida del todo con sus seis miembros:

Hium Trenler: 
El líder principal de la organización y causante del comienzo de la revolución. Considerado el más poderoso y astuto, Hium se ha hecho de respetar entre sus iguales e incluso entre los reyes. Su pasado desconocido por todos deja muchas incógnitas sobre él y el origen de su temible poder mágico. Sin embargo, esto no quita el hecho de que sea el icono principal de la organización. 
A lo largo de los años ha convertido un grupo de creyentes afectados por el miedo en un poderosos ejército con poderosas armas gracias a su poder. 
Su personalidad, segura y con un tono de tranquilidad permanente, infunde confianza a sus guerreros. Parece como si todo lo que hiciera lo tuviera planeado e incluso para sus errores aparentemente no esperados, tenga un plan B con el que contrarrestar el problema.
En cierto momento se encontró con quien él dijo que era su hermano, Zailev Trenler. Zailev le insistió en que parara toda esta locura, que estaba cometiendo un grave error. Hium se mostró firme en sus actos y le atacó, desencadenando un combate entre ellos. Ninguno salió victorioso pero Zailev le prometió que volvería para detener todo lo que había causado.

Benguer Storth:
Benguer es el comandante bélico de los HH y el que lleva a cabo las decisiones sobre armas, estrategias, asedios y batallas campales durante los combates.
Físicamente es alto, fuerte y su rostró está marcado por numerosas cicatrices sufridas por los combates en las que ha participado. Carece de pelo y sus labios muestran una mueca horrible cada vez que sonrie debido a una de las cicatrices. 
Su personalidad es la de alguien calculadora, con templanza y decidido cuando habla. Benguer siempre habla de una forma muy meticulosa, como si calculara cada palabra que dice.
En cambio, al contrario que los demás miembros, Benguer no muestra una faceta vil ni despiadada. Al contrario, muestra un respeto monumental por sus rivales, por aquellos que osen intentar frenar los planes de los HH.
Poco antes de la marcha de los Hijos de Hextor hacia El Oculus, Benguer de alguna manera consiguió mediante algún extraño ritual en Corbel (cerca del templo de Hextor de allí según los rumores) convertirse en alguien inmortal. Cada vez que Benguer "moría" en el campo de batalla, otro aparecía al cabo de un instante. El ejército enemigo sucumbió al pánico cuando ellos, unos dos mil soldados se enfrentaron a un solitario Benguer, y poco a poco este acababa con todo el ejército debido a su temible habilidad.
Durante el combate en La Nada por El Oculus, Benguer demostró una faceta más poderosa de su habilidad al aparecer varios Benguers al mismo tiempo durante la pelea.

Albert Lerker.
Albert fue de los últimos miembros en añadirse a los Hijos de Hextor, todo perpetuado por el que fuese su maestro, Hium Trenler, para tenerlo como una herramienta después de que este observase el gran potencial que tenía en su interior. De esa forma, Hium preparó toda una historia catastrófica para moldear la mente de Albert Lerker, al mismo tiempo que le arrebataba todo lo que amaba, como hizo al asesinar a su familia e incluso a su primer amor. Con Lerker bajo su control desde entonces, fue incluido a las filas de los seguidores de Hextor para desarrollar el exponencial talento que desprendía.
Durante los años posteriores, Lerker se fue instruyendo en el arte arcano al mismo tiempo que mostraba una filosofía distinta a la de los demás dentro de la organización, una inquietud por la participación del ser humano durante su vida. Despreciaba el esfuerzo que uno hace a lo largo de su vida para al final acabar muerto, dejando todo ese esfuerzo en un absurdo hecho tan solo para ser recordado. Decidió entonces encontrar la forma de que sus hechos no fueran simplemente recordados, sino que su presencia fuese permanente.
Intentando alcanzar la perfección, rechazó su humanidad para transformarse en un ser inmortal y de poder mágico amplificado. Dividió su alma en miles de fragmentos, cada una en un gusano que luego conformaría su nuevo cuerpo. El gusano que camina, como así se llamaba, era el nuevo poder de Albert Lerker; y a través de este pudo llevar a cabo rituales increibles incluso para Hium Trenler, como el de La Mente del Enjambre.



Iz´ohc:
Iz´ohc es junto con Lerker, uno de los HH que no muestra una apariencia humana. Este se encomendó en cuerpo y alma a ser el emisario divino de Hextor. Durante un contacto con el dios, este le dio a Iz´ohc un cuerpo demoníaco y un poder acorde con su nueva apariencia. 
Desde entonces, Iz´ohc sigue los caminos de su dios con total devoción aunque para ello, deba desobedecer las decisiones de los HH. Según él, solo Hextor le dice qué debe hacer y como debe hacerlo. Iz´ohc desconfía de Hium y de Lerker: Del primero al no saber nada de su pasado y por no dar ninguna razón del por qué se unió a los de Hextor; y del segundo al tener una filosofía distinta a la de su dios y por llevar a cabo un ritual antinatural. 
Un día, antes de que Lerker se convirtiera en inmortal, durante su visita al templo donde estaban Hium y este, Iz´ohc tuvo un combate contra el joven debido la arrogancia que le mostró durante una conversación. Iz´ohc estuvo apunto de matarle de no ser por la intervención de Hium.
Su papel dentro de la organización es la de realizar aquellas operaciones y misiones más peligrosas, en solitario o en pareja con su compañero Derien.

Laksh:
Laksh es un miembro que infunde terror incluso a sus soldados. El terror que infunde es debido a su apariencia y a su habilidad en combate. Físicamente es un humano alto y delgado, con mechones de pelo (el resto decía que se lo arrancaba él); Tanto su cara como el resto de su cuerpo está mutilado por numerosos artilugios puntiagos metálicos . A algunas personas incluso, les da asco mirarlo directamente. 
Lo que más destaca de Laksh es el cilindro de hierro enorme que porta en su espalda. Dicho artilugio tiene unos compartimientos con anillas para tirar de ellos, al tirar, se extrae unos cilindros de menor tamaño. Laksh usa esos cilindros para guardar en su interior nada más y nada menos que demonios y diablos. A lo largo de los años de La Guerra de los Tiranos ha ido consiguiendo su "colección". El resultado final es el de un cilindro lleno de centenas de demonios atrapados en él. Laksh los usa para liberarlos en el escenario de combate y mediante una esclavización mágica, el demonio le obedece en todo lo que ordene, convirtiendo a Laksh es alguien especializado en invasiones en solitario.

Derien:
Derien es posiblemente el más despiadado miembro de los HH; Su carácter se define en una persona sádica y psicótica. A pesar de ser el miembro más joven de los HH, se muestra muy hábil en combate cuerpo a cuerpo, llegando a rivalizar con el mismísimo Benguer. Hium se percató de su habilidad y le dotó de un arma con poderes increíbles. Derien se encarga del control de ejércitos siempre un rango por debajo de Benguer, o en cambio, de llevar a cabo misiones en solitario o con Iz´ohc. 
Derien, antes de formar parte de la fe de Hextor, fue un heredero del rey de Rulnanix.


A mediados de 1608, los Hijos de Hextor consiguieron doblegar los reinos que previamente se mostraban exultantes de felicidad por la paz. Los tiranos lograron dar un vuelco a la historia en menos de dos décadas. Todos y cada uno de los miembros de la fe de Hextor se mostraban  satisfechos por haber logrado su venganza. Los millones de personas que murieron en las cruzadas contra ellos (tanto creyentes como sus familias) fueron equilibrados por los millones de personas que habían muerto a manos de la organización. Los fieles de Cuthbert decían que todo esto era una injusticia y los Hijos de Hextor lo veían con ironía. Precisamente ellos han hecho justicia, esa debía de ser la justicia de su dios (Recordemos que Cuthbert es el dios de la justicia).

Cuando ya por fin pareció que se hubo acabado todo y que todo se había saldado, Hium propuso ahora ejecutar la voluntad de Hextor; Buscar el lugar donde se esconde un portal que conduce a la ciudad central del universo, Sigil, para así conseguir que lo que Hextor quiera sea universal y que nadie vuelva a cuestionarlo para que no volviera a pasar lo mismo otra vez. Al principio los demás miembros de los HH se mostraron reticentes pero luego aceptaron la propuesta. 

Hium siguió explicando su plan, comentó que el portal que buscaban se llamaba El Oculus. Que para ser activado necesitaba una gran fuente de magia y sabía donde encontrarlo, y que una vez El Oculus estuviera activado, él se encargaría del resto. Al no querer decir lo que pretendía una vez en Sigil, alguno de los HH se echaron atrás pero Benguer impuso respeto y comentó que le debíamos una a Hium por ayudarnos a vengarnos. Finalmente con la aceptación de todos, Hium y sus hombres fueron en busca de la fuente de magia, que se encontraba en Thakum.

Pero una vez en Thakum, los HH se encontraron con una sorpresa inesperada. Allí estaba Zailev, su hermano, y no se encontraba solo; Junto a él había un grupo de personas vestidas con armaduras con plateadas con remaches azules, y con las iniciales HH en azul. También había un ser humanoide parecido a un elfo con la piel gris y los ojos negros en su totalidad. Vestía ropas de explorador y llevaba consigo un arco negro.


Zailev le dijo a su hermano que todo acababa hoy, que junto a él se encontraban personas que como ellos, se habían reunido para detener la masacre, los llamados Hijos de Heironeus. También se encontraba con él nada más y nada menos que un explorador de Sigil, enviada por la misma Lady of Pain. Hium sonrió y le dijo que nada cambiaría, pero una vez comenzó el combate se darían cuenta del poder de todos ellos. Los HH a pesar de la dificultad del combate y de las bajas que sufrieron, consiguieron la fuente de magia que buscaban, El Arca.

Con El Arca en su poder, a pesar de la preocupación que tenía Hium debido a la igualdad de fuerzas que hay entre ambos bandos, dirigió a sus hombres camino a donde se encontraba el portal que los llevaría a Sigil, en La Nada: Una isla totalmente desértica, rodeada de montañas y en el centro se encontraba la estructura de El Oculus entre las ruinas de una ciudad.

Allí se disputó el mayor combate de la historia, los líderes supervivientes de la masacre de La Guerra de los Tiranos junto con los Hijos de Heironeus, Zailev y el explorador de Sigil contra los Hijos de Hextor y su soldados. El combate, que comenzó un 11 de Enero de 1609 se mostró al comienzo inclinado hacia el bando maligno, e Hium consiguió penetrar en la fortaleza de El Oculus y activar el mecanismo del portal. Durante tres días más que duró el combate en las ruinas, el portal estuvo apunto de activarse por completo pero entonces el Explorador de Sigil logró vencer a Hium y los HH no tuvieron más remedio que retirarse, derrotados.

Derrotados, pero no muertos, Hium averiguó dos meses después que El Arca no podía destruirse y que almacena energía mágica a medida que transcurre el tiempo. Calculó el tiempo necesario para que tuviera el poder mágico suficiente para volver a activar El Oculus y en las cuentas le salieron 500 años. Él, junto con Lerker llevaron a cabo un plan para volver a reaparecer medio siglo después: Encerrarían sus almas en artefactos que permanecerían ocultos todo ese tiempo para luego volver y terminar lo que empezaron.

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